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domingo, 31 de julio de 2022

MUCHO ABARCA POCO APRIETA LA CUÑA



 

Por Carlos Valdés Martín

 

Entre el ruido de los aparatos se le confundían los adagios, “Mucho abarca el que… aprieta la cuña”. ¿Cómo iban esos refranes? Rutilio era dependiente de tienda, una que instaló el padre de su amigo. Con la mente confundida el dependiente se angustiaba y reclamaba su mala fortuna al caerse sola una vitrina. Era cierto, la vitrina se desplomó sin su intervención por el peso y unos tornillos débiles. Le esperaba un fuerte regaño si el patrón regresaba enfadado, que el dueño era temperamental.

De inmediato se revolvieron los aparatos en la vitrina que se derrumbó: El letrero con “Internet pero con intranet”; el aparato de Escáner un poco anticuado; el Video Bean; ese nuevo modelo de celular con Wi-fi; el megapíxel rotulado en un email; el anuncio de un nuevo i-Pod con i-Pac; las unidades separadas de DVD con Mp3 que le recordaba lo obsoleto de la Palm; las cajitas de USB en oferta; el mouse azul con conector infrarrojo recién llegado; una carpeta con los datos del Pocket PC… En fin, un revoltijo de tecnología obsoleta con ofertas de la semana. La revoltura por un simple perno del estante de arriba, que deslizó una repisa que armó el alboroto en la vitrina de la tienda de aparado y recursos electrónicos. Al menos la maqueta favorita del patrón no se arruinó: los personajes de los supersónicos en un escenario diminuto y redondo, con una antena que hace décadas fue futurista; con su letrero señalando “El futuro es hoy, llegaron los Jetsonics”.

Llamó al amigo antes que a su patrón en busca de protección: “La repisa se derrumbó solita, no estaba limpiando ni nada; al menos hay cámara de grabación interior, así se probará mi inocencia.”

No fue despido, pero de los regaños no se salvó, por más que resultó una jornada gloriosa de ventas, cuando en una sola llamada le solicitaron el equipamiento completo de una residencia en la Zona Esmeralda, donde están las mansiones. La compra primero llegó por Facebook, pero se canalizó como llamada, para detallar qué requería el cliente, así que además del equipo se acordó visita de servicio. El patrón después del regaño aceptó la inocencia de Rutilio y hasta pagó el Uber para que llegara a la visita con el cliente.

En camino el chofer se la pasó despotricando contra el gobierno mientras se esforzaba en buscar canciones que agradaran a Rutilio, para calificar mejor su servicio. Cuando terminó el tema del gobierno, siguió el chofer elogiando a las criptomonedas y afirmando que él sus ahorros los invertía de esa manera, que ahí nacería el futuro.

La puerta de la casona del cliente era metálica, con tonos morados y un arcoíris en el extremo. Rutilio imaginó que había alguna declaración en ese decorado, aunque la puerta fue abierta por una mucama al estilo antiguo, de ropa negra, con delantal y cofia blancos. Contraste entre lo disruptivo del portón con la seriedad de la recepción.  

Rutilio quedó sentado en un sillón grande, frente a una mesita de cristal, junto al rectángulo de los sofás con triple plaza. Una sala de espera acolchonada junto a una mesa de comedor escoltada por altas vitrinas llenas de adornos de porcelana, vajillas y copas de cristal fino. Adornaban la habitación varias lámparas antiguas, cuadros al óleo de personajes familiares y copias de pinturas clásicas. En breves minutos la somnolencia le ganó al visitante y sintió que sus párpados eran vencidos por las arenas de Morfeo. Unos tacones bajan las escaleras de madera, entonces los ruidos lo despiertan. De inmediato miró a una adolescente rubia de ojos verdes y falda corta que se aproximaba con prisa. La adolescente daba brincos pequeños, agitada como si algún pájaro imaginario la persiguiera.

—La demora es por mi madre, es ucraniana y está con malhumor por la invasión. Me empezó a reñir por nada y estaré obligada a atender lo de esta actualización cibernética del espacio hogareño.

El joven se quedó parado con la boca abierta y trabadas sus palabras que no alcanzaban a salir por la garganta. No esperaba que la cliente fuera tan rutilante y desenvuelta. Cuando él atinó a presentarse, ella respondió:

—Vaya un nombre chistoso, nunca lo había escuchado. El mío también es raro para tus oídos, es Svitlana, pero todos me conocen como Dulce. Mira no dispongo de tiempo, al rato voy a la equitación, a menos que cancele la instructora, que su hijo tiene Covid y es capaz que la contagia. Vamos, sígueme.

Mientras recorrían nueve habitaciones, dos cocinas, un cobertizo, un cuarto de huéspedes y una piscina techada, ella le iba explicando los sitios donde fallaba la señal de internet y las partes para colocar cámaras de seguridad. La chica parecía saber lo que quería, aunque estaba dispuesta a las sugerencias. “¿Crees que desde esa casa que linda al norte pueda alguien saltarse para robar?” Mientras avanzan, él anota en una pequeña libreta. Rutilo, por conveniencia comercial y precaución propone 24 puntos para videovigilancia.

—Ni te preocupes por los gastos, deja de preguntar tanto si ‘¿Es mucho dinero?’ —ella mueve la nariz y hace un tono de voz para imitarle— Para de decir así que reiré en tu carita de párvulo.  

Rutilio siente incomodidad pues la cliente es cinco años menor y le tacha de infantil.

—Te diré que nuestro abuelo descubrió una fabulosa mina de topacios en Brasil, tan enorme —él siente que debe levantar su nivel, se adjudica una narración que leyó en una revista de aventureros— que inundó, es mina sola a los mercados del orbe terrestre. Aunque son historias viejas; como sea la familia no está escasa de plata y este trabajo es por hobby; mi madre no quiere que me malcríe.

Ella nota que faltó un sitio de la casa por visitar. Levanta una tapa de madera en el piso y enciende un interruptor para descender a una cava. El cuarto de cava es amplio con cientos de botellas recostadas. El ambiente es húmedo y sin polvo.

—Has de estar cansado, escoge una botella y nos asoleamos en la alberca.

Ella indica una botella con un rótulo italiano de “niébolo”. Él no se puede negar.

La mucama llevó copas y preparó unos sándwiches junto a la alberca. El sol estaba a punto de ocultarse. Dulce Svitlana empezó a preguntar sobre sus actividades, estudios, familia y aficiones. Ante las respuestas bastante convencionales de él, ella hacía observaciones con desenfado y alegría, estableciendo un ambiente de simpática complicidad:

—¿Cuál era tu clase favorita en la escuela?

Están platicando de la preparatoria, lo último en educación matriculada para ella, que ha tenido muchos cursos privados por lo que sabe de idiomas, construcción de cabañas, montar a caballo, destilación de licores, vuelo en aeroplanos…  

—Matemáticas.

—Sospeché que eras más nerd que Sheldon, pero no tanto; supongo que tu virginidad la perdiste hasta la licenciatura —ella ríe, con ligereza y ante un inicio de respuesta, sobrepasa el tono para continuar— Y no es necesario que me lo digas y sucedió con una vecina tuya, que alguno de sus nombres empieza con eme o con ge.

A él se le suben los colores al rostro, como si fuera descubierto en una debilidad.

—Brindemos por los no vírgenes.

—Debería haber un club para eso; como los clubes del futbol. Nadie se pone un letrero. Y, ya sabes, soy curiosa. ¿Alguna matrícula reprobada? Lo niegas con la cabeza, queda contestado. Supongo que fuiste niño de puros diez y excelencia. ¿Alguna materia que te costara un poco de trabajo?

—Literatura; el maestro dejaba libros tan gordos que empezaba a cabecear y me dormía. Me dormí leyendo El Quijote, y eso que es una novela graciosa. Me costaba mucho esfuerzo no dormir. Además, el maestro dejaba libros muy tristes como La vida breve y Pedro Páramo.

Ella responde con cara de tristeza:

—Pero no me digas que odias la literatura, tengo varios libros favoritos; incluso adoro algunos rusos, como al enfermo Dostoievski con su Crimen y castigo.

Él siente que debe impostar para quedar bien:

—Luego me superé y adoré leer; nada más que ese maestro era cargado y dejaba mucho en poco tiempo. Como que los libros se deben disfrutar con calma, como los buenos vinos y las amistades, dando tiempo para probar de poco a poco.

Ella le explica haciendo carita de mascota triste que falló con esa “prueba de afinidades”, debe recuperarse si espera ganarse su aprecio. Él se para y hace un gesto con la mano, extendiendo la palma como para jurar, y afirma que aceptará lo que sea. Ella responde que la prueba “a la orilla de la alberca”.

—Te paras a la orilla y aguantas un minuto con los ojos cerrados sin caerte. Bien junto a la orilla un pie en lo firme y otro pie volando.

El acepta colocándose a la orilla, aunque protesta que es injusto porque él está vestido.

— Cuida el equilibrio. Vas a contar con los ojos cerrados hasta sesenta y cuentas despacio; si los abres, vuelves a empezar desde cero.

Él se coloca, entrecierra los ojos y teme que ella se acerque a empujarlo.

—Pero promete que no me vas a empujar.

—Solamente vale tu cuenta si cuentas des-pa-cio.

Rutilo pone el pie en la orilla y el otro encima del agua, sin tocar nada. Se balancea con los brazos, buscando su equilibrio.

—Si no cierras los ojos no vale.

Él obedece despacio y siente que ella ha salido corriendo. Abre los ojos, pero ella no se abalanza a tirarlo, sino que se distancia.

Avanza la cuenta: “dieciséis, diecisiete, dieciocho…”

Ella se ha alejado y corre por la casa, sube aprisa los escalones, abre la ventana. Mira hacia el patio, está cerca. Busca en su buró. Regresa corriendo.

Avanza la cuenta: “cuarenta y cinco, cuarenta y seis…”

Ella ha regresado de prisa a la alberca:

—No puedes abrir los ojos.

Él siente que ha pasado mucho tiempo contando, que el pie fijo está cansado y realiza pequeñas correcciones con los brazos para no desequilibrarse. Ella enciende un petardo y lo arroja a los pies de él.

—No abras los ojos.

Él se asusta con el estruendo del petardo cercano y se desequilibra. Al caerse una pierna choca con la orilla y la otra se mete en el agua. Una pierna queda adentro de la alberca. Al darse cuenta de que está ileso y, por el olor a pólvora, convencerse de que fue un petardo sin más consecuencias, Rutilo grita en tono de bromista:

—¡No dispares! Soy polaco y tengo frío como el pianista.

Mientras esperaba había elegido la frase esperando que ella lo tirara a la alberca. En cierto sentido, a él le agrada que ella se comporte tan chancera. La rodilla sí le duele, pero no mucho, y le preocupa que se le haya mojado un zapato.

Ella se sonroja al darse cuenta que ha traspasado un límite. Desde una ventana superior se asoma su madre y grita algo incomprensible para Rutilio, que Dulce responde en su idioma. Se nota a la madre enojada y que no le gustan esas bromas. Continúa una discusión entre ellas, donde la chica parece desafiante y escalando sobre la molestia. Para terminar el diálogo agitado la señora lanza un último grito que parece de resignación; no es una palabra sino un grito controlado, como del ave rapaz cuando mira el campo enemigo y no encuentra manera de vencer al astuto zorro.

—Inventé que vas a darme clases de seguridad personal, que por eso el petardo. Ella creyó que tu lo lanzaste y quería echarte a patadas de la casa. Y eso no debo permitirlo, tú estás siendo lindo y no te he correspondido lo suficiente. Vamos tómate otra copa. Y buscaré una toalla para ti.

Después la chica interrumpe el gesto de servir la siguiente copa, pues vuelve a asomar la cabeza la madre por la ventana superior y lanza otra variedad de su exclamación. Se repite la discusión y la madre grita con más tonos agudos. La chica termina levantando las manos con palmas abiertas, solicitando el fin de la discusión.

—Disculpa, que tendrás que marcharte ya.

Rutilio se aleja con un zapato mojado, pero alegre por haber apuntado un teléfono en el dorso de la mano, que está perfumado de ilusiones y con el timbre de una lengua desconocida.

 

 

 

sábado, 16 de julio de 2022

RESEÑA EL ILUMINISMO ROSACRUZ DE FRANCES YATES

 


 

Por Carlos Valdés Martín

 

La prestigiada historiadora Frances Yates muestra qué fue la herejía rosacruz y su ambiente. Recurre a los hechos comprobados y al rigor para mostrar la trayectoria del pensamiento europeo. Establece una perspectiva que amalgama la herejía con el sustrato de los acontecimientos probados. Ella hace historia sobre un movimiento inédito y aplica un método comprobado.[1] Al escribir El iluminismo rosacruz entronca diversas expresiones de pensamiento ordinariamente catalogadas como variedades de ocultismo en el contexto de lo riguroso. A su vez, este libro forma parte de una mucho más amplia investigación sobre las corrientes intelectuales, culturales, artísticas y sociales de Europa, con especial énfasis en las vertientes marginales desde el Renacimiento.  

 

Para lograr este propósito Yates empieza por tratar con respeto y delicadeza un tipo de pensamiento marginal (alquimia, metafísica, ocultismo) que fue sometido a violentos ataques. Dichos ataques fueron motivados por anatemas religiosos o simple desconocimiento, además ese cuerpo de pensamientos ocultistas ha sido desestimado por el avance del pensamiento científico.

Sin embargo, la reconstrucción cuidadosa de las corrientes del “iluminismo rosacruz” demuestra que las visiones ocultistas de Europa, han habitado con regularidad a la cultura occidental.  Además, este estudio revela que las corrientes ocultistas no siempre se alejan del racionalismo, incluso también han alentando el racionalismo y hasta la investigación científica. La investigación histórica de Yates abarca un periodo sumamente agitado y fructífero, entre los años1600 a 1650, centrado en la región norte de Europa, en la actual Alemania, pero sin respetar fronteras fijas, y con especial interés con las vinculaciones con los movimientos intelectuales y políticos de Inglaterra.

 

El eje intelectual son los manifiestos rosacruces aparecidos aproximadamente entre 1612 que ocasionaron el “furor” durante una década. El eje de narrativa histórica corresponde a un evento cercano, con la boda real entre Federico V, Elector Palatino del Rhin, y la princesa Isabel hija del rey Jacobo ocurrido en 1613, evento ligado a un conflicto dinástico en Alemania, que desencadenó un breve reinado en Bohemia y su derrota militar a manos de una coalición austriaca. Estos acontecimientos suceden entre los años 1619 y 1620, por lo que su reinado fue recordado como un “breve invierno” de Bohemia. Ahora bien, este breve reinado y su desenlace bélico, además de representar una lucha dinástica, también se inscribe en la larga confrontación entre el protestantismo y el catolicismo, que implicaba una lucha entre un liberalismo naciente y el feudalismo más conservador, entre el capitalismo mercantilista y el dominio agrario-feudal.[2]

 

En el largo relato e investigación, nos damos cuenta de que las más diversas manifestaciones culturales, se escudaban bajo el manto principesco del bando protestante de estos reyes palatino-bohemios, de tal suerte que una continuación del “espíritu” y fermento del renacimiento, estaba creciendo bajo tal auspicio; en cambio, bajo la bandera de los Habsburgos católicos se agolpaba una reacción religiosa, restauradora de un pasado cerrado, un pasado destinado a fenecer. Sin embargo, el grupo del “pasado destinado a fenecer” era muy poderoso, que empleó todos los recursos de la violencia para desterrar ese extraño arcoiris cultural floreciente bajo el bando protestante.

 

El objeto de estudio: el iluminismo rosacruz

La creación del objeto de estudio resulta una dificultad especial para la historiadora al confeccionar esta obra, según ella misma reitera en varias ocasiones, porque no existía tal “objeto de estudio” para la ciencia histórica “seria”, sino que sólo resultaba aproximadamente aceptable para autores informales de corte esotérico, creyentes ingenuos de la leyenda Rosacruz o reeditores modernos de la fe antigua. Pero en el campo de los investigadores académicos de historia, la materia misma y el objeto de este estudio no existía. El motivo no se debe a la “inexistencia” de un evento, porque estaba registrado el “hecho” de las publicaciones rosacruces alrededor de 1610, y se conservaban copias en las bibliotecas especializadas de los dos principales textos denominados por su nombre abreviado Fama Fraternitatis y Confesio Fraternitatis. Asimismo, existía una amplia literatura asociada a esto textos, y en la crónica se incluían eventos y autores relacionados; sin embargo, eran eventos sin importancia o sin vías para integrarlos dentro del cauce reflexivo de los acontecimientos y del pensamiento europeo. Para el contexto del pensamiento europeo, sobre el cual se creía marcado por un clara avance del racionalismo, al historiador académico los “eventos rosacruces” le parecían una curiosidad sin sentido, como un arcaísmo sin espacio propio en el contexto de progreso del pensamiento. De hecho, unir dos partes contradictorias, como “iluminismo” (una variedad herética de Ilustración) junto con el tema rosacruz, parecería un sinsentido en la perspectiva anterior. Se requirió de audacia y de amplias pruebas documentales para que una historiadora profesional, reuniera estas dos puntas de una madeja. Frances Yates lo hizo, anudó la madeja entre la herejía rosacruz y la historia profesional estableciendo un nudo firme, que luego de la lectura del libro, ya resulta un nudo indestructible.

 

Uno de los descubrimientos más notables y consistentes de Frances Yates se relaciona a la unidad estrecha entre esoterismo y progreso del racionalismo científico, dos tendencias que se creían completamente enemigas; resulta que en el contexto del siglo XVII resultan aliadas frecuentes. Entonces, el avance del racionalismo filosófico y la autonomía de la ciencia transita por una variopinta alianza con los autores esotéricos, como los cabalistas, numerólogos, etc. y en particular con los promotores de las ideas rosacruces. Un ejemplo, muy emblemático, donde la investigación de Yates es reveladora, le corresponde al filósofo René Descares. El tema de la relación entre el filósofo y la herejía rosacruz queda repetidamente como en la orilla, y las conexiones entre Descartes y los rosacruces parecen casualidades o disculpas. Según la única biografía autorizada, realizada poco después de la muerte de Descartes, el filósofo se mostró marginal al pensamiento rosacruz y hacia el esoterismo en general.[3] Los hechos de Descartes no confirman tan claramente esa hipótesis que alejó al filósofo de las herejías. La participación militar del joven filósofo, justamente termina con un relato sobre el bando vencedor de la Montaña Blanca, la batalla en la que caen en fuga “los reyes de invierno”, los patronos del protestantismo alemán y del esoterismo cortesano del Norte de la Europa continental. Curiosamente, Descartes abandona la milicia después de la derrota del bando protestante, siendo que el biógrafo afirmó que él supuestamente era miembro del bando católico, pro Habsburgo. Después se indica que pasa algunos años vagando sin rumbo fijo, y aparentemente sin tener una guía espiritual, aunque Yates recupera la relación con un esotérico alemán[4]. En esos años sin ninguna guía aceptada, resulta que Descartes arma lo esencial de su método, según se cree atribuible a tres sueños y a una visión de una “virgen”, es decir, mediante ensueños y arrebatos místicos. Como narrativa legendaria queda establecido el relato sobre el joven Descartes, pero ¿así se forman los filósofos? Siempre asumimos que la filosofía se forma con estudios, lecturas y demás acciones de aprendizaje, y no con arrebatos místicos. En el contexto de crueles guerras religiosas y amenazantes persecuciones religiosas, posiblemente ese relato fue un pretexto para proteger la actividad filosófica de ataques desde el Estado o la Iglesia.[5] También resulta paradójico que durante su estancia en La Haya, Descartes trabara amistad con la reina Isabel, exiliada de Bohemia y el Palatinado, justamente una soberana contra la que supuestamente participó en la guerra, e incluso a ella le dedica su obra los Pincipia en 1644. Por si fuera poco, el año en que Descartes arriba a París después de sus años de “vagancia” y de formación por los confines de Europa, es 1623, justamente cuando aconteció un “pánico” por una anunciada visita de los rosacruces a París[6]. El filósofo debió defenderse de acusaciones malintencionadas, ligándolo con los “magos rosacruces”.  Ahora bien, resulta importante mencionar que en los manifiestos rosacruces conocidos se narraba la existencia de una secreta fraternidad de sabios dedicados a desentrañar los misterios del mundo, quienes acumulaban un saber portentoso para la época y estaban próximos a revelar su conocimiento para el beneficio del mundo. Era evidente que un sabio extranjero en tales circunstancias parecería un mago a quien cuestionar, y acusar de prácticas de brujería. De hecho, recordemos que la persecución de la Iglesia católica contra el astrónomo Galileo fue cruel, y que al filósofo Giordano Bruno se le quemó vivo en 1600. Un pensador brillante y original como René Descartes viajaba con sumo cuidado para difundir sus aportaciones, y una de las medidas de cautela consistía en alejarse de cualquier contenido que pareciera esotérico y relacionado con la magia. Incluso Yates duda de las narraciones sobre le periodo juvenil de Descartes, porque la evidencia apunta en otro sentido, hacia su vinculación con las tendencias esotéricas y cabalistas antes de 1623[7]. Sin embargo, las declaraciones públicas de Descartes alejándose del esoterismo y la magia no siempre resultaban sostenidas por los hechos, pues no existía una definición de un campo vedado para la curiosidad espiritual. En un contexto donde los cánones de la investigación intelectual están por definirse, las condiciones de indagación las pone cada autor, y entonces los temas más extraños y floridos se mezclan perfectamente con el racionalismo más estricto.

 

Los encantadores reyes del Palatinado, el corto invierno de Bohemia y las guerras

El eje de narrativa histórica corresponde a la boda real entre Federico V, Elector Palatino del Rin, y la princesa Isabel hija del rey Jacobo ocurrido en 1613, evento ligado a un conflicto dinástico en el centro de Europa, que desencadenó un muy breve reinado en Bohemia y su derrota militar a manos de una coalición austriaca, acontecimientos entre 1619 y 1620, por lo que su reinado fue recordado como un “breve invierno” de Bohemia.

Federico V del reino Palatino con sede en Heidelberg, poseía una posición dinástica en la región con su puesto denominado Elector, porque poseía el privilegio de concurrir para la Elección del Emperador del Sacro Imperio Germánico, la corona vacante de la entera región alemana. Facultado legalmente para elegir y ser electo en la sucesión de esa posición imperial, la cual podía terminar vacante por la falta de acuerdo entre los electores, en fin, por la fragorosa lucha de poderes en la región. En el periodo relatado, la principal potencia regional la representan los Habsburgos con sede en Viena, dinastía que además poseía un parentesco directo y alianza clave con el imperio asentado en Madrid, los Habsburgos españoles. Sin embargo, los demás príncipes europeos alemanes rechazaban o recelaban del predominio de Viena. Al mismo tiempo, existía un complejo juego de intereses políticos, de conflictos entre varias casas reinantes. Un amplio comentario de la obra corresponde a la posición de Inglaterra, nación dominantemente protestante y gobernada por el rey Jacobo.[8] En ese periodo estaba perfilándose un amplio y violento conflicto religioso entre territorios y reinados protestantes contra los católicos y viceversa. La antecesora de Jacobo, la reina Isabel de Inglaterra participó activamente en el bando protestante, y tuvo la fortuna de que su marina derrotara al imperio número uno del periodo, a los Habsburgos españoles, por lo tanto, se convirtió en el baluarte del protestantismo. Entonces, en las regiones protestantes alemanas se esperaba que el sucesor de la reina Isabel de Inglaterra se convirtiera también en el campeón del protestantismo, y esta opinión se reforzó por el matrimonio de su hija la princesa Isabel con el príncipe protestante alemán, Federico V del Palatinado. Sin embargo, Jacobo de Inglaterra no deseaba enfrentarse militarmente a España, y para evitar esa guerra mayor se abstuvo sistemáticamente de apoyar al bando protestante europeo durante las guerras religiosas siguientes. Posiblemente para la abstención de Jacobo también contribuyó la rivalidad comercial creciente entre Inglaterra con la región de Holanda protestante, de tal modo el antagonismo comercial contribuyó a esa determinación de no vitalizar al bando protestante, porque eso favorecía la posición estratégica de Holanda, enfrascada en una larga guerra contra España, la cual reclamaba ese territorio para sí misma. Ciertamente, las fronteras del conflicto no resultaban tan precisas, y los contendientes por razones tácticas o subjetivas cambiaron de bando, pero el conflicto mezclaba una lucha dinástica, la larga confrontación entre el protestantismo y el catolicismo, una batalla entre un liberalismo naciente y el feudalismo más conservador, y un hondo conflicto entre el capitalismo mercantilista y el dominio agrario-feudal. Todas juntas estas dimensiones de conflicto se enlazaban y, además, se empezaban a perfilar los fuegos de nuevos odios nacionales, aunque todavía no se mostraban tan claramente las pasiones nacionalistas durante esta fase de los conflictos.

 

Debido a las expectativas estratégicas de la región le matrimonio entre Federico e Isabel causó un gran impacto en esos territorios. El matrimonio, según la descripción de Yates generó un gozo superior al usual para tan regios eventos, porque además de los enlaces dinásticos, emergían enormes esperanzas de renovación. El aspecto renacentista de la cultura inglesa y las tendencias protestantes se unieron para celebrar esta unión. Para el pensamiento esotérico, esta pareja de reyes representó el emblema de unas “bodas alquímicas” perfectas donde se conjugan los complementos para crear un nuevo mundo, incluso la gracia y belleza de los consortes contribuía a generar emotividad en tales perspectivas. La boda fue celebrada en febrero de 1613, con los mejores despliegues conocidos para los festejos, ofreciendo eventos musicales, obras de teatro y magnificentes juegos pirotécnicos[9].

 

Este matrimonio monárquico fue ampliamente aclamado por voceros del renacentismo, denominado iluminismo rosacruz, pues representaba la esperanza de una victoria inmediata en contra del oscurantismo papal y de los Habsburgos. La corte se asentó en Heidelberg centro de gobierno en la región del Palatino.

 

Los acontecimientos de la sucesión de Praga precipitaron la entrada en la escena política de estos gobernantes. El rey Rodolfo II, a pesar de ser un Habsburgo, se inclinó por una decidida tendencia liberal, incluso esotérica y cobijó el crecimiento de una Iglesia nacional en Bohemia, denominada Iglesia “husita”, por su fundador Jan Hus. A su muerte, la sucesión normal (que correspondía Fernando rey Habsburgo) causa descontento enorme en el territorio Bohemio, entonces la nobleza local se subleva y deponen al sucesor. Los sublevados rompen con el imperio de Habsburgo, argumentando que esa corona era electiva y no por sucesión, decidiendo otorgársela a Federico V, lo cual ocurrió en 1619. En el conflicto acontece el afamado episodio conocido como la “defenestración” de Praga, donde dos representantes del bando católico fueron arrojados por una ventana y, según la versión más aceptada, murieron de inmediato.

Además de una posición territorial, Praga representaba un voto adicional en el sistema de Electores de Alemania, por lo cual significaba un doble reto para los Habsburgo de Viena, quienes quedarían en minoría electoral para sus aspiraciones imperiales. La decisión de Federico al aceptar la corona de Praga representaba el riesgo inminente de guerra contra Viena, pero él aceptó esa perspectiva y trasladó su corte a Praga. Federico V esperaba contar con una amplia alianza de respaldo entre los príncipes protestantes alemanes, y además con su suegro el rey inglés.

Sin embargo, la fortuna militar rápidamente se mostró contraria a Federico, entonces el reinado de Bohemia y su capital Praga, se perdieron en la batalla de la “Montaña Blanca” de noviembre de 1620. Ante una rápida catástrofe militar Federico y su familia tuvieron que huir. En poco tiempo, también el territorio del Palatinado fue vencido y arrasado, por lo que Federico e Isabel permanecieron exiliados. Si bien, estos episodios marcaron el final de las aspiraciones de Federico permanentemente, la lucha entre los Habsburgos de Viena y sus aliados de España solamente empezaba, y entonces se prolongó en los crueles episodios de la denominada Guerra de Treinta Años. De inmediato Bohemia sufrió brutales estragos, y luego la región Palatina, las cuales fueron arrasadas por la venganza imperial. Entonces la estancia del “corto invierno en Bohemia” representó el inicio de una gran conflagración entre dos tendencias europeas. En su aparición esta guerra semejaba un incidente de ambiciones imperiales, con el tiempo significó la confrontación de una nueva época abriéndose paso frente al oscurantismo feudal.

 

Federico e Isabel permanecieron exiliados en la ciudad de la Haya y montaron una minúscula corte, mantenida con el subsidio del suegro inglés. A largo plazo, los príncipes nacidos de este matrimonio recuperarán protagonismo, porque sus descendientes terminaron por ocupar el trono inglés.

 

El contenido de los manifiestos rosacruces

El lanzamiento de la doctrina rosacruz se condensa en dos manifiestos, que por sus nombres abreviados se les conoce como Fama y Confesión, títulos simplificados de la Fama de la Fraternidad, etc. y Confesión de la Fraternidad, etc.  La publicación inicial vio la luz hacia el año 1612, aunque ya un manuscrito circulaba en 1610 y la fecha más tardía de la edición se estima en el año 1614.

En estas obras se plantea la leyenda de Cristian Rosencrutz o Rosacruz, un mago y místico legendario,[10] quien aprendió todos los saberes materiales y espirituales viajando por Europa y el cercano Oriente, manifestando enorme devoción y manejando las ciencias de la época más allá de lo entonces conocido. Este personaje ya había fallecido, pero fundó una fraternidad secreta, poseedora de todos sus conocimientos y capaz de poner remedio a los males del mundo, denominada como Fraternidad de la Rosa Cruz, integrada exclusivamente por sabios, con un conocimiento perfecto revelado por Dios. Anunciaban la irrupción de una reforma universal, dispersándose por los rumbos de Europa a partir de Alemania.

El arribo de los nuevos tiempos estaba ligado al descubrimiento de la tumba de Cristian Rosencrutz, la cual representaba la apertura de la puerta de Europa, indicaban que “la puerta que da acceso a esa cripta fue descubierta milagrosamente, y simboliza la apertura de una puerta en Europa, como desean vehementemente muchos.”[11] Esta cripta poseía otros elementos milagrosos, como la presencia de un “sol interior” para iluminarla, sus muros poseían figuras geométricas, contenía tesoros en libros, campanas mágicas, y canciones artificiales. Esta fraternidad poseería ya su “Rota y su “libro M”[12]. Asimismo, en los muros aparecían los nombres de los hermanos rosacruces.  Indicaban la aparición de “una nueva filosofía que provocará una reforma general”[13], y en efecto ya se acercaba en Europa el tiempo de una nueva filosofía insertada en ese contexto ¿era claridad o casualidad? Como sea estos llamamientos, resultaban vibrantes en ese contexto, y generaron una gran atención.

Le interesa sobremanera a Yates el tipo de saber propuesto por los manifiestos rosacruces. La historia oficial a los autores rosacruces los había encajonado dentro de un misticismo esotérico, sin embargo, Yates procura demostrar exhaustivamente que ofrecen una perspectiva mixta, mezclando las líneas esotérico-místicas con el interés de tipo científico, propugnando por el conocimiento práctico y objetivo. Para tal demostración del cruce de perspectivas utiliza una gran cantidad de autores de la época que comentaremos adelante, como son John Dee (matemático y mago), Francis Bacon (precursor del método científico) y Comenuis (vanguardia de la pedagogía).

 

La publicación de los manifiestos rosacruces causó revuelo y tuvo una importante acogida, además contenían una invitación a ponerse en contacto con los hermanos rosacruces, así que surgió un torrente de cartas y escritos pidiendo el contacto de la fraternidad. Además de la comunicación adecuada con su entorno, este tipo obras resulta apropiada para una coyuntura marcada por grandes inquietudes místicas, esotéricas, religiosas, sociales, culturales, políticas, filosóficas, etc. Incluso la aparición de nuevas estrellas en el firmamento sobre las constelaciones del Cisne y la Serpiente contribuyó a su impacto. Conviene hacer énfasis que en Fama y Confesión se plantea una reforma intelectual, un arribo de conocimientos superiores para beneficio y redención de la humanidad, es decir, anuncia la expansión del conocimiento verdadero, como amplificando el aliento intelectual lanzado desde el Renacimiento, mediante la mejoría de las diversas ciencias y artes. Respecto del conocimiento secreto lo declaran sencillo de captar cuando se descubre el camino recto, pero inaccesible a las mayorías, y sin intención de entregarlo al vulgo, sino a los selectos que se acerquen a la Fraternidad[14]. Asimismo, plantea que el vehículo del cambio es un grupo de sabios, uniendo el elitismo con la agrupación, indicando una visión diferente a un individualismo extremo (la persona del Salvador), sino el grupo entregando el nuevo tiempo, ofrecen la figura mediadora entre la persona y la masa, integrando el grupo de acción o, según el código politizado del siglo XIX, el “partido” de la intelectualidad militando a favor del mundo. Asimismo, los manifiestos rosacruces invocan un desafío ante los poderes establecidos, especialmente los religiosos, saliendo a contra-flujo del dominio del Papa, pero sin establecer una reforma religiosa, sino procurando declararse sencillamente como buenos cristianos, es decir, procura una reforma moral sin la confrontación religiosa directa.

 

Un tema específico investiga la autoría de esos manifiestos anónimos Fama y Confesión. La mayor sospecha recae sobre Juan Valentín Andreas, quien también debió ser el autor de las Bodas alquímicas de Christian Rosencrutz del año 1616, una obra posterior relativa al mismo tema. Como buena historiadora de una tendencia empírica inglesa Yates busca el terreno firme de las situaciones y las pruebas, por lo mismo, en este caso sus conclusiones no son siempre contundentes.

 

Posible paternidad inglesa de los rosacruces: John Dee y Francis Bacon

Por su propio origen, para Yates las hipótesis de una procedencia inglesa del pensamiento rosacruz le resultan interesantes y las sigue con sumo detalle. Respecto de John Dee, demuestra un fino conocimiento, para mostrarnos en una compleja dimensión a esta especie de mago Merlín del periodo isabelino, un personaje que alcanzó las cumbres de su periodo y después terminó entre el desprecio y un olvido sellado bajo tenebrosas sospechas. Su obra cumbre la Monas hieroglifica, fue anterior al movimiento rosacruz, por lo que pueden establecerse los puentes desde su pensamiento y las vertientes de coincidencia mediante su pensamiento hermético y cabalístico. El estudio más detallado de este autor y su obra lo presenta Yates en su texto de La filosofía oculta en la época isabelina, por lo que soslayaré dedicarle pormenores.[15] Baste comentar que John Dee viajó al norte Europa continental difundiendo sus atrevidas posiciones esotéricas, antes del periodo de Fama y Confesión, en el periodo de su mayor influencia.

Respecto de Francis Bacon la historia más divulgada ha rescatado su vertiente como promotor de la visión científica, justamente se le ha concedido paternidad en los nuevos enfoques científicos, por sus obras El avance de la ciencia de 1605, el Novum Organum de 1620, y la Nueva Atlántida. Bacon propugnó constantemente por defender la ciencia y sus posibles aplicaciones benéficas, sin embargo, este aspecto no se alejaba de otra clase de intenciones, como la fraternización de los sabios, o las revelaciones divinas en el porvenir, mostradas en su Nueva Atlántida, contribuyendo a un mito, luego interpretado como un continente perdido.[16]

Ahora bien, con estos autores no se termina el vínculo rosacruz con Inglaterra y Yates considera conexiones de pensadores ingleses posteriores de corte hermético iluminista que se relacionaron con Alemania en esa época, para recibir la influencia, como Fludd y Ashmole.

 

El recurso de Descartes: las interrogaciones de la negación

La historia oficial ha recabado como verdadera una añeja negativa sobre la relación entre René Descartes y los rosacruces. Curiosamente las negaciones explícitas, miradas con detenimiento parecen una cortina de humo en contra de una verdad, también bastante evidente. Una vez que tomamos conciencia de la relación de las aventuras de los reyes del Palatinado con el movimiento rosacruz resulta absolutamente asombrosa la puntualidad de Descartes para relacionarse con el itinerario, aunque haya declaraciones negándolo. En el periodo de juventud se reconoce que el filósofo se embarcó como mercenario en le bando católico, según sus propias informaciones, y pareciera que su intervención culminante finaliza con la batalla de la Montaña Blanca, cuando el rey del Palatino y de la Bohemia fue derrotado. Y justamente entonces Descartes se desinteresa de la milicia, y durante un par de años vaga por las regiones el conflicto, y entonces recibe sus “inspiraciones” y sus famosos “sueños” donde se convence del camino de la filosofía, sin haber tenido una educación formal ni un mentor que lo llevara por esa senda. Reconoce que buscó a los hermanos rosacruces en ese periodo, aunque no define si los conoció, se impresionó por la inteligencia de Faulhaber, otro autor alemán quien también había buscado a la fraternidad rosacruz. Después de viajar por varias regiones centroeuropeas regresa a París en 1623, lugar donde se había anunciado misteriosamente el próximo arribo de los rosacruces. Como tal anuncio causó pánico en la ciudad, Descartes debió aclarar que él no era ni conocía de tal sociedad, y que la prueba de su inocencia consistía en ser una persona visible, pues tales personajes se habían anunciado como entidades “invisibles”. Esta versión de completa inocencia se creyó con más fuerza además porque uno de sus mejores mentores y amigos, el clérigo Mersenne, luego fue un detractor abierto de los rosacruces y de cualquier tipo de esoterismo herético.[17]

Si además de lo planteado por Yates, se revisa la biografía de Descartes propuesta por Bailet, se descubrirá que está cuajada de interesantes alegorías, la cuales invitan a pensar que sus negaciones no resultan siempre de hechos, sino descripciones de la intención de Descartes, del caballero de Perron (la Escalinata) quien muestra, como él mismo confesó, vivía bajo “una máscara”[18]. Entonces afirmar su nacimiento dentro de la zanja de un cementerio y sus sueños deben ser revisados como indicaciones de una narrativa velada, para evitar complicaciones con la iglesia y enviar señales a quienes merecían entenderlas. 

Continuando con la historia que nos interesa, años después en 1644 Descartes se dirigió a La Haya en Holanda y permaneció lo suficiente para reunirse con la reina exiliada del Palatinado, ya viuda, pero muy interesada en temas intelectuales. La afinidad de Descartes con la reina exiliada resultó tan significativa que a ella también le dedicó su obra los Principia, y además mencionó a su difundo esposo como el rey de Bohemia, reconociendo el título perdido. Además pocos años después un hijo de Isabel recuperó el reino del Palatinado en 1649, y Descartes fue invitado a vivir en ese reino, sin embargo el filósofo prefirió dirigirse a Suecia, a la corte de la reina Cristina, donde entre sus motivos personales expuso que residiría en Suecia para defender “la causa de la reina Isabel y el Palatinado allí.”[19] Esto implica un partidismo activo por la causa de los reyes del Palatinado, cuando en su periodo de París afirmó haberlos combatido militarmente aunque sin percatarse de los bandos, como simple soldado de fortuna.  Justamente esta circunstancia le parece del todo sospechosa a Yates, y yo concuerdo con esa opinión[20]. Resulta más plausible que el filósofo evitara complicaciones con las autoridades religiosas, mediante pretextos y narraciones imprecisas, antes que confesar sus afinidades con herejes y dar referencia precisa de personajes tratados en su periplo centroeuropeo durante su juventud.  

 

Comenius y el iluminismo rosacruz

De nombre Juan Amos Komensky o Comenius (nombre latinizado de acuerdo a las costumbres de los eruditos con estudios religiosos) nace en 1592, en la región Bohemia, epicentro de las luchas políticas y religiosas de la época. Estudia con reformadores religiosos, él mismo se integra en una orden de la iglesia reformadora denominada “husita” por el nombre de su líder Jan Hus. Este Comenius ha sido recordado principalmente por sus aportaciones a la pedagogía, en particular por su método de asociar figuras con el aprendizaje de las letras. Este autor se interesó por todos los campos, ya muy pronto había elaborado un sistema de pan-sofía, es decir, un sistema enciclopédico de sabiduría. Hacia 1614 empezó a trabajar en una obra de pansofía a la que llamó Teatro o Anfiteatro, para indicar que abarcaba el mundo entero. Padeció los rigores de la guerra que derrotó al Federico V y lo expulsó de Bohemia, pues su pueblo fue atacado y su casa quemada, por lo que debió escapar y durante el viaje murió su mujer y un hijo. Quedó refugiado en la ciudad de Brandeis, y ahí reinició su obra. Resulta sumamente interesante su escrito El laberinto del mundo, el cual plantea una gran ciudad dividida entre muchos barrios y lugares, los cuales representan todas las áreas del conocimiento, las ciencias y las ocupaciones, entonces representa un “sistema mnemónico arquitectónico”[21], con lo cual se confirma su perspectiva en las aportaciones a la mnemotecnia. El texto merece un amplio comentario de Yates porque incluye un capítulo sobre la impresión causada por el “furor rosacruz” hacia 1612. En esos textos Comenius muestra el interés por un ideal de una “sociedad ilustrada y filantrópica”. La otra obra comentada de Comenius es Lux in tenebirs, ilustra la actitud de Comenius ante Federico V, y también un sub-tema sobre las profecías de un clérigo de nombre Koetter, quien tuvo visiones sobre el corto reinado mediante alegorías de leones y estrellas, etc.

Hacia 1641 escribe otro libro “El camino de la luz” en el cual manifiesta sus expectativas de alcanzar un “arte de las artes, una ciencia de las ciencias, una sabiduría de la sabiduría y una luz de la luz”[22], es decir está previendo un salto cualitativo del saber y las artes, un amanecer de la humanidad en base a tales avances. En esto se observa una afinidad directa con las opiniones de Bacon, sobre el avance de la ciencia.

 

El iluminismo rosacruz y la masonería

Documenta Yates la existencia de investigaciones históricas sobre la relación entre la masonería y los rosacruces. Nos dice que la obra histórica mas antigua la cual establece una relación es del alemán J.G. Buhle de 1804 y reproducida por Thomas de Quincey en 1824. Buhle afirmó que los eventos de los manifiestos rosacruces de 1612 fueron el origen de la masonería, aunque parece estimaba que el relato de los rosacruces manaba de una parodia de Andreas. Quincey mantuvo el argumento estimando que “la masonería no es otra cosa que las doctrinas rosacruces tal como fueron modificadas por quienes las trasladaron a Inglaterra”[23]. De Quincey cree que el protagonista del traslado de las ideas rosacruces a Inglaterra fue el doctor Robert Fludd, quien había viajado a tierras alemanas con anterioridad, y además tiene un estimado de los años de tal trasplante considerándolo entre 1633 y 1646. Entonces en ese periodo un sabio inglés, Robert Fludd viajó por tierras alemanas durante los años previos a la Guerra de Treinta Años, justo durante el periodo de la “manía rosacruz”, adoptó esas ideas y luego las modificó a su regreso a Inglaterra, y promovió la generación de una nueva sociedad secreta de sabios mediante la renovación de la masonería “aceptada”. Ciertamente, este tema del origen de la masonería moderna ha sido discutido ampliamente.[24] En realidad, fuera del periodo mítico, para ya el siglo XVII, existen pocos documentos fidedignos sobre actividades masónicas en logias de aceptación (las logias de no operativos). Con personajes relevantes se menciona la admisión de Elías Ashmole en una logia según su diario de 1646 y la admisión de Robert Moray el 20 de mayo de 1641. En el año 1638 aparece una referencia bastante clara en una canción inglesa donde indica “Porque somos los hermanos de la Rósea Cruz/ Tenemos la palabra del masón y una segunda vista…”[25] La primera indicación impresa existente de una reunión entre logias de masones es un anuncio de una cena entre “masones aceptados” y grupos afines como una “hermandad de la Rósea Cruz”. Ciertamente, con mucha anterioridad existían sociedades de masones operativos (los gremios) y tenemos antecedentes de “constituciones escritas de la masonería”, las cuales todavía corresponden a un periodo operativo, pero donde ya aparece la mitología masónica de los arcanos de la sabiduría y el legado de los geómetras y arquitectos desde los tiempos de Salomón y su arquitecto Hiram. Cuando se estableció la Constitución de 1723 con James Anderson, ésta pasó a servir de fuente oficial para la historia de la masonería, sin embargo, ahí no se establecen indicaciones precisas sobre la generación masónica precedente. Yates se pregunta sin obtener una respuesta precisa sobre las posibles organizaciones secretas del periodo rosacruz, o bien de antes durante la época isabelina cuando florecieron —tanto ideales de caballería como esoterismo— encarnados en personajes identificados como John Dee, o bien existen interrogantes sobre los alcances de Bacon como especie de “masón primitivo”[26]. Respecto de la masonería del siglo XVII y su conexión con los rosacruces han ido aumentando las investigaciones posteriores a este libro de Frances Yates,[27] el cual sin duda, aporta un panorama muy amplio.  

 

 NOTAS:



[1] Foucault, Las palabras y las cosas, señala que han transcurrido varios siglos desde que el pensamiento occidental convirtió en “historia”, muchas de las ramas del pensar, al afirmar la importancia de integrarlas con el flujo de tiempo para explicarlas. El saber natural se volvió “historia natural”, la comprensión social tornó en un “materialismo histórico”… Tendencia que no se limita a tales expresiones.

[2] Para comprender mejor las diferencias estructurales entre el sistema feudal aristocrático y el capitalismo mercantilista en la Europa del siglo XVII resulta interesante el libro El Estado absolutista de Perry Anderson.

[3] Biografía de Baillet.

[4] Conoció Descartes a Johann Faulhaber, quien había publicado una obra dirigida a los hermanos rosacruces, Yates, Frances, El iluminismo rosacruz, p. 147. Lo ratifica Watson.

[5] La interpretación biográfica más cuidadosa de Watson señala esa ruta, que Descartes y sus amigos prefirieron no mostrar sus simpatías políticas y esotéricas, para con confrontarse con los gobiernos católicos de Francia y otras regiones. Richard Watson, Descartes (El filósofo de la luz).

[6] Aparecen carteles en París anunciando el arribo del Colegio de los Hermanos de la Rosa Cruz, YATES, Frances, op. cit., p. 133.

[7] Yates, Frances, op. cit., p. 150. La obra de Baillet es la fuente principal para el conocimiento de su vida, pero contiene algunos pasajes extraños y otros legendarios, que merecen un estudio pormenorizado como los sueños y visiones originando su vocación filosófica. ¿Fueron eventos o son alegorías? ¿Hechos estrictos o creaciones maquilladas por el mismo Descartes o emanaciones de biógrafo?

[8] Este país es importante por el fermento de las nuevas tendencias masónicas dentro de las islas británicas, periodo precedente a la masonería moderna, marcado por personajes como Elías Ashmole y los fundadores de la Royal Society.

[9] “La corte casi se arruinó por la enorme suma gastada en trajes, joyas, diversiones y fiestas para este matrimonio, y en los espectáculos presentados en honor de esta afortunada pareja” Yates, op. cit, p. 13.

[10] Si bien, el enfoque y las secuelas de la novedad rosacruz se integra en la masonería moderna, por la vía de Ashmole y los “grados filosóficos”, resulta curioso que el personaje no esté integrado en las narraciones masónicas. Véase Tobias Churton. The Magus of Freemasonry.

[11] Yates, op. cit, p. 63. En sentido metafísico se emplea más el término “abril un portal”, como acceso a una nueva dimensión.

[12] Yates, op. cit, p. 63.

[13] Yates, op. cit, p. 63

[14] Yates, op. cit, p. 310. En la reproducción directa del texto Confesión de la Fraternidad, se muestran claramente este tipo de opiniones, las cuales concuerdan perfectamente con las líneas de acción de las asociaciones de ideas liberales que fructificaron en el siglo posterior.

[15] Yates en La filosofía oculta en la época isabelina hace un recorrido por los principales autores de la “cábala cristiana” y la reacción de la contrarreforma para terminar con su influencia. Además de John Dee los principales personajes que incluye el estudio son Ramón Llull a Alberto Durero pasando por Pico de la Mirándola, Johannes Reuchlin, Francesco Giorgi y Enrique Cornelio Agripa.

[16] El mito de la Atlántida proviene de Platón en Timeo. La versión de Bacon en La Nueva Atlántida es salomónica y específica sobre la contribución de saber a una sociedad hipotética.

[17] La cuidadosa biografía de Watson sobre Descartes aclara el ambiente, algunos contactos rosacruces del filósofo y los motivos para que él se cuidara de negarlos.

[18] Se ha afirmado que el lema “larvatus prodeo” significa la condición enmascarada del filósofo, traducido como “aparezco enmascarado”, citado en “Prólogo a las Pasiones del alma”, por CHEYMOL, Marc, p. 19, Ed. CNCA, México, 1993.

[19] Yates, op. cit, p.150.

[20] Yates, op. cit, p. 150. Lo refuerza también el estudio de Watson, en Descartes (filósofo de la luz).

[21] Yates, op. cit, p. 202. El partidario rosacruz inglés, Fludd hizo obras con la misma temática.

[22] Yates, op. cit, p. 221.

[23] Yates, op. cit, p. 257.

[24] Recomienda Yates una obra moderna para analizar ese tema: Douglas Knoop y G.P. Jones The Growth of Freemasonery de Manchester University Press de 1947.

[25] Yates, op. cit, p. 260.

[26] Yates, op. cit, p. 269.

[27] Por ejemplo la biografía de Elías Ashmole de Tobías Churton; y los estudios de Robert Lomas sobre Moray y otros.