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viernes, 16 de agosto de 2019

"LEVITACIÓN INMINENTE" EL LIBRO YA LLEGÓ




Con motivo de la publicación del Libro "Levitación Inminente" de Carlos Valdés Martín, este jueves 22 de agosto a las 17 hrs. se presentará el autor en Casa Coahuila de la Ciudad de México, Alcaldía Coyoacán. Acudirán diversas personalidades a escuchar la presentación y al final habrá un brindis.


El libro Levitación inminente es una selección de cuentos de ficción creados por Carlos Valdés Martín. Fueron elaborados en la Ciudad de México, reflejando ambientes que funden la estricta cotidianidad con la invención. Bajo las premisas de que “nada es más fantástico que un acontecimiento real, nada más real que una fantasía perseguida rigurosamente” estos cuentos exploran el ambiente de personajes arrinconados o con una oportunidad única para cambiar sus vidas.

Reseña breve de los cuentos

En Limpiaparabrisas con golpes de suerte, la más humilde faena envuelve los prodigios nocturnos de metamorfosis y accidentes fatales, cuando se entreteje la persecución furtiva del Barrecho contra la grácil Cierva.  

El Consultorio deltal revela un inesperado sitio mágico donde al paciente con dolores dentales se le arranca la mediocridad de tajo y libera del malestar rutinario, para ascender hacia otra existencia.  

En La llave de Venus, las amarguras de un matrimonio disfuncional son cimbradas por el encanto astronómico y las ensoñaciones que se desprenden del planeta Venus, regente de la belleza femenina. 

En Contra Golem, un campo de concentración aislado en un futuro distópico muestra una versión distinta del Golem típico, con una máquina capaz de alterar el tiempo mismo. Ahí el prisionero clave, Isaac, vive la encrucijada de interrumpir la cadena de las guerras antes de que sucedan, al encarar el mítico conflicto de Caín y Abel. 

La última profecía del chiclero imagina la bendición profética en el humilde personaje, quien ignorante de lo delicado de sus advertencias queda atrapado ante el mayor escándalo surgido dentro del sacerdocio católico. 

La ficción de La esponja que mereció evoca los misterios de la alquimia para obtener una vida eterna. Un acto de gentileza del protagonista recibe la gratitud de un alquimista y encuentra una solución para esquivar la muerte del cuerpo, que resulta por completo melancólica. 

En Hojas de otoño caen cual prendas de moda, el personaje Horacia vive atrapada por la urgencia de obtener atuendos a la moda; mientras el mundo entero parece concordar con su actitud. Conforme ella penosamente se sale con la suya, también se derrumba su existencia entera. 

En Esgrima de humo el protagonista disfruta la cúspide de una carrera deportiva y cree descubrir una situación de seducción, pero sufre el desengaño deportivo y amoroso a través de una antagonista que, literalmente, se vaporiza. 

En Sol de soledades, un mundo que languidece en tristeza recibe a un profeta viajero, quien con audacia arrastra a sencillos aldeanos para adentrarse al peligro de un viaje sin retorno. Enfrentados al riego los aldeanos tienen la opción de retroceder; quienes huyen ante la orilla del reto, regresan con su gente y fundan un nuevo credo. 

En Su piel de megalópolis, el protagonista por casualidad se acerca a una chica que amaga con suicidarse; luego, para alcanzarla y descubrir su secreto, debe recorrer el mapa de la gran ciudad, donde las viejas y nueva edificaciones adquieren perspectivas inusuales. La travesía e ingenio para aproximarse a ella valen la pena al descubrir que en su piel está —tatuado y vital— el curso centenario de la región más transparente del aire.

En El esfuerzo para cargar una piedrita, un joven descubre que una piedra en el zapato de un vecino encierra arduos enigmas y lo motiva a abatir las pretensiones de superioridad; la trama desemboca en descubrir que, al final, también la levitación es una posibilidad.

martes, 6 de agosto de 2019

ESPIANDO A LOS CENTAUROS





Por Carlos Valdés Martín

Reunidos en asamblea masiva exigieron a sus líderes una resolución pronta y definitiva, antes que seguir entre ambigüedades. Eran quimera y tribu, colina y planicie, tropel e individuo, en fin, eran de doble naturaleza: a la vez, honorables gentilhombres aristocráticos, puntuales como relojes suizos y tiernos cual rocío sobre pétalos de rosas.  Ellos mismos permanecían inquietos y a disgusto con su doble empeño, quizá una metamorfosis brutal resolvería sus dilemas.
En fin, la tribu de centauros se agitaba cual nube de tormenta, únicamente Quirón parecía haber superado el tenso recuerdo del día cuando discurrió con Sócrates en un bosquecillo fuera de Atenas. En esa ocasión el centauro y el filósofo compartieron sus dificultades:
—Por más mayéutica que realices los humanos progresan poco para sacar su luz.
—¿Los centauros aventajan algo cuando tú la aplicas?
—Al contrario, mientras más descubren a su humano interior, más desean volver a ser caballo puro.
—Entonces ¿qué liderazgo pretendes obtener siendo el único centauro filósofo?
—Ya no pretendo nada, el Oráculo me predijo días funestos.
—No te alarmes Quirón, desgracia es la sucedida a Edipo, lo nuestro paladéalo despacio, por más que sabe a ambrosía mezclada con hiel no es veneno.
—Juntar el agua con el aceite no conduce a la felicidad, en el corazón de cada centauro hay desazón abismal y la mayoría anhela caer.
Buscando esquivar la agria premonición del centauro, Sócrates desvió la conversación:
—¿Y el Oráculo te envió algo para mí?
—Es demasiado triste —el centauro empezó a llorar y a bufar desviando la mirada— estimado Sócrates, he escuchado un final terrible para ti.
—¿Qué sería tan terrible? Si ya gané un discípulo como Platón que pone en tinta sobre pergamino mis mejores debates. Mis ruegos han sido escuchados.
Quirón insistió en su pesimismo:
—Me han dicho que la raza de los socráticos se extinguirá pronto.
Sócrates respondió:
—Ni que fuese un pueblo de centauros.
Quirón suspiró para contener su tristeza.