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miércoles, 1 de enero de 2020

JANO EL DIOS DEL CALENDARIO OCULTO EN SAN JUAN





Por Carlos Valdés Martín


El dios Jano fue propio de los romanos, no provino de la herencia griega como sucedió con la mayoría de su mitología. También conocido como Janus o Ianus,[1] se le representaba como un personaje barbado con dos caras, mirando cada una en el sentido opuesto de la otra. Casi siempre se representaba únicamente como una cabeza con dos caras mirando hacia extremos contrarios y se esculpía en un poste fijo al suelo o sobre una construcción. Las pocas representaciones conservadas de cuerpo completo le atribuyen una vara en una mano para alejar intrusos y una llave en la otra para abrir puertas.
Su mayor popularidad actual deriva al nombrar el primer mes del calendario que proviene desde los antiguos, siendo que en castellano la palabra “enero” disfraza mucho su origen, pero en inglés su nombre “january” es bastante obvio.

Janus y los Juanes

La relación entre estos dos nombres resulta muy interesante y hasta polémica. Desde cierta perspectiva no hay una relación etimológica directa, pues el Janus de Roma proviene de sus tradiciones locales, mientras que el Juan bíblico es una derivación de los antiguos judíos. Por esa lengua hebrea, su origen es Johan que significaba servidor de Dios y no está relacionado con Jano romano, pero la cruzarse la historia bíblica con la presencia de roma los caminos se cruzan y entonces al parecer se entrelazan los dos principales Juanes bíblicos con los el dios de las puertas del tiempo. Si bien la Biblia misma no establece fechas de nacimiento para los Juanes, la ortodoxia católica encontró sentido para signarlos junto a los Solsticios y, por esa curiosa y misteriosa decisión, empezó a quedar cruzado el sendero de los Santos Juanes con Janus bifonte.

Importancia de los solsticios y el calendario

Para medir el tiempo astronómico la mejor referencia fue definir un calendario solar, para lo cual resultaba indispensable medir los puntos de aparición del Sol en el horizonte junto con la duración del día y la noche. Ambos fenómenos se relacionan directamente en la definición de los solsticios, que significan “detención del Sol”, que ocurren cuando el avance aparente del nuestro astro sobre el horizonte se detiene, para invertir su curso. Este fenómeno ocurre dos veces al año y posee una característica antagónica en los hemisferios, pues en el norte durante el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Norte ocurre la noche más larga y en el de Verano sucede la más corta.
Esa característica del movimiento aparente del Sol y la duración de los días, también marcaba la evolución del clima y las oportunidades para la siembre y la cosecha, por lo tanto resultaron indispensables para establecer los calendarios anuales. De esa manera, las referencias a los solsticios eran muy importantes para sociedades que dependen de la agricultura para sobrevivir.

Enero

Como guardián de las puertas los romanos colocaron a Janus al principio del calendario, cuando hace más de dos mil años lo modificaron, pasando de un calendario de 10 meses tipo lunar, al solar mixto con 12 meses. Se atribuye al rey Numa Pumpilio esa modificación del calendario, quedando establecido hasta nuestros días. Sin embargo, la adopción del principio del Año en la fecha del 1° de enero fue gradual, hasta volverse de uso general.   

Otros atributos

En algunas leyendas al dios Jano también se le engalana de otras cualidades, convirtiéndose en un personaje parecido a Prometeo, pues también entregaba los cimientos de la civilización dando el conocimiento del dinero, la navegación y la agricultura.
Siendo Jano el guardián de las puertas también se le consideró custodio de los caminos y de las fronteras (por ejemplo las murallas del confín del Imperio). Esta función resulta interesante y amplia, pues los romanos fueron los grandes constructores de caminos de la antigüedad, con una superior tecnología para elevar puentes sobre arcos de piedra, capacidad para elevar muros y colocar techos ayudándose de su propia fórmula de cemento. El dicho de que “todos los caminos llevan a Roma”, implica una verdad disfrazada, pues ellos fueron los primeros en construir amplias carreteras que sirvieron como la única comunicación terrestre confiable en la región del Mediterráneo. Y sobre esos caminos famosos de los romanos en cada “milla” se acostumbraba dejar como vigilante mudo a una representación del dios, y en los pasos vigilados con más razón.[2] También se le relacionaba con la guerra y su templo permanecía abierto mientras perdurara el periodo bélico, mandándose a cerrar durante los periodos de paz, lo cual fue poco frecuente.[3]

Sustitución de Jano por San Juan

El arte de la construcción entre los romanos estaba agrupado en estamentos especializados que perduraron más allá de la caída del Imperio y se cristianizaron con rapidez. Las divinidades de las agrupaciones podían variar, pero para los constructores romanos Jano era pieza clave, y después, al abandonar las viejas creencias, con facilidad lo remplazaron con la adoración por uno de los nuevos santos, siendo común el patronazgo de San Juan.
De esa manera muchos constructores con facilidad sustituyeron a Janus por San Juan, siendo un signo que los gremios operativos transmitieron a la francmasonería inglesa en el siglo XVIII.[4] Y no se piense que esta designación de San Juan como asociado a la construcción fue poco habitual, otro ejemplo de su trascendencia durante el medioevo es que la orden de los Templarios, la cual asumió tal denominación en su título de “Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén”. Sin embargo, la regularidad canónica actual establece que para los albañiles corresponde la Santa Cruz y para los arquitectos Santo Tomás.

Dualidad y furor bélico

En ocasiones se llamaba a este dios por su función de iniciar, siendo “Janus Pater”, al relacionarlo con los comienzos. Por su dualidad lo llamaban “Jano Geminus” y le señalaban su cualidad de bifonte, lo cual curiosamente podemos vincular con su característica bélica, pues el templo de esa deidad se abría durante los periodos de guerra, con la intención de infundir fervor en los soldados. ¿Qué relación hay entre esa dualidad y el furor miliciano? La misma leyenda de Géminis señala que el dolor de la separación ocurrida o por acontecer es motivo suficiente para infundir arrojo en los combatientes.[5] Por eso mismo, resultaba importante mantener las mejores relaciones con el misterioso Janus y su templo se acuñó en la faz de monedas de oro. Entonces, a su vez, bajo los angelicales Juanes, está el enigmático dios romano. 

NOTAS


[1] La “I” latina al inicio de muchas palabras se convirtió en “J” por operación fonética, así las inscripciones antiguas refieren a “Iulio” en vez de Julio y a “Iustitia” en lugar de Justicia.
[2] En las fronteras y linderos de propiedades o urbanizaciones se colocaba al dios Terminus que era representado como una cabeza sobre una columna, para amparar los finales y las delimitaciones. Se emparenta con el propio Janus, pero con una jerarquía menor al parecer, pues solamente posee una cara.
[3] El tercer cierre de las puertas del Templo de Jano señaló el comienzo de la Pax Romana o Pax Augusta, el periodo de pacificación del imperio que se estima duró desde el 12 de enero del año 29 a. C. hasta 180 d. C. o 192 d. C., lo cual no significaba ausencia completa de guerras.
[4] Lavangnini, Manual del Aprendiz.
[5] También el Banquete de Platón nos hace notar que esa división como fuente del Amor, que se convierte en una pasión belicosa para defender la parte separada. Véase, Platón, Diálogos, El Banquete.


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