domingo, 23 de febrero de 2025

CABALLO MUERTO O LA TEORÍA DE LA NECEDAD

 



 

Por Carlos Valdés Martín

 

“Estaba muerto, pero nadie se lo había contado” dice el refrán de los abuelos. La empresa estatal fracasada es el Caballo Muerto más grande que pueda soportar cualquier país… El hecho de que existan otros caballos vivos no anula que este caballo (la empresa estatal) sea un enorme monumento al desperdicio inútil. Además la tendencia a cuidar a un caballo moribundo, nacida de la bondad y la caridad no hace que el caballo muerto reviva y sea eficiente.

El Caballo Muerto apesta después de fallecer, pero hay quienes se aprovechan con ese enorme cadáver: funcionarios, sindicatos, publicistas, etc.  Los beneficiarios proponen o imponen una serie de medidas para "salvar" y hacer crecer al Caballo Muerto:

Inyectar un presupuesto millonario de emergencia que implique un rescate, donde todo el país aporte su “granito de arena” hasta formar una avalancha de ayuda inmediata.

Premiar con unas vacaciones pagadas a los mejores destinos turísticos para el Caballo Muerto, acompañado por sus más fieles representantes.

Decretar una Ley que prohíba a los caballos morir y establecer multas para quien levante tumbas para esos animales.

Lanzar una campaña contra los periodistas que hablen mal de los Caballos Muertos…

Cuando el fracaso de los intentos por revivir al Caballo Muerto y volverlo un gran éxito alcanzan el límite imaginable, entonces llegan los voceros a gritar: “Son traidores a la Patria los que no quieren revivir al Caballo Muerto. Esos antipatriotas son los que no quieren revivir al Caballo Muerto, que con su resurrección solucionaría todos los graves problemas del país”.

Sin duda, doña Estulticia estará orgullosa de los adalides que siguen exigiendo mayores presupuestos para el Caballo Muerto.

 

 

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