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sábado, 25 de enero de 2020

ESPADA DE PERSEO Y VARIACIÓN SOBRE EXCÁLIBUR



Por Carlos Valdés Martín

Para sentir la emoción infantil de jugar con la espada, recordar su versión de madera y compararla con la de adultos, siempre es sublime… Un primer recuerdo fue la leyenda de Perseo y Medusa donde el héroe recibe una espada para alcanzar una hazaña, la misteriosa e inexplicable victoria sobre una mirada que petrifica y contra una cabellera convertida en nido de serpientes. Ahí la espada representa una fuerza contundente, aunque sin excesos ni malicias, siempre dispuesta a restablecer el orden cósmico y la armonía entre los mortales. Perseo representa el despertar juvenil que se enfrenta a un monstruo, donde ya no hay rastro de la mujer —pues Medusa fue bella mujer antes de tornarse en horror—, sino la cabeza mítica de las fuerzas oscuras del inframundo.
La espada infantil y juvenil representa un despertar de las fuerzas propias con la superación de los miedos castrantes, en esa proyección de espejos imaginaria donde lo temido aparece en un momento extraño.[1] Mientras los personajes antiguos deben mantener su apego a la dureza y perfección de la espada, los modernos nos alegramos con la metamorfosis marcada del idioma inglés al pasar de “sword” a “word”, de la espada a la palabra. Pero eso ya era evidente desde los pueblos antiguos que se mantenían indecisos entre el pretor y el tribuno, el primero hábil en las armas y el segundo diestro en la retórica.
En algunas ocasiones, la excelencia de una espada es tan apreciada que adquiere un nombre propio y su leyenda, según sucedió con Excálibur, predestinada para el Rey Arturo. Cierto que en la Edad Media fue el periodo cuando más se apreciaron las espadas pues sí eran las armas del poder y en esos siglos las batallas se decidían bajo su filo, por tanto los héroes legendarios poseían una con personalidad. El Cid tuvo un arma personal llamada Tizona y, por su parte, el héroe de Roncesvalles, el famoso Roldán a su Durandarte. El rey más destacado de Europa en su siglo, Carlomagno poseyó su distintiva espada llamada Joyeuse. En el Japón imperial, una katana llegó a representar el poder del gobierno y se llamó Honjo Masamune, aunque quedó desaparecida en el siglo XX.
La espada de Perseo segó el cuello de Medusa y, aun así, no alcanzó un sello personal en ese relato. No basta con que la espada sepa cumplir una hazaña, la leyenda requiere un paso más adelante, hasta alcanzar lo extraordinario. Con el debido sigilo, cada quien recordará las imágenes infantiles cuando se emplearon las espadas (o sus reemplazos de juguete) para los fines más alegres y juguetones, cual un Perseo infantil escuchando el batir de las alas de un Pegaso.


NOTAS

[1] Ana Freud, El yo y los mecanismos de defensa.

domingo, 12 de enero de 2020

IDEARIO FRENTE AL STATU QUO




Por Carlos Valdés Martín


Importancia del ideario
Sin objetivos no se llega a ningún lado y éstos comienzan siendo ideas dibujadas en la cabeza. La noción de Idea —Ideal, concepto superior, alcance de miras— comienza con Platón en el mito de la Caverna.[1] Y esto aplica a lo colectivo: mientras no se mire el deslumbrante Sol de la verdad se queda atado y prisionero, mirando sombras y engañado.
En estética el “Ideal” formó un modelo de belleza que se mostró en esculturas y pinturas a través de los siglos. El Romanticismo retomó hacia el Ideal sentimental de todos los tiempos que es el Amor. El Liberalismo descubrió el Ideal en la vida política mediante la triple consigna Libertad-Igualdad-Fraternidad. El Socialismo (aunque no siempre)[2] le restó un factor a esa triple ecuación. El “Ideal” de futuro proporciona la meta, el Objetivo de largo plazo y la finalidad del Progreso. 

Liderazgo: lo hay de dos
Para conectar varias partes resulta indispensable plantear qué es el liderazgo. Los grupos humanos, por su complejidad, suelen designar algunos que vayan adelante en los procesos o merezcan ser seguidos. Hay muchos tipos de liderazgos pero para este espacio únicamente marcaré dos:
Los creadores de Ideales o de valores, como indicó el Zaratustra de Nietzsche, por ejemplo un Cristo o Buda, un Sócrates o Descartes... Trabajan más con el espíritu y las ideas, dejando que el tiempo milenario dé sus frutos y su emblema es la paciencia.
Los prácticos que abren la senda por donde transitan los pueblos, como un Mandela o un Benito Pablo Juárez García. Ellos son los que procuran convertir el Ideal en acto y materializar los sueños colectivos. 

Cambio exige Avance y dirección de Progreso
Surge el deseo del Cambio… conforme observamos que una situación social o individual falla. El segundo problema es definir la dirección del cambio, para que cada paso sea un Avance y que el Norte de guía sea el Progreso.
Situación Indeseada = Cambio, luego el Paso = Avance; Definir la dirección = Progreso.[3]
La posición de Avance nos vuelve Líderes pues nos colocamos delante de los demás.
El Progreso marca la dirección y la ruta, por tanto la observamos con cuidado para confirmar que vamos por buen camino.

Política indispensable
El Poder es indispensable porque define el eje del control del cambio y un vértice regulador. Imaginemos un embudo… el líquido en la superficie gira y se mueve en círculos, pero una pequeña cantidad de líquido sale en una dirección definida. El embudo es el que controla esa dirección de salida; regula el Cambio.
Añadamos la tradicional metáfora de los marinos: el Timón del barco, les agradó a los griegos, señalando Aristóteles que el gobernante es el timonel.
Todo y cada uno es un ser político, así lo definió Aristóteles,[4] pues siempre estamos metidos en una sociedad, aunque pretendamos evitarlo, existe una dimensión política de nuestros actos individuales.
Se requiere convertir la debilidad en fortaleza, para no caer en la impotencia… por eso se ha importado el neologismo de “empoderamiento”, que es darle más poder al individuo o grupo que ha sufrido marginación o abandono. Acceder al Poder es crear más capacidad de decisión individual y colectiva. 

Colectividad versus individuo ¿la pesadilla de 1984?
Siendo indispensable el conjunto, se llama socialismo (o comunismo) a la versión que pone siempre a la colectividad delante y sobre el individuo. La verdad general de la convivencia, se ha convertido en un exceso al proponer que el individuo se debe sacrificar permanentemente a la colectividad social. La cristalización burda de esa versión socialista desaparece cualquier respeto al individuo, pues se convierte en un sirviente del Estado o del dirigente o del rey… todas formas de Tiranía.
Si el individuo va primero —sobre todo sí él es el desposeído, el perseguido, el extranjero, el extraño, el desadaptado…, entonces la primera preocupación es ponerle barreras a la colectividad (y a la adversidad abstracta) para que no abuse por su número contra el individuo y le respete en su ámbito privado.
La novela 1984 fue escrita por un experimentado escritor y reportero marxista que se dio cuenta que el abuso de los socialistas y fascistas convertía al Estado socialista, capitalista y fascista en una pesadilla.[5]
 
Nación ¿al alza?
La globalización incluye el sueño de que las naciones están desapareciendo, pero la realidad es más complicada que una simple desaparición. Así, como el incremento de los suicidios no hace desaparecer a la población, tampoco las fusiones de regiones terminan con la base nacional de los Estados.
Por la Soberanía los estados tienen una base nacional, que a veces está fuera de la vista, pero de repente, con el Brexit y el nacionalismo de Trump se descubre que el nacionalismo siempre es un gigante dormido en las comunidades.
Comparamos al Nacionalismo con un Punto de Apoyo de Arquímedes; resulta pequeño y hasta impotente mientras no se le emplee en el sentido correcto. Por ejemplo, en México 1910 Porfirio Díaz hacía fiestas nacionalistas por el Bicentenario, pero al pueblo cansado de su dictadura, le parecía un Régimen Afrancesado; por eso los rebeldes al régimen levantaron un nuevo nacionalismo popular. 

Primero el pueblo, no el gobernante
La democracia incluye la definición que el pueblo va antes que el gobernante, pero sabemos que el gobernante tiene “la sartén por el mango”. Por eso quienes sienten gran inquietud por participar suelen ingresar a las filas de algún partido o grupo afín… sin embargo, ahora lo usual asumir que “los partidos están en crisis” o “la participación está en crisis”…
El desprestigio de los políticos ahora es una fuerza casi arrasadora, que se hace sentir entre la población y afectará los procesos electorales.
Volver a lo básico es dirigirse hacia el pueblo, base y sustento de cualquier poder. 

Clave: el movimiento con vocación
De hecho ni siquiera nos acordamos del nombre de los partidos que gobernaron en México, durante el siglo XIX; porque el partido (en cierto sentido) es una simple camiseta. Lo más importante es la presencia de un movimiento colectivo vigoroso, bajo el panorama que empuje para solucionar los grandes problemas nacionales.
Cuando un movimiento está en proceso de triunfo se coloca la camiseta de partido, de otra manera el partido a veces resulta una parodia, una ficción legal para tramitar las votaciones. Resulta fácil que los partidos se enajenen respecto del ciudadano, en cambio, el prestigio partidista requiere de un esfuerzo constante de actualización y de conexión con los ciudadanos. 

Siglo XX ¿qué prevaleció?
Salto el siglo XIX porque ahí no se probaron todas las tendencias políticas, pero el largo siglo XX fue un escenario donde todas las tendencias políticas clásicas se pusieron a prueba: liberalismo, conservadurismo, socialdemocracia, comunismo y fascismo. Asimismo, también se pusieron a prueba los parámetros de Estatismo comunista, Economía mixta y Capitalismo estricto (neoliberal). En el tema nacional se pusieron en la escena: el Imperialismo, Colonialismo, Internacionalismo, Globalismo, Nacionalismo y hasta Ultra-Nacionalismo en todas sus versiones.   
A manera sencilla el gran triunfador del siglo XX fue una mezcla Política de liberalismo con socialdemocracia, Economía de mixta con capitalista, Territorial de nacionalismo con globalismo.[6]
Sin embargo, ahora permea una noción equivocada como si los dilemas del Siglo XXI obligaran en Política a neo-liberalismo versus neo-marxismo; en Economía a capitalismo salvaje versus Estatismo comunista; en Territorialidad a globalismo versus populismo. 

Teoría de la medida y el exceso
En la política aplica la misma verdad que en la medicina, cuando una proporción excesiva es más perjudicial que el mal curado. Tómense dos kilos de Aspirina o casi cualquier medicina con lo que sufrirán un choque metabólico mortal.
Neo-liberalismo es un Exceso de Mercado; Neo-marxismo es un Exceso de Estado. En consecuencia, comprendemos de inmediato que el bienestar colectivo e individual depende de una sabia mezcla entre acción del individuo (funcionamiento de Mercado) con acción social (función de Estado). Y los grandes temas ecológicos y funcionamientos políticos están desembocando en esa mezcla como una evidencia empírica, conforme las grandes potencias antes comunistas se dedican a cultivar el mercado, según el paradigma de China. 

Novedades del siglo XXI en política
Su carácter mediático está cambiando, desplazándose desde los medios tradicionales de TV, periódicos y campañas electorales tradicionales hacia nuevos medios como Redes sociales, incluso ya existen propuestas de wiki-partidos.
Ahora emergen los nuevos sujetos desde abajo: las mujeres, alter-sexuales, migrantes, minorías étnicas, minorías de diverso tipo… En especial, el proceso marca un caótico “adiós” al proletariado y un “hola” al cognitariado (que por principio aparece como un pueblo difuso). Corresponden a esos nuevos sujetos colectivos también liderazgos alternativos, aunque parecerían predominar los fantasmas antiguos o ambiguos como el populismo de izquierda y derecha, acompañados de la irrupción de “Candidaturas ciudadanas” y liderazgos no convencionales (youtubers, comediantes…). Simultáneamente hay movilizaciones y situaciones de conflicto fuera de lo electoral; incluso sucede ña caída de regímenes por movimientos de masas.
Presenciamos los nuevos objetos de búsqueda social: Objetivos ecológicos; objetivos de equidad de Género, objetivos de tolerancia sexual; Objetivos de modelos de vida (descontento con la Sociedad de Consumo o “No-Logo)… acompañados con regresiones de intolerancia y fundamentalismos religiosos.
Hay una fuerte contraposición entre los nuevos elementos Caóticos (sin forma) con los procesos de organización (la llamada Institucionalización u Orden)… el rumor de un Nuevo Orden Mundial que es el espejo de un gran desorden, donde las organizaciones internacionales poseen un peso clave.[7]
 
Fuerza de los movimientos emergentes
La libertad de movimiento, la frescura y el no traer “compromisos” con un statu quo favoreció a algunos “outsiders” como Evo, Chávez, Macron, Tspiras, Trump, etc. Esto integra una parte del descrédito masivo de los políticos tradicionales y hasta una crisis de las élites políticas. El outsider que conecta bien con la mayoría de su electorado triunfa incluso ante contextos difíciles, pues la gente busca claridad de mensaje y honestidad, una accesibilidad que les permita sentir que lograrán justicia.
Los nuevos liderazgos no comprometidos con el pasado son indispensables en la renovación continua de las sociedades. Esto no siempre es una ventaja, pues en cuanto controla las riendas del poder el outsider puede modificar más radicalmente sus posturas y experimentar sin un rumbo, lo cual produce fracasos estrepitosos. Sin un rumbo fijo queda la nación misma y, por más que la globalización económica parece imparable, emergen nacionalismo o hasta regionalismo disruptivos en la agenda de los outsiders que gobiernan. 

El puente entre el Ideario y el poder de Hecho
Las novedades en el escenario político la están aportando los movimientos de diferencia, junto con las urgencias ecológicas y las irrupciones tecnológico-económicas, donde los idearios de las nuevas generaciones se actualizan y amplifican, las semillas se convierten en actividades. El statu quo o poder de Hecho en el planeta no es una realidad inalterada, por más que las inercias graviten hacia un centro o las repeticiones se mantengan de manera institucional, también operan modificaciones constantes, tal como lo atestigua la constante variación en los sistemas legales en todos los órdenes. Los individuos inconformes agrupados en masas parecieran acosar al aparato de Estado, desde ambos flancos, tanto como irrupciones de nuevos temas, como vuelta a la normalidad ya sea como democracia o Estado de bienestar. Los poderes de Hecho conformados en los aparatos de Estado, los grandes capitales, grandes iglesias y los movimientos de masas ya canalizados (sindicatos, partidos, regionalismos, nacionalismos…) parecieran las rocas que rompen las olas de la playa, pero van cambiando su perfil con un ritmo impredecible. Entre el Ideario de los cambios y la línea de resistencia del statu quo se tienden puentes que, muy recurrentemente, están marcados por conflictos. El antiguo héroe romano Horacio Cocles presentó batalla mientras derribaban el puente sobre el río Tíber, por una defensa desesperada; sin embargo, sus herederos republicanos fueron los constructores de puentes, llamados pontífices. Ahora la leyenda de los constructores de puentes adquiere un nuevo sentido para comunicar los idearios cambiantes frente al statu quo

 NOTAS:


[1] Platón, La República.
[2] El propio Marx, desde el punto de vista filosófico, no aspiraba a reducir ni desaparecer el factor Libertad, sino a ampliarlo, pues consideraba que la mayoría proletaria estaba encadenada y que socializar los medios de producción legalmente (ya socializados de hecho) daría más Libertad a las mayorías. Se equivocó al subestimar la tiranía del Estado al controlar los medios de producción y no imaginó la hipótesis de una revolución Fake, que sustituye al proletariado con el Estado dictatorial. Véase de Marx El 18 Brumaro de Luis Bonaparte, La guerra civil en Francia, etc.
[3] Progreso es la noción clave de la Ilustración para el Cambio Social, sin embargo, ha sido calumniada para intentar sustituirla por la mancuerna Revolución-Comunismo.
[4] Aristóteles, Política.
[5] Una clave literaria de Orwell es que fusiona características de los sistemas antagónicos en una única pesadilla integrada.
[6] Para Wallerstein el triunfador indiscutible fue el liberalismo y lo dice a manera de una crítica pos-marxista en Después del liberalismo.
[7] O bien, la superpotencia Norteamérica funciona como organización internacional, lanzándose a impactar a la distancia o el dólar funciona como moneda mundial.