Por
Carlos Valdés Martín
A continuación se resume y analiza esta colección de ensayos que muestra al Jorge Luis Borges más maduro y erudito, reuniendo los diferentes extremos de
la literatura, con la filosofía, la historia y las anécdotas más
desconcertantes, que siempre sirven de pretexto para prodigar puntos de vista
interesantes y explicaciones innovadoras.[1]
LA MURALLA Y LOS LIBROS
Retomando al personaje histórico del
Primer Emperador chino, interpreta dos de sus acciones famosas —la muralla y una
destrucción masiva de libros— como signos misteriosos de decisiones ambiguas,
cuyas interrelaciones se vuelven
desconcertantes. La ruptura contra cualquier pasado con la quema y la
muralla como inútil contención contra cualquier cambio. Una larga cita del
corazón de esta especulación: “… quienes
ocultaron libros fueron marcados con un hierro candente y condenados a
construir, hasta el día de su muerte, la desaforada muralla. Esta noticia
favorece o tolera otra interpretación. Acaso la muralla fue una metáfora, acaso
Shih Huang Ti condenó a quienes adoraban el pasado a una obra tan vasta como el
pasado, tan torpe y tan inútil. Acaso la muralla fue un desafío y Shih Huang Ti
pensó: “Los hombres aman el pasado y contra ese amor nada puedo, ni pueden mis
verdugos, pero alguna vez habrá un hombre que sienta como yo, y ese destruirá
mi muralla, como yo he destruido los libros, y ese borrara mi memoria y será mi
sombra y mi espejo y no lo sabrá.” Acaso Shih Huang Ti amuralló el imperio
porque sabía que este era deleznable y destruyó los libros por entender que
eran libros sagrados, o sea libros que enseñan lo que enseña el universo entero
o la conciencia de cada hombre. Acaso el incendio de las bibliotecas y la
edificación de la muralla son operaciones que de un modo secreto se anulan.”[2]
LA ESFERA DE PASCAL
Remite a la afamada metáfora de que Dios
o el universo son una esfera peculiar con centro en todas partes y su
circunferencia en ninguna. Comienza con el pensamiento griego y termina con Blas
Pascal, cuando agregó un calificativo de terrible para esa esfera que tanto le
apasionó.
LA FLOR DE COLERIDGE
Remite al poema de Coleridge que explica
la aparición de una misteriosa flor tras el sueño, lo cual sirve para ilustrar
la hipótesis de que toda la literatura podría ser la encarnación de un Espíritu
pertinaz, que se va manifestando, una emanación intempestiva que regresa en
cada tiempo.
EL SUEÑO DE COLERIDGE
Cuenta el
prodigio de que soñar con el palacio de Kublai Khan, estableció vínculos
sorprendentes, además de la afirmación del portento de soñar, para descubrir
que el diseño del palacio también fue un sueño, que el sitio estaba
desaparecido de los registros, quedando como referencia legendaria, hasta que
el sueño de Coleridge lo condujo hasta el sitio.
EL TIEMPO Y J.W. DUNNE
De este ya había hecho una pequeña
indagación que me llevó a informarme sobre el tal autor Dunne, cuyas
indagaciones y retos cautivaron al propio Borges. El argumento lo estima Borges
muy complejo y con dificultades especiales para resumirse; comienza con una
noción de que auto-conocerse implica una expansión infinita, pues requiere de
otro Yo que conoce, por tanto comienza un juego de espejos hacia el infinito,
que el autor tomó en serio. Establece Dunne una serie infinita, al mismo
tiempo, propone que el futuro ya existe, pero se crea mediante una máquina de
ríos-tiempo confluyentes, igual que una legión de Yos, integran al individuo. Si
bien resulta sorprendente esta multiplicación de los tiempos, se sospecharía
que se comete alguno o varios deslices. “Dunne, asombrosamente, supone que ya
es nuestra la eternidad y que los sueños de cada noche lo corroboran.”[3] Amanera de conclusión, elogia
una especie de utopía contenida en este autor, quien “asegura que en la muerte aprenderemos
el manejo feliz de la eternidad. Recobraremos todos los instantes de nuestra
vida y los combinaremos como nos plazca. Dios y nuestros amigos y Shakespeare
colaborarán (…) Ante una tesis tan espléndida, cualquier falacia cometida por
el autor, resulta baladí.”[4]
LA CREACIÓN Y P. H. GOSSE
Borges aborda
una curiosa discusión, que ironiza a Gosse defensor del creacionismo, quien
rebatió la evolución y los fósiles, para enredarse con la presencia de los
ombligos, huella biológica contraria a la generación espontánea.
LAS ALARMAS DEL DOCTOR AMÉRICO CASTRO
Amplia contrariedad
contra los juicios del Dr. Castro quien cuestiona y critica el habla y estilos
literarios de Buenos Aires; ironía desplegada sobre las preferencias
regionales, del crítico; expresando el gusto de criticar al crítico. Anotamos
la inutilidad de la crítica arbitraria, sobre la cual se burla con ironía
Borges.
NUESTRO POBRE INDIVIDUALISMO
Cuestiona al
nacionalismo, comenzando con Atenas y otras antigüedades, para pasearse por las
peculiaridades nacionales argentinas, cuestionando su singular sentido de
heroicidad, que contrapone otros esquemas. Señala la ajenidad contra la
abstracción del Estado, encomia una tendencia individualista del argentino y
señala que podría poseer una irónica utilidad ante un nacionalismo vulgar. “El
más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética
lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en
los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son comunismo y
nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora,
encontrará justificación y deberes.”[5]
QUEVEDO
Cuestiona la
escasa popularidad de Quevedo, quizá justificada por su desliz de sensiblería o
patetismo, señalando que no generó ningún símbolo que se apodere de la
imaginación perdurable. Hace un repaso desde la caídas en análisis inútiles
contra filosofías paganas, hasta los aciertos poéticos y el briosa recopilación
del habla popular en Cuento de cuentos;
incluyendo la frase memorable de “Polvo
serán, mas polvo enamorado”. Analiza pero con un sentido elogioso para señalar la amplitud y
complejidad de Quevedo.
MAGIAS PARCIALES DEL QUIJOTE
Mediante el
argumento de que en El Quijote
aparece citado Cervantes y su obra, abriendo referencias circulares a
traducciones de la misma novela, Borges avanza hacia las referencias
circulares, mediante una hipotética noche DCII de Las mil y una noches, que crea una circularidad de referencia.
Luego lo muestra en la hipótesis de un gran mapa hipotético de Inglaterra, que
trazado en el suelo, entonces deberá contener un mapa de ese trazado en el
mapa, abriéndose hacia la duplicación paradójica e infinita, pues “Ese mapa, en
tal caso, debe contener un mapa del mapa; que debe contener un mapa del mapa
del mapa, y así hasta lo infinito”[6]
NATHANIEL HAWTHORNE
Una clase
sobre el escritor norteamericano Hawthorne. Reivindica su relación con el
ensueño; su encierro voluntario en un cuarto; sus anotaciones; destaca sus
cuentos, en especial el del buen esposo que se esconde por décadas, y la
hoguera de todo lo creado. Al final se aclara que fue una clase y las fuentes. Borges
hace una defensa de la alegoría, donde
retoma la refutación de Croce y la defensa de Chesterton. Narra la singular
historia de Wakefield, menciona el cuento Earth's Holocaust: el Holocausto de
la Tierra, donde se intentó destruir todo lo valioso en una gran pira. Prodiga
un elogio de la Letra escarlata,
aunque aprecia más los cuentos. Elogia una metáfora de Nathaniel sobre la gran grieta que se abrió
en el Foro de Roma,[7]
donde se sacrificó un soldado con todo y su caballo, anécdota que se plasmó en
una página del Marble Faun.
VALÉRY COMO SÍMBOLO
Comienza
comparando a Withman con Válery, en el singular arte de inventarse su propio
personaje, especie de alter-ego peculiar.
“Valéry ha
creado a Edmond Teste; ese personaje sería uno de los mitos de nuestro siglo si
todos, íntimamente, no lo juzgáramos un mero Doppelgänger de Valéry”[8]
El personaje representa una cumbre del pensar, con el respeto y aversión hacia
tal pureza intelectual.
EL ENIGMA DE EDWARD FITZGERALD
Explica, con
elegante circunvolución, el encuentro del matemático y poeta árabe Omar Kayam (junto
con su Rubaiyat) con el traductor
inglés Eduard Fitzgerald, que en la insólita opinión, parecen haber formado una
nueva síntesis, otro poeta que no existía en el original y tampoco en el
talento del inglés. De Kayam se advierte
que estudió también teología “porque todo hombre culto es un teólogo, y para
serlo no es indispensable la fe.”[9]
SOBRE OSCAR WILDE
“Nos cuesta
imaginar el universo sin los epigramas de Wilde; esa dificultad no los hace
menos plausibles.”[10]
En especial, señala que las opiniones epigramáticas de Wilde suelen tener
razón.
SOBRE CHESTERTON
Conjetura
sobre el extraño género de Chesterton que mezcla lo policiaco con una
metafísica… les llama Tour de forcé (viaje forzado, loca carrera diría Deleuze)
donde se dan giros que sustituyen hipótesis del caso (tipo relato policial)
realistas por metafísicas y de nuevo por otras.
“Chesterton
pensó, como Whitman, que el mero hecho de ser es tan prodigioso que ninguna
desventura debe eximirnos de una suerte de cósmica gratitud”[11]
Y alrededor de los autores se les juzga por su filiación, en este ejemplo, “En
este país, los católicos exaltan a Chesterton, los librepensadores lo niegan.”
Compara dos
parábolas. La de Kafka “Ante la Ley” donde detalla que uno personaje se detiene
ante la puerta, hasta que le abandonan la puerta y se entera que él era el
predestinado. La segunda del Pilgrim's
Progress de Bunyan, donde un guerrero pide lo anoten a la entrada para
asaltar militarmente un castillo muy custodiado, “Chesterton dedicó su vida a
escribir la segunda de las parábolas, pero algo en él propendió siempre a
escribir la primera.”[12]
EL PRIMER WELLS
Compara a
Wells con Verne, que la ventaja no es científica, sino que el británico posee
otras cualidades, para Borges, “La obra que perdura es siempre capaz de una infinita y
plástica ambigüedad; es todo para todos, como el Apóstol; es un espejo que
declara los rasgos del lector y es también un mapa del mundo. Ello debe
ocurrir, además, de un modo evanescente y modesto, casi a despecho del autor;
éste debe aparecer ignorante de todo simbolismo. Con esa lúcida inocencia obró
Wells en sus primeros ejercicios fantásticos, que son, a mi entender, lo más
admirable que comprende su obra admirable.”[13]
Explica por
qué el autor debe evitar dar él sus propios razonamientos y dejar que el
argumento mismo lo haga: “Mientras un
autor se limita a referir sucesos o a trazar los tenues desvíos de una
conciencia, podemos suponerlo omnisciente, podemos confundirlo con el universo
o con Dios; en cuanto se rebaja a
razonar, lo sabemos falible. La realidad procede por hechos, no por
razonamientos; a Dios le toleramos que afirme “Soy El Que Soy” (Éxodo,
3, 14), no que declare y analice, como Hegel o Anselmo, el argumentum ontologicum.”[14]
Aunque Borges mismo, no acostumbró
cumplir con esta regla. En paralelo ese siguiente párrafo ensaya un argumento
teológico paradojal, “Dios no debe teologizar;… como desconfiaríamos de
la inteligencia de un Dios que mantuviera cielos e infiernos. Dios, ha escrito
Spinoza (Etica, 5,17), no aborrece a nadie y no quiere a nadie.”[15]
Primero hace
un elogio muy barroco de las cualidades del novelista y finalmente se confiesa
fanático de Wells “algunos milagros
atroces: The Time Machine, The Island of Dr. Moreau, The Plattner Story, The
First Men in the Moon. Son los primeros libros que yo leí; tal vez serán
los últimos”.
EL “BIATHANATOS”
Aborda un
libro curioso que “declara el subtítulo (The
Self-homicide is not so naturally sin that it may never be otherwise) y la
ilustra, o la agobia, un docto catálogo de ejemplos fabulosos o auténticos…
hasta el pelícano, símbolo de amor paternal, y las abejas, que, según consta en
el Hexameron de Ambrosio, “se dan muerte cuando han contravenido a las
leyes de su rey”.”[16] Encuentra Borges un
segundo argumento teológico en la obra, de tal manera que Sansón, sospechado de suicida por derribar las columnas, se planteó como símbolo de Cristo. Entonces
aparece el argumento de Cristo suicida en “la frase “doy mi vida por las
ovejas” (Juan, 10:15) y la curiosa locución “dio el espíritu”...
confirma el versículo “Nadie me quita la vida, yo la doy” (Juan, 10:
18), infiere que el suplicio de la cruz no mató a Jesucristo y que éste, en
verdad, se dio muerte con una prodigiosa y voluntaria emisión de su alma.”[17] “Para el cristiano, la
vida y la muerte de Cristo son el acontecimiento central de la historia del
mundo; los siglos anteriores lo prepararon, los subsiguientes lo reflejan….
quizá el hierro fue creado para los clavos y las espinas para la corona de
escarnio y la sangre y el agua para la herida. Esa idea barroca se entrevé
detrás del Biathanatos. La de un dios que fabrica el universo para
fabricar su patíbulo.”[18] Y afirmar una vocación autodestructiva
de la divinidad poseería ecos dramáticos y desconcertantes.
Señala a Philipp Batz (en la historia de
la filosofía Philipp Mainländer) quien “imaginó que somos fragmentos de un
Dios, que en el principio de los tiempos se destruyó, ávido de no ser. La
historia universal es la oscura agonía de esos fragmentos. Mainländer nació en
1841; en 1876 publicó su libro, Filosofía de la redención. Ese mismo año
se dio muerte.”[19]
PASCAL
Retoma los
“pensamientos” de Pascal, en especial la metáfora de la esfera, en su
aplicación a la naturaleza y a Dios. “Pascal afirma que la naturaleza (el
espacio) es “una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y la
circunferencia en ninguna”. Pascal pudo encontrar esa esfera en Rabelais (III,
13), que la atribuye a Hermes Trimegisto, o en el simbólico Roman de la Rose,
que la da como de Platón. Ello no importa; lo significativo es que la metáfora
que usa Pascal para definir el espacio es empleada por quienes lo precedieron
(y por Sir Thomas Browne en Religio Medici) para definir la divinidad.”[20]
Se sonríe de la aplicación de las probabilidades al “arte apologético”, lo cual
no es propio del místico, “es uno de los hombres
más patéticos de la historia de Europa”.
Analiza el
Fragmento 72 “Je
lui veux peindre l’immensité… dans l’enceinte de ce raccourci d’atome” Traducción Google del fragmento completo y pongo
tachado lo que no cita Borges: “Quiero
que pinte no solo el universo visible, sino también la inmensidad que se
puede concebir de la naturaleza, en el recinto de este átomo acortado.
Que vea allí una infinidad de universos, cada uno de
los cuales tiene su firmamento, su…”
Aquí perfila un tema favorito de Borges que es la contención del universo en
cada átomo, de tal manera que
Eso viene
referido al argumento de Platón en el libro 10 sobre el Arquetipo, donde rechaza
la pintura por ser el simulacro de un simulacro, pues el original viene del
divino arquetipo que ya lo copió el carpintero, luego el pintor lo copia. El
tema del arquetipo recibe repetida atención de Borges: “pasaje
del décimo libro de La República, donde se nos dice que Dios crea el
Arquetipo de la mesa, el carpintero, un simulacro del arquetipo, y el pintor,
un simulacro del simulacro”.[21]
EL IDIOMA ANALÍTICO DE JOHN WILKINS
El capítulo
dedicado a Wilkins ha provocado tantas derivaciones que merecería un ensayo
completa. Bastaría el mérito de provocar la apertura de Las palabras y las cosas de Foucault para abundar en meditaciones,
al inspirar mediante una enumeración absurda atribuida a un texto chino.[22]
El argumento básico es que Wilkins propuso un idioma analítico para darle
contenido conceptual a cada palabra, estableciendo una correspondencia de cada
palabra con categorías específicas, comenzando con dividir el universo en 40
categorías. El texto mantiene un impresionante tono jocoso y erudito
simultáneamente que se ha mantenido en la delicia de los lectores, dando una
ilusoria sustancia a cada palabra, mediante el tramado de las categorías. Las
ironías abundan como la que fascinó a Foucault en esta lista: “Esas ambigüedades, redundancias y deficiencias recuerdan las que
el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio
celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito
que los animales se dividen en a) pertenecientes al Emperador b) embalsamados
c) amaestrados d) lechones e) sirenas f) fabulosos g) perros sueltos h)
incluidos en esta clasificación i) que se agitan como locos j) innumerables k) dibujados
con un pincel finísimo de pelo de camello l) etcétera m) que acaban de romper
el jarrón n) que de lejos parecen moscas.”[23]. El
texto también sirve para señalar las perplejidades ante el orden mismo del
universo, que para Hume era producto de “el bosquejo rudimentario de algún dios
infantil, que lo abandonó a medio hacer”,[24] y como
ese escándalo herético, los contrapuntos abundan. Pero culmina con la ironía de
Chesterton que relativiza: ““El hombre sabe que hay en el alma tintes más
desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva
otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones,
son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y
chillidos. Cree que del interior de un bolsita salen realmente ruidos que
significan todos los misterios de la memoria y todas la agonías del anhelo.”[25]
KAFKA Y SUS PRECURSORES
Plantea unas
cuantas metáforas que prefiguran a Kafka, así las de Zenón sobre Aquiles y la
tortuga, o la del arco prefiguran a El
castillo.
Plantea otras
de Kierkegaard “Lowrie, en su Kierkegaard,
transcribe dos. Una es la historia de un falsificador que revisa, vigilado
incesantemente, los billetes del Banco de Inglaterra; Dios, de igual modo,
desconfiaría de Kierkegaard y le habría encomendado una misión, justamente por
haber avezado el mal”[26] Esta convendría
analizarla de nuevo, por la retroalimentación entre falsificación del mundo y
la desconfianza de Dios ¿imposible?
Una teológica:
“La cuarta de las prefiguraciones la hallé en el
poema Fears and Scruples de Browning, publicado en 1876. Un hombre
tiene, o cree tener, un amigo famoso. Nunca lo ha visto y el hecho es que éste
no ha podido, hasta el día de hoy, ayudarlo, pero se cuentan rasgos suyos muy
nobles, y circulan cartas auténticas. Hay quien pone en duda los rasgos, y los
grafólogos afirman la apocrifidad de las cartas. El hombre, en el último verso,
pregunta: “¿Y si este amigo fuera Dios?”.”[27]
Señala que
cada una de estas anticipaciones se liga a Kafka, pero entre ellas nada tienen
que ver, entonces el creador establece la relación múltiple y la unifica. La
conclusión es la modificación de la línea temporal por el escritor, por el gran
Kafka “El hecho es que cada escritor crea sus
precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de
modificar el futuro.”[28]
DEL CULTO DE LOS LIBROS
Comienza con
las explicaciones antiguas donde las guerras y adversidades eran motivación para contarse, una justificación
teleológica del desastre previo, cuando Homero eran para cantarse, para
Mallarmé son para escribir libros. Explica los casos cuando los libros eran
menospreciados o se manifestaba desconfianza hacia su textura. Por ejemplo el
Fedro: “libros son como las figuras pintadas, “que parecen vivas, pero no
contestan una palabra a las preguntas que les hacen”.[29]
Luego muestra la desconfianza de Clemente de Alejandría porque el libro estará
en otras manos, las de desconocidos: “Escribir en un libro todas las cosas es
dejar una espada en manos de un niño”. Jesús escribió pocas palabras en la
tierra y no fueron leídas según Juan 8:6; sería el mayor maestro oral y con la
metáfora de los cerdos también mostró prudencia sobre las consecuencias de la
palabra.
Borges estima
surgió una revolución y el panorama cambia con la perspectiva de San Agustín que admiró a
Anselmo, por su lectura callada, en silencio, como una novedosa posición: “el
extrañó arte que iniciaba, el arte de leer en voz baja, conduciría a
consecuencias maravillosas. Conduciría, cumplidos muchos años, al concepto de
libro como fin”[30]
Surge el libro por sí mismo. Para reforzar esta posición, pone la
interpretación del Korán, por un autor, quien toma al Libro Sagrado como una
especie de arquetipo y perviviendo en la divinidad misma.
Otro paso está
al considerar que el Universo mismo es un libro, que lo comienza con los
cabalistas, por ejemplo, “El tratado Sefer
Yetsirah (Libro de la Formación), redactado en Siria o en Palestina hacia
el siglo VI, revela que Jehová de los Ejércitos, Dios de Israel y Dios
Todopoderoso, creó el universo mediante los números cardinales que van del uno
al diez y las veintidós letras del alfabeto.”[31]
Esa afirmación la ve repetida en otros ámbitos como Bacon sosteniendo que la
naturaleza se forma en un alfabeto natural. Carlyle al redactar la biografía
de Cagliostro interpretó que “Bacon; estampó que la historia universal es una
Escritura Sagrada que desciframos y escribimos inciertamente, y en la que
también nos escriben.”[32]
En fin, “y ese libro incesante es la única cosa
que hay en el mundo: es, mejor dicho, el mundo”.
EL RUISEÑOR DE KEATS
Analiza el
famoso poema del joven Keats, la Oda a un ruiseñor que data de 1819. Discute en
especial una metáfora donde el poema relaciona al ruiseñor presente con el
separado de siglos que escuchó la bíblica Ruth, donde la única respuesta
plausible parece ser que “el individuo es de algún modo la especie, y el
ruiseñor de Keats es también el ruiseñor de Ruth”[33] Al escaparse esa opción a
los críticos, la falla queda remitida al sentido aristotélico de la tradición
inglesa, que solamente siente vital lo individual, mientras lo genérico no son
arquetipos sino meras abstracciones mentales. “El inglés rechaza lo genérico
porque siente que lo individual es irreductible, inasimilable e impar…. No
entiende la Oda a un ruiseñor; esa valiosa incomprensión le permite ser
Locke… (con) las no escuchadas y proféticas advertencias del Individuo
contra el Estado.”[34]
EL ESPEJO DE LOS ENIGMAS
A favor de interpretar la Sagrada
Escritura como símbolo, toma las interpretaciones de León Bloy, quien en
especial analizó un pasaje bíblico “Un versículo de San Pablo (I, Corintios,
XIII, 12) inspiró a León Bloy. Videmus
nunc per speculum in aenigmate: tunc autem facie ad faciem. Nunc cognosco
exparte: tunc autem cognoscam sicut et cognitus sum.”[35] Borges se burla de los
malos traductores, y elogia los logros. Pone varios fragmentos de discusiones
de Bloy basados en ese pasaje. “Bloy (lo repito) no hizo otra cosa que aplicar
a la Creación entera el método que los cabalistas judíos aplicaron a la
Escritura…. Su apología es que nada puede ser contingente en la obra de una
inteligencia infinita… Es dudoso que el mundo tenga sentido; es más dudoso
aunque tenga doble y triple sentido, observará el incrédulo. Yo entiendo que
así es; pero entiendo que el mundo jeroglífico postulado por Bloy es el que más
conviene a la dignidad del Dios intelectual de los teólogos”[36] Magnífico comentario para
mostrar opción de comprender la divinidad a nivel de lo muy inteligente; por
eso la imagen de la relación Creador-Mundo permite una ampliación del sentido y
del simbolismo no-azaroso en la configuración de Cosmos.
DOS LIBROS
Utilizando los libros de Wells y de
Russell cuestiona al fascismo en su raíz nacionalista, indicando la
homogeneidad en el discurso de raza, tan usual en esa época, compartido por
diferentes tendencias políticas. En el párrafo final un cuestionamiento a
Carlyle parece darle la vuelta a Russell.[37]
ANOTACIÓN AL 23 DE AGOSTO DE 1944
El día de la
liberación de París, lo lleva a recordar la abundante germanofilia en
Argentina, y da explicaciones sobre el rechazo a tal tendencia; además plantea
la imposibilidad de la asunción del nazismo y otras tendencias de barbarismo
agresivo, sostiene que el propio Hitler busca inconscientemente su
aniquilación.
SOBRE EL “VATHEK” DE WILLIAM BECKFORD
Comienza con
la opción juguetona de cómo se haría una biografía sin referirse a la obra,
afirmación de Wilde, atribuida a Carlyle y aplicada a Miguel Ángel. Pero el
caso se aplica a William Beckford para quien su cuidadoso biógrafo olvidó
considerar a su obra maestra, una novela gótica precursora del surrealismo
denominada Vathek. El centro para Borges está en la tentación del personaje que
se hunde en un pasaje donde alcanza un sitio anhelado “el
Alcázar del Fuego Subterráneo abunda en esplendores y en talismanes, pero
también es el Infierno… el Infierno es el castigo del pecador que pacta con los
dioses del Mal; en ésta es el castigo y la tentación.”[38] Discute Borges el
significado de este ambiguo premio-castigo que se plantea en esta novela, lo
compara con otros infiernos, especialmente el infierno-cárcel de Dante. Lo
relaciona también contra otros horrores indefinidos, como la blancura de la
ballena Moby Dick, etc. Señala la ambigüedad del epíteto inglés “uncanny” para
denotar el horror sobrenatural, bien aplicado para el texto Vathek.
SOBRE “THE PURPLE LAND”
El libro
pareciera cuestionarlo por sus aventuras lineales, para reconsiderar “Quizá
ninguna de las obras de la literatura gauchesca aventaje a The Purple Land…
cosmorama de la vida argentina que Hudson cantó, describió y comentó… The
Purple Land es de los muy pocos libros felices que hay en la tierra…
DE ALGUIEN A NADIE
Desde la
pluralidad de la forma de Elohim con la cual comienza el Génesis, avanza por la
vertiente semántica y teológica, para mostrar la final identidad entre el súper
Ser de la divinidad, hasta su nihilización que planteó también Juan Erígena
Escoto. “acude a la palabra nihilum, que
es la nada; Dios es la nada primordial de la creatio ex nihilo, el
abismo en que se engendraron los arquetipos y luego los seres concretos. Es
Nada y Nadie”[39]
Aunque también
esta nihilización está presente en los halagos a Shakespeare, y en potencia a
otras operaciones mentales.
FORMAS DE UNA LEYENDA
Analiza la
leyenda de Buda… Según una metáfora “los
cinco mensajeros secretos que envían los dioses; son un párvulo, un anciano
encorvado, un tullido, un criminal en los tormentos y un muerto, y avisan que
nuestro destino es nacer, caducar, enfermar, sufrir justo castigo y morir.” Explica el relato de Siddhartha, el
Bodhisattva, el pre-Buddha, hijo de un gran rey, que aislado de todo
sufrimiento en un palacio en una salida casual se encuentra con los casos de
sufrimiento y prefiere seguir la ruta de los monjes. De ahí se sumerge en una
discusión sobre si el propio Buddha creó los casos de sufrimiento, para
aparentar perplejidad, ya que una divinidad lo debe crear y saber todo desde
siempre, así que ahonda las hipótesis. Como sea, el príncipe privilegiado que
en realidad sea un dios que se espanta y conduele de la miseria ajena resulta
una enorme metáfora de la perplejidad. Utiliza como uno de los epílogos la
referencia al relato del Príncipe Feliz de Wilde que se conduele del reino después de muerto, acentuando que
corresponde a otro final para la leyenda de Siddhartha.
DE LAS ALEGORÍAS A LAS NOVELAS
Relación entre
el paso de la realidad del concepto (realismo) al nominalismo (la existencia
del individuo empírico) en la filosofía, se relaciona con el paso de la
alegoría (lo general o conceptual tras la imagen o metáfora) hasta la novel,
que da vida a un concepto mediante personajes, adquiere un giro final
sorprendente a ligarlo con una traducción de Bocaccio; el salto resulta
desconcertante.[40]
NOTA SOBRE (HACIA) BERNARD SHAW
Elogia el
valor literario de Shaw afirmando que no es el humor (que le ha valorado tanto)
sino su trasfondo ético y filosófico lo que permanecerá.
Ruda crítica
al “argentino”… “El argentino siente que el universo
no es otra cosa que una manifestación del azar, que el fortuito concurso de
átomos de Demócrito; la filosofía no le interesa. La ética tampoco: lo social
se reduce, para él, a un conflicto de individuos o de clases o de naciones, en
el que todo es lícito, salvo ser escarnecido o vencido.”[41]
HISTORIA DE LOS ECOS DE UN NOMBRE
Este ensayo
teje un magnífico arco mental alrededor de la declaración de la divinidad en el
Éxodo ante la pregunta de Moisés, con la respuesta de (Yo) “Soy el que soy”. El
tejido comienza atravesando el río turbulento de las creencias sobre el poder
que confiere el nombre propio, los peligros de perderlo por los cruces del
Inframundo según la antigua religión egipcia; para esclarecernos con el paso de
la declaración cómica hacia la dramática de Parolles,[42]
personaje de Shakespeare en 1602, un paso
tan dramático que va desde la carcajada hasta el llanto para comprender la
condición humana. Luego atraviesa el drama de la vejez de Swift,[43]
que lo anticipó en unos personajes que envejecen con decadencia sin morir en
Gulliver (3ª parte), y rematar con una reflexión del viejo Schopenhauer, que
interroga a la misma voluntad.[44]
EL PUDOR DE LA HISTORIA
Goethe afirma
que en la batalla de Valmy cambiaba la historia ante sus ojos. Esta afirmación
Borges la convierte hacia otro sentido, para mostrar el surgimiento de
nacionalismo y su reverso en la nobleza ante el enemigo. Como primer caso de
sentido nacionalista analiza un oscuro pasaje de las relaciones entre guerreros
de Islandia y los sajones de Inglaterra (antes de ser tales países). En el
último cierra con una aseveración de Lawrence sobre sus enemigos alemanes.[45]
NUEVA REFUTACIÓN DEL TIEMPO
A manera de un
juego intelectual explora argumentaciones filosóficas que dan pie a la refutación
del tiempo. Comienza empleando ampliamente a Berkley, más por su lado
fenomenológico, que por su cara idealista, conforme el ser exige ser percibido,
el famoso “Su esse es percipi; no es
posible que existan fuera de las mentes que las perciben”.[46]
Antes de hundir al mundo en una apariencia caótica, Berkley retrocede y le
otorga a Dios el privilegio de observarlo todo, garantizando su “ser percibido”
mientras la humanidad anda distraída o sin percibir; en cambio, Hume se quedó
con el flujo de percepciones presente en cada individuo, más cerca de una
fenomenología subjetiva. Pero ese flujo estaría hecho de tiempo, que ¿por qué
no tirarlo también en el flujo? Bajo las caras se negó al sujeto unificado con
el empirismo, bajo la serie se pierde el privilegio “¿La
serie? Negados el espíritu y la materia, que son continuidades, negado
también el espacio, no sé qué derecho tenemos a esa continuidad que es el
tiempo.”[47] Retoma
un ejemplo de la aventura juvenil de Huckleberry Finn, para señalar que “La
metafísica idealista declara que añadir a esas percepciones una sustancia
material (el objeto) y una sustancia espiritual (el sujeto) es aventurado e
inútil; yo afirmo que no menos ilógico es pensar que son términos de una serie
cuyo principio es tan inconcebible como su fin. Agregar al río y a la ribera
percibidos por Huck la noción de otro río sustantivo de otra ribera, agregar
otra percepción a esa red inmediata de percepciones, es, para el idealismo,
injustificable; para mí, no es menos injustificable agregar una precisión
cronológica”. Así como el objeto unificado es la duplicación de las muchas
apariencias de la cosa y también el sujeto individual es la duplicación de las
expresiones de su accionar y percibir, entonces también las series del espacio
son colecciones para encajar lo percibido y, por último, la cronología es una retahíla
para encajar las percepciones en sucesión. Junto con esto Borges cuestiona la
simultaneidad. Señala la percepción del instante, “Me dicen que el presente, el
specious present de los psicólogos,
dura entre unos segundos y una minúscula fracción de segundo; eso dura la
historia del universo.”[48] Y ese instante es lo fenomenológico, en ese
sentido lo real. Una vez separado el tiempo, ¿cómo se comparte su percepción?
Volvemos al misterio, el rigor separa con tanto detalle que la continuidad no
se comprende.
Emplea un
argumento, de Shaw sobre lo acumulativo. Lo máximo que se puede morir o sufrir
es individual, no hay manera de acumular los dolores ajenos: “juzga Bernard Shaw (Guide
to Socialism, 86) “Lo que tú puedes padecer es lo máximo que pueda padecerse
en la tierra. Si mueres de inanición sufrirás toda la inanición que ha
habido o que habrá. Si diez mil personas mueren contigo, su participación
en tu suerte no hará que tengas diez mil veces más hambre ni multiplicará por
diez mil el tiempo en que agonices. No te dejes abrumar por la horrenda suma de
los padecimientos humanos; la tal suma no existe. Ni la pobreza ni el dolor son
acumulables”. Cf. también The Problem of Pain, VII, de C. S. Lewis.”[49]
Evoca
una noche singular en el barrio argentino conocido que sintió la presencia de
la eternidad; más allá de la impresión, Borges mantuvo y manifestó la creencia
en ello, al disolverse la separación de los momentos semejantes, entonces el
tiempo sería una “delusión” o ilusión. Para reforzarlo emplea un argumento
paradójico: “Derivo de antemano esta conclusión:
la vida es demasiado pobre para no ser también inmortal.”
Vuelve a Berkley, siguiendo el argumento
del llamado realismo (la realidad de las ideas) el obispo negó la material y
recurrió a un Dios espectador que mantiene la percepción para que todo se
mantenga existiendo.[50] Luego Borges cuestiona
algunas refutaciones de Berkley que le parecen malos entendidos, como
Schopenhauer que privilegia la parte de la materia del cerebro (el fragmento
que percibe) o al espíritu que se convierte en sustancia (Berkley niega
cualquier sustancia, en contra de Spinoza).
Negar el tiempo implica dos negaciones,
señala con agudeza Borges, la sucesión y la simultaneidad. Asimismo, negar al
tiempo es ambiguo pues señala en distintas direcciones: “Puede significar la eternidad
de Platón o de Boecio y también los dilemas de Sexto Empírico.”[51] De ahí, Borges se dirige
hacia una metáfora suprema del tiempo como el punto de una rueda. “Nadie ha vivido en el pasado, nadie vivirá en
el futuro: el presente es la forma de toda vida, es una posesión que ningún mal
puede arrebatarle… El tiempo es como un círculo que girara infinitamente” Luego
precisa una metáfora budista antigua de la rueda, que corresponde a lo anterior
de manera más perfecta y agrega una observación de Plutarco (De E apud
Delphos, 18): “El hombre de ayer ha muerto en el de hoy, el de hoy muere en
el de mañana.” Termina lamentándose que el tiempo es irreversible y de hierro,
vamos hacia un destino arrastrados sin cesar.
SOBRE LOS CLÁSICOS
Comienza elogiando la etimología aunque
reconociéndola inútil, en este caso, para relacionar los barcos flotantes con
lo clásico, “clásico, es inútil que este adjetivo descienda del latín classis, flota, que luego tomaría el
sentido de orden. (Recordemos de paso, la formación análoga de ship-shape.”[52] Pone el ejemplo del I Ching, para explicar que para él lo
clásico en literatura lo define como lo escrito que durante generaciones para
naciones: “Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el
largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado,
fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término.
Previsiblemente, esas decisiones varían. Para los alemanes y austríacos”[53] Si bien las emociones que
despierta la literatura son eternas, sus motivos varían en tantos accidentes,
cuando simples barreras geográficas impiden su recepción. Señala que el fervor
a veces se une al tedio como con Fausto
o la Divina comedia, así que resulta
imposible precisar qué seguirá siendo clásico.
EPÍLOGO
Descubre que estima las ideas religiosas
o filosóficas por su valor estético, además el número de metáforas es limitado,
pero con valor de Apóstol, este
término resulta curioso, merecedor de una explicación ¿la metáfora es tan
elocuente y escasa como un Apóstol?
NOTAS
[1] Lectura motivada por la flor que permaneció tras el sueño del
poeta Coleridge, para luego descubrir que el inglés fue un soñador profesional
que provoca nostalgia por un sueño juvenil propio.
[3] P 14 Es decir, Dunne
creía que la mente posee la facultad de viajar en el tiempo, pero que está
contenida y que solamente se adquiere completa tras la muerte.
[6] P 30. Afirma una
cita de Josiah Royce, en el primer volumen de la obra The world and the individual (1899). Paradoja que contradice el
aserto usual de que “el mapa no es territorio”.
[7] Se refiere a una
leyenda de Roma, que fue relatada por sus historiadores principales señalada
como Lacus Curtius (Lago o pozo Curtio).
Esa cavidad en el centro del Foro Romano fue legendaria, y la más afamada por
Tito Livio y Varrón recuerda ese foso en el centro del Foro. El abismo era imposible
de cubrir, pero hubo una profecía y entonces el joven Curtio se sacrificó por
Roma y así el espacio se cerró, mientras se salvaba la ciudad.
[15] P. 55. Borges suele
desconfiar de la divinidad sencilla, la de castigos pueblerinos, para proponer
una entidad compleja, sobre-existente que permite el comportamiento más extraño
del Universo y del humano. Es decir, aboga por un Dios infinitamente
inteligente.
[24] David Hume, Dialogues
Concerning Natural Religion, V. 1779.
[28] P 65. En general, he
mantenido la impresión de que a Borges no le agradaba suficiente Kafka, aquí
propone otra perspectiva, mediante la auto-creación del novelista, atribuye una
máxima cualidad de la Génesis.
[35] P 72. La traducción
correcta la va planteando por pedazos, aquí una completa: “Ahora vemos por
espejo, en oscuridad; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte;
mas entonces conoceré como soy conocido.” Traducción de Cipriano de Valera
(supongo la Reyna-Valera).
[37] “Bertrand Russell
concluye: “En cierto modo, es lícito afirmar que el ambiente de principios del
siglo XVIII era racional y el de nuestro tiempo, antirracional”. Yo eliminaría
el tímido adverbio que encabeza la frase.” P. 77.
[39] P 86. Precursor del
camino filosófico de la creación de Hegel, que mediante la dialéctica parte de
la oposición primera entre el Ser y la Nada, para formar un universo concreto.
[40] P 93. “Aquel día de
1382 en que Geoffrey Chaucer, que tal vez no se creía nominalista, quiso
traducir al inglés el verso de Boccaccio “E con gli occulti ferri i Tradimenti
“ (Y con hierros ocultos las Traiciones), y lo repitió de este modo: “The
smyler with the knyf under the cloke” (El que sonríe, con el cuchillo bajo la
capa).”
[42] P 97. “Ya no seré
capitán, pero he de comer y beber y dormir como un capitán; esta cosa que soy
me hará vivir”. Así habla Parolles y bruscamente deja de ser un personaje
convencional de la farsa cómica y es un hombre y todos los hombres.”
[43] P 98 “Y una tarde,
viejo y loco y ya moribundo, le oyeron repetir, no sabemos si con resignación,
con desesperación, o como quien se afirma y se ancla en su íntima esencia
invulnerable: Soy lo que soy, soy lo que soy.”
[44] P. 98 “Schopenhauer
sabía muy bien que ser un pensador es tan ilusorio como ser un enfermo o un
desdeñado y que él era otra cosa, profunda-mente. Otra cosa: la voluntad, la
oscura raíz de Parolles, la cosa que era Swift.”
[45] Este breve ensayo
sirve para revisar el surgimiento del nacionalismo moderno y sus alteraciones,
equivalente, como la fraternidad universal, así como la agudeza crítica contra
las xenofobias.
[47] P 105. La fuerza que
recobra la serie para los herederos de la fenomenología como Sartre o algo de
Deleuze terminaría derrumbada con el siguiente argumento, ya que la serie es
extensión material o continuidad temporal, que escapa entre las manos.
[49] P 107. Sin embargo,
las masacres o las desgracias colectivas poseen una categoría propia, la
llamada por Deleuze el acontecimiento. Cf Lógica
del sentido.
[50] En ese sentido no “existe
Dios” porque no lo estamos percibiendo en este momento, por ser la parte
incapaz de percibir el Todo (de Principio a Fin), no somos la flecha
privilegiada que atraviesa el universo (a velocidad ilógica como indica Zenón) sino
la gota de rocío que se posa en la flor (como Kayam).