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jueves, 25 de octubre de 2018

RESEÑA Y ANÁLISIS DE “OTRAS INQUISICIONES” DE BORGES






Por Carlos Valdés Martín


A continuación se resume y analiza esta colección de ensayos que muestra al Jorge Luis Borges más maduro y erudito, reuniendo los diferentes extremos de la literatura, con la filosofía, la historia y las anécdotas más desconcertantes, que siempre sirven de pretexto para prodigar puntos de vista interesantes y explicaciones innovadoras.[1]

LA MURALLA Y LOS LIBROS

Retomando al personaje histórico del Primer Emperador chino, interpreta dos de sus acciones famosas —la muralla y una destrucción masiva de libros— como signos misteriosos de decisiones ambiguas, cuyas interrelaciones se vuelven desconcertantes. La ruptura contra cualquier pasado con la quema y la muralla como inútil contención contra cualquier cambio. Una larga cita del corazón de esta especulación: “… quienes ocultaron libros fueron marcados con un hierro candente y condenados a construir, hasta el día de su muerte, la desaforada muralla. Esta noticia favorece o tolera otra interpretación. Acaso la muralla fue una metáfora, acaso Shih Huang Ti condenó a quienes adoraban el pasado a una obra tan vasta como el pasado, tan torpe y tan inútil. Acaso la muralla fue un desafío y Shih Huang Ti pensó: “Los hombres aman el pasado y contra ese amor nada puedo, ni pueden mis verdugos, pero alguna vez habrá un hombre que sienta como yo, y ese destruirá mi muralla, como yo he destruido los libros, y ese borrara mi memoria y será mi sombra y mi espejo y no lo sabrá.” Acaso Shih Huang Ti amuralló el imperio porque sabía que este era deleznable y destruyó los libros por entender que eran libros sagrados, o sea libros que enseñan lo que enseña el universo entero o la conciencia de cada hombre. Acaso el incendio de las bibliotecas y la edificación de la muralla son operaciones que de un modo secreto se anulan.”[2]

LA ESFERA DE PASCAL

Remite a la afamada metáfora de que Dios o el universo son una esfera peculiar con centro en todas partes y su circunferencia en ninguna. Comienza con el pensamiento griego y termina con Blas Pascal, cuando agregó un calificativo de terrible para esa esfera que tanto le apasionó.

LA FLOR DE COLERIDGE

Remite al poema de Coleridge que explica la aparición de una misteriosa flor tras el sueño, lo cual sirve para ilustrar la hipótesis de que toda la literatura podría ser la encarnación de un Espíritu pertinaz, que se va manifestando, una emanación intempestiva que regresa en cada tiempo.

EL SUEÑO DE COLERIDGE

Cuenta el prodigio de que soñar con el palacio de Kublai Khan, estableció vínculos sorprendentes, además de la afirmación del portento de soñar, para descubrir que el diseño del palacio también fue un sueño, que el sitio estaba desaparecido de los registros, quedando como referencia legendaria, hasta que el sueño de Coleridge lo condujo hasta el sitio.

EL TIEMPO Y J.W. DUNNE

De este ya había hecho una pequeña indagación que me llevó a informarme sobre el tal autor Dunne, cuyas indagaciones y retos cautivaron al propio Borges. El argumento lo estima Borges muy complejo y con dificultades especiales para resumirse; comienza con una noción de que auto-conocerse implica una expansión infinita, pues requiere de otro Yo que conoce, por tanto comienza un juego de espejos hacia el infinito, que el autor tomó en serio. Establece Dunne una serie infinita, al mismo tiempo, propone que el futuro ya existe, pero se crea mediante una máquina de ríos-tiempo confluyentes, igual que una legión de Yos, integran al individuo. Si bien resulta sorprendente esta multiplicación de los tiempos, se sospecharía que se comete alguno o varios deslices. “Dunne, asombrosamente, supone que ya es nuestra la eternidad y que los sueños de cada noche lo corroboran.”[3] Amanera de conclusión, elogia una especie de utopía contenida en este autor,  quien “asegura que en la muerte aprenderemos el manejo feliz de la eternidad. Recobraremos todos los instantes de nuestra vida y los combinaremos como nos plazca. Dios y nuestros amigos y Shakespeare colaborarán (…) Ante una tesis tan espléndida, cualquier falacia cometida por el autor, resulta baladí.”[4]

LA CREACIÓN Y P. H. GOSSE

Borges aborda una curiosa discusión, que ironiza a Gosse defensor del creacionismo, quien rebatió la evolución y los fósiles, para enredarse con la presencia de los ombligos, huella biológica contraria a la generación espontánea.

LAS ALARMAS DEL DOCTOR AMÉRICO CASTRO

Amplia contrariedad contra los juicios del Dr. Castro quien cuestiona y critica el habla y estilos literarios de Buenos Aires; ironía desplegada sobre las preferencias regionales, del crítico; expresando el gusto de criticar al crítico. Anotamos la inutilidad de la crítica arbitraria, sobre la cual se burla con ironía Borges.  

NUESTRO POBRE INDIVIDUALISMO

Cuestiona al nacionalismo, comenzando con Atenas y otras antigüedades, para pasearse por las peculiaridades nacionales argentinas, cuestionando su singular sentido de heroicidad, que contrapone otros esquemas. Señala la ajenidad contra la abstracción del Estado, encomia una tendencia individualista del argentino y señala que podría poseer una irónica utilidad ante un nacionalismo vulgar. “El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.”[5]

QUEVEDO

Cuestiona la escasa popularidad de Quevedo, quizá justificada por su desliz de sensiblería o patetismo, señalando que no generó ningún símbolo que se apodere de la imaginación perdurable. Hace un repaso desde la caídas en análisis inútiles contra filosofías paganas, hasta los aciertos poéticos y el briosa recopilación del habla popular en Cuento de cuentos; incluyendo la frase memorable dePolvo serán, mas polvo enamorado”. Analiza pero con un sentido elogioso para señalar la amplitud y complejidad de Quevedo.

MAGIAS PARCIALES DEL QUIJOTE

Mediante el argumento de que en El Quijote aparece citado Cervantes y su obra, abriendo referencias circulares a traducciones de la misma novela, Borges avanza hacia las referencias circulares, mediante una hipotética noche DCII de Las mil y una noches, que crea una circularidad de referencia. Luego lo muestra en la hipótesis de un gran mapa hipotético de Inglaterra, que trazado en el suelo, entonces deberá contener un mapa de ese trazado en el mapa, abriéndose hacia la duplicación paradójica e infinita, pues “Ese mapa, en tal caso, debe contener un mapa del mapa; que debe contener un mapa del mapa del mapa, y así hasta lo infinito”[6]

NATHANIEL HAWTHORNE

Una clase sobre el escritor norteamericano Hawthorne. Reivindica su relación con el ensueño; su encierro voluntario en un cuarto; sus anotaciones; destaca sus cuentos, en especial el del buen esposo que se esconde por décadas, y la hoguera de todo lo creado. Al final se aclara que fue una clase y las fuentes. Borges hace una defensa de  la alegoría, donde retoma la refutación de Croce y la defensa de Chesterton. Narra la singular historia de Wakefield, menciona el cuento Earth's Holocaust: el Holocausto de la Tierra, donde se intentó destruir todo lo valioso en una gran pira. Prodiga un elogio de la Letra escarlata, aunque aprecia más los cuentos. Elogia una metáfora  de Nathaniel sobre la gran grieta que se abrió en el Foro de Roma,[7] donde se sacrificó un soldado con todo y su caballo, anécdota que se plasmó en una página del Marble Faun.

VALÉRY COMO SÍMBOLO

Comienza comparando a Withman con Válery, en el singular arte de inventarse su propio personaje, especie de alter-ego peculiar.
“Valéry ha creado a Edmond Teste; ese personaje sería uno de los mitos de nuestro siglo si todos, íntimamente, no lo juzgáramos un mero Doppelgänger de Valéry”[8] El personaje representa una cumbre del pensar, con el respeto y aversión hacia tal pureza intelectual.

EL ENIGMA DE EDWARD FITZGERALD

Explica, con elegante circunvolución, el encuentro del matemático y poeta árabe Omar Kayam (junto con su Rubaiyat) con el traductor inglés Eduard Fitzgerald, que en la insólita opinión, parecen haber formado una nueva síntesis, otro poeta que no existía en el original y tampoco en el talento del inglés.  De Kayam se advierte que estudió también teología “porque todo hombre culto es un teólogo, y para serlo no es indispensable la fe.”[9]

SOBRE OSCAR WILDE

“Nos cuesta imaginar el universo sin los epigramas de Wilde; esa dificultad no los hace menos plausibles.”[10] En especial, señala que las opiniones epigramáticas de Wilde suelen tener razón.

SOBRE CHESTERTON

Conjetura sobre el extraño género de Chesterton que mezcla lo policiaco con una metafísica… les llama Tour de forcé (viaje forzado, loca carrera diría Deleuze) donde se dan giros que sustituyen hipótesis del caso (tipo relato policial) realistas por metafísicas y de nuevo por otras.
“Chesterton pensó, como Whitman, que el mero hecho de ser es tan prodigioso que ninguna desventura debe eximirnos de una suerte de cósmica gratitud”[11] Y alrededor de los autores se les juzga por su filiación, en este ejemplo, “En este país, los católicos exaltan a Chesterton, los librepensadores lo niegan.”
Compara dos parábolas. La de Kafka “Ante la Ley” donde detalla que uno personaje se detiene ante la puerta, hasta que le abandonan la puerta y se entera que él era el predestinado. La segunda del Pilgrim's Progress de Bunyan, donde un guerrero pide lo anoten a la entrada para asaltar militarmente un castillo muy custodiado, “Chesterton dedicó su vida a escribir la segunda de las parábolas, pero algo en él propendió siempre a escribir la primera.”[12]

EL PRIMER WELLS

Compara a Wells con Verne, que la ventaja no es científica, sino que el británico posee otras cualidades, para Borges, “La obra que perdura es siempre capaz de una infinita y plástica ambigüedad; es todo para todos, como el Apóstol; es un espejo que declara los rasgos del lector y es también un mapa del mundo. Ello debe ocurrir, además, de un modo evanescente y modesto, casi a despecho del autor; éste debe aparecer ignorante de todo simbolismo. Con esa lúcida inocencia obró Wells en sus primeros ejercicios fantásticos, que son, a mi entender, lo más admirable que comprende su obra admirable.”[13]
Explica por qué el autor debe evitar dar él sus propios razonamientos y dejar que el argumento mismo lo haga:Mientras un autor se limita a referir sucesos o a trazar los tenues desvíos de una conciencia, podemos suponerlo omnisciente, podemos confundirlo con el universo o con Dios; en cuanto se rebaja a razonar, lo sabemos falible. La realidad procede por hechos, no por razonamientos; a Dios le toleramos que afirme “Soy El Que Soy” (Éxodo, 3, 14), no que declare y analice, como Hegel o Anselmo, el argumentum ontologicum.”[14] Aunque Borges mismo, no acostumbró cumplir con esta regla. En paralelo ese siguiente párrafo ensaya un argumento teológico paradojal, “Dios no debe teologizar;… como desconfiaríamos de la inteligencia de un Dios que mantuviera cielos e infiernos. Dios, ha escrito Spinoza (Etica, 5,17), no aborrece a nadie y no quiere a nadie.”[15]
Primero hace un elogio muy barroco de las cualidades del novelista y finalmente se confiesa fanático de Wellsalgunos milagros atroces: The Time Machine, The Island of Dr. Moreau, The Plattner Story, The First Men in the Moon. Son los primeros libros que yo leí; tal vez serán los últimos”.

EL “BIATHANATOS”

Aborda un libro curioso que “declara el subtítulo (The Self-homicide is not so naturally sin that it may never be otherwise) y la ilustra, o la agobia, un docto catálogo de ejemplos fabulosos o auténticos… hasta el pelícano, símbolo de amor paternal, y las abejas, que, según consta en el Hexameron de Ambrosio, “se dan muerte cuando han contravenido a las leyes de su rey”.”[16] Encuentra Borges un segundo argumento teológico en la obra, de tal manera que Sansón, sospechado de suicida por derribar las columnas, se planteó como símbolo de Cristo. Entonces aparece el argumento de Cristo suicida en “la frase “doy mi vida por las ovejas” (Juan, 10:15) y la curiosa locución “dio el espíritu”... confirma el versículo “Nadie me quita la vida, yo la doy” (Juan, 10: 18), infiere que el suplicio de la cruz no mató a Jesucristo y que éste, en verdad, se dio muerte con una prodigiosa y voluntaria emisión de su alma.”[17] “Para el cristiano, la vida y la muerte de Cristo son el acontecimiento central de la historia del mundo; los siglos anteriores lo prepararon, los subsiguientes lo reflejan…. quizá el hierro fue creado para los clavos y las espinas para la corona de escarnio y la sangre y el agua para la herida. Esa idea barroca se entrevé detrás del Biathanatos. La de un dios que fabrica el universo para fabricar su patíbulo.”[18] Y afirmar una vocación autodestructiva de la divinidad poseería ecos dramáticos y desconcertantes.
Señala a Philipp Batz (en la historia de la filosofía Philipp Mainländer) quien “imaginó que somos fragmentos de un Dios, que en el principio de los tiempos se destruyó, ávido de no ser. La historia universal es la oscura agonía de esos fragmentos. Mainländer nació en 1841; en 1876 publicó su libro, Filosofía de la redención. Ese mismo año se dio muerte.”[19]

PASCAL

Retoma los “pensamientos” de Pascal, en especial la metáfora de la esfera, en su aplicación a la naturaleza y a Dios. “Pascal afirma que la naturaleza (el espacio) es “una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna”. Pascal pudo encontrar esa esfera en Rabelais (III, 13), que la atribuye a Hermes Trimegisto, o en el simbólico Roman de la Rose, que la da como de Platón. Ello no importa; lo significativo es que la metáfora que usa Pascal para definir el espacio es empleada por quienes lo precedieron (y por Sir Thomas Browne en Religio Medici) para definir la divinidad.”[20] Se sonríe de la aplicación de las probabilidades al “arte apologético”, lo cual no es propio del místico, “es uno de los hombres más patéticos de la historia de Europa”.
Analiza el Fragmento 72  Je lui veux peindre l’immensité… dans l’enceinte de ce raccourci d’atome” Traducción Google del fragmento completo y pongo tachado lo que no cita Borges: Quiero que pinte no solo el universo visible, sino también la inmensidad que se puede concebir de la naturaleza, en el recinto de este átomo acortado. Que vea allí una infinidad de universos, cada uno de los cuales tiene su firmamento, su…” Aquí perfila un tema favorito de Borges que es la contención del universo en cada átomo, de tal manera que
Eso viene referido al argumento de Platón en el libro 10 sobre el Arquetipo, donde rechaza la pintura por ser el simulacro de un simulacro, pues el original viene del divino arquetipo que ya lo copió el carpintero, luego el pintor lo copia. El tema del arquetipo recibe repetida atención de Borges: “pasaje del décimo libro de La República, donde se nos dice que Dios crea el Arquetipo de la mesa, el carpintero, un simulacro del arquetipo, y el pintor, un simulacro del simulacro”.[21]

EL IDIOMA ANALÍTICO DE JOHN WILKINS

El capítulo dedicado a Wilkins ha provocado tantas derivaciones que merecería un ensayo completa. Bastaría el mérito de provocar la apertura de Las palabras y las cosas de Foucault para abundar en meditaciones, al inspirar mediante una enumeración absurda atribuida a un texto chino.[22] El argumento básico es que Wilkins propuso un idioma analítico para darle contenido conceptual a cada palabra, estableciendo una correspondencia de cada palabra con categorías específicas, comenzando con dividir el universo en 40 categorías. El texto mantiene un impresionante tono jocoso y erudito simultáneamente que se ha mantenido en la delicia de los lectores, dando una ilusoria sustancia a cada palabra, mediante el tramado de las categorías. Las ironías abundan como la que fascinó a Foucault en esta lista: “Esas ambigüedades, redundancias y deficiencias recuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en a) pertenecientes al Emperador b) embalsamados c) amaestrados d) lechones e) sirenas f) fabulosos g) perros sueltos h) incluidos en esta clasificación i) que se agitan como locos j) innumerables k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello l) etcétera m) que acaban de romper el jarrón n) que de lejos parecen moscas.”[23]. El texto también sirve para señalar las perplejidades ante el orden mismo del universo, que para Hume era producto de “el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer”,[24] y como ese escándalo herético, los contrapuntos abundan. Pero culmina con la ironía de Chesterton que relativiza: ““El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y chillidos. Cree que del interior de un bolsita salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas la agonías del anhelo.”[25]   

KAFKA Y SUS PRECURSORES

Plantea unas cuantas metáforas que prefiguran a Kafka, así las de Zenón sobre Aquiles y la tortuga, o la del arco prefiguran a El castillo.
Plantea otras de Kierkegaard “Lowrie, en su Kierkegaard, transcribe dos. Una es la historia de un falsificador que revisa, vigilado incesantemente, los billetes del Banco de Inglaterra; Dios, de igual modo, desconfiaría de Kierkegaard y le habría encomendado una misión, justamente por haber avezado el mal”[26] Esta convendría analizarla de nuevo, por la retroalimentación entre falsificación del mundo y la desconfianza de Dios ¿imposible?
Una teológica: “La cuarta de las prefiguraciones la hallé en el poema Fears and Scruples de Browning, publicado en 1876. Un hombre tiene, o cree tener, un amigo famoso. Nunca lo ha visto y el hecho es que éste no ha podido, hasta el día de hoy, ayudarlo, pero se cuentan rasgos suyos muy nobles, y circulan cartas auténticas. Hay quien pone en duda los rasgos, y los grafólogos afirman la apocrifidad de las cartas. El hombre, en el último verso, pregunta: “¿Y si este amigo fuera Dios?”.”[27]
Señala que cada una de estas anticipaciones se liga a Kafka, pero entre ellas nada tienen que ver, entonces el creador establece la relación múltiple y la unifica. La conclusión es la modificación de la línea temporal por el escritor, por el gran Kafka “El hecho es que cada escritor crea sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro.”[28]

DEL CULTO DE LOS LIBROS

Comienza con las explicaciones antiguas donde las guerras y adversidades eran motivación para contarse, una justificación teleológica del desastre previo, cuando Homero eran para cantarse, para Mallarmé son para escribir libros. Explica los casos cuando los libros eran menospreciados o se manifestaba desconfianza hacia su textura. Por ejemplo el Fedro: “libros son como las figuras pintadas, “que parecen vivas, pero no contestan una palabra a las preguntas que les hacen”.[29] Luego muestra la desconfianza de Clemente de Alejandría porque el libro estará en otras manos, las de desconocidos: “Escribir en un libro todas las cosas es dejar una espada en manos de un niño”. Jesús escribió pocas palabras en la tierra y no fueron leídas según Juan 8:6; sería el mayor maestro oral y con la metáfora de los cerdos también mostró prudencia sobre las consecuencias de la palabra.
Borges estima surgió una revolución y el panorama cambia con la  perspectiva de San Agustín que admiró a Anselmo, por su lectura callada, en silencio, como una novedosa posición: “el extrañó arte que iniciaba, el arte de leer en voz baja, conduciría a consecuencias maravillosas. Conduciría, cumplidos muchos años, al concepto de libro como fin”[30] Surge el libro por sí mismo. Para reforzar esta posición, pone la interpretación del Korán, por un autor, quien toma al Libro Sagrado como una especie de arquetipo y perviviendo en la divinidad misma.
Otro paso está al considerar que el Universo mismo es un libro, que lo comienza con los cabalistas, por ejemplo, “El tratado Sefer Yetsirah (Libro de la Formación), redactado en Siria o en Palestina hacia el siglo VI, revela que Jehová de los Ejércitos, Dios de Israel y Dios Todopoderoso, creó el universo mediante los números cardinales que van del uno al diez y las veintidós letras del alfabeto.”[31] Esa afirmación la ve repetida en otros ámbitos como Bacon sosteniendo que la naturaleza se forma en un alfabeto natural. Carlyle al redactar la biografía de Cagliostro interpretó que “Bacon; estampó que la historia universal es una Escritura Sagrada que desciframos y escribimos inciertamente, y en la que también nos escriben.”[32] En fin, “y ese libro incesante es la única cosa que hay en el mundo: es, mejor dicho, el mundo”.

EL RUISEÑOR DE KEATS

Analiza el famoso poema del joven Keats, la Oda a un ruiseñor que data de 1819. Discute en especial una metáfora donde el poema relaciona al ruiseñor presente con el separado de siglos que escuchó la bíblica Ruth, donde la única respuesta plausible parece ser que “el individuo es de algún modo la especie, y el ruiseñor de Keats es también el ruiseñor de Ruth”[33] Al escaparse esa opción a los críticos, la falla queda remitida al sentido aristotélico de la tradición inglesa, que solamente siente vital lo individual, mientras lo genérico no son arquetipos sino meras abstracciones mentales. “El inglés rechaza lo genérico porque siente que lo individual es irreductible, inasimilable e impar…. No entiende la Oda a un ruiseñor; esa valiosa incomprensión le permite ser Locke… (con) las no escuchadas y proféticas advertencias del Individuo contra el Estado.”[34]

EL ESPEJO DE LOS ENIGMAS

A favor de interpretar la Sagrada Escritura como símbolo, toma las interpretaciones de León Bloy, quien en especial analizó un pasaje bíblico “Un versículo de San Pablo (I, Corintios, XIII, 12) inspiró a León Bloy. Videmus nunc per speculum in aenigmate: tunc autem facie ad faciem. Nunc cognosco exparte: tunc autem cognoscam sicut et cognitus sum.”[35] Borges se burla de los malos traductores, y elogia los logros. Pone varios fragmentos de discusiones de Bloy basados en ese pasaje. “Bloy (lo repito) no hizo otra cosa que aplicar a la Creación entera el método que los cabalistas judíos aplicaron a la Escritura…. Su apología es que nada puede ser contingente en la obra de una inteligencia infinita… Es dudoso que el mundo tenga sentido; es más dudoso aunque tenga doble y triple sentido, observará el incrédulo. Yo entiendo que así es; pero entiendo que el mundo jeroglífico postulado por Bloy es el que más conviene a la dignidad del Dios intelectual de los teólogos”[36] Magnífico comentario para mostrar opción de comprender la divinidad a nivel de lo muy inteligente; por eso la imagen de la relación Creador-Mundo permite una ampliación del sentido y del simbolismo no-azaroso en la configuración de Cosmos.

DOS LIBROS

Utilizando los libros de Wells y de Russell cuestiona al fascismo en su raíz nacionalista, indicando la homogeneidad en el discurso de raza, tan usual en esa época, compartido por diferentes tendencias políticas. En el párrafo final un cuestionamiento a Carlyle parece darle la vuelta a Russell.[37]

ANOTACIÓN AL 23 DE AGOSTO DE 1944

El día de la liberación de París, lo lleva a recordar la abundante germanofilia en Argentina, y da explicaciones sobre el rechazo a tal tendencia; además plantea la imposibilidad de la asunción del nazismo y otras tendencias de barbarismo agresivo, sostiene que el propio Hitler busca inconscientemente su aniquilación.

SOBRE EL “VATHEK” DE WILLIAM BECKFORD

Comienza con la opción juguetona de cómo se haría una biografía sin referirse a la obra, afirmación de Wilde, atribuida a Carlyle y aplicada a Miguel Ángel. Pero el caso se aplica a William Beckford para quien su cuidadoso biógrafo olvidó considerar a su obra maestra, una novela gótica precursora del surrealismo denominada Vathek. El centro para Borges está en la tentación del personaje que se hunde en un pasaje donde alcanza un sitio anhelado “el Alcázar del Fuego Subterráneo abunda en esplendores y en talismanes, pero también es el Infierno… el Infierno es el castigo del pecador que pacta con los dioses del Mal; en ésta es el castigo y la tentación.”[38] Discute Borges el significado de este ambiguo premio-castigo que se plantea en esta novela, lo compara con otros infiernos, especialmente el infierno-cárcel de Dante. Lo relaciona también contra otros horrores indefinidos, como la blancura de la ballena Moby Dick, etc. Señala la ambigüedad del epíteto inglés “uncanny” para denotar el horror sobrenatural, bien aplicado para el texto Vathek.

SOBRE “THE PURPLE LAND”

El libro pareciera cuestionarlo por sus aventuras lineales, para reconsiderar “Quizá ninguna de las obras de la literatura gauchesca aventaje a The Purple Land… cosmorama de la vida argentina que Hudson cantó, describió y comentó… The Purple Land es de los muy pocos libros felices que hay en la tierra…

DE ALGUIEN A NADIE

Desde la pluralidad de la forma de Elohim con la cual comienza el Génesis, avanza por la vertiente semántica y teológica, para mostrar la final identidad entre el súper Ser de la divinidad, hasta su nihilización que planteó también Juan Erígena Escoto. “acude a la palabra nihilum, que es la nada; Dios es la nada primordial de la creatio ex nihilo, el abismo en que se engendraron los arquetipos y luego los seres concretos. Es Nada y Nadie”[39]
Aunque también esta nihilización está presente en los halagos a Shakespeare, y en potencia a otras operaciones mentales.

FORMAS DE UNA LEYENDA

Analiza la leyenda de Buda… Según una metáfora “los cinco mensajeros secretos que envían los dioses; son un párvulo, un anciano encorvado, un tullido, un criminal en los tormentos y un muerto, y avisan que nuestro destino es nacer, caducar, enfermar, sufrir justo castigo y morir.” Explica el relato de Siddhartha, el Bodhisattva, el pre-Buddha, hijo de un gran rey, que aislado de todo sufrimiento en un palacio en una salida casual se encuentra con los casos de sufrimiento y prefiere seguir la ruta de los monjes. De ahí se sumerge en una discusión sobre si el propio Buddha creó los casos de sufrimiento, para aparentar perplejidad, ya que una divinidad lo debe crear y saber todo desde siempre, así que ahonda las hipótesis. Como sea, el príncipe privilegiado que en realidad sea un dios que se espanta y conduele de la miseria ajena resulta una enorme metáfora de la perplejidad. Utiliza como uno de los epílogos la referencia al relato del Príncipe Feliz de Wilde que se conduele del reino después de muerto, acentuando que corresponde a otro final para la leyenda de Siddhartha.

DE LAS ALEGORÍAS A LAS NOVELAS

Relación entre el paso de la realidad del concepto (realismo) al nominalismo (la existencia del individuo empírico) en la filosofía, se relaciona con el paso de la alegoría (lo general o conceptual tras la imagen o metáfora) hasta la novel, que da vida a un concepto mediante personajes, adquiere un giro final sorprendente a ligarlo con una traducción de Bocaccio; el salto resulta desconcertante.[40]

NOTA SOBRE (HACIA) BERNARD SHAW

Elogia el valor literario de Shaw afirmando que no es el humor (que le ha valorado tanto) sino su trasfondo ético y filosófico lo que permanecerá.
Ruda crítica al “argentino”… “El argentino siente que el universo no es otra cosa que una manifestación del azar, que el fortuito concurso de átomos de Demócrito; la filosofía no le interesa. La ética tampoco: lo social se reduce, para él, a un conflicto de individuos o de clases o de naciones, en el que todo es lícito, salvo ser escarnecido o vencido.”[41]

HISTORIA DE LOS ECOS DE UN NOMBRE

Este ensayo teje un magnífico arco mental alrededor de la declaración de la divinidad en el Éxodo ante la pregunta de Moisés, con la respuesta de (Yo) “Soy el que soy”. El tejido comienza atravesando el río turbulento de las creencias sobre el poder que confiere el nombre propio, los peligros de perderlo por los cruces del Inframundo según la antigua religión egipcia; para esclarecernos con el paso de la declaración cómica hacia la dramática de Parolles,[42] personaje de Shakespeare en 1602, un paso tan dramático que va desde la carcajada hasta el llanto para comprender la condición humana. Luego atraviesa el drama de la vejez de Swift,[43] que lo anticipó en unos personajes que envejecen con decadencia sin morir en Gulliver (3ª parte), y rematar con una reflexión del viejo Schopenhauer, que interroga a la misma voluntad.[44]

EL PUDOR DE LA HISTORIA

Goethe afirma que en la batalla de Valmy cambiaba la historia ante sus ojos. Esta afirmación Borges la convierte hacia otro sentido, para mostrar el surgimiento de nacionalismo y su reverso en la nobleza ante el enemigo. Como primer caso de sentido nacionalista analiza un oscuro pasaje de las relaciones entre guerreros de Islandia y los sajones de Inglaterra (antes de ser tales países). En el último cierra con una aseveración de Lawrence sobre sus enemigos alemanes.[45]

NUEVA REFUTACIÓN DEL TIEMPO

A manera de un juego intelectual explora argumentaciones filosóficas que dan pie a la refutación del tiempo. Comienza empleando ampliamente a Berkley, más por su lado fenomenológico, que por su cara idealista, conforme el ser exige ser percibido, el famoso “Su esse es percipi; no es posible que existan fuera de las mentes que las perciben”.[46] Antes de hundir al mundo en una apariencia caótica, Berkley retrocede y le otorga a Dios el privilegio de observarlo todo, garantizando su “ser percibido” mientras la humanidad anda distraída o sin percibir; en cambio, Hume se quedó con el flujo de percepciones presente en cada individuo, más cerca de una fenomenología subjetiva. Pero ese flujo estaría hecho de tiempo, que ¿por qué no tirarlo también en el flujo? Bajo las caras se negó al sujeto unificado con el empirismo, bajo la serie se pierde el privilegio “¿La serie? Negados el espíritu y la materia, que son continuidades, negado también el espacio, no sé qué derecho tenemos a esa continuidad que es el tiempo.”[47] Retoma un ejemplo de la aventura juvenil de Huckleberry Finn, para señalar que “La metafísica idealista declara que añadir a esas percepciones una sustancia material (el objeto) y una sustancia espiritual (el sujeto) es aventurado e inútil; yo afirmo que no menos ilógico es pensar que son términos de una serie cuyo principio es tan inconcebible como su fin. Agregar al río y a la ribera percibidos por Huck la noción de otro río sustantivo de otra ribera, agregar otra percepción a esa red inmediata de percepciones, es, para el idealismo, injustificable; para mí, no es menos injustificable agregar una precisión cronológica”. Así como el objeto unificado es la duplicación de las muchas apariencias de la cosa y también el sujeto individual es la duplicación de las expresiones de su accionar y percibir, entonces también las series del espacio son colecciones para encajar lo percibido y, por último, la cronología es una retahíla para encajar las percepciones en sucesión. Junto con esto Borges cuestiona la simultaneidad. Señala la percepción del instante, “Me dicen que el presente, el specious present de los psicólogos, dura entre unos segundos y una minúscula fracción de segundo; eso dura la historia del universo.”[48] Y ese instante es lo fenomenológico, en ese sentido lo real. Una vez separado el tiempo, ¿cómo se comparte su percepción? Volvemos al misterio, el rigor separa con tanto detalle que la continuidad no se comprende.
Emplea un argumento, de Shaw sobre lo acumulativo. Lo máximo que se puede morir o sufrir es individual, no hay manera de acumular los dolores ajenos: “juzga Bernard Shaw (Guide to Socialism, 86) “Lo que tú puedes padecer es lo máximo que pueda padecerse en la tierra. Si mueres de inanición sufrirás toda la inanición que ha habido o que habrá. Si diez mil personas mueren contigo, su participación en tu suerte no hará que tengas diez mil veces más hambre ni multiplicará por diez mil el tiempo en que agonices. No te dejes abrumar por la horrenda suma de los padecimientos humanos; la tal suma no existe. Ni la pobreza ni el dolor son acumulables”. Cf. también The Problem of Pain, VII, de C. S. Lewis.”[49]
Evoca una noche singular en el barrio argentino conocido que sintió la presencia de la eternidad; más allá de la impresión, Borges mantuvo y manifestó la creencia en ello, al disolverse la separación de los momentos semejantes, entonces el tiempo sería una “delusión” o ilusión. Para reforzarlo emplea un argumento paradójico: “Derivo de antemano esta conclusión: la vida es demasiado pobre para no ser también inmortal.”
Vuelve a Berkley, siguiendo el argumento del llamado realismo (la realidad de las ideas) el obispo negó la material y recurrió a un Dios espectador que mantiene la percepción para que todo se mantenga existiendo.[50] Luego Borges cuestiona algunas refutaciones de Berkley que le parecen malos entendidos, como Schopenhauer que privilegia la parte de la materia del cerebro (el fragmento que percibe) o al espíritu que se convierte en sustancia (Berkley niega cualquier sustancia, en contra de Spinoza).
Negar el tiempo implica dos negaciones, señala con agudeza Borges, la sucesión y la simultaneidad. Asimismo, negar al tiempo es ambiguo pues señala en distintas direcciones: “Puede significar la eternidad de Platón o de Boecio y también los dilemas de Sexto Empírico.”[51] De ahí, Borges se dirige hacia una metáfora suprema del tiempo como el punto de una rueda. “Nadie ha vivido en el pasado, nadie vivirá en el futuro: el presente es la forma de toda vida, es una posesión que ningún mal puede arrebatarle… El tiempo es como un círculo que girara infinitamente” Luego precisa una metáfora budista antigua de la rueda, que corresponde a lo anterior de manera más perfecta y agrega una observación de Plutarco (De E apud Delphos, 18): “El hombre de ayer ha muerto en el de hoy, el de hoy muere en el de mañana.” Termina lamentándose que el tiempo es irreversible y de hierro, vamos hacia un destino arrastrados sin cesar.

SOBRE LOS CLÁSICOS

Comienza elogiando la etimología aunque reconociéndola inútil, en este caso, para relacionar los barcos flotantes con lo clásico, “clásico, es inútil que este adjetivo descienda del latín classis, flota, que luego tomaría el sentido de orden. (Recordemos de paso, la formación análoga de ship-shape.”[52] Pone el ejemplo del I Ching, para explicar que para él lo clásico en literatura lo define como lo escrito que durante generaciones para naciones: “Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Previsiblemente, esas decisiones varían. Para los alemanes y austríacos”[53] Si bien las emociones que despierta la literatura son eternas, sus motivos varían en tantos accidentes, cuando simples barreras geográficas impiden su recepción. Señala que el fervor a veces se une al tedio como con Fausto o la Divina comedia, así que resulta imposible precisar qué seguirá siendo clásico.

EPÍLOGO

Descubre que estima las ideas religiosas o filosóficas por su valor estético, además el número de metáforas es limitado, pero con valor de Apóstol, este término resulta curioso, merecedor de una explicación ¿la metáfora es tan elocuente y escasa como un Apóstol? 

NOTAS



[1] Lectura motivada por la flor que permaneció tras el sueño del poeta Coleridge, para luego descubrir que el inglés fue un soñador profesional que provoca nostalgia por un sueño juvenil propio.
[2] P 3.
[3] P 14 Es decir, Dunne creía que la mente posee la facultad de viajar en el tiempo, pero que está contenida y que solamente se adquiere completa tras la muerte.
[4] P. 14.
[5] P 22.
[6] P 30. Afirma una cita de Josiah Royce, en el primer volumen de la obra The world and the individual (1899). Paradoja que contradice el aserto usual de que “el mapa no es territorio”.
[7] Se refiere a una leyenda de Roma, que fue relatada por sus historiadores principales señalada como Lacus Curtius (Lago o pozo Curtio). Esa cavidad en el centro del Foro Romano fue legendaria, y la más afamada por Tito Livio y Varrón recuerda ese foso en el centro del Foro. El abismo era imposible de cubrir, pero hubo una profecía y entonces el joven Curtio se sacrificó por Roma y así el espacio se cerró, mientras se salvaba la ciudad.
[8] P 46.
[9] P 48
[10] P 50.
[11] P 51.
[12] P 52.
[13] P 54.
[14] P 55.
[15] P. 55. Borges suele desconfiar de la divinidad sencilla, la de castigos pueblerinos, para proponer una entidad compleja, sobre-existente que permite el comportamiento más extraño del Universo y del humano. Es decir, aboga por un Dios infinitamente inteligente.
[16] P. 56
[17] P 57.
[18] P 57-58.
[19] P 58.
[20] P 59.
[21] Llama la atención el enfoque del par arquetipo-simulacro, de tal manera que posee evocaciones.
[22] FOUCAULT, Michel, Las palabras y las cosas, p. 1.
[23] P 62.
[24] David Hume, Dialogues Concerning Natural Religion, V. 1779.
[25] P 63. En G.F. Watts, pág. 88, 1904.
[26] P 64.
[27] P 64.
[28] P 65. En general, he mantenido la impresión de que a Borges no le agradaba suficiente Kafka, aquí propone otra perspectiva, mediante la auto-creación del novelista, atribuye una máxima cualidad de la Génesis.
[29] P 66.
[30] P 67.
[31] P 67.
[32] P 68.
[33] P 70.
[34] P 71.
[35] P 72. La traducción correcta la va planteando por pedazos, aquí una completa: “Ahora vemos por espejo, en oscuridad; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.” Traducción de Cipriano de Valera (supongo la Reyna-Valera).
[36] P 73-74.
[37] “Bertrand Russell concluye: “En cierto modo, es lícito afirmar que el ambiente de principios del siglo XVIII era racional y el de nuestro tiempo, antirracional”. Yo eliminaría el tímido adverbio que encabeza la frase.” P. 77.
[38] P 80.
[39] P 86. Precursor del camino filosófico de la creación de Hegel, que mediante la dialéctica parte de la oposición primera entre el Ser y la Nada, para formar un universo concreto.
[40] P 93. “Aquel día de 1382 en que Geoffrey Chaucer, que tal vez no se creía nominalista, quiso traducir al inglés el verso de Boccaccio “E con gli occulti ferri i Tradimenti “ (Y con hierros ocultos las Traiciones), y lo repitió de este modo: “The smyler with the knyf under the cloke” (El que sonríe, con el cuchillo bajo la capa).”
[41] P 95.
[42] P 97. “Ya no seré capitán, pero he de comer y beber y dormir como un capitán; esta cosa que soy me hará vivir”. Así habla Parolles y bruscamente deja de ser un personaje convencional de la farsa cómica y es un hombre y todos los hombres.”
[43] P 98 “Y una tarde, viejo y loco y ya moribundo, le oyeron repetir, no sabemos si con resignación, con desesperación, o como quien se afirma y se ancla en su íntima esencia invulnerable: Soy lo que soy, soy lo que soy.”
[44] P. 98 “Schopenhauer sabía muy bien que ser un pensador es tan ilusorio como ser un enfermo o un desdeñado y que él era otra cosa, profunda-mente. Otra cosa: la voluntad, la oscura raíz de Parolles, la cosa que era Swift.”
[45] Este breve ensayo sirve para revisar el surgimiento del nacionalismo moderno y sus alteraciones, equivalente, como la fraternidad universal, así como la agudeza crítica contra las xenofobias.
[46] P 103.
[47] P 105. La fuerza que recobra la serie para los herederos de la fenomenología como Sartre o algo de Deleuze terminaría derrumbada con el siguiente argumento, ya que la serie es extensión material o continuidad temporal, que escapa entre las manos.
[48] P 106.
[49] P 107. Sin embargo, las masacres o las desgracias colectivas poseen una categoría propia, la llamada por Deleuze el acontecimiento. Cf Lógica del sentido.
[50] En ese sentido no “existe Dios” porque no lo estamos percibiendo en este momento, por ser la parte incapaz de percibir el Todo (de Principio a Fin), no somos la flecha privilegiada que atraviesa el universo (a velocidad ilógica como indica Zenón) sino la gota de rocío que se posa en la flor (como Kayam).
[51] P 113.
[52] P 114.
[53] P 115.