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martes, 15 de junio de 2021

PIRÁMIDE TRUNCADA: PLATAFORMA A LO MARAVILLOSO

 



Por Carlos Valdés Martín

La figura de una pirámide truncada resulta usual, aunque su denominación posee algo curioso. La pirámide terminando en punta señala una figura perfecta en un sentido de que en la punta alcanza su máxima elevación cuando desaparece la materia. Por eso mismo, la punta de una pirámide resulta tan difícil de alcanzar y nadie debería intentar sentarse sobre esa punta.

Cuando se trunca la pirámide aparenta adolecer de una falla. De hecho, la palabra “trunca” resuena con el matiz doloroso de una herida, por ejemplo, una carrera trunca indica un fracaso. Lo anterior parece decepcionante, pero nos engañamos con la emoción de los términos.

Sin embargo, la geometría en su nivel abstracto no alberga ninguna falla, por lo que la “pirámide trunca” poseer su propio significado. De hecho, por objetivos prácticos muchas majestuosas pirámides antiguas colocaban plataformas, que equivalen a lo que aquí llamamos trunco. Resulta evidente que para la función de los pueblos que crearon pirámides con plataformas, esta disposición no implicaba ningún defecto, sino una gran utilidad, porque ahí estaba el sitio exacto para realizar sus ceremonias o colocar sus templos astronómicos.

Si observamos la disposición de las pirámides prehispánicas y de otros pueblos que realizaban rituales sagrados sobre las plataformas superiores de sus edificaciones, notamos que el área que está “truncada” implica una zona sacramental. Entonces no hay una falla en esa zona “truncada” sino una arquitectura intencional, que se ha elevado sobre el suelo, reduciendo su área progresivamente y ahí colocar una plataforma.

Entonces, el área truncada de una pirámide resulta una zona diseñada para cubrir las tareas exclusivas, mediante una máxima aproximación al cielo. Esa elevación se identifica con una consagración.

La legendaria Teotihuacán es una ciudad que quedó despoblada; después de transcurridos dos milenios, se llena de visitantes durante los equinoccios primaverales para aprovechar la elevación de sus construcciones. El espacio arriba de las pirámides se visita con la expectativa de revitalizarse, por las energías renovadoras del equinoccio.

No hay algo trunco en el sentido de un problema, la plataforma sobre la pirámide sigue representando una conexión con lo maravilloso.

martes, 1 de junio de 2021

OBELISCO SOLITARIO Y SOLEMNE

 


 


 

 

Por Carlos Valdés Martín

 

Los obeliscos no poseen una función de utilidad, sino simbólica, ya sea para la religiosidad o por el orgullo que este tipo de estructuras ha provocado. Los impresionantes obeliscos egipcios no poseyeron ningún fin utilitario sino propósitos rituales y culturales. La dificultad de tallar y levantar piezas monolíticas de más de diez metros ha llamado tanto la atención. Los egipcios laboraban en periodos donde no existían herramientas de acero ni máquinas tan sofisticadas, por lo que continúa la admiración por sus métodos para levantar monumentos.

Miles de años después de levantados, los conquistadores de Egipto se interesaron en llevárselos para adornar sus ciudades, siendo la primera la ciudad de Roma, la capital imperial.

El simple transporte de obeliscos resultó una proeza. Según una leyenda, el transporte en barco romano resultó tan descomunal, que los romanos prefirieron hundir el barco que cumplió la travesía del Mediterráneo, quizá en un signo que guardara el secreto de esa hazaña de transporte.  

Aunque provienen de una “civilización pagana”, la belleza majestuosa de esas edificaciones motivó a un brillante arquitecto para colocar un obelisco en la plaza principal del papado. La única precaución de la autoridad religiosa fue disipar los símbolos ancestrales, para dar una apariencia más lisa, que armonice con los discursos del Pontífice católico.

Solitario y solemne, un obelisco de origen egipcio señala el punto más elevado en el sitio para la congregación de fieles católicos más representativa del mundo.