jueves, 15 de mayo de 2025

DELEUZE RESUMEN DE NOMADOLOGÍA, LA MÁQUINA DE GUERRA

 


 

 

Por Carlos Valdés Martín

Ubicación

En este capítulo 12 de Mil mesetas, titulado “1227: Tratado de nomadología: la máquina de guerra”, los autores Deleuze y Guattari se colocan en un plano más predominantemente político-social y menores referencias hacia lo psíquico-significativo, lo estético-literario y lo significante-filosófico. La parte que corresponde a la exaltación de principio nómada, con su capacidad de desbordamiento, corresponde más al cuerpo de pensamiento de Deleuze y Guattari (en adelante DG para abreviar), mientras su enfoque sociopolítico resulta curioso y hasta exótico. Plantea una teoría del Estado a partir de una oposición con la máquina de la violencia, lo cual se contrapone al marxismo y al weberismo, que dan un sentido fundacional a la violencia, como aparato represor de la clase dominante o como monopolio institucional de la violencia legítima. Desde el punto de vista de la teoría propia de DG es un capítulo importante porque el nomadismo concentra una de sus perspectivas de salida o rebelión ante el status quo.

Primer resumen

Este capítulo aborda qué es una máquina de guerra, a la cual atribuye principalmente la violencia y el nomadismo[1]. Entonces la máquina de guerra es una variación del nomadismo, ese cruzar espacios, separarse de territorios para ocupar otro, en el juego de territorialización y su opuesto. Bajo esta perspectiva, la máquina de guerra no es una dócil máquina de la clase dominante ni un fiel resorte del poder estatal, sino una potencia desbordante.

¿Por qué 1227?

Es el año cuando fallece Gengis Khan, el máximo líder de los mongoles, cuando logran el mayor imperio territorial, adentrándose en entre Europa Oriental, China, Indochina, Persia, Mesopotamia e India. Es el modelo de la máquina guerrera nómada sobre el cual DG hará su reflexión, aunque no es el único sobre el cual se aplica la meditación.  La organización militar nómada alcanza su límite legendario, más allá de toda hipótesis preconcebida, la horda dorada traspasa las fronteras y los límites; cabalga, corre, se desplaza, avanza como saeta y desplaza a los reinos previos. Para los mongoles cualquier frontera es una tentación para traspasar cabalgando y flechando; quienes desbordantes de energía y militarismo rompen, irrumpen y asaltan todos los confines.

 

Axioma I: La máquina de guerra es exterior al aparato de Estado. Proposición I: Esta exterioridad se ve confirmada en primer lugar por la mitología, la epopeya, el drama y los juegos.

Para DG el Estado mítico posee dos cabezas: “de la mitología indo-europea, ha mostrado que la soberanía política o dominación tenía dos cabezas: la del rey- mago, la del sacerdote jurista. Rex y flamen, rajá y Brahmán, Rómulo y Numa, Varuna y Mitra, el déspota y el legislador, el agavillador y el organizador.”[2] Frente al concepto de unidad (teoría política, Marx) aquí DG propone una dualidad esencial. Son dos emparejados, a los que llama un “estrato”.

Rasgos de la máquina de guerra: “traiciona el pacto. Frente a la mesura esgrime un furor, frente a la gravedad una celeridad, frente a lo público un secreto, frente a la soberanía una potencia, frente al aparato una máquina.”[3] Se mueve distinto, ergo, deviene: “distribuciones binarias entre ―estados: todo un devenir-animal del guerrero, todo un devenir-mujer”. Compara al ajedrez con el Estado, al juego go con la máquina de guerra. El guerrero aparece excéntrico y deforme, opuesto al estadista, “la originalidad del hombre de guerra, su excentricidad, aparece necesariamente bajo una forma negativa: estupidez, deformidad, locura, ilegitimidad, usurpación, pecado...” El guerrero está al límite, incluso como traidor, “guerrero está en la situación de traicionarlo todo, incluida la función militar, o de no entender nada.” Al guerrero los historiadores dominantes lo miran como a un tonto y ubicado en el exterior. El aparato de Estado determinando la Interioridad; de tal manera que la máquina de guerra es la Exterioridad. El Ejército se corresponde al rayo, que tiene la máxima velocidad (lo instantáneo) y el secreto (tras el manto de nubes). Todo Estado es SECRETO, más como un Poder incomprensible, que por el silencio. La Soberanía relativizada, se agrieta, pero sucede, entre las caras dobles del Centauro: mitad violencia, mitad humanidad. “la violencia, las muertes y las perversiones impiden que la genealogía de Estado forme ―buenos reyes; pero aparece un personaje inquietante, Ricardo III”[4]

“El Estado no tiene de por sí máquina de guerra; sólo se apropiará de ella bajo la forma de institución militar, y ésta no cesará de plantearle problemas. De ahí la desconfianza de los Estados frente a la institución militar, en tanto que procede de una máquina de guerra extrínseca. Clausewitz presiente esta” situación. Para DG es un injerto, una mezcla.

En la leyenda fundacional de Grecia: “Los descendientes de Heracles, Aquiles, y luego Ajax, todavía poseen fuerzas suficientes para afirmar su independencia frente a Agamenón, el hombre del viejo Estado, pero no pueden nada frente a Ulises, el hombre del naciente Estado moderno, el primer hombre de Estado moderno.” La compara con la novela clave de Kleist, Pentiselea, donde “Kleist, a lo largo de toda su obra, no deja de alabar las excelencias de una máquina de guerra, y la opone al aparato de Estado en un combate perdido”[5] Contrasta con los grandes de Alemania: “Goethe y Hegel, pensadores de Estado, ven en Kleist a un monstruo, y Kleist ha perdido de antemano. Sin embargo, ¿por qué la más extraña modernidad está de su lado? Porque los elementos de su obra son el secreto, la velocidad y el afecto.” La modalidad de este novelista es: “Tal es la fórmula personal de Kleist: una sucesión de carreras locas y de catatonías petrificadas, en las que ya no subsiste ninguna interioridad subjetiva.” En ese sentido, él es más moderno que Goethe y Hegel.

 

Problema I: ¿Existe algún medio de conjurar la formación de un aparato de Estado (o de sus equivalentes en un grupo)? Proposición II: La exterioridad de la máquina de guerra es igualmente confirmada por la etnología (homenaje a la memoria de Pierre Clastres).

Aquí DG encuentran una vía que imposibilita la formación del Estado.Contra la tesis marxista y evolucionista de la inevitabilidad del Estado, ellos postulan la hipótesis opuesta, retomando a Clastres: “Es más, Clastres considera que en las sociedades primitivas la guerra es el mecanismo más seguro para impedir la formación del Estado: la guerra mantiene la dispersión y la segmentariedad de los grupos, y el guerrero está atrapado en un proceso de acumulación de sus hazañas, que le conduce a una soledad y a una muerte prestigiosas, pero sin poder” En suma, la guerra primitiva destruye la vía del Estado, que permanece frustrado.

Aunque en la modernidad el Estado predomina desde hace milenios, “El mundo moderno nos ofrece hoy en día imágenes particularmente desarrolladas de estas dos direcciones, hacia máquinas mundiales ecuménicas, pero también hacia un neoprimitivismo, una nueva sociedad tribal tal como la describe McLuhan.”[6] Muy importante la doble tendencia, una parte que escapa al Estado. En su extremo el narcotráfico y pandillerismo como contra-Estado. Y no son las únicas: “por ejemplo, una organización comercial también es una banda de pillaje o de piratería, en una parte de su trayectoria y en muchas de sus actividades; o bien una formación religiosa comienza actuando por bandas” Aunque no lo detallan, al parecer, DG también consideran a los imperios y megamáquinas en una categoría diferente al Estado.

Proposición III: la exterioridad de la máquina de guerra también es confirmada por la epistemología, que deja presentir la existencia y la perpetuación de una “ciencia menor” o “nómada”.

Propone DG la presencia de una ciencia excéntrica, fuera de la línea predominante y exitosa, a la cual denomina “hidráulica” (imaginando drenajes, torbellinos, flujos, turbulencias…), a modo de rótulo temporal, y luego le agregará otras señales: ciencia nómada[7], atomismo, clinamen[8], masonería, catedrales góticas, geometría arquimideana (Arquímedes es su símbolo), constructora de puentes, excéntrica, etc. Lo encantador es que termina por relacionarla directamente con la obra de los masones medievales en su máxima potencia, con la construcción de las catedrales góticas, con un tema tan notable que hago un estudio por separado. De esta otra ciencia le interesa su relación múltiple con la máquina de guerra nómada, ligando la turba (el conjunto de maleantes belicosos, aunque potentes) y la turbulencia. “De la turba al turbo: es decir, de las bandas o manadas de átomos a las grandes organizaciones turbulentas. El modelo es turbulento, en un espacio abierto en el que se distribuyen las cosas-flujo”.[9]

Señala diversos personajes que serían los creadores de esa ciencia nómada, que permanece por lo común en los márgenes: Arquímedes, Carnot, Vauban, Poncelet, Monge, Demócrito, Menecmo, Desargues, Bernoulli, Perronet, etc.

Aunque el Estado tampoco desparece la “ciencia nómada”, pues la requiere (según las tesis de Wittfogel relativas a la importancia de las grandes obras hidráulicas en un imperio)[10], enfocándose hacia la canalización, contención, embalse en presas y canales controlables…

En el extremo se puede concebir dos modelos de ciencias, la nómada y la “ciencia real del Estado”, la oficial. Analiza casos de relación, incluso remitiéndose a los primeros filósofos como Platón, cuando “en el Timeo. Uno se denominaría Compars, y el otro Dispars. El compars es el modelo legal o legalista adoptado por la ciencia real. (…) el dispars como elemento de la ciencia nómada remite a material-fuerzas más bien que a materia-forma.”[11] Apunta a Euclides con su espacio plano definido por el axioma clave de las líneas paralelas.

Investiga si esta dualidad de modelos científicos es una necesidad interna del pensamiento o relación hacia su exterioridad (hipótesis del marxista reduccionista), mostrando interesantes secuelas. Señala una intrigante dualidad de la física, aunque DG no está adentrado con la variante cuántica, se aproxima más hacia el observar fijo opuesto al seguimiento[12].

Finaliza este análisis, con las menciones de la herrería primitiva como una ciencia en movimiento, desplazamiento de los herreros tradicionales[13], y también lo relaciona con otras masonerías prácticas.

Paréntesis sobre masonería antigua

La dualidad entre ciencia nómada y ciencia oficial, DG lo deriva hacia el tema de la masonería antigua. Entran en escena los antiguos masones, cita de dos páginas, que es un subtema derivado del tipo de ciencia o saberes propios del Estado y de las otras organizaciones:

“Esta oposición o más bien esta tensión-límite entre dos ciencias, ciencia nómada de máquina de guerra y ciencia real de Estado, aparece en diferentes momentos, a diferentes niveles. Los trabajos de Anne Querrien permiten localizar dos de esos momentos, uno con la construcción de las catedrales góticas en el siglo XII, otro con la construcción de los puentes en los siglos XVIII y XIX21[14]. En efecto, el gótico es inseparable de una voluntad de construir iglesias más alargadas y más altas que las románicas[15]. Los argumentos incluyen la integración de la operación de los canteros, la intervención de las órdenes monásticas, la aniquilación de los Templarios y la continuidad de las agrupaciones que levantaban los puentes en Francia, que sus saberes se integraron en una escuela patrocinada por el Estado.

Problema II: ¿Existe un medio de sustraer el pensamiento al modelo de Estado? Proposición IV: La exterioridad de la máquina de guerra es confirmada finalmente por la noología.

En esta parte DG desarrolla la mutua dependencia entre las dos ciencias (real y nómada) para buscar una ruta autónoma, la sustracción. Comienza señalando la mutua interpenetración entre estos modelos de ciencias (por ello, ninguna sería suprimible). La Ciencia real y la Ciencia nómada (nomadología) funcionan en sus momentos; por más que el Estado, como actor dominante, intenta reducirlas una única fórmula.

En el argumento de DG, la parte problemática habita en lo estatal-institucional que pretende omniabarcar, bajo una sujeción: “Obedeced siempre, pues, cuanto más obedezcáis más dueño seréis, puesto que sólo obedeceréis a la razón pura, es decir, a vosotros mismos... Desde que la filosofía se ha atribuido el papel de fundamento, no ha cesado de bendecir los poderes establecidos y de calcar su doctrina de las facultades de los órganos de poder de Estado. El sentido común, la unidad de todas las facultades como centro del Cogito, es el consenso de Estado llevado al absoluto. Esa fue particularmente la gran operación de la ―crítica kantiana, asumida y desarrollada por el hegelianismo. (…) No debe, pues, extrañarnos que el filósofo haya devenido profesor público o funcionario de Estado.”[16] Si bien, parece demoledor, también resulta cierto el enfrentamiento continuo de toda filosofía contra el Estado como poder, de ahí que terminan perseguidos, apartados y cuando parecen asimilados, es porque el gobernante ignora las “consecuencias revolucionarias”, como dice Marx de Hegel[17].

Entonces DG estudia los casos y procedimientos cuando el pensamiento se vuelve máquina de guerra. Ingenioso argumento sobre los aforismos en Nietzsche[18], cuando el aforismo permite pensar desde afuera. El pensamiento como acto aislado, que ya posee su propia populosidad… En esta perspectiva, popular “el pensamiento ya es una tribu, lo contrario de un Estado”, de tal manera que es una fuerza de asalto, interioridad. Pero la forma de exterioridad del pensamiento —la fuerza siempre exterior a sí misma o la última fuerza, la potencia— …es la fuerza que destruye la imagen y sus copias, el modelo

y sus reproducciones,” Este pensamiento exterior destruye a “lo verdadero cartesiano, lo justo kantiano, el derecho hegeliano… para el que no hay método posible, ni reproducción concebible, sino únicamente etapas, intermezzi, reactivaciones….

Al final, pareciera ganar el pensamiento del Estado, mediante un “monumento” pues: “Lenz y Kleist se enfrentaban a Goethe, genio grandioso, verdadero hombre de Estado entre todos los hombres de letras. Pero lo peor no es eso: lo peor es cómo los propios textos de Kleist, de Artaud, acaban convirtiéndose en un monumento, e inspiran un modelo a imitar mucho más insidioso que el otro, para todos los tartamudos artificiales y los innumerables calcos que pretenden equipararse a ellos. La imagen clásica del pensamiento, y el estriaje del espacio mental que ella efectúa, aspira a la universalidad. En efecto, opera con dos ―universales, el Todo como último fundamento del ser u horizonte que engloba, y el Sujeto como principio que convierte el ser en ser para-nosotros. Imperium y república. Entre uno y otro, todos los géneros de lo real y de lo verdadero encuentran su sitio en un espacio mental estriado, desde el doble punto de vista del Ser y del Sujeto, bajo la dirección de un ―método universal”[19]

 

La agresión tribal se reconvierte en agresión fascista, resulta una rebelión contraproducente. Bajo la rebelión nómada, habita un germen de fascismo, a veces, sucede: “Inmediatamente, vemos los peligros, las profundas ambigüedades que coexisten con esta empresa, como si cada esfuerzo y cada creación se confrontasen a una posible infamia. Pues: ¿cómo hacer para que el tema de una raza no se convierta en racismo, en fascismo dominante y englobante, o más simplemente en aristocratismo, o bien en secta y folklore, en microfascismo?”[20] Por eso, DG exige mantenerse en la raza inferior, para lo cual cita con elegancia a Rimbaud: “dice: ―siempre he sido de raza inferior, (...) soy de raza inferior desde toda la eternidad, (...) heme aquí en la playa armoricana, (...) soy una bestia, un negro, (...) soy de una raza lejana, mis padres eran escandinavos.”[21] Anoto, es fácil para el poeta, muy difícil para el práctico y más escabroso para el político.

Axioma II: La máquina de guerra es una invención de los nómadas (en la medida en que es exterior al aparato de Estado y distinta de la institución militar). Como tal, la máquina de guerra nómada tiene tres aspectos, un aspecto espacial-geográfico, un aspecto aritmético o algebraico, un aspecto afectivo. Proposición V: La existencia nómada efectúa necesariamente las condiciones de la máquina de guerra en el espacio.

En este apartado DG procura las definiciones de qué es nómada y su nomadismo, que implican un elogio del viaje desde otra perspectiva, incluso insólita:

“sigue trayectos habituales, va de un punto a otro,… La vida del nómada es intermezzo….no debe confundirse con el migrante…Toynbee tiene toda la razón cuando sugiere que el nómada es más bien aquel que no se mueve…Evidentemente, el nómada se mueve, pero está sentado, sólo está sentado cuando se mueve (el beduino al galope, arrodillado sobre la silla, sentado sobre la planta de sus pies, ―proeza de equilibrio)…podido invocar viajes espirituales que se hacían sin movimiento relativo, sino en intensidades in situ: forman parte del nomadismo …denominado el Desterritorializado por excelencia es precisamente… crea el desierto en la misma medida en que es creado por él”[22]

Lo liga con las religiones: “Los nómadas tienen un sentido de lo absoluto, pero singularmente ateo. Las religiones universalistas que han tenido algo que ver con los nómadas —Moisés, Mahoma, incluso el cristianismo con la herejía nestoriana— siempre han tenido problemas a este respecto, chocaban con lo que ellas llamaban una obstinada impiedad.”[23]

A su vez la religión crea máquinas de guerra, como Cruzadas o Yihad, en apariencia antagónicas: “Georges Bataille, ―el naciente Islam, sociedad reducida a la empresa militar. Eso es lo que invoca Occidente para justificar su antipatía hacia el Islam. Sin embargo, las Cruzadas supusieron una aventura de ese tipo, específicamente cristiana” Aunque las Cruzadas se escapaban y no todas acuden a Tierra Santa, lo que mueve al cuestionamiento. “Pues la idea de Cruzada implica en sí misma esa variabilidad de direcciones, quebradas, cambiantes, posee intrínsecamente todos esos factores o todas esas variables a partir del momento en que convierte a la religión en una máquina de guerra y, a la vez, utiliza y suscita el correspondiente nomadismo”[24]

En los acontecimientos, los nómadas convertidos en máquinas de guerra atacan a otros, a los habitantes de bosques, de montañas y, finalmente, contra los agricultores, donde está el choque y posterior asimilación del Estado. A partir del nomadismo, DG saltan hacia la visión de la revolución del Estado, donde miran que en Occidente sería su transformación, en Oriente (el despotismo antiguo) implica su destrucción; la tormenta.

Mientras el Estado, su operación conlleva, a establecer una red de comunicación, una continuidad dentro de sus fronteras, el llamado “espacio liso”; la operación nómada es de exterioridades. Mientras el Estado estabiliza, implicando la lentitud, también en el exterior, hay otra velocidad: “Si los nómadas han creado la máquina de guerra fue porque inventaron la velocidad absoluta, como ―sinónimo de velocidad. Y siempre que se produce una acción contra el Estado, indisciplina, sublevación, guerrilla o revolución como acto, diríase que una máquina de guerra resucita”[25] Apuntemos que esa velocidad absoluta, en otros términos significa revolución.

El otro espacio problemático es el mar, donde siempre se fluye, aunque mediante los puertos se logra un proceso de Estado. “Una de las razones de la hegemonía de Occidente fue la capacidad que tuvieron sus aparatos de Estado para estriar el mar, conjugando las técnicas del Norte y las del Mediterráneo, y anexionándose el Atlántico.”[26] Advierte DG, con una sonrisa futurista, que luego vendrá el tema del aire, la nueva frontera y extensión, para abarcar a toda la Tierra.

Concluye con moderación: “Todo esto para recordar que el espacio liso y la forma de exterioridad no tienen una vocación revolucionaria irresistible”[27]

Proposición IV: La existencia nómada implica necesariamente los elementos numéricos de una máquina de guerra.

Aquí DG se enfrasca con la matemática básica del nomadismo; señalando, que es una organización por números. “Decenas, centenas, millares, miríadas: todos los ejércitos retendrán estos agrupamientos decimales, hasta el punto de que cada vez que los encontremos podemos prejuzgar una organización militar.”[28] Aunque el Estado también tiene relaciones numéricas, para lo cual los censos y contabilidades le son consustanciales. La matemática organiza al Estado mediante: empadronamiento, censo y elección (voto cuantificado).

No todo número se refiere al nomadismo, DG busca uno específico como

“El número numerante es rítmico, no armónico, no es de cadencia o de medida:… En la actualidad se ha criticado demasiado rápido esta organización numérica denunciando en ella una sociedad militar o incluso concentracionaria, en la que los hombres ya sólo son ―números desterritorializados. Pero eso es falso… El número numerante, nómada o de guerra, tiene una primera característica: siempre es complejo, es decir, articulado. Complejo de números cada vez.”[29]  Esto implica contar a los soldados (centuriones, destacamentos, etc.) y, más importante, una aritmérica funional, como la unidad de arquero, arco y caballo de los jinetes escitas; las agrupaciones de carruajes, etc. Siempre hay acoplamientos aritméticos, ligados a otros; donde viene la logística. El número genera un segundo circuito “secreto”, donde se forma una élite para manejar los ejércitos. “una formación dinámica de estado mayor, de comisarios, mensajeros y diplomáticos (“antrustions”)”[30] Explica a Moisés en el desierto, conectando el censo (todos), la selección de primogénitos, la élite de Levitas según lo anterior: un segundo circuito nómada.

Hay varias maneras para integrar al cuerpo distinto, la élite militar nómada: con un linaje privilegiado; con una selección de representantes, y, en el caso más curioso, con elementos por entero exterior, como extranjeros, otra religión y hasta “esclavos militares”. “el cuerpo especial, especialmente el esclavo-infiel-extranjero, deviene soldado y creyente, pero continúa estando desterritorializado con relación a los linajes y con relación al Estado”[31].

Los nómadas han sido incomprendidos por los autores burgueses y soviéticos, pues únicamente tienen geografía, aunque esa incomprensión, incluye falsificar lo sucedido. Se le descuentan sus elementos de fuerza (creyendo que no tuvieron metalurgia, por ejemplo), atribuyéndoles feudalismo (principio territorial).

Proposición VII: La existencia nómada tiene por “afectos” las armas de una máquina de guerra.

Para DG esta disertación comienza con la difícil distinción entre herramientas y armas, que comienzan siendo lo mismo, establecida la diferencia por su utilización: producir bienes o destruir personas. Adicionalmente, como se verá adelante, esta argumentación se presenta en conflicto con el materialismo de Marx, en especial, con el primado de los medios de producción; pues los medios de violencia, adquieren una dimensión tanto autónoma, como capaz de sobre-determinar a la herramienta. Con astucia DG escapa de ese choque frontal con Marx.

Quizá durante milenios armas y herramientas han sido objetos idénticos, luego surge la separación. El arma se especializa por la proyección; lo que se lanza, aleja, lo que se proyecta, como balística (palabra emparentada con problema[32]). “En una primera aproximación, las armas tienen una relación privilegiada con la proyección. Todo lo que lanza o es lanzado es en principio un arma, y el propulsor es su momento esencial”[33] Argumentado, DG estima que, hasta el arma de mano, se vuelve proyectiva, por la utilización distinta de la mano y el brazo, con velocidad para proyectar. La herramienta la mira en sentido contrario, “La herramienta, por el contrario, sería mucho más introceptiva, introyectiva: prepara una materia a distancia para llevarla a un estado de equilibrio o adecuarla a una forma de interioridad. En los dos casos existe la acción a distancia, pero en un caso es centrífuga, y en el otro, centrípeta.”[34] De inmediato, plantea que el arma posee una relación distinta con la velocidad, como si la inventara.

Niega que la genealogía sea directamente de la caza hacia la guerra, sino desde la ganadería y la doma hacia la guerra, estableciendo una economía: “la máquina de guerra, con la ganadería y la doma, instaura toda una economía de la violencia, es decir, una manera de hacerla duradera e incluso ilimitada.”[35]

La montura le parece la auténtica clave, pues el primer proyector y sistema de armas del guerrero; provocando un devenir-animal, que llamamos caballería.

El tema de que ambas, herramienta y arma son móviles, le resulta un problema a DG, por lo que reflexiona en el motor (el movimiento mismo) y el trabajo físico (capacidad de aplicar un movimiento en un efecto). Encuentra una salida, al aplicar una noción de “acción libre” para el arma, especie de móvil perpetuo; mientras que el trabajo implica un reposo cíclico (cumplir un objetivo de producción). El argumento, DG lo detiene, pues reconoce que el arma no es “perpetum mobile” y que se detiene, por resistencia, desgaste o cesación. Vuelve a la continuidad: “armas y herramientas están sometidas a las mismas leyes que definen precisamente la esfera común”, remiten a la tecnología, que a su vez, se desprenden del ”agenciamiento social” (actividad del conjunto). Explicación inusual de la herramienta por la "máquina de trabajo" (fábrica), en la producción humana; sería un Marx empujado de lado... La producción ya no sería la metafísica social sino un efecto entre otros. “La herramienta está esencialmente unida a una génesis, a un desplazamiento y a un consumo de la fuerza, que encuentran sus leyes en el trabajo, mientras que el arma sólo concierne al ejercicio o a la manifestación de la fuerza en el espacio y en el tiempo, de acuerdo con la acción libre.”[36] En este punto, DG enfatiza que son resultados sociales “armas. Las armas y las herramientas son consecuencias, sólo consecuencias…. La lanza y la espada sólo

han existido desde la edad de bronce gracias a un agenciamiento hombre-caballo”.

Anota, sagaz DG, que los agenciamientos sociales existen con afectos, con Eros definidos; de manera audaz, señala que la guerra posee un Eros; que se desplaza, “un Eros homosexual de grupo tiende a sustituir al Eros zoosexuado del caballero.”[37] Las guerras son desplazamientos de afectos.

En opinión de DG el trabajo de herramientas implica un signo, por lo que requiere de estar capturado por el Estado; por tanto, antes del Estado no hay propiamente trabajo, lo mismo que con la máquina de guerra, no acontece propiamente trabajo. “desde el punto de vista del agenciamiento, existe una relación esencial entre las herramientas y los signos. Pues el modelo trabajo, que define la herramienta, pertenece al aparato de Estado…. Para que haya trabajo hace falta una captura de la actividad por el aparato de Estado, una semiotización de la actividad por la escritura.”[38]

Observando joyería antigua, DG afirma que la orfebrería es un arte especial para llevarse sobre la máquina de guerra, para portarse en la cabalgadura, para seguir la velocidad pura del jinete armado: “el arte nómada por excelencia”.

¿Se reúnen la herramienta con el arma en la figura del obrero o de otra? Anota que en las sublevaciones hay saltos de continuidad. “Una afinidad obrero- soldado, arma-herramienta, sentimiento-afecto, señala el momento oportuno para las revoluciones y las guerras populares, aunque sea fugaz.”[39] Sin embargo, DG rechaza frontal la mitología semi-nazi de Jünger “cuando construye el retrato del ―Rebelde, como figura transhistórica, que arrastra al Obrero por un lado, y al Soldado por otro, en una línea de fuga común”[40]; apuntando que sí hay posibilidades que “posibilitan la unión de un nuevo tipo de masas guerreras y obreras. Línea de fuga común del arma y de la herramienta”[41]

 

Problema III: ¿Cómo los nómadas inventan o encuentran sus armas? Proposición VIII: la metalurgia constituye de por sí un flujo que converge necesariamente con el nomadismo.

En este apartado, DG se interroga sobre cómo consiguieron sus excelentes y suficientes armas los guerreros nómadas, cuando se suponía (casi siempre) que eran pueblos atrasados y dispersos, sin capacidades manufactureras; entonces se lanza a investigar la metalurgia de los antiguos y sesudas interpretaciones de los metales y la minería, correlativas.

Comienza con la afirmación de una identidad plena entre el nómada de la máquina de guerra con las invenciones de armas, que quizá se detienen con la pólvora y, en particular, con el cañón (tan costoso que ni las ciudades lo financian, requiere del Estados mayores). “Los nómadas inventan el agenciamiento hombre-animal-arma, hombre-caballo-arco. Y a través de este agenciamiento de velocidad, las edades del metal se caracterizan por innovaciones.”[42] Esta actuación modifica pueblos… El texto señala dificultades para establecer las continuidades de las “familias tecnológicas” en el sentido de continuidades de productos, lo que implica las cadenas de producción y las derivaciones en el tiempo. Contiene una discusión sobre el robo de secretos metalúrgicos: “¿Y qué significa ―revelar el secreto, si los escitas no eran capaces de utilizarlo y no lo entendían? Los desertores cargan con todo…. tampoco se fabrica un sable si no se es capaz de reproducirlo y de integrarlo bajo otras condiciones, de hacerlo pasar a otros agenciamientos. La propagación, la difusión, forman parte plenamente de la línea de innovación; señalan un giro.”[43]

Término de DG: filum maquínico (especie del continuo de la producción misma), “Siempre volvemos a esta definición: el filum maquínico es la materialidad, natural o artificial, y las dos a la vez, la materia en movimiento, en flujo, en variación, en tanto que portadora de singularidades y de rasgos de expresión.”[44]

Aborda la especificidad de la metalurgia a partir del tipo de material (en general) como el fundirse, verterse en moldes, creador de dureza, etc. La dureza misma es clave, junto con un aparecer de las formas variadas mediante este trabajo: “Nunca la materia y la forma han parecido más duras que en la metalurgia; y sin embargo es la forma de un desarrollo continuo que tiende a sustituir la sucesión de las formas[45] Una ambos extremos: dureza y maleabilidad que presenta la variedad de las formas, origen de las máquinas. Con poesía, lo llama DG, el “estado vital de la materia”, conforme crean hasta el instrumento musical, con su cromática. El pensamiento, antiguo llegó a un “panmetalismo”, la visión que en toda cosa existía una esencia mineral, una modalidad de extraer metales; de donde surge una noción antigua de “vida no orgánica” surgiendo desde la metalurgia.

Dado este elegante concepto del metal, su artesano adquiere un rasgo también singular, que para DG es nómada[46]. “Como lo ha mostrado Gordon Childe, el metalúrgico es el primer artesano especializado, y desde ese punto de vista forma un cuerpo (sociedades secretas, gremios, compagnonnages). El artesano-metalúrgico es itinerante, puesto que sigue la materia del subsuelo.”[47] Punto y seguido, DG afirma que estos artesanos originales también son nómadas, de otro estilo, pues siguen al subsuelo; se alejan de la tierra llana. Los que efectúan la minería tienden a escapar del control, incluso cuando el Estado o el Imperio, acaparan la mina, hay contrabando, sedición, problemas. “Las minas son una fuente de flujo, de mezcla y de fuga, que apenas tiene equivalente en la historia”[48] En especial, al herrero antiguo lo señala como troglodita, adherido al yacimiento que se va deformando conforme se extrae.

Axioma III: La máquina de guerra nómada es como la forma de expresión, de la que la metalurgia itinerante sería la forma de contenido correlativa. Proposición IX: La guerra no tiene necesariamente por objeto la batalla, y sobre todo la máquina de la guerra no tiene necesariamente por objeto la guerra, aunque la guerra y la batalla puedan derivar de ella necesariamente (bajo ciertas condiciones).

En esta última parte, DG profundiza en la naturaleza de la guerra mediante el conocimiento de sus objetos (la batalla, etc.) y deja más en claro que la “máquina de guerra” nómada no se puede identificar con el ejército, en tanto controlado por un Estado; al contrario, son los opuestos. Aquí culmina sus razonamientos, con la imagen de una militarización mundial de bloques, la llamada guerra frías planetaria, que no desata la guerra, pero para DG es terrorífica.

Hay una teoría de la guerra, que supone a la batalla como su objeto; que no sería forzoso. Bajo el concepto de máquina guerrera de DG, lo que suscita la guerra de esta belicosidad nómada es el Estado, al que se oponen, según el ejemplo, de Gengis Khan y Atila. El problema surge cuando los nómadas ganan. Una respuesta posible sucedió “por ejemplo los gengiskhánidos han podido resistir mucho tiempo integrándose parcialmente en los imperios conquistados, pero manteniendo también todo un espacio liso de las estepas que sometía los centros imperiales. Esa fue su genialidad, Pax mongólica.”[49]Aunque esa no es la única modalidad.

Apunta a Clausewitz y sus conceptos puros de la guerra. Vuelve al argumento de la tentativa de la máquina de guerra por destruir al Estado y la variación usual de las múltiples integraciones parciales y problemáticas.

Pasa a un concepto de guerra total basada en el involucramiento de los Estados modernos, que moviliza mayores recursos que nunca antes. Después de la guerra, la máquina militar (ya no la nómada simple, sino su expansión de máquina de guerra universal) se involucra para mantener la paz, la cual es productora de terror, pues es paz bajo las armas. Así, DG juguetea con la inversión de la famosa “fórmula de Clausewitz invierte efectivamente; pues, para poder decir que la política es la continuación de la guerra por otros medios”[50]

Conforme la política es multi-opresiva y mira su enemigo en cualquier figura, entonces se diversifica también la contraparte: lo opuesto al Estado se convierte en nómadas potenciales, en guerrilla también en potencia, que está obligada a la creatividad. Aunque en esto, pareciera que DG, está jugando a reverenciar a la resistencia estudiantil francesa, que tan afín le resultaba. “Si la guerrilla, la guerra de minoría, la guerra popular y revolucionaria corresponden a la esencia, es porque toman la guerra como un objeto tanto más necesario cuanto que sólo es ―suplementario: sólo pueden hacer la guerra si crean otra cosa al mismo tiempo, aunque sólo sea nuevas relaciones sociales no orgánicas.”[51] Mientras el no-sistema de pensamiento de DG despliega su originalidad, en cuanto a su perspectiva político-económica se mantiene como tributario del “marxismo occidental”. En el argumento ondea la esperanza que el “nomadismo” (el outsaider radical) genere la inestabilidad revolucionaria y rompa al Estado del statu quo, que oprime a las masas; bajo un aroma revolucionario, en el cual DG  no parece creer en concreto sino en una modalidad fantasmal (el nómada es el fantasma material, que irrumpe y se retira).

 

 



[1] P. 365.

[2] Mil mesetas, p. 355. Anotemos, que mucho del espacio teórico previo para los mongoles y otros nómadas está en los linderos del “Modo de producción asiático”, el cual se hace evidente con las referencias al principio hidráulico de Karl August Wittfogel, "Despotismo Oriental: Estudio comparativo del poder totalitario", publicada por primera vez en 1957. Para un balance de la discusión de ese tema véase Perry Anderson, Transiciones de la antigüedad al feudalismo.

[3] Mil mesetas, p. 356.

[4] Shakespeare, Ricardo III.

[5] P. 359.

[6] P. 363. La visión de la “aldea global” del famoso teórico de la comunicación McLuhan.

[7] “Diríase que toda una ciencia nómada se desarrolla excéntricamente, y que es muy diferente de las ciencias reales o imperiales.” P. 365. 

[8] Propiedad atribuida por los antiguos a los átomos, antes de entenderse de enlaces químicos: El clinamen (la extraña propiedad) de los átomos antiguos (ocupando a la propiedad química posterior) aquí es explicado en otro sentido.

[9] P. 364.

[10] Poco conocido, participa en el debate del submundo intelectual marxista culto, sobre el Modo de producción asiático, basado en las grandes obras hidráulicas.

[11] P. 365

[12] “En ese sentido, la oposición cualitativa gravedad- celeridad, pesado- ligero, lento-rápido, no juega el papel de una determinación científica cuantificable, sino el de una condición coextensiva a la ciencia” p. 373.

[13] Por ejemplo: ¿por qué la metalurgia primitiva es necesariamente una ciencia ambulante, que proporciona a los herreros un estatuto casi nómada?” p. 374.

[14] Nota 21 del original. ANNE QUERRIEN, Devenir fonctionnaire ou le travail de l‟Etat, Cerfi. Nosotros utilizamos este libro, así como los estudios inéditos de Anne Querrien.

[15] Un subtema para la masonería antigua: la revolución que media entre el constructor románico y el gótico, siendo el último, el personaje más propiamente masónico, antes de la conversión hacia las logias especulativas; cuando el operador tensa su inteligencia y espíritu al máximo.

[16] P. 377.

[17] Está muy claro en Marx desde La sagrada familia, que mover hegelianismo es abrir compuertas revolucionarias fuera del statu quo.

[18] Poner el pensamiento en relación inmediata con el afuera, con las fuerzas del afuera, en resumen, convertir el pensamiento en una máquina de guerra, es una empresa extraña cuyos procedimientos precisos se pueden estudiar en Nietzsche (el aforismo, por ejemplo, es muy diferente de la máxima, pues una máxima, en la república de las letras, es como un acto orgánico de Estado” P. 377.

[19] P. 379.

[20] P. 384.

[21] Al parecer es  cita de “Una temporada en el infierno”.

[22] P. 381-383

[23] P. 383

[24] P. 384.

[25] P. 386.

[26] P. 386. Estas correlaciones entre desierto, tierras, mares… suenan afines a lo que reflexionó Braudel sobre el Mediterráneo., en El Mediterráneo, el espacio y la historia.

[27] P. 387.

[28] P. 387.

[29] P. 390.

[30] P. 391.

[31] P. 392.

[32] Viene de la conjunción de los términos griegos “pro2 con “ballein”, que esto último es lo que se arroja con fuerza. Diccionario etimológico.

[33] P. 398.

[34] P. 394.

[35] P. 394.

[36] P. 396.

[37] P. 398.

[38] P. 399.

[39] P. 400.

[40] P. 401. Anota DG “En el Traité du rebelle (Tratado del Rebelde) (Bourgois) JÜNGER se opone claramente al nacionalsocialismo, y desarrolla ciertas indicaciones contenidas en Der Arbeiter (El Obrero): una concepción de la ―línea en tanto que fuga activa”.

[41] Lo que otros señalan como cognitariado, unión de pensar con la condición obrera.

[42] P. 401.

[43] P. 403.

[44] P. 406.

[45] P. 407.

[46] En este caso, una definición harto dudosa, pues el minero, como el campesino, está atado a la tierra, pero del subsuelo. En le caso de la India sí encuentra pueblos mineros que rápidamente agotan su fuente y se desplazan. P. 410. En otros casos, DG señalan al herrero, como figura intermedia entre sedentario y nómada.

[47] P. 408.

[48] P. 409.

[49] P. 414.

[50] P. 417. En cierto sentido, este razonamiento está presente en Lenin, bajo las nociones del imperialismo como la guerra de la política de clase capitalista.

[51] P. 418.

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