Por
Carlos Valdés Martín
El
dios Jano fue propio de los romanos, no provino de la herencia griega como sucedió
con la mayoría de su mitología. También conocido como Janus o Ianus,[1] se le representaba como un
personaje barbado con dos caras, mirando cada una en el sentido opuesto de la
otra. Casi siempre se representaba únicamente como una cabeza con dos caras
mirando hacia extremos contrarios y se esculpía en un poste fijo al suelo o
sobre una construcción. Las pocas representaciones conservadas de cuerpo completo
le atribuyen una vara en una mano para alejar intrusos y una llave en la otra
para abrir puertas.
Su
mayor popularidad actual deriva al nombrar el primer mes del calendario que proviene
desde los antiguos, siendo que en castellano la palabra “enero” disfraza mucho
su origen, pero en inglés su nombre “january”
es bastante obvio.
Janus y los Juanes
La
relación entre estos dos nombres resulta muy interesante y hasta polémica.
Desde cierta perspectiva no hay una relación etimológica directa, pues el Janus de Roma proviene de sus
tradiciones locales, mientras que el Juan bíblico es una derivación de los
antiguos judíos. Por esa lengua hebrea, su origen es Johan que significaba
servidor de Dios y no está relacionado con Jano romano, pero la cruzarse la
historia bíblica con la presencia de roma los caminos se cruzan y entonces al
parecer se entrelazan los dos principales Juanes bíblicos con los el dios de
las puertas del tiempo. Si bien la Biblia
misma no establece fechas de nacimiento para los Juanes, la ortodoxia católica encontró
sentido para signarlos junto a los Solsticios y, por esa curiosa y misteriosa
decisión, empezó a quedar cruzado el sendero de los Santos Juanes con Janus bifonte.
Importancia de los solsticios y el calendario
Para
medir el tiempo astronómico la mejor referencia fue definir un calendario
solar, para lo cual resultaba indispensable medir los puntos de aparición del
Sol en el horizonte junto con la duración del día y la noche. Ambos fenómenos
se relacionan directamente en la definición de los solsticios, que significan
“detención del Sol”, que ocurren cuando el avance aparente del nuestro astro
sobre el horizonte se detiene, para invertir su curso. Este fenómeno ocurre dos
veces al año y posee una característica antagónica en los hemisferios, pues en
el norte durante el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Norte ocurre la
noche más larga y en el de Verano sucede la más corta.
Esa
característica del movimiento aparente del Sol y la duración de los días, también
marcaba la evolución del clima y las oportunidades para la siembre y la
cosecha, por lo tanto resultaron indispensables para establecer los calendarios
anuales. De esa manera, las referencias a los solsticios eran muy importantes
para sociedades que dependen de la agricultura para sobrevivir.
Enero
Como
guardián de las puertas los romanos colocaron a Janus al principio del
calendario, cuando hace más de dos mil años lo modificaron, pasando de un
calendario de 10 meses tipo lunar, al solar mixto con 12 meses. Se atribuye al
rey Numa Pumpilio esa modificación del calendario, quedando establecido hasta
nuestros días. Sin embargo, la adopción del principio del Año en la fecha del
1° de enero fue gradual, hasta volverse de uso general.
Otros atributos
En
algunas leyendas al dios Jano también se le engalana de otras cualidades,
convirtiéndose en un personaje parecido a Prometeo, pues también entregaba los
cimientos de la civilización dando el conocimiento del dinero, la navegación y
la agricultura.
Siendo
Jano el guardián de las puertas también se le consideró custodio de los caminos
y de las fronteras (por ejemplo las murallas del confín del Imperio). Esta
función resulta interesante y amplia, pues los romanos fueron los grandes
constructores de caminos de la antigüedad, con una superior tecnología para
elevar puentes sobre arcos de piedra, capacidad para elevar muros y colocar
techos ayudándose de su propia fórmula de cemento. El dicho de que “todos los
caminos llevan a Roma”, implica una verdad disfrazada, pues ellos fueron los
primeros en construir amplias carreteras que sirvieron como la única
comunicación terrestre confiable en la región del Mediterráneo. Y sobre esos
caminos famosos de los romanos en cada “milla” se acostumbraba dejar como
vigilante mudo a una representación del dios, y en los pasos vigilados con más
razón.[2] También se le relacionaba
con la guerra y su templo permanecía abierto mientras perdurara el periodo
bélico, mandándose a cerrar durante los periodos de paz, lo cual fue poco
frecuente.[3]
Sustitución de Jano por San Juan
El
arte de la construcción entre los romanos estaba agrupado en estamentos
especializados que perduraron más allá de la caída del Imperio y se
cristianizaron con rapidez. Las divinidades de las agrupaciones podían variar,
pero para los constructores romanos Jano era pieza clave, y después, al
abandonar las viejas creencias, con facilidad lo remplazaron con la adoración
por uno de los nuevos santos, siendo común el patronazgo de San Juan.
De
esa manera muchos constructores con facilidad sustituyeron a Janus por San
Juan, siendo un signo que los gremios operativos transmitieron a la
francmasonería inglesa en el siglo XVIII.[4] Y no se piense que esta
designación de San Juan como asociado a la construcción fue poco habitual, otro
ejemplo de su trascendencia durante el medioevo es que la orden de los
Templarios, la cual asumió tal denominación en su título de “Orden de San Juan
del Hospital de Jerusalén”. Sin embargo, la regularidad canónica actual
establece que para los albañiles corresponde la Santa Cruz y para los
arquitectos Santo Tomás.
Dualidad y furor bélico
En
ocasiones se llamaba a este dios por su función de iniciar, siendo “Janus Pater”, al relacionarlo con los
comienzos. Por su dualidad lo llamaban “Jano
Geminus” y le señalaban su cualidad de bifonte, lo cual curiosamente podemos
vincular con su característica bélica, pues el templo de esa deidad se abría
durante los periodos de guerra, con la intención de infundir fervor en los
soldados. ¿Qué relación hay entre esa dualidad y el furor miliciano? La misma
leyenda de Géminis señala que el dolor de la separación ocurrida o por acontecer
es motivo suficiente para infundir arrojo en los combatientes.[5] Por eso mismo, resultaba importante
mantener las mejores relaciones con el misterioso Janus y su templo se acuñó en
la faz de monedas de oro. Entonces, a su vez, bajo los angelicales Juanes, está el enigmático dios romano.
NOTAS
[1] La “I” latina al
inicio de muchas palabras se convirtió en “J” por operación fonética, así las
inscripciones antiguas refieren a “Iulio” en vez de Julio y a “Iustitia” en
lugar de Justicia.
[2] En las fronteras y
linderos de propiedades o urbanizaciones se colocaba al dios Terminus que era representado como una
cabeza sobre una columna, para amparar los finales y las delimitaciones. Se
emparenta con el propio Janus, pero con una jerarquía menor al parecer, pues
solamente posee una cara.
[3] El tercer cierre de
las puertas del Templo de Jano señaló el comienzo de la Pax Romana o Pax Augusta,
el periodo de pacificación del imperio que se estima duró desde el 12 de enero
del año 29 a. C. hasta 180 d. C. o 192 d. C., lo cual no significaba ausencia
completa de guerras.
[5] También el Banquete
de Platón nos hace notar que esa división como fuente del Amor, que se
convierte en una pasión belicosa para defender la parte separada. Véase,
Platón, Diálogos, El Banquete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario