Por Carlos Valdés Martín
Sí, amigos, los queremos muchísimo, aunque su comportamiento casi siempre su comportamiento nos empuja a que los imitemos en su senda ruinosa. Entre los amigos está el que sonríe mucho o pone cara compungida, el que está triste o finge estar distraído, el que levanta en ceño con superioridad… no importa la cara que pongan amigos o lo encantadores que sean, casi siempre se encausan hacia la ruina económica. En tu mente repasas algún amigo rico o que cuida mucho el dinero, pero lo que buscas es la excepción, cuando lo que importa son los promedios. La mayoría de amigos en ruta hacia la ruina son los que retroalimentan tus comportamientos promedio y tus hábitos de todos los días. Sí, esos hábitos de 24/7; sí, eso que haces las 24 horas al día y todas las semanas.
La gran mayoría de tus amigos están arruinados económicamente, aunque no hayan brotado las evidencias. En especial los jóvenes no lo saben porque los mantienen sus padres o tienen manera de gastar lo que dejaron sus padres sin ninguna contemplación. Todo el problema se reduce a un único error de fondo, que está integrado por muchas falsas creencias y suposiciones inconscientes que son alimentadas por los prejuicios y una exuberante sociedad de consumo, por lo demás muy exitosa como sistema.
Quizá objetas mentalmente porque no nos estamos entendiendo alrededor de la palabra “arruinado” y eso significa estar como las ruinas: dañado, muy dañado. Y en el diccionario puedes mirar que arruinado significa “empobrecerse, quebrar”. En estricto sentido las personas no están quebradas, que ese es un término para las empresas, pero sí sucede lo de empobrecer. Que cada vez estás un poco más vacío de recursos, como el reloj de arena que se vacía simplemente por el transcurso del tiempo. Esto se comprueba fácilmente… el 70% de los jubilados en México reciben menos de 5 mil pesos, según datos estadísticos[1].
Ese único error de fondo que conduce hacia la ruina es fácil de identificar, sin embargo, no es fácil de controlar. Sucede como con el consumo de tabaco, que todo mundo estará de acuerdo con que su ingesta es perjudicial, pero quien adquiere la dependencia a la nicotina no se puede controlar fácilmente. Y ni siquiera hablemos de drogas peligrosas.
De hecho, sí sabes cuál es ese error que arruina a las personas, pero no te imaginas que bastará un golpe de suerte o una buena racha para que escapes de “agujero negro” que lleva hacia la ruina económica. Y ese es el mayor error de todos, imaginar que con obtener mucho dinero se evita la ruina económica. Al contrario, el llamado síndrome del boxeador indica que tener mucho dinero súbitamente conduce a un mayor precipicio y desesperación final.
De manera repetitiva los campeones mundiales de boxeo ganan cantidades impresionantes y con el paso del tiempo terminan arruinados. El caso notorio de Mike Tyson repite de manera escandalosa el “síndrome del boxeador”, cuando después de haber ganado muchos campeonatos y acumular una fortuna se declaró en bancarrota en 2003. Esa clase de biografía de estrellas que desperdician su talento y recursos rápidamente, muestra que levantarse para caer resulta doblemente doloroso.
El sabio Aristóteles distinguía entre los amigos que respetan tus decisiones y los que se esfuerzan en que los acompañes a la ruina. Los segundos no son auténticos amigos, sino fantasmas de viaje.
[1] https://www.elfinanciero.com.mx/economia/2022/02/23/el-70-de-jubilados-del-imss-recibe-menos-de-5-mil-pesos/