Por Carlos Valdés Martín
ORIGEN, AUTORÍA Y CONTEXTOS DE EL KYBALIÓN
Origen misterioso e impacto
Esta
reseña es para quienes no requieren ser filósofos ni iniciados, sobre el famoso
libro El Kybalión que apareció en
1912,[1] bajo el sello de “Tres
Iniciados”, y se ha mantenido el anonimato y la especulación sobre su verdadera
autoría. Resulta curioso que queden los autores en el anonimato, para un libro
perteneciente al periodo de amplia difusión y propagación de las ideas, cuando
el término de “autoría” era tan respetado. Con una datación de este
periodo resultaría bastante viable realizar una cacería de las pistas hasta
atinar en su surgimiento. El libro a su vez se refiere a que la obra origina es
el antiquísimo Kybalión que ellos
revelan, el cual se remite a la creación de Hermes (también bajo el nombre de
Thoth) como la fuente de la sabiduría esotérica en el Antiguo Egipto.
Igual
de impresionante es la popularidad
que adquirió y su influencia, por ejemplo, un crítico del Kybalión señala que “el texto que más ha influido en el siglo XX y
XXI para la creación de diferentes corrientes de pensamiento tan dispares que
irían desde la auto ayuda, el coaching,
el proceso de ventas o a la nueva concepción de los Recursos Humanos y todo ello
sin ser jamás, o pocas veces citado, eliminando cualquier vestigio
místico-esotérico para el que fue creado y únicamente utilizando 3 de los siete
principios fundamentales que el libro plantea.”[2] Como sea, por su impacto y
conexión con las nuevas tendencias El
Kybalión debe estudiarse y provocar preguntas incisivas. En el sentido
anterior, se trata de un bestseller
con alto impacto para el nacimiento de nuevas tendencias, así que representa un
generador de ideas y de prácticas nuevas para el siglo XX y XXI. ¿Cómo ha sido
esto posible?
Los autores buscados
Las
opciones sobre su autoría difundidas son Michael Whitty, Paul Foster Case y
William Walker Atkinson, estos dos últimos masones de alto grado. Del primero
no he encontrado algún argumento relevante sino su proximidad con el segundo y
el propio texto habla de un trabajo en equipo de “Tres Iniciados”. De Foster
Case está el hecho de que él tradujo las primeras ediciones del texto y por su
amplia obra sobre temas esotéricos. De Walker Atkinson se argumenta fue un
importante autor de esoterismo, con una obra muy completa, donde hay publicaciones
anteriores (del año 1909) tituladas “The Arcane Teaching” (La Enseñanza de la Tradición Antigua) y “The Cosmic Laws” (Las Leyes Cósmicas), que serían preparativas del Kybalión, con contenidos similares. Tanto
en la obra de Foster Case como de Walter Atkinson es fácil encontrar
coincidencias y discrepancias con lo planteado por El Kybalión.
Antecedentes de Hermes, Thot y el Egipto Faraónico
El
texto nos remite a un personaje mítico como el generador originario de la
sabiduría durante el Egipto de los faraones. Ya que el Antiguo Egipto de las
dinastías faraónicas perduró decenas de siglos, la datación y la comprobación
históricas resultan tareas imposibles. Las reverencias por tales antigüedades
retomaron fuerza tras la conquista napoleónica de Egipto que arrancó objetos
preciados, y entonces se descubrió la Piedra Roseta a partir de la cual Jean-Francois
Champollion comenzó a descifrar la escritura jeroglífica, la cual durante los
quince siglos previos se ignoró como traducirla.
El
texto identifica a Hermes del esoterismo con Thot (escrito como Thoth
o Tot, y en otras investigaciones nombrado Dyehut). El dios Thot fue el regente
de la sabiduría, con atributos de escritura, inventor del calendario, regulador
de las aguas, creador de la música, evaluando en el juicio de los muertos, con
el atributo de la Luna, etc. Esta divinidad se representaba con cuerpo humano y
cabeza de pájaro Ibis, aunque a veces como babuino.[3]
Para
los griegos Hermes (para los romanos Mercurio) era el dios de la
comunicación, el comercio, la astucia, la velocidad, la elocuencia, el sueño,
la medicina y las trasmutaciones. Se le representaba con casco o tobillos
alados, su símbolo principal solía ser el caduceo, la vara alada con dos
serpientes ascendiendo. La historia griega aceptaba la correspondencia entre sus
principales deidades con las egipcias.[4]
El
término Trimegisto significa “tres veces” grande o maestro o nacido, y
de manera combinada define al legendario Hermes Trimegito. Desde el punto de
vista del Kybalión a Hermes se le
aprecia como un intermediario y no cual divinidad politeísta, por tanto le
considera un personaje iluminado, para la sabiduría hermética “su gran
fundador, Hermes Trimegisto, el «escriba de los dioses», que residió en el
antiguo Egipto”[5].
La
tradición hermética ha señalado a Hermes Trimegisto como su fundador,
considerando que fue egipcio, que sus enseñanzas se transmitieron a Grecia, que
escribió la “Tabla Esmeralda” y otros textos esotéricos. La figura mítica de
este personaje ya era bien conocida y representada a final del s. XIX como lo
demuestra la magnífica biografía novelada de Edouard Shure.[6] Sin embargo, no se cuenta
con documentos históricos directos que confirmen tales señalamientos.
Contexto cultural y esoterismo
El
contexto cultural e intelectual de El
Kybalión corresponde a la irrupción de nuevas tendencias de pensamiento en
Occidente con el cambio del siglo XIX al XX. Los sorprendentes avances de
progreso científico y técnico trajeron un auge en las sociedades más ricas. El
crecimiento de las ciudades y sus nuevas pautas de producción y consumo
resultan imparables, aunque contradictorias. En Europa y América la educación
crece incesantemente, a nivel elemental y universitario, fruto de ambiciosos
programas y una exigencia masiva por alcanzar más conocimientos.[7] El interés por el
esoterismo a final del siglo XIX y principios del XX está representado por la
popularización del espiritismo de Allan Kardec, la Hermetic Order of the Golden Dawn (Aurora o Alba Dorada), la
Sociedad Rosacruz, la antroposofía de Rudolf Steiner, revaloración de la
Alquimia, proliferación de los estudios de Cábala, auge de los estudios de
yoguismo y de filosofía hindú, valoración de la medicina china y artes
marciales con un sentido filosófico, etc.[8] Las hipótesis sobre los autores probables de El Kybalión nos remiten de lleno a este
contexto de impulsos culturales.
ENFOQUE SOBRE EL KYBALIÓN
El
enfoque de esta reseña del Kybalión
se basa en tres líneas de explicación: 1) la conexión con las corrientes
históricas principales de la filosofía, señalando algunas afinidades y líneas
explicativas, por más que sea un texto esotérico. 2) La pragmática del texto,
por cuanto se conecta con las interpretaciones más materialistas (dialéctica,
sistemas y holismo) y de “enfoque general” realista que favorece su
aplicabilidad práctica o su adaptación a amplios contextos. 3) Su conexión con
visiones de la simbología y filosofía masónicas, por cuanto se evidencia que su
autoría correspondió a masones y al ambiente intelectual imperante al final del
siglo XIX.
INTRODUCCIÓN Y CAPÍTULO I LA FILOSOFÍA HERMÉTICA
Remite
a la fundación legendaria de la sabiduría hermética, hacia el Egipto de Hermes
Trimegisto, apuntando que éste la transmitió a Abraham.[9] El argumento usual de esta
especialidad señala que la sabiduría original resulta insuperable: “En el antiguo Egipto residían los grandes adeptos y
maestros que nunca han sido sobrepasados”[10] Esta noción de un origen
inalcanzable ha sido completamente rechazada por el pensamiento filosófico y
racionalista, pues implica veneración de textos originales o situaciones
irrepetibles; resulta argumento típico del pensamiento mítico, para el cual la
fundación lo representa todo y la sucesión genera ecos empobrecidos.[11] Esto implica una dialéctica
de lo inalcanzable, pues del pasado nos separa una barrera insalvable; por
tanto, esconde una estrategia de desacreditación del camino emprendido.
Para
resolver esa paradoja, el texto entero se presenta como obra derivada del texto
original, un auténtico y completo Kybalión,
del cual el texto publicado ofrece citas selectas y resúmenes. Este modelo de
una exégesis respecto de otro texto justifica el argumento de la perfección
anterior y repite un modelo de operación esotérico, por ejemplo en Blavatsky su
Doctrina secreta se basa en un
pergamino tibetano perdido, el Libro de
Dzyan.[12]
Pone
una alerta que la “doctrina hermética” nunca debe convertirse en religión pues
plantea que el velo siempre se mantiene para no colocarse en la zona de la crucifixión.[13] Establece una relación
entre el esoterismo con el antiguo hebraísmo (vía de Abraham) y cristianismo
(incluyendo a los gnósticos) pero que extravió la ruta tras la presión
represiva de Constantino y sus sucesores.
CAPÍTULO II LOS SIETE PRINCIPIOS HERMÉTICOS
Aquí
nos presenta un resumen de los principios de la doctrina, que son los
siguientes:
1.
El principio de mentalismo. 2. El principio de correspondencia. 3. El principio
de vibración. 4. El principio de polaridad. 5. El principio de ritmo. 6. El
principio de causa y efecto. 7. El principio de género.[14] Y de inmediato
proporciona un breve resumen de ellos, que resulta muy útil para quien desea
ahorrarse la fatiga de leer completo el libro, pero es más recomendable seguir
con los resúmenes de los capítulos que vienen a continuación.
CAPÍTULO III TRANSMUTACIÓN MENTAL
El
primer principio lo aborda en cinco capítulos, desde el III hasta el VII, lo
cual resulta un curioso alargamiento, porque los demás se exponen mediante un
capítulo por principio.
Comienza
defendiendo un fondo trascendental en las viejas disciplinas de la astrología, la
alquimia y la psicología de los egipcios, pues la visión moderna tiende a
despreciarlos. Aclara el término trasmutación
derivado de la alquimia, como conversión de los elementos bajos en lo elevados
(cual plomo en oro) y de inmediato queda claro que bajo el manto hermético se
esconde una intención práctica, para obtener resultados: “entonces la
transmutación mental debe ser el arte de CAMBIAR LAS CONDICIONES DEL UNIVERSO,
a lo largo de las líneas de materia, fuerza y mente.”[15] El objetivo conlleva a
lograr efectos prácticos, según lo que entienda cada quien a ese nivel[16] y, según señalamos, en la
introducción este texto sí influyó en la creación de nuevas disciplinas. Espero
se me acepte la validez de una separación general entre técnicas del objeto
(ciencia-ingeniería) y la técnicas del sujeto (cultura, religión, meditación,
educación) donde las pretensiones de magia ocupan su lugar. Este hermetismo
busca colocarse cual “magia seria”[17] (si se permite la
paradoja) basado en la premisa de la identidad de lo objetivo (materia que es mental) y lo subjetivo
(mente psíquica).
Afirma
que mediante la trasmutación mental se alcanza a afectar la “materia grosera”
como conjurar o detener tempestades,[18] pero eso no les resulta
interesante a los magos herméticos; incluso la influencia sobre las personas a
distancia, sugestión, modificación de los otros a lo cual considera que el
público ya posee suficientes noticias por lo que no ahonda.
CAPÍTULO IV EL TODO
En
esta parte comienza la presentación del principio 1 de “mentalismo”, aplicado a
exponer lo que entienden por la naturaleza del cosmos, que remite a una “Sustancia”. Este término sustancia
sí resulta bastante filosófico y su mejor exposición se atribuye a Spinoza,
quien afirma que bajo cualquier apariencia existe una esencia unificada e
inmutable.[19]
Rodeando la argumentación, el texto afirma que todas las escuelas de
pensamiento asumen tal sustancia, bajo cualquiera de estas máscaras: “algunos
la han llamado por el término de deidad (bajo muchos títulos); otros la han
llamado «la energía infinita y eterna»; otros han tratado de llamarla
«materia»”[20]
Afirma que es un argumento auto-evidente, pero no es así. El pensamiento
filosófico de los primeros tiempos no surgió convencido de una sustancia
primera única e inmutable: Parménides se fue a englobar todo en el Ser, pero
resultaba más una visión que el sustrato; Heráclito afirmó una impermanencia
que no garantizaba un sustrato. Siendo estrictos la unificación esa sustancia-una-eterna
tardó siglos en aparecer y no resulta patrimonio compartido por todos los
esoterismos filosóficos, por ejemplo, el taoísmo donde la unidad es genética y
no sustancial.[21]
En
el siguiente paso nos encontramos con otra afirmación que se liga con el
criticismo filosófico de Kant. Se afirma que el “Todo-Sustancia” es
incognoscible y esta imposibilidad está basada en lo variable de la apariencia
y lo infinito de la esencia, por tanto estima como infantiles los esfuerzos por
captarlo.[22]
Este argumento, en buena medida, corresponde a la “cosa en sí” o noúmeno de
Kant, quien estimaba que la auténtica naturaleza de las cosas nunca se
alcanzaba, sino a su costra el fenómeno.[23] Emplea la metáfora de la
ardilla en la rueda de juegos para señalar lo inútil de la indagación
metafísica o teológica.[24] Continúa su descripción,
para señalar lo que no y que sí define al “Todo” de los herméticos, para irle
dando figura. Rechaza las personalizaciones excesivas de Dios con atributos
hasta ridículos como celos o facilidad para caer ante los halagos. Plantea tres
atributos en positivo —que suelen encontrarse en algunas teologías— que son: 1)
Contiene a todos los elementos, nada ni nadie puede existir fuera del TODO (lo
escribe en mayúsculas para distinguirlo). En ese sentido corresponde a la
Totalidad, atributo comprendido por Hegel y afín a visiones panteístas.[25] 2) El TODO es infinito,
pues nada lo debe limitar; en el tiempo es Eterno; en el espacio es Ilimitado y
en poder es Absoluto (u omnipotente). Estos son atributos teológicos usuales:
eternidad, omnipresencia y omnipotencia. 3) El TODO es inmutable pues no está
sujeto a cambio, por cuanto nada lo puede alterar, limitar o disminuir, ni se
alterará por mejorar, pues no está en ninguna situación peor que otra. En esto
ofrece una paradoja, empleando el argumento del Ser de Parménides, cuando uno
de sus principios es el dialéctico Cambio
en el Principio del Ritmo.
Redondea
el argumento señalando que cualquier cosa mudable, finita o relativa no es el
TODO. Entonces se pregunta si la Materia (cúspide el materialismo) es el TODO,
lo rechaza por estar delimitada; luego pregunta si la “Energía y Fuerza” lo
son, rechazando esa interrogante. ¿Entonces es “Vida y Mente”?[26] Responde condicionalmente
que sí y no. No lo es en el sentido material de vida biológica ni de mente
individual, sino que el TODO es “Vida y Mente Infinitas”, en el sentido que el
hermetismo pronuncia “Espíritu” y el tema lo desarrolla en el siguiente
capítulo, con un razonamiento que parece coincidir con la ruta de la Fenomenología del Espíritu de Hegel.
Capítulo V EL UNIVERSO MENTAL
Una
vez señalada la imposibilidad estricta para definir el Espíritu, entonces se
lanza a su primera definición por medio de la génesis del Universo, pues deber
ser una emanación del TODO. Siendo una emanación se plantea que eso no implica
la absoluta identidad de lo terrestre creado con su Creador (visón panteísta
simplista). La solución que ofrece el texto es que ocurrió una “creación
mental” por el TODO, el cual se afirma además “su mente infinita crea
innumerables universos”[27]. Esta solución implica un
hipotético camino que planteó Hegel, al establecer que el Espíritu se va
materializando en una especie de cosmogénesis, a partir de las oposiciones
lógico-dialécticas, de tal manera que mediante un ritmo triádico de
tesis-antítesis-síntesis avanza hacia la concreción material, para después
formar la espiral de la historia a través de la cultura.
Partiendo
de lo inconmensurable e infinito, la única conclusión es que el TODO crea en
una proliferación que no está limitada, por tanto existen más universos que
este conocido y en una cantidad incontable.[28] En la explicación del
proceso específico de formación del Universo el texto se complica con la
explicación del principio de género, para que no se piense que se ha tratado de
una duplicación sexual, sino una operación distinta según la dualidad de
géneros, al parecer, el texto no ahonda en la dualidad yin-yang que resulta
bastante clarificadora.[29]
Otra
de las líneas explicativas conduce a que la muerte es una ilusión y que todo
individuo está encaminado dentro de una evolución espiritual, por tanto ligado
al mega-proceso donde el TODO cicla a los muchos Universos. “Y la muerte no es
real, incluso en el sentido relativo -no es sino nacimiento a una nueva vida- e
iréis adelante, y adelante, y adelante, a planos de vida superiores y más altos
todavía, por eones sobre eones de tiempo.”[30] La visión global de grandes ciclos de tiempo
corresponde más con la metafísica hinduista, que establece hasta calendarios
para tales ciclos.
CAPÍTULO VI LA PARADOJA DIVINA
Comienza
discutiendo contra el atajo (la ilusión del camino corto) del medio-sabio que
pretende desentenderse de las leyes materiales (o las intermedias), cuando
descubre que hay algo superior. «Los medio-sabios, reconociendo la irrealidad
relativa del universo, imaginan que pueden desafiar sus leyes; tales son tontos
vanos y presuntuosos, y se estrellan contra las rocas y son rotos en pedazos
por los elementos en razón de su locura. Los verdaderamente sabios, conociendo
la naturaleza del universo, usan la ley contra las leyes; lo superior contra lo
inferior…”[31]
Insiste ampliamente en que resulta erróneo intentar abordar al universo como
irreal, pues su materialidad pervive y se impone con fuerza. Por eso insiste en
que debe respetarse la legalidad natural, conforme se alcanza la convicción de
que “el universo es mental”; lo cual resulta una paradoja. Lo llama una “ley de
la paradoja” que encuadra dentro del principio de la polaridad; en concreto
insiste en no olvidar el lado material, mientras se busca lo mental y
espiritual. Por tanto, la premisa está desde las facultades materiales, tal
como lo señala el epistemólogo que es capaz de meterse más en la materia (su
aspecto fenoménico de los 5 sentidos) para elevarse al pensamiento científico;
esto también aplica a la “fenomenología” de Husserl que buscando una percepción
más directa, también abre un campo al pensamiento.[32]
Contra
la aspiración ingenua, el texto explica que el hermetista (incluso el maestro)
no escapa a la Ley (en el sentido material) por tanto respeta a las ciencias y
al materialismo, pues “El principio hermético de mentalismo, mientras que
explica la verdadera naturaleza del universo sobre el principio de que todo es
mental, no cambia las concepciones científicas del universo, la vida o la evolución.”[33]
Elogia
las visiones de Herbert Spencer señalando que concuerdan con los principios
herméticos, pues “postula la existencia de una «energía infinita y eterna, de
donde proceden todas las cosas»”[34] y aplica un sistema de
evolución generalizado: natural y social.
Plantea
que el único punto de diferencia con las ciencias naturales y las
investigaciones empíricas radica en la aceptación del principio del mentalismo
o «EL TODO es mente», de tal manera que en esa única grieta se separa en el
área de lo no-probable.
CAPÍTULO VII «EL TODO» EN TODO
Esta
parte del libro, en apariencia es una de las más repetitiva y funciona como
dependiendo de un juego de palabras entre el TODO con mayúsculas (que es el
Absoluto, la Divinidad, el Dios metafísico) y el todo con minúsculas (las
manifestaciones, cualesquiera presencias). La afinación de que «Todo está en EL
TODO», la desmenuza para sacarla del área de la trivialidad. Las religiones
monoteístas asumen que su divinidad única es el Todo, pero no sacan suficientes
conclusiones para este argumento. ¿Cómo se conectan las infinitas
manifestaciones con esa emisión única? Para muchas filosofías el enfoque de la
“totalidad” resulta clave; cualquier pensamiento más o menos sistemático, la
definir su perspectiva de totalidad define su enfoque y “carga los dados” de
sus respuestas últimas. Resulta interesante, por ejemplo, cómo el racionalismo
cartesiano genera una visión deísta del Dios relojero, creador absoluto pero
que evita intervenir en lo creado para no alterar las leyes que ha dado. Por su
parte, el materialismo radical se enamora (en un a priori curioso) de una
materia eterna (que adquiere el encanto de la divinidad), cuando Engels sueña con el retorno de las estrellas
muertas en la eternidad de los universos[35], acotando aquí que es una
“ensoñación” material en el sentido de Bachelard.[36]
El
texto propone que el estado mental de Dios es como una meditación, que para
este texto representa la expansión máxima representada por la palabra
“atención”.[37] Aquí
presenta su visión de la infinita distancia, confirmada como sentido teológico,
pues en la inmediato la divinidad parece inalcanzable; siendo la distancia tan
inconmensurable, esa misma expansión proviene desde el Creador, por tanto,
fabricante de distancia infinitas, que espolean a la mente viajera (el espíritu
hermético).
La
dificultad especial radica en ligar la noción de infinitud del Todo (divino)
con la finitud de cada parte del todo. Una metáfora que emplea es la hindú
sobre los periodos de tiempo incalculables (los llamados Eones) que compara con
un breve pestañeo de Brahama (el dios supremo), para explicar esa lejanía, que
(paradójicamente) “—el espíritu de cada alma no es aniquilado, sino que es
infinitamente expansionado—, el creado y el creador se funden.”[38] Por un lado, la curva
infinita del calendario cósmico (sobre el cual habitas exclusivamente este
segundo individual) y del otro la visión de un Todo mayor, que en microsegundo
crea otro Calendario Cósmico; simultáneamente señalando la fusión de cada
individuo con ese Principio, sin que por ello resulta la aniquilación.
Surge
una curiosidad ante la expansión del Todo «¿POR QUÉ crea universos EL TODO?»[39] Para este texto no hay
una buena respuesta. Quien imagina que Dios gana algo creando el universo y al
Hombre, le responde que no existe una posibles “ganancia” pues al Todo nada le
hace falta desde el principio de los tiempos. La noción dialéctica del filósofo
Hegel ofrece una respuesta conforme el principio absoluto define su viaje,
basado en una polaridad inicial (tu Ser y Nada primigenios) para irse llenando
de contenidos, convirtiendo lo potencial en realidad, como una senda hacia el
Espíritu Absoluto. El Kybalión prefiere
imaginar que el Todo se expande actuando Libre pues nada necesita ni nada lo
obliga.[40] El texto señala que
Hermes selló sus labios, pues para esta pregunta no existía respuesta.
CAPÍTULO VIII LOS PLANOS DE CORRESPONDENCIA
Aquí surge la parte que permanece como más recordada
del Kybalión, con su aforismo del principio de Correspondencia: «Como es
arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.» De entrada se observa que aquí
funciona un pensamiento de afinidad, donde se vuelve al pensamiento pre-moderno
(renacentista) de las afinidades, donde la estética de las conjunciones
predomina sobre la precisión del “Ser”. El pensamiento de las afinidades lo han
descrito desde los antropólogos y filósofos para oponerlo con el objetivismo racionalista.
En el despertar de la antropología, James Frazer explica cómo el sistema de la
magia simpática[41]
establece la efectividad de lo afín; en su balance de los sistemas de
pensamiento (que denomina Episteme)
Foucault señala cómo antes de la modernidad funciona la empatía entre los
iguales[42] para
definir los modelos del pensamiento. En particular, esta obra no cede por
entero a la “correspondencia”, sino que se mantiene dualista, al también
insistir en la causación (más racionalista), pero aquí debería establecer qué
existe en el “arriba”.
La propia masonería forma una institución jerárquica y las afinidades con este
capítulo son múltiples, lo cual favorece varias enseñanzas. Se observará que en
el Kybalión hay una división jerárquica como clave del concepto; una
polaridad gruesa (arriba-abajo) como clave, luego una separación de una escala,
que cada vez resulta más escalada; hasta procurar definir la posición del
sujeto colectivo (el ser humano), en un escalón. El argumento, señala un
objetivo: la elevación, alcanzar la cumbre. También señala una ruta: subir por
la vía del hermetismo. La institución masónica comienza con una polaridad entre
lo iniciático y lo profano, para luego mostrar un jerarquía sencilla de Grados
y otra compleja de puestos de Dignidades y Oficiales, que se parangona con la
noción del sistema planetario antiguo o con las familias de dioses olímpicos.
El comienzo de la carrera masónica ocurre mediante el traspaso de un umbral y
el acceso a una jerarquía; cuestión que promete el Kybalión pero no la garantiza, pues siempre se dirige al “adepto”,
pero la lectura del texto no garantiza ese acceso. La cúspide propia de la
masonería se mantiene abierta a la interpretación, por más que sí existe una
exigencia básica de alcanzar el 3er grado, mientras que la acumulación de los
grados filosóficos se mantiene en cierta neblina, pues no hay exigencia alguna por
alcanzar en ese nivel.
Por otra parte, para la filosofía aplicada a la
sociedad (en teorías de la posmodernidad) es evidente que ha predominado una
fuerte tendencia hacia la des-jerarquización del pensamiento, comenzando con la
democracia y siguiendo con las nociones post-estructuralistas; casi habría que señalar un “instinto
anti-jerárquico”[43]
en la posmodernidad. La noción que inaugura la posmodernidad en Lyotard señala
como su signo el fin de los grandes relatos, donde el pensamiento adquiere una
dimensión más relativista.[44] Por
lo anterior, esta fundamentación del Kybalión
basada en la jerarquía de lo inaccesible entronca mejor con las visiones
antiguas.
El texto lo plantea que la división sea en tres
planos, lo cual resulta bastante consistente con la división triple del ser
humano que aparece desde Platón: “I. El gran plano físico. II. El gran plano mental. III. El gran plano espiritual.”[45] Anotamos
que aquí por “mental” se entiende la vida y sus planos anímicos, pero también
una noción curiosa de “vida anímica de los minerales, plantas y animales”.
El texto señala la dificultad y la artificialidad al
separar los planos,[46] pero
explica el detalle de la subdivisión, que va hacia 7 niveles en cada plano
físico, mental y espiritual, lo cual se resumen de esta manera: Estos siete
planos físicos menores son como sigue:
I. El plano de materia (A). II. El plano de materia
(B). III. El plano de materia (C). IV. El plano de sustancia etérea. V. El
plano de energía (A). VI. El plano de energía (B). VII. El plano de energía
(C).
Por su parte los planos “mentales” los clasifica
así: “I. El plano de mente mineral. II- El plano de mente elemental (A). III.
El plano de mente de planta. IV. El plano de mente elemental (B). V. El plano
de mente animal. VI. El plano de mente elemental (C). VII. El plano de mente
humana.” Donde surge lo claramente polémico al considerar ya una “mente
mineral, elemental[47] y
animal”, lo cual será rechazado por el racionalismo, pues marca una frontera
del objetivismo, mediante la exigencia de des-antropomorfismo[48] para
lograr alejarse de las simpatías y el fetichismo.
A su vez, cada uno de estos planos de la mente
poseen 7 subdivisiones, que no analiza en detalle, pero sí afirma que el ser
humano actual, solamente está colocado en un cuarto nivel de este plano, y
solamente excepciones han subido al quinto subnivel: “deseamos apuntar el hecho
de que el hombre corriente de hoy en día no ocupa sino la cuarta subdivisión
del plano de mente humana, y sólo los más inteligentes han cruzado los límites
de la quinta subdivisión. Le ha tomado a la raza millones de años alcanzar esta
etapa”[49] Y,
haciendo un giño hacia Nietzsche apunta que tardarán millones de años en
alcanzar un “súper-hombre” y más allá.[50]
Los planos espirituales para este texto son
superiores a lo humano, de tal manera, que su presencia básica está poblada por
los espíritus conocidos como ángeles y demás, pero no se atreve a definir con
claridad los niveles. “¿Qué puede decirse de tales seres? En los siete planos
menores del gran plano espiritual existen seres de quienes podemos hablar como
ángeles, arcángeles, semi-dioses. En los planos menores inferiores moran esas
grandes almas a quienes llamamos maestros y adeptos. Por encima de ellos vienen
las grandes jerarquías de las huestes angélicas, impensables para el hombre”.[51]
Dentro de tales niveles, acepta las presencias malvadas, los ángeles caídos o
demonios, que están sujetos también a una “mortalidad”, y yacen muy abajo del
principio supremo de la Divinidad.
CAPÍTULO IX VIBRACIÓN
La
vibración es el movimiento en la escala sutil, que simultáneamente, nos señala
que el movimiento predomina de principio a fin. De esta manera, las tesis del Kybalión se representan como activas,
como desenvolvimientos y transformaciones.
Con
esto señalaremos el parentesco de esta visión con las filosofías del
movimiento. Podemos separar las filosofías entre las que buscan la estabilidad
y lo fijo contrastando con las que pretenden el movimiento y su continuidad. La
fijeza queda inaugurada con la Esfera del Ser de Parménides,[52] quien establece lo fijo
como la esencia, de la cual nada escapa y no acepta ninguna fisura para “lo que
no es”, por tanto el cambio hacia lo que no es resulta una ilusión. El
contraste surge con el Río de Heráclito, que admirando al fuego señala la
no-permanencia y lo cambiante. Muchos sistemas se arman en un ambiente intermedio,
como Platón que prefiere mirar hacia un Sol radiante de las Ideas, que son
fijas, mientras las almas deambulan en ciclos entre la apariencia y el
arquetipo resplandeciente. Mirar con fijeza al “primer motor” de Aristóteles
también nos invitará a considerar que sin movimiento no hay sentido, por tanto
hasta al reflexión más realista transita entre movimientos incesantes. Saltando
los siglos, Hegel encuentra que el ritmo de tesis-antítesis-síntesis le sirve
para explicar un flujo universal, desde el Génesis hasta la última expresión
humana, así establece lo que derivó en el “método dialéctico”. De Hegel lo que
admiró más Marx fue esa fórmula súper-activa que le pareció entregaba la llave
del futuro, mediante un movimiento perpetuo, que a nivel de las sociedades él
interpretó como la Revolución.[53] Este repaso nos indica la
importancia del lado “activo” del pensamiento filosófico.
¿Qué
sería la vibración sino la imaginación microscópica de un moverse en su mínima
expresión? La invisible ondulación del sonido, la luz y los corpúsculos
atómicos son variaciones de la misma noción, que admira y admite este capítulo.
El
tema vibración sirve para proponer una escala de lo fino contra lo burdo,
espíritu versus materia ruda “todo está en vibración -cuanto más alta la
vibración, más alta la posición en la escala-. La vibración del espíritu es en
un rango de intensidad y rapidez infinitastal que está prácticamente en reposo
-igual que una rueda moviéndose rápidamente parece inmóvil”[54]. Los polos son el espíritu
en su noción divina, para descender hasta el polo de la materia bruta.
Procura
relacionar la noción de vibración con las fuerzas físicas, atómicas,
magnéticas, etc. Genera la imagen de la integración o destrucción por la
vibración, algo así como el “rayo destructor” a distancia.
Mediante
las intensidades de vibración afirma se puede manejar a voluntad los estados de
la mente y controlando esto promete que la mente logra “milagros”.[55]
CAPÍTULO X POLARIDAD
El
texto demuestra conocer la tradicional división en polos opuestos, pero también
algo de la dialéctica más filosófica.[56] Muchas cultura
tradicionales, desde la alborada de los tiempos, descubrieron las dualidad como
principio básico, para su complementariedad de principios opuestos. Comienza
con esta sentencia: “los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes
en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias
verdades, todas las paradojas pueden ser reconciliadas.”[57]
Discute
como errónea la contraposición rígida de los polos, pues observa el
desplazamiento gradual y el regreso paradójico de los contrarios. Tales polos
pueden quedar representados por el TODOS y los muchos, por infinito y finito…
El tránsito de un polo a otro depende de una escala, así quien baja suficiente
hacia el Norte termina viajando hacia el Sur.
Señala
que hay un polo dominante, que es el “positivo”, lo cual queda ejemplificado
por la sugestión de una idea positiva para salir de un estado mental adverso.
Vale aquí abundar ejemplo… p. 36.
CAPÍTULO XI RITMO
Bajo
este rótulo tan musical, hay un planteamiento complejo “de que en todo hay
manifestada una moción medida; un movimiento hacia delante y hacia atrás; un
flujo y un influjo; una oscilación”[58] La medida es un concepto
muy importante, que explicó Hegel, al señalar que es la unión de cantidad con
calidad, para alcanzar la mesura,[59] por tanto, avanzar hacia
un concepto; así, los instrumentos de medición señalan el avance el
pensamiento, pues al rebasar tanto la pura abstracción cualitativa como la
cantidad sin aplicación, la medida es
un gran avance para el pensamiento. Así, esta explicación nos comienza
remitiendo a dos polos de una escala, entre los cuales aparece la gradación.
Estos extremos se demuestran en recorridos
constantes, en desplazamientos de la contradicción
El
principio operativo del ritmo implica un desplazamiento constante, por eso
señala ese ir hacia atrás y adelante; lo cual implica la tendencia a la
compensación o neutralización. Este tema
sirve para proponer una operación que llama “ley de neutralización”[60] para compensar los
elementos negativos. Los estados cambiantes no se pueden evitar, pero sí operar
la neutralización, no se escapa a la Ley.
“La
regla es que la capacidad para el dolor y el placer, en cada individuo, están
equilibradas.”[61] Señala
la existencia de una “compensación” entre el tener y no tener, ejemplificado
por el contraste de ricos y pobres materiales: “El millonario puede tener la
inclinación hacia el festín, y la riqueza por la que asegurar todas las
exquisiteces y lujos de la mesa, mientras que carece del apetito para gozar de
los mismos; él envidia el apetito y digestión del obrero”[62] Señala una “ley de
compensación” operando como regulador universal, especie de justicia material o
natural.
CAPÍTULO XII CAUSACIÓN
En
general, resulta “El principio subyacente de causa y efecto ha sido aceptado como
correcto por prácticamente todos los pensadores del mundo dignos del nombre.”[63], esto proviene del
“espíritu científico” de orientación positivista, que en el siglo XIX avanzó
tanto en colmar los huecos de lo “arbitrario”, terminó por tropezar con una zona
muy paradójica con la microfísica cuántica. De esa manera, la insistencia en la
causación suena un positivismo aplicado
al Espíritu, pues siempre rechaza cualquier azar, aunque esta causación dura la
justifica Kybalión mediante la supremacía del TODO[64], en la misma medida que
el principio Divino lo determina todo hasta el último detalle. Insisto que esa
interpretación adquiere el matiz positivista, que anticipó Pascal[65] en su hipótesis del
encapsulamiento, cuando Dios al crear el primer segundo ya tenía previsto hasta
el último desenlace, lo cual haría inútil el tiempo sucesivo, clausura el
indeterminismo y la libertad. La falta de causalidad le parece al texto que es
una falta de análisis, una tarea que resolver, según lo creía también el
materialismo ingenuo.[66]
Por
etimología de casualidad este libro la retoma de “caer” como salen los dados. Sin
embargo, no rechaza el libre albedrío y considera que el determinismo es
complementario con el anterior. Para la filosofía, existe un antagonismo y la
propuesta parece una evasión de la discusión.
CAPÍTULO XIII GÉNERO
Plantea
la dualidad genérica, que para el materialismo o la visión neutral de la
naturaleza resultaba sorprendente, al afirmar que “El género está en todo; todo
tiene sus principios masculino y femenino”[67] Esta afirmación podría
mirarse como una ingenuidad pre-científica, o como una copia de la perspectiva
del taoísmo, que separó el cosmos sistemáticamente en yin y yang. En el tiempo
de la publicación del texto esta afirmación resultaba más controversial, pero
luego de la asimilación de la filosofía china resulta más aceptable. Señala que
al polarizar en negativo y positivo debemos tener cuidado en no confundir de
inmediato lo negativo con lo malo.
CAPÍTULO XIV GÉNERO MENTAL
Acá
abarca el tema del género, con cierta afinidad con el modo taoísta, pero
serpenteando por los vados de esta problemática, que podría comenzar
remitiéndose al número y su par pitagórico.[68]
Asimismo,
plantea la separación de la mente individual en su lado activo y pasivo,
utilizando el mí y el yo como sus rótulos.
“El
principio femenino conduce el trabajo de generar nuevos pensamientos,
conceptos, ideas incluyendo el trabajo de la imaginación. El principio
masculino se contenta con el trabajo de la «voluntad», en sus variadas fases.”[69]
Las
mentes fuertes son quienes implantan su voluntad, buscan influir en los demás…
Son personas magnéticas para impactar a los demás.
CAPÍTULO XV AXIOMAS HERMÉTICOS
En
el último capítulo hay un resumen de los axiomas herméticos, que se pueden
consultar directamente y en un resumen no merecen repetirse, nada más señalar,
que de entre los muchos planteados, el que ha permeado más en la cultura
popular moderna señala al principio de correspondencia: «Como es arriba, es
abajo; como es abajo, es arriba.»
NOTAS:
[1] Esta es la fecha más
precisa que he encontrado en Internet, aunque la mayoría de referencias señalan
vagamente al siglo XIX. Para precisar conviene también añadir esto: quienes
suponemos los autores vivieron entre finales del siglo XIX y principios del XX,
como se analiza adelante.
[2] Por el Masón Gr 18°
Jacobo Núñez en Diario Masónico https://www.diariomasonico.com/cultura/filosofia/hermetismo-y-grado-rosacruz
[3] Que un animal sea el
civilizador de la humanidad resulta extraño para las mentalidades más modernas,
pero los pueblos más antiguos solían creerse parientes de los animales, de ahí
el totemismo y el mito de un animal civilizador, como el Oso entre los chinos o
el Centauro educador entre los griegos. Cf. El
pensamiento salvaje de Levi Strauss y Psicoanálisis
del mito de Campbell.
[7] La urbanización y la
educación se describen en la historia moderna con metáforas de una explosión al
comparar con las sociedades previas donde predominaba la agricultura y el
analfabetismo. A diferencia de la herejía antigua, este esoterismo no pretende una
rivalidad directa con la religión. Un breve resumen en Historia mundial de 1914 a 1968 de David Thomson.
[8] Puede aseverarse
como un primer periodo New Age, con sincretismo cultural y espiritualidad
alternativas entre finales del Siglo XIX y principios del XX; el periodo New
Age propiamente surgirá en la segunda mitad del siglo XX. El Kybalión se debe considerar en ese contexto.
[9] Insinúa que Abraham
recibió las enseñanzas herméticas de Hermes, sin dar detalles. Atribuir el
hermetismo a personajes bíblicos era usual en el Renacimiento, luego tal
argumento fue perdiendo filo sin desaparecer.
[11] Lo interpreta de
manera diáfana Eliade en Tratado de
historia de las religiones. Las mitologías suponen una cadena decadente:
humanidad de oro, plata, bronce… cada vez metales menos valiosos.
[12] Esa estructura a
referencias precedentes resulta muy útil a la literatura y a los juegos
mentales, pero para la ciencia implica un problema de autenticidad. Cabe
mencionar que el Kybalión original
nunca se ha encontrado.
[13] A diferencia de las
herejías antiguas, estas disidencias New Age no suelen buscar fundar
religiones, sino por excepción.
[14] Este conjunto ya se
podría entresacar de algunas cosmogonías como el taoísmo o síntesis más
modernas como la de Blavatsky y su teosofía.
[16] Algunos antropólogos
señalan la orientación pragmática del “pensamiento mágico” que no se conforma
con las frustraciones de la “objetividad” pues pretende salirse con la suya,
sin respetar la objetividad. Cf. James Frazer, La rama dorada y Jorge Veraza en Marx y la técnica.
[18] Kybalión, p 11.
Estima al acceso de alquimistas avanzados “el control de los elementos de la
Naturaleza; la producción o cesación de tempestades”-
[19] Spinoza Ética. La
importancia de Spinoza aportando el concepto de sustancia en la historia de la
filosofía lo señala Hegel. Enciclopedia
de las ciencias filosóficas.
[21] De manera astuta
Lukács señala que mantener una separación de principios implica una “irracionalidad” del “pensamiento
burgués”, que el soñó superado por el marxismo, en Historia y consciencia de clase.
[22] El mismo Kybalión detiene la enjundia de este argumento, pues él
mismo está definiendo la naturaleza del “TODO”, mientras declara inútil conocerla,
«Pero el dictamen de la razón debe ser hospitalariamente recibido, y tratado
con respeto.».
[24] “la teología y la metafísica parecen como cañas rotas,
enraizadas” Kybalión, p 13.
[25] El panteísmo
identifica al Universo entero con Dios, por cuanto todo está en Él, por tanto
disuelve la división entre lo Trascendente y este mundo Profano o Terrenal,
típica de la mayoría de teologías.
[28] Parece un juego,
pero es un resultado obligado al que han llegado algunos herméticos y unas
pocas teologías. “sin embargo, para EL TODO, la creación, desarrollo,
declinación y muerte de un millón de universos es como el tiempo del parpadeo
de un ojo.” Kybalión, p 16.
[29] En el Tao-Te-King y
la tradición oriental queda muy bien asentada la naturaleza de una dualidad
primordial, como pare que surge desde
[32] La fenomenología
implica tratar de manera más directa lo que aparece, dando una mayor intensidad
a lo aparencial negándose a que la esencia difumine a los sentidos. Eso
requiere intensidad como lo señaló Husserl, el primer Sartre y otros. Por
ejemplo, la “duración” de Bergson también implica afianzarse en la apariencia
del tiempo, no escaparse al cronómetro y mantenerse en cómo el individuo
percibe el transcurrir del tiempo.
[33] En esto coincide con
la doble naturaleza de la masonería, tanto esotérica como
científico-materialista, en concordancia con las dos columnas básicas del
Templo de Salomón, representando la fuerza material y la espiritual
respectivamente.
[34] Kybalión, p. 21. El pensador inglés Herbert Spencer postuló un sistema para
comprender todo como una evolución y, en particular, a la historia de la humanidad
en base a ese principio de evolución, que va de lo simple y homogéneo hacia lo
heterogéneo y complejo, que desde afuera se señaló cual “darwinismo social” por
cierta afinidad con el fundador de la biología evolutiva.
[35] Engels en Anti Dühring y la Introducción a la Dialéctica de la naturaleza: “la materia
será eternamente la misma en todas sus transformaciones, de que ninguno de sus
atributos puede jamás perderse y que por ello, con la misma necesidad férrea
con que ha de exterminar en la Tierra su creación superior, la mente pensante,
ha de volver a crearla en algún otro sitio”
[40] Bien señala Sartre
en El ser y la nada que una
definición de la divinidad es la Libertad en el grado Absoluto, cuando no hay
condicionamiento posible, presentando la cara de la Omnipotencia.
[42] En Las palabras y las cosas, que resulta un
proyecto muy ambicioso al definir las posibilidades del pensamiento en cada
época.
[43] Por ejemplo, La era del vacío de Lipovetsky señala en
esa dirección, conforme el principio de personalización deviene en narcisismo,
por tanto cualquier jerarquía fuera del ego diferente resulta aversiva.
[45] Kybalión, p. 26. Así, Platón y la tradición clásica divide al ser humano en tres
aspectos: material, alma-emoción y espíritu-pensamiento en sus Diálogos y La República.
[46] Siendo superaciones
cualitativas, resulta que el transitar de una a otra presenta una enorme
dificultad, que corresponde a la imposibilidad de las correspondencias
cualitativas. Esta discusión está presente en la extraña lucidez de Lukács en
su opúsculo “Cosificación y consciencia del proletariado”, pues retoma el
aserto más de Hegel que de Marx.
[47] Los “elementales”
refieren a los llamados espíritus de la naturaleza como los gnomos, sílfides,
ondinas y salamandras que conectan con el animismo y las creencias populares.
[48] La “Dialéctica de la Ilustración” de Adorno y Horkhimer plantea la importancia
y paradojas del rechazo creciente al antropomorfismo de la naturaleza, que
quita las características humanas al universo para establecer una visión más
fría y objetiva del universo.
encima del
hombre».” Kybalión, p. 29. En
Nietzsche tan conocido el puente que señala Así
habló Zaratustra.
[53] Aunque los
partidarios prácticos de Marx, convierten esa idea en la paradoja del Estado,
por tanto en la tendencia a la momificación del pensamiento y del conjunto
social, siendo conservadores pragmáticos en cuanto obtienen el Gobierno. Lo
señala Marcuse en El marxismo soviético.
[56] Se afirma, siguiendo a Hegel que «tesis y antítesis son idénticas
en naturaleza, pero diferentes en grado» Kybalión p. 34.
Una buena comparación sería entre la visión global de la Dialéctica de lo concreto de Kosik, frente a este texto hermético,
donde hay una serie de correspondencias entre la dialéctica de la idea con la
materialista.
[62] Kybalión p. 39. Si bien esto parece un contentarse con las situaciones, también
hay un desplazamiento, pues la simple comparación vuelve un más o menos, la
poner una mansión entre casas humildes crece la pobreza.
[64] “sólo porque EL TODO
es la LEY en sí. No hay sitio en el universo para algo exterior e independiente
a la ley.” P. 40.
[67] P. 42.
[68] Por ese lado aborda
Amelia Valcárcel en su artículo “Hágase la luz sobre la ontología” (El país,
2/03/2019) que trata del origen de esa dualidad, para interpretarla como un
exceso lingüístico al dividir todo, hasta con temas que no poseen su par
mental.
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