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jueves, 24 de julio de 2025

CONTRA FOUCAULT: EL PARTO DE LOS MONTES

 


 

Por Carlos Valdés Martín

 

Este filósofo francés está sobrevalorado y bastante, porque se le estima por lo que insinúa, donde fue un gran mago, no por establecer una teoría sólida desde la cual seguir comprendiendo. ¿Cómo es esto? Ha recibido el epíteto de “mago de la sospecha[1], porque en eso su trayectoria resulta incuestionable, sirve para sospechar de otros pensamientos y realidades, una especie de sembrador de duda, aunque no dudas tan certeras, sino más bien al estilo de la antigua clerecía, a medio camino entre la escolástica y la hoguera. Lo anterior no significa que no posea muchas indagaciones interesantes y afirmaciones brillantes, siendo que antes lo califiqué de “mago de la sospecha”, cuando las chispas salen de un sombrero al agitar una varita conceptual.

¿Desde dónde viene el problema? Que Foucault promete mucho y entrega medianamente, porque se aleja de lo crucial para adentrarse en el pozo donde habita el péndulo[2] (según el cuento de Allan Poe). ¿El pozo? Esto es una metáfora de su recorrido intelectual amplio, aunque concentrado en los “antros” trágicos de la existencia.

Comienza el itinerario con el viaje académico hacia la locura, conducido por sus vivencias y ruta de sanación, cuando destaca esa etapa con su Historia de la locura en la época clásica. Su obra es interesante, lo problemático es que desborda la comprensión del fenómeno, sino utiliza esa región extrema como herramienta para comprender el discurso totalmente[3]. En ese periodo, todavía ese enfoque no resulta tan evidente y retrocede, en su siguiente publicación, quitando radicalidad a sus tesis en El nacimiento de la clínica[4].

Luego presenta un estudio erudito que afirma haber descubierto la auténtica manera en que se organizaba el pensamiento en las diferentes épocas, bajo el rótulo de Las palabras y las cosas. En este periodo ya ofrece una teoría general, que cabe rotularse como posestructuralista, la cual ofrece una sabrosa combinación de especialidades y perspectivas, para afirmar que cada época está completamente dominada por una “episteme” que define el enfoque y alcance del pensamiento en todas las materias. La parte que él llama “arqueológica”[5] se ha mantenido como una aportación, en cambio, su enfoque general ha sufrido constantes reveses. Su tesis semeja bastante a la teoría de la ideología de Marx aplicada a los modos de producción, sin embargo, la de Foucault se explica por el propio entramado de los lenguajes pensados y las estructuras ominosas (reclusorios, clínicas, etc.), entendidos como sistemas de clasificación y orden.

Después Foucault aplica su inteligencia en otra región escabrosa, logrando una disección sobre los sistemas carcelarios en Vigilar y castigar. En esta etapa ya alcanza notoriedad intelectual, por lo que sus planteamientos ya adquieren repercusión, cuando vuelve a enfatizar ese enfoque donde una institución extrema, la carcelaria,[6] se convierte en el modelo de análisis del conjunto social y del horizonte humano de la época. Esta visión la redondea con diversas interpretaciones e incursiones en teorías políticas, para demostrar que el Poder (de tipo encierro psiquiátrico y carcelario) invade al conjunto social y a los individuos, lo cual finaliza con las tesis del “biopoder”, en el sentido de que la dominación es tan extrema que ha arraigado en el cuerpo. La idea de que la sexualidad es una construcción social y no una emanación biológica, adquirió relevancia con nuevas tendencias[7].

La trayectoria y tesis de Foucault encajaron afortunadamente con movimientos de protesta, en especial, los posmodernos de la contestación feminista y LGTBQ+ pues sustenta una plataforma de radicalismos variados, sin necesidad de estructurarse en programas políticos tradicionales. Bajo su prisma conceptual, la verdad queda cuestionada, bajo su argumento de quedar colonizada por el Poder y/o la Episteme, cayendo en la paradoja de un “antiobjetivismo” de “pensamiento débil”[8]. El filósofo Foucault representa un precursor del pensamiento woke y un protagonista de las concepciones de la posmodernidad[9].

Su estilo fácilmente se aproxima a un “gótico” teorizante por su recurrencia hacia los paradigmas del encierro psiquiátrico y carcelario para justificar su énfasis en el control universal y la proliferación del Poder despótico en el corazón de toda relación. Aunque el viaje intelectual de Foucault recorre una enorme variedad de fenómenos y niveles del conjunto humano, dando la falsa impresión de ser un “teórico de la totalidad”[10], cuando lo hace desde la perspectiva inicial, bajo el predominio de las regiones atroces o marginales del conjunto, como espacios dominados por lo psiquiátrico y carcelario. Esa materia “oscura” da poco terreno para pensar la libertad radical, por más que se pretenda que hacia allá está su objetivo. Por lo mismo, las expectativas frente a la opresión para el Foucault maduro son limitadas a un “cuidado de sí”, cuando el radicalismo aparente se resuelve en un hedonismo excéntrico. Mirando la trayectoria de Foucault, termino por recordar la fábula del “parto de los montes”[11], que tras enorme estruendo y terremotos lo que nació fue un ratoncito, un muy inteligente mamífero teórico, desde una grieta productiva[12].

 

 NOTAS:



[1][1] Variación de la calificación de Ricoer sobre los “maestros de la sospecha” modernos, como Marx, Nietzsche y Freud.

[2] La crítica más fácil a Foucault ha sido su inconsistencia, pues varias de sus teorías previas chocan completamente con las posteriores. Por ejemplo, el concepto de Episteme, sostenido con elegancia y contundencia en Las palabras y las cosas se contrapone al relativismo del Poder, del periodo siguiente.

[3] Haciendo comparación, su nuevo proletario revolucionario es el loco-preso-homosexual por tanto su espacio privilegiado de análisis son siquiátricos-cárceles-cuerpos anómalos.

[4] Foucault’s next history, The Birth of the Clinic (1963) also presents a critique of modern clinical medicine. But the socio-ethical critique is muted (except for a few vehement passages)... As a result The Birth of the Clinic is much closer to a standard history of science, in the tradition of Canguilhem’s history of concepts.” En https://plato.stanford.edu/entries/foucault/#HistMadnMedi

[5] Recopilada en Arqueología del saber. Como investigación parcial valen sus nociones de una “arqueología” del saber para encontrar la peculiaridad histórica se ha mantenido, porque en sí no es una novedad radical, la historia específica se ha ocupa constantemente; lo peculiar es su énfasis en la novedad de ciertas ideas e instituciones.

[6] En esto destaca su intervención práctica contra el sistema carcelario. Fundador del Groupe d’information sur les prisons, destacando por defender la condición de los presos y buscar limitar las penalidades. Sus resultados fueron centro de polémicas.

[7] Sustentada en sus tomos de la Historia de la sexualidad.

[8] El propio Foucault era consciente de la debilidad de su argumento, por lo mismo, apela a efectos verdaderos, que no una Verdad, en Microfísica del Poder.

[9] Plantea con mucho énfasis el cambio de época, pero no le interesa el rótulo de posmodernidad, como a otros participantes de ese debate específico, Lyotard, Anderson y Baudrillard.

[10] Procura mantenerse fuera de la totalidad, a la cual acusa de totalitaria, y su espejo reverso es Sartre, bajo cuyo paradigma creció y procura desmarcarse. Por tanto, toma distancia de las tesis existencialistas, fenomenológicas y marxistas de Sartre, elaborando su propia síntesis original.

[11] Famosa fábula breve de Esopo, con otra versión de Samaniego, finaliza: “Después de tanto ruido, solo viento.”

[12] Desde mi perspectiva, lo más interesante son los múltiples efectos a los que se liga el pensamiento de Foucault, mientras sus tesis centrales se derrumban con facilidad.

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