
Por Mac Lonagor
(Dentro de nuestra gustada sección de invitados especiales,
esta amplia reflexión sobre perspectivismo, filosofía y masonería)
Con este título
complicado vamos a presentar una
respuesta filosófica ante el caos de la posverdad y los vendedores de falsas
panaceas, especie, de religiones improvisadas y mercadotecnia engañosa
del alma. Para lograr esto presentaré la conexión del sistema masónico con una
elegante filosofía, que expondré adelante.
Comencemos con
una advertencia, sobre una interpretación vulgar cuando comienza por torpedear
las barreras racionales y el estado de alerta de las personas. Un paso típico
es convertir la duda, en una duda enfermiza o de escepticismo paranoico.
Muchas de las más absurdas ofertas comienzan con planteamientos para meter duda
contra la evidencia, para luego enredarse por sendas que no llevan hacia
ninguna parte. El rótulo de teorías conspiranoicas señala ese proceso del
escepticismo enfermizo y hunde las capacidades racionales, lo cual suele ser
bastante más común de lo deseable.
Desde la duda
enfermiza hasta la duda filosófica
La duda enfermiza
define más un estado de ánimo que un argumento, por lo que resulta incapaz de
construir conocimiento. La duda enfermiza es lo contrario de la duda filosófica
que enseña la masonería, retomando lo mejor de la filosofía. La duda enfermiza
comienza en una duda, prolifera su incertidumbre y termina en el
desconocimiento, por lo que, se agarra de seudo-verdades y falsas convicciones.
Vivir en la duda enfermiza es como caer en el pantano de arenas movedizas,
donde cada movimiento es atascarse, enlodarse y hundirse sin posible
escapatoria.
La duda filosófica, aunque se mueva con esa misma motivación es por completo diferente de la
enfermiza, porque abate la falsa apariencia, se deshace de los prejuicios, se ocupa de preguntar e investigar
de manera sistemática. Y la gran diferencia es que la duda filosófica lleva hasta los resultados,
conduce a las puertas de la verdad y el saber científico. La base más usual
está en el llamado método de Descartes, que revolucionó a su época y abrió las
puertas para el avance científico y humanista. Un resultado de ese periodo
racionalista es que se comenzó a tener un consenso sobre la verdad racional en
muchos campos del pensamiento y la existencia.
Que la verdad perdió
su ropaje
Los opinadores y
hasta autores afamados señalan —con voz de dramaqueen— que la Verdad ha
muerto en este periodo posmoderno. Afirman que llegó la posverdad para
sustituirla. Antes de una respuesta, recordaré la antigua leyenda de la diosa Verdad y la diosa Mentira.
La diosa Mentira
envidiaba a la Verdad por ser popular y aclamada. Las personas cultas y
poderosas deseaban acceder a ella, compitiendo por sus favores. La diosa
Verdad, por sus conocimientos, había confeccionado los ropajes más hermosos y
elegantes para sí misma. Un día esta Verdad decidió bañarse en el lago, así que
se despojó de sus vestidos. La diosa Mentira, ni tarda ni perezosa, se apoderó
de los esplendorosos vestidos. De inmediato las personas en la ciudad
comenzaron a admirar a la Mentira y la siguieron buscando su compañía de dama
tan elegante. Cuando la Verdad salió desnuda del lago, comenzó a buscar su ropa
y como no la encontró se enfadó muchísimo. En su agitada búsqueda, la Verdad levantó
su látigo y entró a la ciudad. Al ver que los ciudadanos estaban admirando a la
Mentira, la Verdad enfureció más y empezó a restallar el látigo. Los ciudadanos
protestaron ante una diosa tan intratable y hasta temible, así que formaron
valla para defender a la Mentira y que no la despojara. La Verdad en el colmo
de la molestia, encontró un pozo para esconderse y cuando se acercaba los curiosos
restallaba el látigo de su desprecio. Desde entonces la Verdad únicamente está
al alcance de los perseverantes.
Relativismo
erróneo
La actualidad regresa
a ese tiempo legendarios, cuando tantos se contentan con las falsas apariencias
y no se ocupan por descubrir la Verdad. El pretexto típico de estos días es que “la verdad es
relativa” y otra afirmación común es que “cada quien posee su verdad”.
Esto último se afirma como si no se requiriera de investigar y contrastar lo
pensado frente al nivel de la ciencia.
Si “poseer
verdad” fuera una especie de don innato, entonces hubiera sido innecesario
crear las ciencias, pues desde siempre cada quien con su partecita de verdad
habría resuelto todos sus problemas. La historia ha sido completamente
distinta: la humanidad comenzó a ciegas y lentamente se ha encontrado la Verdad
de cómo hacer fuego o cómo elaborar herramientas eficientes.
En lo que aquí
señalo hay también un “relativismo enfermizo” o radical, que afirma
extremosamente que es imposible llegar a un punto de qué es Verdad que la
mayoría o todos lo puedan entender. Que uno más uno suma dos jamás ha sido
cuestión de preferencias, ni de falta de respeto por la opinión del prójimo. La
fórmula matemática funciona y se investiga constantemente, los especialistas
hacen congresos y comparan sus resultados.
Relativismo
correcto
Sin embargo, hay
otro sentido de la frase “verdad es relativa” que es correcto. Veamos más en
detalle esto. Claro, el primer paso exige que la Verdad sí sea Verdad y no un error o divagación.
La Verdad es la correspondencia acertada entre un concepto y una realidad
objetiva, junto la correspondencia lógica entre conceptos, bajo sistemas de
pensamientos exactos y comprobables. De hecho, desde el Grado de Aprendiz, la masonería
señala la existencia de la Verdad y plantea una definición conforme a lo
anterior.
Luego la Verdad
posee algunas cualidades y referencias, como “es objetiva”, que significa corresponde bien a su objeto
y se puede comprobar. Y otras como “es relativa” que significa que está en
relación, y que su estatuto depende de en qué relación está. La afirmación
verdadera de que el agua hierve a los 100º centígrados, depende de la presión
atmosférica y únicamente se verifica a nivel del mar. Las afirmaciones de ciencia natural señalan posiciones de relación, que son
relativas. Entre las típicas relaciones relativas está la velocidad,
que relaciona el movimiento de un objeto, su entorno (la dirección) y el
observador. Esto último es clave, cuando la ciencia se ocupa de lo más pequeño
surgen principios que hacen más clara la incidencia del observador como la
incertidumbre de Heisenberg y la función de la Onda-Partícula (experimento del físico
Richard Feynman).
Los referentes
de la verdad forman una perspectiva (punto de vista o paradigma)
La perspectiva se define como el sistema de
referencias donde está el observador, desde donde enfoca lo que es capaz de ver, qué no puede mirar y en qué
ángulos puede enfocarse. Para los masones el más claro ejemplo del cambio de
perspectiva está en la iniciación, donde se accede a una perspectiva de un
espíritu dispuesto a asimilar la luz de la razón y un sentido ético espiritual.
Descubrir que el caos no te detiene y es una vía por la cual se llega a la luz y la armonía
iniciáticas, resulta admirable y genera un cambio del punto de vista.
Dentro de una
perspectiva de conjunto está la propia del individuo, lo cual es importante
reconocer, sin embargo, eso no significa que falte la referencia definida.
El planeta Tierra
tiene la misma órbita, pero los pueblos muy antiguos la imaginaban inexistente,
como si este planeta fuera el centro del universo. Después con observaciones
más precisas descubrieron que la Tierra giraba alrededor del Sol. Al sistema de
pensamiento astronómico anterior se le llamaba Tolemaico (por un famoso
astrónomo “alejandrino”) y al nuevo se le llamó Copernicano, por el sacerdote
polaco que estableció este sistema.
La aspiración
usual es alcanzar un punto de vista privilegiado o varios desde los cuales
sacar el mejor provecho a nuestras vidas. Veamos cómo opera esto en la
masonería y otras cuestiones.
El punto de
vista privilegiado de la masonería…
Comienza en el día mismo de la iniciación, por eso debemos conservar su recuerdo.
Después de forma,
paso a paso, el punto de vista del aprendiz. Luego sucede lo mismo con el
compañero y con el maestro. Voy a la cuestión que cada grado masónico forma un
“punto de vista”, que está formado desde el aprendizaje del lenguaje simbólico,
la interpretación filosófica y radical de la ética, y muchos conocimientos iniciáticos
contenidos en cada grado.
En nuestro caso,
sabemos que el punto de vista del Maestro Masón es mejor que el de Aprendiz y
Compañero, pero eso no descalifica la riqueza y las Verdades contenidas desde
el comienzo. Resulta excelente el compararlo con el ascenso de montañas. Primero se ha subido a una
colina que tiene una hermosa vista hacia una explanada con campos de cultivo y
un bosque verde. Después se ha trepado hasta un monte desde el cual se aprecia
la colina con los campos y bosques de su alrededor, pero se mira más lejos, se
descubren otras colinas y otros montes, incluso los precipicios que rodean un
río. Al final, se escala una Montaña que alcanza a tener nieve y desde ahí se
miran montes y colinas, dibujando un conjunto armonioso.
Esta metáfora de colinas, montes y montañas sirve además
para señalar que no basta
llegar al inicio de la orografía para subir. En la masonería se recibe
el siguiente grado antes de estudiarlo. El recibir grado es entrar a la zona de
base, el estudiar genera la auténtica pertenencia y el “punto de vista del
grado”.
Ahora bien, el
“punto de vista” además de alimentarse de Verdades representa una experiencia
vital, implica ciertas tendencias emocionales, simbólicas y culturales que no
están delimitadas por la Verdad en sentido estricto y científico.
Alcanzada una
cumbre en el grado de Maestro
La vida misma es constante movimiento y el
punto de vista privilegiado del sublime grado de Maestro, no es el final del
viaje y, por tanto, de los avances de perspectiva. Manejar con destreza el
lenguaje simbólico, dominando a los vicios y practicando las virtudes, unidos
al conocimiento básico de las “ciencias” que nos dan Verdad: con esos pilares
se apuntala la elevada perspectiva de cada uno de los 3 grados simbólicos.
El título de este trazado se refiere al “Perspectivismo”, que significa comprender que se piensa
desde perspectivas, entendidas como sistemas de pensamiento que corresponden a
una persona, basándose en sus circunstancias y sus aprendizajes. Esto significa
que los planteado por el filósofo español José Ortega y Gasset está en perfecta
consonancia con las enseñanzas masónicas, siendo el mismo un iniciado.
El perspectivismo
señala que no todo punto de vista es equivalente, aunque no hay nada que
reprochar por la infinita diversidad de posiciones personales. Una vez
agrupado, hay que buscar alcanzar “puntos de vista” mejores. Eso mismo entrega
la masonería a toda persona, bajo un método iniciático y un proceso de estudio.
Esta
diferenciación implica que muchos puntos de vista son de pésima calidad y presentan enormes
problemas. A eso le llamamos, por ejemplo, la ignorancia o el error. En
particular, la ignorancia está marcada por la falta de acceso a la Verdad, por
falta de estudios y no contar con las herramientas mentales para alcanzar
conocimiento.
Versiones falaces
del “punto de vista” 1: marxismo
En lúcidas
exposiciones de método el filósofo Lukács y el sociólogo Goldman, explicaron
que la teoría marxista plantea que posee un punto de vista privilegiado, pues
personifica al proletariado revolucionario, al cual consideran la única clase
capaz de alcanzar la verdad. La exposición inicial está en Historia y
consciencia de clase, pero del propio Marx, se puede consultar su inaugural
La ideología alemana, y una larga serie de escritos de él y de Engels. Esta
noción marxista justifica un cierre mental ilógico y un privilegio ilusorio que
se trasladó al partido leninista (la ideología del militante) y al Estado posrevolucionario,
que estableció la “ideología oficial” a manera de una pseudo-verdad, que está
marcada en la ideología del estalinismo, maoísmo, etc.
La existencia del
punto de vista (estructuración de paradigmas integrados mediante experiencias y
estudios) resultó manipulada, para formar los “cuadros del Estado”, bajo la
ideología del Estado, que pretende ser vocero de la “clase revolucionaria”.
Ahora bien, el “punto
de vista” en sentido colectivo, se vuelve fácilmente un concepto general, poque
quien piensa es el individuo y no el grupo mismo. La clase social en sentido
marxista es una afirmación productiva, que no garantiza ninguna homogeneidad
intelectual y valorativa, por tanto, la presencia de un punto de vista
proletario o burgués es más una aproximación y una búsqueda de la relación
entre el individuo y la producción, que no alcanza a definir a perfección qué
piensa y valora tal persona. La crítica de Sartre a la síntesis apresurada de
la metodología en La crítica de la razón dialéctica es válida.
Versiones falaces
del “punto de vista” 2: racismo
Debido a su
planteo burdo, el racismo facilita ver el error de la simplificación de la
tesis del punto de vista. Simplemente el racismo, fantasea que existe un punto
de vista privilegiado que sí posee ciencia y razón que se acapara por la raza
superior, mientras que las razas inferiores están estructuralmente limitadas
para obtener la ciencia y razón, porque son menos inteligentes. La afirmación
tan burda de que la capacidad de la mente está encerrada en el color de la piel
y los rasgos físicos, choca con la experiencia, y además demostró ser la
justificación para crímenes atroces.
Versiones falaces
del “punto de vista” 3: nacionalismo y lo xenófobo
Al revisar la historia
de la humanidad siempre encontramos algún nivel de “punto de vista colectivo”,
ya sea tribal o nacional, porque el punto de vista se moldea por la convivencia
entre los grupos humanos. Con facilidad, esa identidad colectiva, se vuelve el
refugio y el arma arrojadiza para la defensa de una tribu o nación, que entra
en conflicto con los demás.
Respecto del
punto de vista nacional, debemos tener cuidado con esa misma síntesis
apresurada, ya que sí existe todo un complejo sistema de comunicación y de
experiencias comunes, lazos materiales y conexiones genéticas, que están
presentes en las naciones. Por lo mismo, periódicamente se ponen de moda los
estudios para comprender las culturas nacionales y sus realidades, que son
siempre aproximaciones a la perspectiva nacional. Hay algunos estudios
maravillosos para encontrar el punto de vista nacional, como El laberinto de
la soledad de Octavio Paz, o Vecinos distantes de Alan Riding, para
México, pero no son tan frecuentes. De nuevo, suele encontrarse limitaciones y
muchas síntesis apresuradas en esa temática y proliferan las fantasías, como
las destiladas por José Vasconcelos en La raza cósmica.
Versiones falaces
del “punto de vista” 4: imperialismo y globalismo
Así, como la
nación forma parte de los puntos de vista usuales, desde que el mundo alcanzó
su nivel viajero y se traspasan fronteras, comenzaron a surgir los puntos de
vista de extensión. Resulta sencillo mirar en retrospectiva, los errores y
horrores del viejo imperialismo, que imaginaba que los pueblos fáciles de
conquistas o de oprimir estaban condenados. Para la colonización del siglo XVI
de los ibéricos, el pretexto básico era la religión, porque la iglesia los
legitimaba para salvar las almas de quienes eran dominados. En los siguientes
siglos se fue cayendo el barniz religioso y era más fuerte la superioridad del
occidental y el orgullo de las potencias europeas, como pretextos suficientes
para oprimir a los africanos y asiáticos, principales destinos de conquista. Un
poco más sutil, pero no menos eficaz, resultaba el indefinido destino
manifiesto de la doctrina Monroe, que reservaba América para los americanos.
La expansión de
los tratados de comercio y otros fenómenos de trasnacionalización, hay generado
una contraposición, para revelar que hay élites que sienten una vocación
global, pues poseen los recursos y las facilidades para negocia entre las
diversas naciones.
Aunque la
formación de un punto de vista más o menos universal puede ser un ideal positivo,
presente desde el más viejo humanismo, el privilegio y el movimiento
trasnacional fácilmente crea la ilusión de una perspectiva definitiva y privilegiada. El problema
de fondo es que el exceso de poder de grandes corporaciones trasnacionales, la
enorme repercusión de las acciones de los organismos internacionales y los
efectos mundiales de un mundo interconectado genera fragilidad ante las
acciones de los “grandes actores” desde la lejanía. Las actividades de enormes
organizaciones como Microsoft, Google, Ali Baba, FMI, OMS, OPEP, etc. tienen
efectos en todo el planeta. Las perspectivas surgidas alrededor de este tipo de
organizaciones planetarias presentan la imagen de enormes potencias, disputando
el protagonismo a los otros niveles de perspectiva.
Asimismo, resulta
fantasioso atribuir alguna metafísica de punto de vista privilegiado pero perverso, a los
funcionarios de organismo internacionales o a los directivos de trasnacionales.
Tal tipo de crítica repite el mismo prejuicio inyectado por las versiones
burdas del marxismo contra los ricos burgueses o las del racismo en contra de
los judíos (encarnación del financiero).
Versiones falaces
del “punto de vista” 5: posmodernismo
Hay una variación
de radicalidad epistemológica donde los excesos sobre el punto de vista, se
transforman en “exclusividades”, que terminan generando problemas. En lugar de
disfrutar la variedad de plataformas que surgen desde las perspectivas
diferentes, se desliza un exclusivismo de choques cerrados. Sobre esto mismo,
en lugar de buscar la verdad se inventan posverdades, basadas en la emoción, la
arbitrariedad, los victimismos y la cerrazón tribal.
Reconocer la
variedad de los puntos de vista y las oportunidades que surgen con las muchas
perspectivas, está presente en diferentes periodos históricos. Sin embargo, en
el caos de la incomunicación este potencial se pierde, para ser sustituido por
nuevas intolerancias, como las modas como “cultura de la cancelación”, para aplicar
linchamientos mediáticos simplones, según sean los gustos pasajeros de cada
grupo que se molesta.
El lado vital:
ético y emocional de los puntos de vista
Además, de los
componentes racionales, un punto de vista personal está constituido por
elementos de valores y de emociones. En los estudios básicos sobre las
virtudes, el conocimiento de la caridad, permitiría comprender y experimentar el amor de una manera
más plena; la interpretación de la templanza debe facilitar el “carpe diem” sin excesos ni
mediocridades.
Basado en lo
anterior, afirmaré que la masonería es emotiva y entretenida o falla en su
realización. Un agruparse aburrido y formalista no permitiría una educación
masónica que se sostenga en el tiempo, porque el aburrimiento también opaca a
la inteligencia y aniquila la participación.
En fin, los
aspectos de valores éticos y emociones positivas son claves para una buena
práctica masónica, de tal manera que vuelvo al título de la plática: “raciovitalismo”.
El filósofo Ortega y Gasset proponía adquirir una buena perspectiva, que fuera
simultáneamente racional y vital. La masonería por su propia estructura reúne
esos dos componentes: razón y emoción valiosa.
¿Qué hacer
ante el error?
Ante el error
propio está la ruta de la duda
filosófica y el método racional de las ciencias que nos permite resolver
nuestros errores, mejorando nuestro conocimiento propio. Lo primero es
encontrar que bajo la duda exista la curiosidad que es el hambre de saber. El buen
masón es un librepensador que tiene hambre de conocimiento y la satisface de la
mejor manera.
Hacia el exterior,
resulta difícil esclarecer contra el error, porque a la gente le molesta ser
desengañada de sus errores de una manera directa, por lo que se recomienda la
prudencia.
Hablando de la
posverdad, noten como la gente reproduce memes y chistes, cómo se apasiona
compartiendo temas de partidarismo político, cómo copia frases dulces y
alentadoras, etc. La cuestión es dar un paso adelante del torrente, para que
tras el divertido meme y la polémica política ayudemos al despertar de las
conciencias. La tarea es convertir el hambre de chismes en algo más nutritivo
que es el hambre de conocimientos.
Los vendedores
de falsas panaceas vs autoayuda
Las amplias masas
gustan de las soluciones
fáciles y por eso resultan tan populares los promotores de falsos remedios
que sirven para todo y para nada. Son las falsas panaceas de tipo coaching o
esoterismo desviado. Cualquier youtubero que se carismático le vende a su
público soluciones fáciles para su existencia y se puede posicionar, incluso
ganar mucho dinero, si aplica un marketing astuto o estratagemas alevosas.
Dentro de ese
panorama hay algunos promotores de alternativas de existencia que no hacen daño
y sí facilitan herramientas para que las personas enfrenten la vida de una
mejor manera. Un caso notorio por positivo es la tradición de los scouts que
han contribuido a favorecer a la juventud, bajo una clave tomada de la propia
masonería inglesa de hace un siglo. También hay formas de autoayuda que son
positivas y tienen su sustento, como puede ser la filosofía aplicada o
versiones de la PNL. Estas últimas formas engloban en el concepto de lo
filantrópico, pues sí sirven para ayudar al prójimo.
Entre esos dos
extremos se mueve el espacio mundano. ¿Qué hacer? Cada quien en su conciencia es
capaz de contribuir a desenmascarar las tendencias tóxicas. Cada quien sabrá
encontrar las formas positivas de filantropía o autoayuda que mejoren su
entorno.
A manera de
conclusión
Entre tantas
cualidades propias de la masonería, aquí surge el vínculo directo entre los
grados simbólicos y una de las filosofías más elegantes y sugestivas del inicio
del siglo XX. A José Ortega y Gasset se le conoce ampliamente como filósofo de
las generaciones, del comportamiento de las masas, las raíces de España y por
esta compleja teoría que vale llamarla “perspectivismo raciovitalista”.
La propia tradición
de la masonería autodefinida como filosofía moral (ética en el más amplio
concepto) desde un comienzo, resulta que no se limita a una sola corriente
filosófica, y de manera virtuosamente ecléctica, incluye muchas tendencias de
pensamiento. En particular, aquí muestro cómo se conecta con esta corriente del
“perspectivismo raciovitalista”.
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