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sábado, 17 de abril de 2021

“TIMEO” DE PLATÓN, RESUMEN ESOTÉRICO

 



 

Por Carlos Valdés Martín

Este diálogo de Platón consta de tres partes las cuales despiertan diferente atención, siendo que la última parte —la cual da título a la obra, por corresponder a la presentación del astrónomo Timeo— fue la favorita de los seguidores neoplatónicos y gnósticos. El efecto perduró al convertirse Timeo en una obra influyente en el Medioevo y Renacimiento, para efectos teológicos y hasta de los saberes prácticos, como la prefiguración de la ciencia. En el tiempo posterior ¿por qué resultó tan influyente? Esta obra sirvió como un enorme puente intelectual entre la civilización griega (enraizándose desde el antecedente pitagórico),[1] para armonizarse con la cristianización medieval, relanzarse con el Renacimiento y seguir girando en los telones de la Ilustración, el romanticismo, el New Age y jugar hasta con la posmodernidad. Durante siglos permaneció, como la cosmogonía más interesante para contrastar con el Génesis bíblico, conforme los detallados textos del Timeo desbordan la brevedad de los siete días para la Creación, permitiendo diversas y apasionadas exégesis para entretejer ambas visiones.[2] El argumento cosmogónico y filosófico del Timeo está urdido con brillante despliegue de inteligencia, por más que los elementos de información sean arcaicos, pues su abanico mental procura sutilezas con las herramientas intelectuales disponibles de la aritmética, geometría, música y lógica. Los argumentos físicos del Timeo quedaron relegados a partir de las observaciones de la materia, conforme se estableció una nueva interpretación de los elementos, los átomos y sus partículas, por lo que sus “triángulos y sólidos perfectos” resultaron irrelevantes. Sin embargo, los errores evidentes no demeritan el fondo filosófico ni la sutileza de sus argumentos, que se mantienen como modelos del razonamiento filosófico.

La mayoría de los analistas consideran a este diálogo dentro de las obras de vejez de Platón, con algunas dudas sobre su posterioridad respecto a la República, desde donde provendría la continuación más recomendada. En esta obra, el tramado del idealismo platónico está bien estructurado y ahí se propone la tarea monumental del explicar el Cosmos desde su génesis hasta las variedades de especies, con aplicación al cuerpo humano, sus sentidos, órganos y dolencias. Veamos en resumen cómo quedan expuestas las tres partes del dialogo Timeo.

Sócrates sobre la política

En la medida que esta temática se presenta con lujo de detalle en la República, lo aquí expuesto parece un resumen mínimo que está apegado a las mismas opiniones, delimitándose a presentar en gruesas pinceladas su gobierno y organización social idóneos. Comienza explicando que el conjunto debe quedar dividido entre dos agrupaciones, la dedicada a producir con campesinos y artesanos, mientras la otra será la mano militar, los denominados “guardianes”, igual que en la República. Esa división se plantea fija y asignada de manera perpetua, cuidándose de sacar secretamente a los ineptos de la ciudad, para abandonarlos a su suerte.[3] El cuerpo de guardianes requiere de dedicación completa y profesionalismo, con un nivel de existencia asalariado, reforzado por una educación adecuada. Recomienda la “educación de los guardianes mediante la gimnasia y la música de modo que sean fieros con el enemigo y suaves aplicando la justicia a sus conciudadanos, que desprecien el dinero y aprecien un modo de vida en el que han de compartirlo todo, incluidas mujeres e hijos.”[4] Estos últimos rasgos señalan una especie de comunismo de la élite militar, combinado con la estratificación acorde al ambiente esclavista.

Si bien, es reconocido el papel tan secundario de la mujer en la sociedad griega, la interpretación de Platón incluía un ingrediente heterodoxo, al promover la educación de las mujeres para ocupar puestos semejantes a los hombres. Su curiosa noción de un control de eugenésico mediante un sorteo manipulado, raya en el nivel de una broma estudiantil, cuando sugiere, esa lotería garantice que los mejores se apareen con los mejores.[5]

Una vez terminada su breve exposición de una sociedad utópica, la voz de Sócrates se lamenta que no observe su relato con un movimiento que le otorgue vida, por lo cual interviene el siguiente orador.

Sobre la Atlántida

El personaje siguiente, Critias, afirma la absoluta veracidad de su relato,[6] sin embargo, conforme de que resultará imposible de comprobar, debido a evidentes circunstancias de que no hay testigos sobrevivientes. Esta narración Critias la tribuye a su bisabuelo quien fue amigo de Solón, el famoso sabio de Grecia, haberle relatado a su abuelo lo siguiente. El propio Solón contó al antepasado haber viajado a la ciudad de Sais (dedicada a la diosa Neith,[7] luego ciudad famosa por su santuario a Isis)[8] en Egipto, donde obtuvo la confidencia de un sacerdote sabio. Ese sacerdote le reprochó a los griegos que olvidaran su glorioso pasado, pues siempre se comportaban con alma juvenil y se franquea para darle noticias de lo sucedido hace unos nueve mil años.

Entonces comienza el relato más famoso sobre el continente-ciudad hundidos, el cual que se ha renovado con repercusiones en la imaginación literaria y popular. En el Timeo la descripción de la Atlántida es menos detallada que en otro diálogo. Establece su ubicación geográfica muy general, señalando que era enorme y más allá de las Columnas de Hércules. Ahí hubo una confederación de reyes que intentó conquistar todos los pueblos mediterráneos y fueron los antecesores de los actuales atenienses quienes la vencieron y protegieron a los pueblos amenazados, incluidos los egipcios.

Una vez vencida la fuerza militar de los atlantes, sobrevino el cataclismo. “Posteriormente, tras un violento terremoto y un diluvio extraordinario, en un día y una noche terribles, la clase guerrera vuestra se hundió toda a la vez bajo la tierra y la isla de Atlántida desapareció de la misma manera, hundiéndose en el mar.”[9] Este relato reforzado con otras fuentes y la comprobación de grandes tragedias de la antigüedad como la explosión de la isla Santorini, posible inspiración de ese relato. La imagen de una tragedia completa y la perpetua duda sobre sus alcances ha favorecido el nacimiento de nuevos mitos, algunos notables por su popularidad como lo planteado por Bacon en La nueva Atlántida y Blavatsky en La doctrina secreta.  

Con breves trazos se explica la organización política en Atlántida, sostenida en divisiones en estamentos tales como arriba se señalaron, aunque sin abundar en los detalles de cada actividad, el relato resulta satisfactorio para afirmar la afinidad. Al terminar esta parte del relato, Sócrates a la manera de juez benevolente, se da satisfecho, considerando que lo expuesto sirve de ejemplo para su ciudad ideal.

Timeo explica desde antes del inicio del Cosmos hasta un estornudo

Por mucho, el plan de exposición del astrónomo Timeo, resulta el más ambicioso y extenso de este diálogo, pues transita desde la cosmogénesis hasta los elementos constitutivos del humano y aspectos de detalle (o superficiales) como los sentidos o dolencias. Este texto resultará apasionante para observar la transición desde la “pura mitología” con sus dioses heredados por tradición hasta conceptos más puros, como los geométricos y matemáticos, para explicar el tramado del cosmos. Resulta perdonable que un plan tan ambicioso quede pletórico de huecos y traspiés, lo sorprendente es que algunos argumentos sobrevivan con los siglos, y demuestren un dechado de inteligencia, por más que se mezcle con ingenuidad y observaciones obsoletas. También la altura de miras implica dificultades, por lo mismo este texto “El Timeo es uno de los libros más oscuros de la Antigüedad. En él se encuentra la expresión de una sabiduría misteriosa, nacida posiblemente de una oculta sociedad de iniciados.”[10]

El cosmos dual ante el caos

La explicación alberga su idealismo que implica una dualidad radical entre la materialidad aparente y su revolucionario concepto de idea (el arquetipo) del cual lo real es su expresión, simultáneamente con una teología, que oscila para albergar al politeísmo tradicional mientras presenta la hipótesis monoteísta, mediante el demiurgo o gran hacedor del cosmos. Aunque la cuestión es más complicada, pues el concepto está imbuido de una visión que después se llamará animista, pues el ámbito natural también es un ser vivo, siendo que el cosmos posee alma y vida.

La dualidad de idea contra materia sintetiza la apertura de la filosofía idealista. Como señala un exégeta del materialismo, cuando surge una escisión, después resulta casi imposible suturarla. En cuanto Platón levanta a nivel del Sol a su Idea arquetípica —donde se concentro lo Bello y Bueno, generando al Cosmos y quedando reservada para quienes se quitaron oscuridad de su Caverna—[11] entonces ya no será viable bajar ese reino celestial a nivel del suelo, con lo que el dualismo se mantendrá como uno de los rasgos más recurrentes de la filosofía occidental.[12]  

El origen del cosmos, el más bello y perfecto mundo, surge de un modelo ideal, del arquetipo del cual es una copia imperfecta; en ese sentido, hay un segundo universo superior que simplemente está siendo copiado. Como el acto es por un hacedor divino, entonces hay un dios activo que ejecuta ese reproducir, sin embargo, hay todavía un factor intermedio que está en una previa visión del caos, como un desorden preexistente. Ese Caos primigenio estaba ya presente en alguna mitología griega, lo cual resulta admirable para una noción bastante compleja.[13] Conforme el Demiurgo aplica el arquetipo Ideal sobre el Caos, como su matraz, comienza a surgir el cosmos ordenado.[14]

El proceso de orden matemático y geométrico

Entonces si en el principio fue un Caos, “cuando el universo se encontraba en pleno desorden, el dios introdujo en cada uno de sus componentes las proporciones necesarias para consigo mismo y para con el resto y los hizo tan proporcionados y armónicos como le fue posible.”[15] Sin embargo, anotemos que esta ordenación se presenta con varias caras como las siguientes: causa,[16] proporción (dividir y proporcionar), matemática, geometría, tiempo, elementos (antes de la química), etc. En algunos pasajes, Platón explica que la proporción es el dividir lo primigenio en partes, desde donde surgirá lo espacial, lo numérico, las figuras más perfectas, etc. Resulta difícil encontrar una continuidad en esta sucesión, porque Platón pareciera ofrecer un pensamiento casi puro y en ebullición, para traspasar los velos materiales para sondear espacios y épocas tan lejanos que permanecen al límite último y final de la imaginación. Una reacción sencilla es reírse o desatender tales ambiciones como lo hizo la ilustración y el positivismo,[17] cuando rechazan tales viajes del pensamiento platónico. Por cierto, las ideas científicas sobre el primer segundo del Bigbang también suenan disparatadas a primera impresión, con su espacio-tiempo fundido y su materia en transformación absoluta.[18]

El orden se encuentra mediante relaciones matemáticas de número enteros, a partir de la unidad que crece en proporción de tres, y a partir de la dualidad que se duplica. Lo cual genera esta serie numérica como la clave del universo: 1, 2, 3, 4, 9, 8, 27... A su vez, esta serie numérica la relaciona de inmediato con la geometría de las figuras, las cuales Timeo trata con tanto detenimiento, que lleva a descuidar su contenido matemático. Recordemos que la aplicación (técnica) del número estaba en su infancia y para ello contribuyó el pitagorismo con es primer ley del triángulo rectángulo. En ese periodo de filosofía el aplicar el número a la realidad práctica resultaba afín con aplicarlo al cosmos desconocido. En ese pensamiento, la matemática y la geometría se toman de la mano para intentar una explicación de todo lo conocido. El pitagorismo aporta tanto a la cara pro-científica como a su rostro pro-esotérico. “Sin embargo, a lo largo de la obra hay una constante referencia a una supuesta doctrina no escrita, que complementaría lo dicho en el diálogo. Sobre este tema la aportación más reciente y debatida es el libro de G. Reale: Por una nueva interpretación de Platón: relectura de la metafísica de los grandes diálogos a la luz de las “Doctrinas no escritas” (Barcelona: Herder: 2003).  Esa mención a la doctrina no escrita está relacionada con la fuerte influencia pitagórica: el secretismo y la capacidad de las matemáticas para interpretar el verdadero orden racional del mundo son los pilares esenciales del Timeo.”[19]

Los elementos: una parte complicada

De inmediato la doctrina del Timeo intenta establecer lo que después corresponderá con la química, mediante una interpretación de cuatro elementos, lo cual representa una de las partes más despreciadas por el saber moderno. Las preguntas y respuestas de Platón sobre qué forma al fuego, aire, agua y tierra ahora nos sorprenden, pues entre ellos busca proporciones matemáticas, les atribuye que son triángulos sus partes menores y a su vez imagina el tramado en otras geometrías. “Así a cada elemento le corresponde un sólido regular: el cubo, la tierra, la pirámide, el fuego, el octaedro, el agua y el icosaedro, el aire. Cada uno de estos sólidos está formado por triángulos isósceles.”[20] Lo anterior incluye explicaciones sobre el comportamiento de cada elemento, la conversión de unos en otros, sus movimientos... y su relación con las manifestaciones del cuerpo. Por ejemplo, ¿por qué quema el fuego? Argumentó que debido a los triángulos pequeños colocados en pirámides diminutas que cortan a los demás. Durante más de dos mil años el pensamiento no saltó el trecho desde la alquimia hasta la química, mientras tanto las explicaciones del Timeo eran suficientes para un afán de integración.

Para el tiempo más moderno el afán por los 4 elementos se convirtió en los “estados de la materia” que dejaron de poseer tal relevancia. A cierto nivel, esos cuatro elementos siguen siendo básicos para las experiencias inmediatas, por lo cual la literatura,[21] la fenomenología o el simbolismo los seguirán considerando fundamentales. Esto significa que la irrelevancia para ciertos procesos de conocimiento no convierte en irrelevantes al cuadrilátero de tierra, agua, viento y fuego tan fascinantes del Timeo.

Astronomía y tiempo

El personaje Timeo se presume fue uno de los grandes astrónomos de la antigüedad griega y el tema de la esfera celeste, las órbitas y demás aspectos descriptivos son episodios notables de la obra. La parte astronómica está vinculada con la perfección del círculo, la proporción, el tiempo y la armonía para buscar una explicación de cómo están colocados los planetas y astros en el firmamento.

Comenzando por imaginar al todo superior, “lo conformó como un todo perfecto constituido de la totalidad de todos los componentes, que no envejece ni enferma.”[22] Para lo cual considera que la única figura correspondiente es una esfera, cual círculo perfecto.[23] Se observa ahí la preocupación por destacar la identidad (lo mismo consigo mismo) como característica del cosmos, anticipando la lejana discusión de la dualidad sujeto-objeto y su resolución, tan cara a la filosofía clásica alemana del siglo XIX.[24]

Siendo que la eternidad está en el arquetipo del universo, el demiurgo decidió crear una imagen móvil de la eternidad mediante el movimiento planetario y el tiempo. De esa manera el Hacedor “procuró realizar una cierta imagen móvil de la eternidad y, al ordenar el cielo, hizo de la eternidad que permanece siempre en un punto una imagen eterna que marchaba según el número, eso que llamamos tiempo.”[25] Para esta concepción, el tiempo se forma de la procesión celeste, lo cual es una imagen de la eternidad, por tanto, el “cielo” posee en sí una categoría metafísica, que retomó el cristianismo.[26]  Anotemos que para ese contexto los astros son seres vivos y también las estrellas, especificadas como “las estrellas fijas, que son seres vivos divinos e inmortales”.[27]

Agreguemos que para las sociedades de agricultores el calendario, derivado del estudio de la astronomía, resultaba clave para la sobrevivencia de los pueblos, por lo que las observaciones y creencias de los cielos, quedaron bien arraigadas entre los pueblos sedentarios.

Del Demiurgo hasta los múltiples seres que pueblan

La presencia de un único y primer Hacedor implica un puente clave con la historia de la cultura y las religiones, pues anticipó el monoteísmo y garantizó su aceptación en el periodo siguiente, dominado por las concepciones cristianas. Sabemos que abordar la religión griega desde un punto de visa inusual era peligroso y a Sócrates se le condenó, de ahí que resulta comprensible que mantiene intacta a la mitología tradicional, mientras coloca a este Demiurgo como su antecesor genealógico, en ese sentido, su padre. La sucesión viene desde la mitología tradicional, entonces repite “el origen de los dioses tal como lo exponen ellos. Océano y Tetis fueron hijos de Gea y Urano, de ellos nacieron Forcis, Cronos, Rea y todos los de su generación; de Cronos y Rea, Zeus, Hera y todos los que sabemos que son llamados sus hermanos y, además, los restantes que son descendientes de éstos.”[28] Respecto de los cuales el Demiurgo les ordena, marcando con claridad su jerarquía, que participen en la creación de otros seres. Él pone una parte, mediante una simiente, de naturaleza inmortal que “es llamado divino y gobierno”[29]; la cual es la parte de espíritu, el intelecto más elevado que busca el Bien supremo. Esa parte debe, mezclarse con lo que aportan los dioses, a quienes el Demiurgo indica “Vosotros haréis el resto, entretejiendo lo mortal con lo inmortal. Engendrad seres vivientes, alimentadlos, hacedlos crecer y recibidlos nuevamente cuando mueran.”[30]

En la creación del cuerpo humano señala una serie de argumentos, como la circularidad de la cabeza para ligarla al círculo como figura más perfecta, la expansión de las extremidades, etc., considerando la función de los sentidos. La visión queda como el sentido primero y supremo, así: “Los primeros instrumentos que construyeron fueron los ojos portadores de luz”[31]

Para la proliferación de las especies, el Timeo también proporciona sus argumentos “Hay, ciertamente, cuatro: una es el género celeste de los dioses, otra el alado y de los animales que surcan el aire; la tercera es el género acuático y la cuarta corresponde al que marcha sobre los pies y a los animales terrestres.”[32] Con lo anterior, quedan ligados los hipotéticos seres celestes, con los evidentes entre las tierras y aguas, sin embargo, el texto ya no abunda en la descripción de los animales, para dedicarse más a fondo con el cuerpo.

Para rematar esta visión, este texto agrega una explicación de la sucesión de almas entre las especies, en una palingenesia donde se asume que la degradación del espíritu explica el paso hacia seres inferiores, cada vez más próximos al suelo.

Del cuerpo con sus curiosas cualidades y dolencias

Gran parte del texto se dedica a abundar más sobre cómo es la disposición de los diferentes órganos, haciendo consideraciones sobre sus relaciones con los elementos platónicos, explicaciones de sus relaciones con las facultades superiores, desde intelectuales hasta intuitivas, planteando algunos temas bastante pintorescos. Por ejemplo, se interesa detalladamente en la relación del hígado con la premonición, pues la predicción del futuro fue una pieza clave en la religión griega, mediante los oráculos. Ubica a “la parte del alma que habita en el hígado y le otorga un estado apacible durante la noche con el don de adivinación durante el sueño”[33] Esto implica una separación de algunas facultades intelectivas en la parte inferior de cuerpo.

Hay interesantes descripciones y explicaciones de los órganos, además de incluir entretenidas explicaciones sobre enfermedades. Por ejemplo, la curvatura provocada por la enfermedad del tétanos le sugiere curiosas argumentaciones, al sugerir que el aire es la causa de tales efectos. Le parece que el aire cuando no puede escapar “corrompe lo que no se refresca y, en el otro, violenta las venas y las retuerce, disuelve el cuerpo”.[34]

Asimismo, establece relaciones directas entre las dolencias del cuerpo con las tendencias del alma, como cuando afirma que los excesos de materia seminal, provocan una tendencia del alma proclive al mal, así como acompañar los placeres con dolores.[35]

Conclusión

Este texto adquirió enorme importancia en la historia de la filosofía, alcanzando una posición clave en el periodo siguiente. Su estilo y complejidad permite varios tipos de lecturas que han inspirado visiones desde teológicas hasta físicas, alimentado desde ficciones literarias hasta argumentos matemáticos, sugiriendo desde guías astronómicas hasta explicaciones gnósticas, etc. La riqueza intelectual que proporciona el Timeo lo sostiene como un perpetuo clásico desde la antigüedad.  

NOTAS:

[1] La característica de Pitágoras con esa amplitud que va desde lo místico hasta lo científico ofrece ese mismo panorama.

[2] Por ejemplo, cuando Dante accede al cielo, Beatriz le explica su parecido de los cielos con la doctrina platónica de los planetas, en La divina comedia.

[3] Desagrada a la sensibilidad actual la recomendación de “trasladar secretamente a los de los malos a la otra ciudad y observarlos” para únicamente recuperar a los que se vuelvan aptos. Recordemos que su modelo era Esparta, donde más radicales, lanzaban desde un precipicio al niño recién nacido enfermo. Timeo p. 3.

[5] En Timeo no es tan obvio el giro chusco, pero en La República sí deja en claro que requiere de un ardid para engañar a los perdedores.

[6] “un relato muy extraño, pero absolutamente verdadero, tal como en una ocasión lo relataba Solón, el más sabio de los siete”, Timeo p. 4.

[7] Esta diosa Neith equivale a la griega Atenea, dedicada a la sabiduría y la guerra.

[8] Por fama póstuma, en particular, el relato de Novalis sobre los discípulos de Sais, para rescatar a Isis para el discurso del romanticismo europeo.

[9] Timeo, p. 8.

[10] M.ª Ángeles Ferrando, El Timeo, de Platón.

[11] Con la metáfora de la Caverna en La República, también prefigura el concepto de ideología, como una dualidad del discurso, entre la apariencia mental de la cotidianeidad y el pensamiento filosófico o verdadero.

[12] Lukács, Historia y consciencia de clase. Subcapítulo: “Las antinomias del pensamiento burgués”.

[13] Hesíodo, Los trabajos y los días, El libro clásico de las mitologías griegas.

[14] La peregrina hipótesis de que el Demiurgo tomase diferentes arquetipos late en varios de fabulosos relatos de Borges, como en Ficciones.

[15] Timeo, p.

[16] Curiosa idea de Platón de una causa antes del tiempo. Timeo p. 9 revela que se requiere de causa y p. 14 señala que el tiempo se crea, para lo cual se requiere la marcha de los planetas.

[17] Las ideas de un universo esencialmente fijo se popularizaron de diferentes maneras, incluso las visiones científicas se enamoraron de una noción de una “materia eterna e indestructible”, que existías desde siempre, para aplicarla al universo, por tanto eran contrarios a un Génesis, visto como un animismo religioso. Y Platón era tachado de tal ingenuidad. Hasta la segunda mitad del siglo XX recuperó un sitio en la cosmogonía científica la visión de un origen y una dinámica del universo. Por ejemplo, Cosmos, Carl Sagan, etc.

[18] Paul Davis, Universo.

[19] Eugenio Sánchez Bravo, Platón: Timeo en Aula de filosofía. Esa afirmación se manejaba dentro de las corrientes alternativas y esotéricas. Lo curioso es que ahora la filosofía académica está aceptando el vínculo entre Platón y los filósofos esotéricos como el pitagorismo, vía la religión de los llamados “misterios” griegos. Shuré, Los grandes iniciados, Libro VII, Platón, Los Misterios de Eleusis.

[20] Eugenio Sánchez Bravo, Platón: Timeo en Aula de filosofía.

[21] La serie de libros de Gaston Bachellard sobre las metáforas literarias y La formación del espíritu científico nos explican a cabalidad qué tan importantes son las metáforas derivadas de los cuatro elementos para la operación de la psique.  

[22] Timeo, p. 12.

[23] “la más perfecta y semejante a sí misma de todas las figuras” Timeo, p. 12.

[24] Este Cosmos dividido de Platón entonces “es sujeto y objeto de todas las acciones en sí y por sí.” Timeo p. 12. En particular, Fichte se interesó en esa dualidad, para el joven Hegel es clave para la odisea del Espíritu Absoluto, para el joven Marx encuentra la clave de una clase revolucionaria que se apropie de su mundo, para otros tomará distintos matices. Véase, Bloch, Sujeto-objeto en Hegel.

[25] Timeo, pp. 14-15. “La decisión divina de crear el tiempo hizo que surgieran el sol, la luna y los otros cinco cuerpos celestes que llevan el nombre de planetas para que dividieran y guardaran las magnitudes temporales.”

[26] Dante en la Divina comedia lo hizo explícito.

[27] Timeo, p. 16.

[28] Timeo, p. 17.

[29] Timeo, p. 17.

[30] Timeo, p. 17. Después resulta interesante para establecer las divisiones internas de las distintas “almas” dentro del cuerpo, según Platón.

[31] Timeo, p. 20. Asimismo, de ese órgano se desprende el pensar y es originador de la filosofía.

[32] Timeo, p. 16.

[33] Timeo, p. 40.

[34] Timeo, p. 50.

[35] “de modo que enloquece la mayor parte de la vida”. Timeo, p. 51.