Por Carlos Valdés Martín
Nacimos de piel suave y huesos fuertes, ligeros para cometer errores cuando nos aventuramos en lo desconocido.
La suma de nuestros errores y moretones en las rodillas, serán signo de que lo intentamos.
Con la lección aprendida en cada moretón,
volver al camino con más bríos,
esos tropiezos labrarán el éxito y el triunfo final
de cada ideal y buen deseo.
¿Quiénes no se equivocan?
¡Los conformistas, los que nada hacen por salir de la mediocridad y los que se regodean en las migajas de la grandeza ajena!
La gloria no consiste en jamás caer, sino en levantarse cada vez que te derriben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario