Por Carlos Valdés Martín
El
libro Liderazgo Funky ofrece un giro
muy interesante en los temas de liderazgo y superación personal. Sin duda la
novedad proviene de la amplia experiencia de los autores, pues ya cuentan años
generando propuestas en torno a un tema que pareciera más destinado a las
élites: liderazgo. Este tema pareciera acaparado por otras latitudes, en
especial, con algunos betsellers
primermundistas, pero aquí se da un salto o hasta un sobre-salto en este tema
para mostrar otra cara, el aspecto desconocido del nuevo liderazgo.
Ya
existe el liderazgo para empresas, jóvenes, niños, mujeres… ¿Faltaba algo en el
panorama? Bajo la autoría de Arturo Cruz Cabrera y Rogelio Sánchez Galán (QEPD[1])
surge una novedad radical con el tema con el “Funky-liderazgo”.
Lo
primero que hace el libro es justificar cómo un ritmo musical contribuye a un
nuevo estilo de liderazgo. El “funky” es un ritmo surgido desde la
contra-cultura del gusto afroamericano (fuiu: casi escribo “negro” y eso no me
lo perdonaría ni Obama). Ese ritmo alegre, cadencioso y diferente se impuso con
fuerza en el gusto mundial, aunque ahora lo escuchamos en otras mezclas
sonoras, pues los rockeros, metaleros, raperos, hip-hoperos y demás son
tributarios del rompimiento funky. ¿Qué tiene que ver esa música contestataria
con el liderazgo? Yo mismo no lo habría descubierto, pero el libro nos revela
una vertiente novedosa: la frescura y la diferencia, el salirse del camino e
innovar.
Resulta
sorprendente y original su visión de la moda, como una vanguardia del gusto y
nos explica la complejidad de esa industria de vanidades. Es relevante comprender
la moda y sus mecanismos, cómo seduce al consumidor y posee mil estrategias
para enganchar y proponer cambios. El libro no es apologista ni tan crítico que
nos lleve a la contemplación. Se acusa a la moda de superficial, pero quien
entiende lo superficial está en la pista correcta para comprender el fondo.
Por si
nos pareciera audaz el abordar la moda a fondo, todavía se enrola frente a las
grandes mega-tendencia de nuestra época: el hedonismo global. El hedonismo es
buscar la satisfacción instantánea y contentarse en ello. Los críticos sociales
han cuestionado nuestro afán de consumir sin medida y la creencia de que basta
un mayor nivel de ingresos para solucionarnos la existencia. Ante la evidencia
de que el dinero no soluciona la vida, los autores imaginan un liderazgo que
considere lo básico de nuestra existencia y no se contente con sonrisas
superficiales. En ese sentido, el concepto de liderazgo funky busca una guía
más honda, como antes han hecho los líderes intelectuales y humanistas
destacados.
Presentando
una plataforma de investigaciones importante (sin faltar citas de los filósofos
y pensadores clásicos) el texto es muy comprensible, incluso para quien no posee
formación especializada, pues siempre se dirige con ejemplos prácticos y casos
concretos. Las ilustraciones claras y llamados al costado de la página hacen
más amena la lectura.
En el
tema de la comunicación este liderazgo funky nos entrega interesantes
reflexiones, donde se muestran los hechos del comportamiento humano y como
saltar las barreras para entendernos mejor. Ese es el problema de muchos que se
han creído líderes: no se comunican bien, pues ni escuchan a los demás ni
manejan el arte de explicar con claridad. Para una buena comunicación nos
ofrece un “estilo” que relaciona con lo “chic”, es decir, una manera de
comunicarnos que alcance la frescura y amarre con el código profundo, ese
descifrador de temas que utilizamos sin fijarnos.
Como
nuestra época está saturada de información y conocimiento, también se alerta al
líder para apropiarse de todo nuevo conocimiento e información, pues con esas
armas se ganan las batallas: conocimiento del campo de lucha (que es la vida
misma) y de sus armas (que son nuestras herramientas). Para este enfoque el
conocimiento ha de ser divertido y avanzar por caminos poco trillados. En
contra de lo que intentaron convencernos viejos profesores demasiado severos,
este libro nos muestra que ¡el mejor conocimiento trae diversión! Y, además, el
aprender no se termina nunca. Tanto se ha descubierto, pero todavía falta tanto
más por descubrir. ¿El lector se aventurará en el camino del descubrimiento? A
veces, perderse es descubrirse.
Este
modelo de liderazgo funky es divergente y original, pero con fundamentos, por
eso el libro presenta un enfoque sobre la ética. No es el aburrido tumbaburros
del “deber ser” sino una reflexión muy práctica y cercana a los problemas del
lector. Por ejemplo, expone casos del típico conflicto dentro de la empresa o
escuela, descubre las preocupaciones del empleado regañado y de la madre con
hijos rebeldes. Estos principios se relacionan con la flexibilidad y
adaptabilidad para superar los problemas y obtener resultados en un enfoque de
ganar-ganar, pero sin seguir los caminos trillados.
Por
último, Liderazgo funky nos hace una
efectiva invitación para la acción y buscar nuestra inspiración. La motivación,
tras leer este libro, despertará según el temperamento del lector. Cada persona
es distinta, también cada líder lo es. Si liberas al león bajo la piel de
cordero, encontrarás al líder que duerme en tu interior ¿Por qué no hacerlo en
ese nuevo traje de líder funky? Descubrirás que es más cómodo que ningún otro
vestido probado nunca antes.
[1] Él es otra víctima más de la absurda violencia que asola muchas
regiones de México. Rogelio Sánchez Galán había sido electo alcalde de su
pueblo, pero fue asesinado con
alevosía el 24 de junio de 2015, en su natal estado de Guanajuato. Ya fueron
detenidos los principales presuntos culpables de ese crimen artero.
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