domingo, 20 de abril de 2025

ELEFANTE BLANCO DE MÚLTIPLES COLMILLOS

 

Por Carlos Valdés Martín

 

Hay animales de color blanco que son muy apreciados por ser especímenes raros. Un ejemplo, son los tigres, una bella rareza, que dos famosos magos de Las Vegas, se esforzaron por acaparar, para presumir el más espectacular zoológico de felinos. Esa colección fue exitosa y dio un toque elegante al show de los ilusionistas Siegfried y Roy en el Casino, The Mirage.

Otros animales blancos son aún más apreciados, incluso, con categoría de sagrados. En el lejano Oriente, esos elefantes alcanzaban el rango de seres míticos, por lo que eran mimados por los reyes y príncipes. Asumamos que los elefantes son costosísimos en su mantenimiento y que ejemplares de tal categoría exigían lo mejor para alimentarse y aposentarse.

Que los paquidermos blancos sean tan apreciados se relaciona con tradiciones de Oriente lejano, por sus leyendas y la creencia de que el mundo entero descansaba su peso sobre lomos de elefantes cósmicos. La narración religiosa más imperecedera corresponde al sueño de la reina Maya, madre del Buda, que recibió a un elefante blanco del cielo, con seis colmillos y después de diez meses concibió al hijo divino.

Algunos reyes y marajás de la antigüedad tenían un sentido del humor peculiar. Cuando un aspirante a la nobleza que no poseía bastantes recursos económicos, pero estaba en la mirada de su ironía, los gobernantes hindúes se lucían con un peculiar regalo. El entregar un elefante blanco a un noble pobretón representaba una carga ruinosa. Si el rey regalaba ese tipo de animal sagrado era imposible rechazar y también deshonroso deshacerse del paquidermo. Al regalo del rey “no se le revisan los colmillos”. El nuevo dueño debía agradecer con caravanas la distinción, y, al mismo tiempo, resignarse a quedar arruinado por los cuidados que requería su regalo. La ruina por recibir un regalo enorme, ese era el final de la anécdota.

Los elefantes blancos siguen naciendo, en contadas ocasiones. Conseguí una noticia de que en julio de 2022, nació uno en el oeste de Myanmar. A la fecha, ese país tiene una lista oficial con 10 ejemplares, que están custodiados y cada uno ha recibido un nombre propio, como si de ciudadanos distinguidos se tratara. 

Hoy se conserva el término de “elefante blanco” con un sentido de gasto absurdo en grandes negocios fantasiosos o de obras públicas inútiles. Incluso ahora es un término más popular.

En América no había elefantes originarios y en zoológicos las existencias se limitan al ejemplar importado para cautivar la imaginación de los niños. A falta de los originales, las autoridades de los países realizan homenajes al elefante sagrado realizando obras públicas que reciben ese apelativo[1]. Levantan edificaciones costosas y sin mayor utilidad que la admiración y el gusto por las inauguraciones pomposas. Hay intentos que ni siquiera alcanzan a madurar, por ejemplo, la presa San Francisco a cargo de un ingeniero autodidacta Mulholland, en 1926, reventó 5 días después de inaugurada, provocando una marejada que dejó cientos de fallecidos. Un ejemplo menos trágico es la estatua-montaña a Caballo Loco en Dakota, que comenzó en 1948 y no hay perspectiva para terminarse.

Visto lo anterior ¿cuál es tu elefante blanco favorito? ¿El propio de un sueño de princesa hindú para concebir al Buda o un edificio espectacular en mitad de la nada?

NOTAS

[1] Aunque sin recursos comparables al gobierno, hay empresarios que se han lanzado a la construcción de “elefantes blancos”.


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