Por
Carlos Valdés Martín
Presentación
El libro La posmodernidad (explicada a los niños)
es una clara presentación de las posiciones del filósofo Jean-Francois Lyotard
en torno a la posmodernidad[1]
y la más generosa respuesta a sus detractores. Elaborada en base a cartas —datadas
alrededor de 1982 a 1985— y publicada al año siguiente, esta obra recoge las
reacciones encontradas que provocó su famoso ensayo La condición posmoderna del 1979, el cual es una obra más especializada
en la situación de los saberes, donde evaluó el curso de las ciencias, la
academia y los modos de legitimación social[2].
Debido a las repercusiones en el mundo intelectual académico, se perfiló con
más amplitud si existía una tendencia de cambio de época, con un final de la
modernidad y un paso a la etapa posmoderna, cuestión que discute con agudeza.
Abarca los diferentes aspectos implicados en el “cambio de los tiempos”,
debiéndose anotar que escribe antes de la caída de la URSS, con todo lo que
abonaría ese evento para sus interpretaciones. Los temas no se limitan a la
filosofía, sino que abarcan el conjunto: artes, cultura, educación, política,
comunicación, economía… La riqueza de enfoques agregados hace más valiosa la
capacidad de síntesis de Lyotard y, por eso mismo, requiere de aclaraciones y
anotaciones.
El título sobre los
“niños” alude a sus críticos, pero posee otros sentidos, pues en sus propios
textos procura recuperar la frescura de la infancia y abordarla desde nuevas
perspectivas; pues si estuviese surgiendo otra época, entonces nuestras mentes
operarían a nivel de infancia.
La
posmodernidad explicada
Los ánimos adversos ante
el ambiente posmoderno: La irrupción de lo posmoderno, para
Lyotard comenzó por una percepción colectiva imprecisa, algo así como un estado
de ánimo social. Su explicación la
muestra en las sutiles manifestaciones y quejas de quienes pretenden anular las
vanguardias artísticas o retroceder hacia los ideales de la modernidad y hasta
de la Ilustración. Así comienza Lyotard: “Nos encontramos en un momento de
relajamiento, me refiero a la tendencia de estos tiempos. En todas partes se
nos exige que acabemos con la experimentación en las artes y en otros dominios.”[3]
Encuentra ciertos ánimos “reaccionarios” que piden terminar con las tendencias
nacientes: quejas contra el vanguardismo artístico; lamentos contra la falta de
sentido y, por ejemplo, rechazo a Mil
mesetas[4];
regreso a paradigmas religiosos; vuelta a la Ilustración; etc. En reacción a
esa percepción de una cascada fragmentaria de eventos, hay una reacción digna
de debate en Jurgen Habermas[5],
quien señala el centro del problema en una experiencia
fragmentada (los diversos mensajes, gustos, vanguardias, etc.) ante los
cuales se debe practicar algo: un esfuerzo para ir “franqueando así un pasaje
hacia la unidad de la experiencia”[6]
A modo de cuestionamiento, Lyotard se pregunta ¿cómo se pretende tal
unificación de la experiencia? Una opción (hegeliana) sería la integración de
los elementos en un todo sociocultural orgánico sin cuestionar las
experiencias. Otra opción (kantiana) es un orden distinto para franquear los
elementos heterogéneos, lo que implicaría suposiciones cuestionables como el
sujeto y el progreso[7].
Las vanguardias
artísticas vulneradas: Con ironía Lyotard cuestiona el
desmontarse de las vanguardias, cierta animadversión contra ellas o la práctica
de disolverlas mediante su
yuxtaposición: donde el eclecticismo
de colocar muchas vanguardias juntas, las rompe[8].
Simultáneamente, para él resulta inviable regresar al “realismo estético”, academicismo
o clasicismo del arte, argumentando que esa imposibilidad proviene desde la
“desestabilización de la realidad”[9]
El realismo-vanguardismo
corresponde a la modernidad: El realismo estético corresponde
con la condición moderna y la relación efectiva entre los artistas con su
“realidad”. Hacia 1850 cundió la experiencia estética opuesta al romanticismo y
su exceso sentimental, cuando los grandes novelistas y cuentistas se propusieron
emplear una especie de aproximación “científica” a su realidad, reflejándola
con fidelidad. “El realismo enfocaba así la transformación del arte burgués en
una cultura proletaria por su forma nacional y por su contenido, legitimándose
en los albores de la ciencia, de la sapiencia, de lo Real y Verdadero. El
realismo es el reflejo de la condición de lo modernidad.”[10]
Aunque en el texto no lo sistematiza, cabría anotar que el vanguardismo
estético se levantó enfrentando al realismo, y esto fue sucediendo hasta que a
mediados del siglo XX, ocurrió un cambio de tendencia, que en algún punto,
alcanza su extremo y cesa de ser vanguardismo en el sentido anterior, para
entrar en un eclecticismo, que se verá adelante, es propio de la condición
posmoderna.
Los medios industriales
acentúan la fantasía de un realismo: Argumentando sobre Walter
Benjamín, sostiene que la reproducción mecánica industrial de la fotografía y
el filme permiten una identificación inmediata en el público, que promueve un
efecto realista[11]. Ese
continuo afán realista lo denomina Lyotard como pornográfico, por eso de aludir
a una metafórica “desnudez” de lo real. Contra ese discurso realista (lo obvio
de lo inmediato), el artista vanguardista mantiene un desafío al reinsertar la
duda y ser incomprendido.
La pregunta estética
actual (posmoderna): la pregunta estética ya no es “¿qué es
lo bello?... sino ¿qué sucede con el arte (y la literatura)?”[12]
Lo cual es una pregunta a contracorriente, que pasa por la auto-crítica del
arte y su posición, etc.
Ejemplos de realismo
artístico cuestionado: Sus ejemplos las creaciones de arte bajo
el dominio del Partido-dictadura, en el periodo soviético y nazi. Siendo ambos
realismos entre académicos y kitsch, con variaciones en sus acentos de
comunicabilidad y unidad.
Solución del arte
posmoderno: Cuando el poder lo detenta el capital y no un
Partido, entonces la respuesta del arte es posmoderna. Ahí opera un
eclecticismo, al que crucifica Lyotard, indicando “El eclecticismo es el grado
cero de la cultura general contemporánea”[13]
Lo llama un “realismo del qué-más-da” a modo de paradoja, en una mezcla de
vanguardias sin criterio estético alguno, bastando que sean vendibles y por
tanto aceptadas.
Lo sublime estético:
Este tema sirve como eslabón clave en el argumento de Lyotard, para definir la
posición de lo moderno y su paso a lo siguiente; el arte moderno además de
realista ha sido romántico-sublime, definido al modo de Kant[14],
que implicó una desmaterialización en favor de un espíritu inefable, que para
este análisis se desliza a hacia lo “impresentable”, un enmascaramiento difícil
de explicar. Ya en lo sublime existe una escapatoria de lo real, al tiempo que
un remitirse a ella; situación que se desquebraja con lo posmoderno.
La fantasía de apresar la
realidad: En la visión de Lyotard, la pretensión de apresar la
realidad es una agresiva pretensión de obtener el Todo, con las consecuencias
del terror. Remite hacia la añeja denuncia de que la Razón es totalitaria,
cuando pretende comprender el Todo[15].
Pregunto: ¿No era mucho más totalitario dejar la comprensión en manos de Dios
interpretado por el sacerdote o el monarca? Como sea el totalitarismo político
del siglo XX fue tan atroz que valen las precauciones, incluso las excesivas de
Lyotard.
Que modernidad (básicamente)
es alimentarse de meta-relatos de universalidad:
Para Lyotard el factor crucial que define lo moderno es su alimentación de una
serie de meta-relatos ligados a una universalidad que redime de diferentes
maneras. Básicamente incluye estos: emancipación por la razón y la libertad
(educación incluso), emancipación por el trabajo (progresiva Fabiana o
socialdemócrata) o catastrófica (revolucionaria, marxista o ácrata),
enriquecimiento (desarrollo) por la tecno-ciencia capitalista y hasta redención
de las almas por la salvación progresiva (cristianismo y otras religiones
universales)[16].
Estima que Hegel re-totaliza esos relatos sin faltarle alguno, por eso contiene
a la modernidad entera[17].
Que esa modernidad del
meta-relato fue liquidada: Los modos de liquidación del
meta-relato son dos, mediante el éxito de la tecno-ciencia y una vulneración
del “pueblo”, según se argumenta adelante. El predominio de los resultados del
progreso científico-técnico trayendo bienestar o desarrollo[18];
marca un predominio sobre los otros relatos (la razón, la libertad) que Lyotard
evalúa liquida a la modernidad. Se comprueban los hechos de la tecno-ciencia y
hasta resulta “encantadora” pero se pierde legitimidad, pues no hay un criterio
aceptado para su éxito[19].
Pueblo, fuente de
legitimidad es negado en holocausto: Si bien el pueblo queda
como la fuente de legitimidad moderna, en la disputa política se convierte en
una Idea cuestionable, y surge hasta la guerra civil, donde cada bando posee su
propio pueblo[20].
Entonces “Auchwitz (…) abre la posmodernidad (…) ya no regicidio sino populicidio”[21],
mientras la modernidad comenzaría con el regicidio del Luis XVI. “La
posmodernidad es también el fin del pueblo como rey de las historias”[22]
Mengua importancia del
relato legitimador, pero…: Haciendo una recapitulación
Lyotard, comenta que cabe reducir esa preponderancia del relato. Como sea se
mantiene la importancia de la narración, aunque el tipo de relato se vuelve
menor. Si se exagera (lo acepta) el relato se convierte en una especie de
trascendencia suprema, una categoría kantiana digamos, lo cual es un exceso[23].
“Amo de la naturaleza”
ofrece una paradoja: Primero, el término naturaleza se va
expandiendo hacia todo; por tanto la naturaleza dominada es él mismo. Luego se acaba
cuestionando ese mismo término, con el efecto creciente de la tecno-ciencia.
Hacer historia es
integrar el relato: Explica que desde la modernidad se
integra el saber en historias. Así ha sido, ¿seguirá hacia adelante? La
pregunta más precisa es si “podemos seguir” organizando la infinidad de datos
recibidos, “bajo la Idea de una historia universal de la humanidad”[24]
La respuesta requiere de aclaraciones.
Primera aclaración:
El mero continuar, remite al principio ¿cuándo comenzó la modernidad? Quizá en
las remotas Confesiones de San
Agustín, que aporta, nada más una nueva narrativa de frases cortas, con unidad
por la conjunción más simple. A su modo, el Discurso
del método de Descartes es también una variedad de confesión, con los
elementos de desposesión de Dios y el camino para recuperarlo.
Segunda aclaración:
Repite la pregunta ¿podemos seguir… organizando los acontecimientos según un
historia universal? (palabras más o menos), y comienza desconfiando del
“nosotros” de esa pregunta. Es interesante retomarlo en detalle; cuestionado el
nosotros, indica que yo-tú es una pequeña parte, que los ellos son muchos y que
el ejemplo de las guerras, nos orilla a cuestionar para no arrasar a los
“ellos”.
Tercera aclaración:
Se pregunta sobre la estructura del “podemos”
que es una disyuntiva abierta, pero remite al sujeto… a su vez rebota sobre la
racionalidad de la sociedad. El famoso sofisma de “todo lo real es racional,
todo lo racional es real”[25]
lo enfrenta con Auschwitz; el sofisma de “todo proletario es comunista, todo
comunista es proletario” con Checoslovaquia, etc.; “todo los democráticos es
por el pueblo y para el pueblo” (se salta la refutación); la refutación del
liberalismo económico por las crisis y del keynesianismo también por otras
crisis. Anota que la pregunta sobre ¿podemos? Se desliza sutilmente hacia un
¿debemos? Pues lo mejor (deber ético) se ha de elegir para seguir la pista del
poder hacer.
La decadencia opera como
meta-relato: De hecho la decadencia también es otro
meta-relato originario[26]
y está ligada a la mitología, la gran fuente de los relatos que arrastraron a
los pueblos en su amanecer.
Disquisición sobre los
nombres, la cultura y su legitimidad: Pone el ejemplo de un
pueblo “primitivo” estudiado por los antropólogo, donde el uso de nombres es analizado
en su colocación, difusión, mantenimiento, eficacia y demás… de tal modo que se
entrelazan proporcionando identidad cultural y son fuente de legitimidad en esa
población. Explica que esa trama forma un “dispositivo narrativo” que
proporciona la legitimidad y “El relato es la autoridad en sí misma”[27]
El metarrelato de la
modernidad es universalista: El relato de la tribu queda
encerrado en sí mismo; la modernidad busca construir una identidad cívica
universal, aunque no se sabe cómo llegará a suceder.
Disgregación del sujeto
universal y estructuralismo: Anota que el humanista presupone a
la humanidad, casi como prejuicio. El enfoque del relato antropológico
respetuoso de Levi-Strauss implica separarse del objeto-tribu de estudio; donde
no hay continuidad entre el estudio del antropólogo y el relato de la tribu. Con
la antropología emerge la diversidad de estructuras y se disgrega la humanidad
unificada; por tanto, opina Lyotard que no hay historia universal.
Universalismo contrapuesto
en los sucesos para representarlo: Anota una paradoja en
la Declaración universal de los derechos
del hombre que comienza como “Nous,
peuple francais.” Peores ironías encuentra en el movimiento obrero y
comunista, siempre contrapuesto entre las pretensiones internacionalistas y el cumplimiento de los intereses locales,
traicionando las pretensiones mediante el “socialismo en un solo país” o el
“socialpatriotismo” de las guerras[28].
En cambio, crece el localismo, funciona el nacionalismo[29]
y se rompen lanzas en favor de las particularidades.
De nuevo ¿cuál nosotros
encarna la crítica?: Fracasado el universalismo, sigue el
cuestionamiento. También considera que los intelectuales siguen en la crítica,
sin embargo, al intelectual no se le consulta como antaño, cuando salía de la
academia para ocupar la tribuna. Lyotard supone que sería viable “trazar una
línea de resistencia al desfallecimientos moderno”[30]
Régimen político por vía
de Kant: Recurre a La
paz perpetua para revelar al régimen totalitario a partir del tipo de
discurso. Cabría revisar la posición de Kant sobre qué es más despótico, si la
monarquía o la república, cuestión que no es relevante para Lyotard[31].
A su vez, a él le interesa distinguir dos modalidades de enunciados: el
normativo (hecho) y el prescriptivo (deber, acción). También separar el tipo de
discurso primitivo y el de la modernidad; luego viene el regreso al mito
plasmado en los nazis que se legitiman en los Arios.
Anatomía del proceso
deliberativo: Lyotard hace una interesante anatomía de
la deliberación, partiendo desde el deber ser puro, que divide en 7 partes y
muestra sus saltos entre las partes. A. ¿qué debemos ser? B. ¿qué debemos hacer
para llegar a ser eso? C. Inventario de los medios para alcanzar tal finalidad.
D. ¿qué podríamos hacer? E. Deliberación sobre los escenarios, para convencer
del mejor curso (incluso a quien juzgue esto). F. El momento de decisión
llamado por Kant el juicio (dice: es el más enigmático de todos, eje del
existencialismo sartreano). G. Legitimación de juicio, aunándole sus
prescripciones y hasta castigos por infringir el curso decidido[32].
La modalidad del relato
republicano opuesto al despotismo: Lyotard anota que el
sistema republicano siempre posee muchos futuros, por tanto hay una revisión
continua de la decisión; en cambio, la tribu mantiene un juicio cerrado. En la
república hay incertidumbre en la identidad del nosotros; en la tribu, no hay
divergencia pues ellos siempre son los que deben ser[33].
Asimismo en el despotismo hay un solo relato y un único origen. Siendo muchos
posibles, los relatos republicanos se deben proyectar y expandir; no se
justifican con su fundación sino con su proyección, en la Idea a realizar
(ilustración, luz, socialismo, libertad, bienestar…) Entonces la sociedad real
no toma su legitimidad de ella misma, sino de una sociedad “requerida”[34]
mediante su proyección, su ser otro o su objetivo práctico.
Vulnera la noción de
soberanía: Al plantear que el relato republicano encierra una
proyección que coloca la legitimidad fuera de sí, entonces la tesis de Lyotard
pone una interrogación en la noción de soberanía. Para él “La soberanía no es
del pueblo sino de la Idea de la comunidad libre”[35],
entonces la plataforma típica del “Contrato Social” siempre estaría en crisis,
más o menos soterrada o evidenciada.
Explica el relato
fascista nazi: El relato hitleriano se opone a la
universalidad completamente. Lo resume en el círculo cerrado de “Yo, ario, os
cuento a vosotros arios, la historia de nuestros ancestros arios, tal como nos
ha sido transmitida; escuchadla, informadla, ejecutadla.”[36]
El corolario es matar a todo lo no-ario, una purga sin medida, por completo
extraña al principio deliberativo, moderno y republicano que incluye a los
demás.
A nombre de quién habla
el republicanismo: De modo muy sagaz, Lyotard expone que el
ideal universal (la libertad para la humanidad) del republicanismo; está presuponiendo
una comunidad concreta (la nación). “que esta comunidad sepa nombrarse y honrar
su propio nombre por medio del heroísmo, por medio de las ‘muertes bellas’”[37]. Entonces la autoridad es la “imbricación” (superposición de cosas
iguales a modo de las escamas de peces: alianza, unión) entre la tradición (el
legado heroico nacional) con el Ideal (la libertad universal, derechos para
todos).
Molesta escenificación
nazi:
El fascismo alemán gustaba de poner en escena; con teatralidad para que el
alemán se identificara con la representación de sus mitos militaristas. Además
también escenificaba aspectos republicanos, pero ahí señala Lyotard que fueron
falsificaciones o parodias[38].
Esa escenificación fascista tiene como espectador al Volks y es tan importante el pueblo como su interlocutor. Pretende
imponer a sangre y fuego que toda la humanidad sea aria; pero “Necesita del
equívoco de la democracia para derrocar a la república”[39].
La Libertad absoluta que deviene
en Terror: Recuerda y ratifica el acierto del pasaje de la Fenomenología del espíritu de Hegel que
remite una libertad Absoluta (voluntad absoluta del poder serlo todo) como
fundamento del terror durante el clímax de la Revolución Francesa. De acuerdo
con la interpretación, Lyotard, indica “La
supresión de la realidad por la muerte de los sospechosos consuma esta lógica
que ve en la realidad un complot contra
la Idea.”[40]
Culpa:
El modo de legitimación despótica nazi “engendró en Alemania una culpabilidad
que las naciones comunistas desconocen.”[41]
Para Lyotard entre los nazis privó el despotismo (estabilización hacia su
comunidad aria) y el estalinismo fue más bien ese Terror inestable emergido de
la hipótesis de la Libertad Absoluta “enloquecida”.
La verdad relegada por la
efectividad de la ciencia (performatividad): El criterio de
verdad (filosófico) es sustituido por un efecto pragmático en la ciencia. Para aclarar
su reflexión: “La razón científica no es cuestionada de acuerdo con el criterio
de lo verdadero o de lo falso (cognoscitivo), sobre el eje mensaje/referente,
sino en virtud de la performatividad de sus enunciados, sobre el eje destinador/destinatario
(pragmático). Lo que yo digo es más verdadero que lo que tú dices porque con lo
que yo digo puedo “hacer más” (ganar más tiempo, llegar más lejos) que tú con
lo que tú dices. Una consecuencia trivial de este desplazamiento es que el
laboratorio mejor equipado tiene mejores posibilidades de tener razón.”[42]
Ofrece una explicación sobre la “ruina” del sabio o profesional del
conocimiento (filósofo o científico) en favor del resultado, amenazados como
los tejedores por los telares mecánicos. Este pasaje acentúa el aspecto de
cognitariado y su sometimiento académico o en el laboratorio científico bajo las
finalidades del capital o del Estado, pues marca su utilización por el sistema[43].
La filosofía dominante la
define y se opone: Al decaer los meta-relatos decae la
filosofía, llamada meta-física. Ante lo inevitable: “Hay que acompañar a la
metafísica en su caída, como decía Adorno, pero sin caer en el pragmatismo
positivista ambiental que, bajo su apariencia liberal, no es menos hegemónico
que el dogmatismo. Trazar una línea de resistencia contra ambos.”[44]
Ese pragmatismo positivista sería la “filosofía dominante”, que es menos que
filosofía.
Refuta la tesis de que
discurso especulativo sea igual a totalitarismo y que estética de lo sublime
sea igual a terror[45]:
La refutación sería hasta ociosa, si no es que un tal Raulet lo atribuye al
mismo Lyotard. Entonces queda obligado a diferenciar a Hegel de Hitler, y definir
una hipotética política hegeliana. En ese capítulo Lyotard defiende a Kant, de
la crítica de Hegel. “El hegelianismo describe el Terror del mismo modo como
ataca la ética kantiana, por el procedimiento habitual: cuando las manos están
limpias es como si no hubiera manos. No hay que leer a Kant para creer en esta
trivialidad.”[46]
Para Lyotard lo que engendra el Terror no es lo planteado por Hegel[47],
sino “Se trata más bien de esa interminable sospecha que cada conciencia puede
plantear acerca de todos los objetos”[48]
Pero distingue perfectamente entre el recelo jacobino (o vulgar) y la “sospecha
crítica” (duda filosófica, criticismo kantiano).
Varias defensas de tesis
de Kant: Es interesante cuando plantea la distinción entre
república y democracia (la Paz perpetua
contra Rousseau); la oposición entre facultades y objeto único; argumento sobre
el entusiasmo de los espectadores (el pueblo) y su sentido; la libertad
abstracta “es una Idea impresentable, y hasta inconcebible”[49];
estima que no existe una política de lo sublime como tal, sería el Terror, pero
sí hay una estética de lo sublime en la política, que resulta en teatralidad[50].
Su defensa final ante
Raulet: Es superficial y erróneo englobar como un mismo
totalitarismo al fascismo y al capitalismo mercantil. Es equívoco acusarlo de
“impotencia”, cuando no existe nada “potente”, aunque implícitamente Raulet los
suponga (cual un fantasma del Partido de Lenin, sirviendo de arma del
proletariado). Comenta la dificultad en la posición del intelectual, en
especial, el de izquierda[51].
Rechaza por entero ser calificado de irracionalista, al contrario, defiende la
razón, aunque procurando su precisión que lleva hacia el “parcelar” en el
sentido de separar campos ejerciendo la razón crítica (en mejor sentido de Marx junto con el de Kant).
Contraste entre
corrientes de arquitectura moderna y posmoderna:
Esta división en las corrientes de arquitectura, reciben el enfoque de
significados, por cuanto el modernismo lo relaciona con una perspectiva de
progreso[52],
en cambio el posmodernismo arquitectónico se coloca sin tal horizonte y con una
tendencia al eclecticismo, que retoma
indistintamente elementos anteriores y renovadores.
La diferencia en la
creencia en el Progreso y el efecto tecnociencia:
en el periodo anterior, siglos XIX y mitad del XX, la diferencia en las
tendencias estaba en la creencia del sujeto colectivo al cual redimir (pueblo,
proletariado…). En la actualidad, nadie duda que avance la tecnociencia, pero
como si fuera un ente autónomo y problemático, que provoca otra dualidad: por
un lado, batallas con una complicación[53]
creciente, y por otro, un lidiar para sobrevivir mediante los marginados y
desplazados.
Efecto en el arte,
desaparece la vanguardia, y queda el arte posmoderno (pintura):
Una manifestación especial del posmodernismo es la desaparición de la
vanguardia artística[54].
El periodo previo con la sucesiva presencia de vanguardias artísticas, lo mira
Lyotard como algo necesario, con mucho sentido, con la función de una tarea de
análisis de los límites de la modernidad misma; a modo de una tarea
psicoanalítica cumplida por los pintores vanguardistas[55].
En ese sentido, el posmodernismo no sería un avance con otro saltarse para colocar
nuevas vanguardias, sino una recuperación[56]
Predominio de la idea de
emancipación: En los siglos XIX al XX, predominó la
visión emancipadora; donde las únicas dos corrientes que la excluirían serían
la reacción tradicional y el nazismo. Las diferencias entre liberalismos,
populismos, radicalismo, anarquismos y socialismos se minimizan al mirar sus
objetivos comunes para un bienestar de la comunidad emancipada.
¿Qué opaca ese ideal
básico?: Es el mismo desarrollo de la tecnociencia y los eventos trágicos. Los hechos notables para
Lyotard son: unión masiva de ciencia y tecnología; revisión de las ciencias y
saberes; y surgimiento de los aparatos de extensión del pensamiento. En otras
palabras: la Tercera Ola y la irrupción de las computadoras ambientan el futuro
inquieta a Lyotard, y anuncian esa posmodernidad. Este panorama va a implicar
una complejización, y alerta contra los gritos de los simplificadores[57],
que pueden arrastrar a la clase política al abismo.
Metáfora del decorado y
el viaje al cosmos: Lyotar usa estéticamente la imagen de un
decorado, para mostrar esa complejidad, y cómo los retos de la especie
implicarán, quizá dejar el planeta cuando se apague el sol… Insinúa que hasta
la humanidad estaría sirviendo para la complejidad misma, luego dejando la
tarea a la futura generación[58].
Resistencia o sobre el 1984 de Orwell:
Reseña el comentario de Lefort sobre la novela del inglés. Para lograr el
máximo nivel expresivo, mostrando al amo en el esclavo, “Es preciso que la
combinación de la resistencia y el desfallecimiento sucedan en la propia
escritura”[59]
Curioso que el tema “Resistencia” lo remita a una novela del fracaso total[60],
las distopía de Orwell, que además ha revivido en la popularidad tras la
película de “V de Vendetta” y el personaje Anonimus
de las Redes.
La burocracia totalitaria
pretende controlar el acontecimiento: “la burocracia
totalitaria tiene la intención de sujetar en el puño el acontecimiento.
Cualquier cosa que ocurra, va al cubo de la basura (de la historia o del
espíritu). Y no se la saca de allí sino cuando el acontecimiento sirve de
ilustración para las opiniones del amo, o para acallar los errores de los
sediciosos.”[61]
Con este argumento, coloca en paralelo el racionalismo totalizante (crítica de
Sartre) y la racionalidad totalitaria (crítica al estalinismo y demás) Entonces
sucede el “asesinato del instante y de la singularidad”.
El nuevo gran valor es
singularidad: Precisa Lyotard qué es instante y
singularidad: “tiene valor de iniciación en sí mismo”[62],
de tal modo que no es mera novedad temporal, sino una “herida” que abre
sensibilidades[63]. En
esto retoma a Benjamin[64].
Anoto que curiosamente, la singularidad resulta un ámbito inasible, un corazón
estético, por tanto incapaz de cimentar un horizonte de los demás valores. Esta
singularidad también se ha llamado la “existencia” (la subjetividad casi
inasible, replegada ante el entorno objetivo y evidente), por tanto apela a la
sutileza: “abordarse las unas a las otras por esas frágiles antenas sensibles,
por ese balbuceo de hormiga.”[65]
Claves de debilidad:
En la novela 1984 se descubre que el
amor (al desnudarse como signo de esa sincera fragilidad) y la fantasía son
fuentes de debilidad inconmensurable, que son aprovechadas por la burocracia.
En la anécdota descubrir el terror de Winston por las ratas, desemboca en la
delación de la amada; narrando el triunfo extremo de un amo totalitario que
evoca los procesos de Moscú, cuando los líderes revolucionarios se humillaron
para inculparse ante el tirano.
La amenaza 1984 en el año 1985:
El Occidente no ha caído tan bajo, pero no se debe desestimar la amenaza
inscrita en la novela. La república adentrándose en la tecnología y el capital,
destila una Novolengua o “doublespeak”
(el simplificador lenguaje del precio y del productivismo). Esta situación “hace
pesar es, en bloque o a granel, el impacto de las democracias mediáticas (lo
contrario de la república), de las tecnociencias trabajando con y sobre el
lenguaje, de la competencia económica y militar mundial, de la declinación
general de los ideales “modernos”[66].
Las aspiraciones de la modernidad no se
han cumplido; en lugar de progreso quedan los sucedáneos o hasta placebos.
¿Dónde queda la
resistencia ahora? En el lenguaje, la escritura, sigue
apelando a la razón y las aspiraciones del progreso, aunque con pesimismo;
revindicando esa singularidad, casi como el fondo infantil. Con lo cual el
término de lo infantil adquiere el
tono más positivo: “uno procura testimoniar lo único que cuenta, la infancia
del encuentro”[67] En
otros términos Lyotard elabora un neo-romanticismo con tinte pesimista,
retomando lo racionalista de Kant y lo justiciero de Marx, con el gusto del
liberalismo por los derechos y la democracia, pero sin optimismo en ningún punto
fijo; la singularidad subjetiva salva, pero destila amor que no trasciende: es
la herida emotiva imposible de tocar y la existencia en su pureza infantil.
Círculo del educador debe
ser educado: Juguetonamente comenta “Educar a los
educadores, reformar a los reformadores: puedes seguir la aporía de Platón a
través de Kant hasta Marx.”[68]
Refuta con claridad la Tesis sobre
Feuerbach de Marx, al buscar una salida en la característica autodidacta
del filósofo, que no está satisfecho con remitirse a muchas fuentes. Hace un
interesante análisis de qué es filosofar, como el acto del pensar en sí, que no
está limitado al precedente, al texto o a lo que se expone, sino a la búsqueda
sincera. Aunque el pensamiento filosófico sea compartido, pone el acento en lo
autodidacta, con la aportación y el recomienzo, que no se conforma con lo
recibido.
Filosofar requiere de
paciencia: Hoy los receptores casi no hablan el lenguaje de la
filosofía, porque “Ellos hablan el idioma que se les ha enseñado y les enseña
“el mundo”, y el mundo habla de velocidad, goce, narcisismo, competitividad,
éxito, realización.”[69]
El profesor de filosofía procura “desoxidar” —un hermoso verbo— para cuestionar
la realidad.
La emancipación en Kant:
“La emancipación para Kant es, claramente, la libertad que se deja a la razón
para desplegarse y realizar sus fines propios, protegida de cualquier pathos. Así será el legislador de la
razón humana.”[70]
Eso ha sido la perspectiva moderna y lo que se solicita al profesor de
filosofía, sin embargo, hoy “no, el mundo no pide al profesor de filosofía nada
semejante.”
Hambre de filosofía:
Aristóteles justificaba el estudio de la dialéctica y la retórica pues “aquel
que tiene razón en la escuela bien puede ser el vencedor en el ágora”[71]
Asimismo, anota que los nuevos alumnos traen mucho del discurso impermeable al
filosofar. Indica que se debe evitar la posición de Alcibíades, como si fuera a
encantar a los alumnos, para evadir la dificultad del filosofar.
Conclusión
Lyotard en esta polémica
y en otros textos logró con meridiano éxito proponer que se abría un nuevo
periodo. La hondura del tajo lo perfiló, sin que él mismo planteara una
conclusión, incluso en este texto relativiza la profundidad que separa lo
moderno de lo posmoderno[72].
Una gran vertiente de ese cambio surge el cuestionamiento de la unicidad y la defensa de lo diverso, en
particular, articulada sobre la crisis de los Grandes Relatos que han
fundamentado la modernidad, con su perspectiva de una narrativa de
emancipación. La otra gran vertiente filosófica es la desaparición de “lo real”
como categoría esencial en este periodo, un tema que anticipó principalmente la
literatura y que su “radicalidad” aún no ha sido aquilatada. El aspecto de la
nueva legitimidad de los saberes había sido ya ampliamente expuesto en una obra
anterior, pero aquí adquiere mayor dimensión al enfocarse sobre la crisis del
fundamento político de los sistemas modernos y actuales.
La amplitud de vertientes
y la riqueza de este planteamiento de Lyotard están en vías de ser comprendidas,
permitiendo el desenvolvimiento de diversos aspectos del pensamiento, que se
rotulan bajo la noción de “posmodernidad”.
NOTAS
[1]
En español están aceptados “posmoderno” y “postmoderno”. El original francés
emplea el prefijo “post”, pero la traducción de Enrique Lynch de este libro
utiliza el término “posmoderno” con consistencia.
[2]
Esa obra La condición posmoderna,
resulta ser la más citada y comentada del filósofo, pero la más difícil de
comprender pues queda sustentada en la sincronización entre una actualización
del cuerpo filosófico (si se me permite simplificar: de raíz marxista-kantiana)
y los saberes académicos liderados por la ciencia natural; a su vez, adosado
con un enfoque sociológico con la hipótesis de la nueva textura social, donde
predominaría el medio de comunicación.
[3]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 11.
[4]
Con el paso de los años, cada vez resulta más claro que la obra de Deleuze y
Guattari define una opción integral, con un reto a las explicaciones previas predominantes:
ya fueran marxistas o weberianas, junto con toda clase de “realismos” incluidos
en esos sistemas poco subjetivos y herederos del siglo XIX.
[5]
Habermas es un autor crucial en la reinterpretación de la sociedad desde un
punto de vista afín a Marx, su visión ha sido sintetizada en el término de
“acción-comunicante”, al dar nuevo peso a los actos y efectos de la
comunicación en la sociedad.
[6]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños), P. 13.
[7]
En especial, Lyotard cuestiona los grandes relatos sobre las finalidades de la
historia, que justifican al entero sistema social; a modo de un falaz
progresismo y una emancipación ficticia. El marxismo socialista sería una
variedad de meta-relato de emancipación ficticia, hermano del liberalismo que
cree en el progreso.
[8]
La posmodernidad (explicada a los niños).
P. 15. Se disuelve la línea cronológica implicada en la noción de vanguardia,
pues ya ninguna expresión está a la cabeza de este nuestro tiempo, lo cual dista
mucho de la figura definida por Ortega en El
tema de nuestro tiempo y en La
deshumanización del arte.
[9]
Quizá el argumento contrario, favorable al cambio y a la yuxtaposición no es
aceptable a Lyotard, como lo acepta Toefler en aras de una nueva sociedad
surgiendo. Para un ensayo de exégesis, tal situación está muy avanzada en la
posmodernidad, “la realidad está tan desestabilizada que ya no da material para
la experiencia” GUTIÉRREZ MARTÍNEZ, Daniel, La
posmodernidad de Lyotard explicada a los posmodernos, Revista Documentos de
investigación del Colegio Mexiquense, 2007, p. 9.
[10]
GUTIÉRREZ MARTÍNEZ, Daniel, op. cit., p. 9.
[11]
BENJAMIN, Walter, Sobre la fotografía.
Retoma las reflexiones sobre los cambios del arte en la sociedad industrial por
la reproducción del medio.
[12]
La posmodernidad (explicada a los niños).
P.16 Esto en consonancia con la visión de Ortega y Gasset sobre La deshumanización del arte, que se
desplaza desde la representación del sentimiento y realidades humanas hacia
otro espacio; el cual para el español está más definido, pero para Lyotard
queda más en el aire.
[13]
La posmodernidad (explicada a los niños).
P. 17.
[14]
KANT, Emmanuel, Lo bello y lo sublime:
ensayo de estética y moral. De modo constante, las interpretaciones de
Lyotard nos remiten a un gran dominio del legado de Kant; por ejemplo, con esta
cuestión de la estética de lo sublime reinterpretada para las vanguardias
estéticas y la complejidad estética del posmodernismo.
[15]
Para Gutiérrez sucede el “fracaso del proyecto del mundo occidental fundado
sobre la capacidad de la razón a controlar el advenimiento de la sociedad”, en
GUTIÉRREZ MARTÍNEZ, Daniel, La
posmodernidad de Lyotard explicada a los posmodernos, Revista Documentos de
investigación del Colegio Mexiquense, 2007, p.. La secuencia es densa pues
implica falla de la Razón, elusión de la Verdad e inexistencia de la Realidad.
[16]
Por ejemplo, la coyuntura para integrar la Constitución de 1917 en México,
integró caso todos esos relatos en una plataforma única de leyes destinadas a
obtener bienestar, educación, emancipación del trabajo, etc. Cf. NIEMEYER,
Victor E. Reflexiones de los
constituyentes: la Constitución de 1917 como resultado de la Revolución de 1910.
El discurso de los diputados en esa Asamblea posee los tonos más encendidos de
un meta-relato que legitima una Revolución y la proyección de una nación, en
búsqueda de la reconciliación, luego dela guerra civil.
[17]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 29. Curioso reconocimiento de Hegel, que no de
Marx, como culminación de la modernidad clásica. Otros los colocarían en
jerarquías distintas, por ejemplo, Lefebvre los empareja en Marx, Hegel, Nietzsche, cuando la
tradición de izquierda fue sobreponer a Marx sobre el maestro Hegel.
[18]
En sus exposiciones, Lyotard omite por completo la línea argumental de Jean
Baudrillard que conduce en una dirección parecida, ya que la densidad del
sistema de signos, se crea una costra en el sistema de objetos, de tal manera
que el consumo domina el sistema. Cf. BAUDRILLARD, Jean, Economía política del signo.
[19]
En La condición posmoderna insiste en
la crítica sobre el criterio de performatividad o productividad de la ciencia. Para
Gutiérrez la tecnología ofrece una tercera modalidad de legitimación, a modo
del “encantamiento”, cuando se emparenta con una “magia”, GUTIÉRREZ MARTÍNEZ,
Daniel, Op. cit., p. 14.
[20]
“aún la guerra moderna entre naciones es siempre una guerra civil: yo, gobierno
del pueblo, cuestiono la legitimidad de tu gobierno”. P. 31.
[21]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 32.
[22]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
33. Más estrictamente, cabría anotar cierta tendencia anti-nacionalista
implícita en la construcción de Unión Europea y las modas de los Tratados
comerciales, donde el “pueblo” estaría siendo vulnerado como fuente de
soberanía al delegarse en realidades supranacionales.
[23]
En La condición posmoderna abordó
ampliamente su opinión del papel central de la legitimación de los saberes.
[24]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
35.
[25]
En torno al cual, Engels debatió póstumamente con Hegel y su visión de un orden
racional cumplido, acentuando un aspecto político y no filosófico, como
consagración del “statu quo”. Cf. ENGELS, Friedrich, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.
[26]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 40, anota que el relato de la decadencia ya
aparece en Hesíodo y en Platón.
[27]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 44, en ese sentido, Lyotard plantea su peculiar
teoría del poder, donde el relato y meta-relato se sobreponen al Poder.
[28]
Las dos principales vertientes herederas de Marx, se hundieron en la defensa de
sus realidades particulares. El marxismo estalinista llamado comunista se ató a
las atrocidades de la URSS, defendida a costa de cualquier vileza; la
socialdemocracia llamada socialista se ató al Estado nación y la defensa de sus
propios gobiernos durante las grandes guerras. Cf. CLAUDIN, Fernando, La crisis del movimiento comunista.
[29]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 46.
[30]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 47.
[31]
Sin embargo, para la historia de la teoría política sí ha sido notable el punto
donde se detiene la visión republicana de La
paz perpetua.
[32]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
60.
[33]
Un análisis interesante de las consecuencias sociales emergentes de la
separación entre ser y deber ser existe en Historia
y consciencia de clase de George Lukacs, ya que él supone la hipótesis de
que así aconteció en la comunidad primitiva y cabe suponer su retorno desde el
movimiento comunista.
[34]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
61. Asimismo, anotamos que la importancia de la proyección del colectivo ya está
presente en Sartre desde El Ser y la Nada,
cuando prefiere una respuesta en sentido contrario, pues ahí el individuo sería
quien proyecta su nihil.
[35]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 62. Este argumento es medio Kant y medio Marx.
Por un lado, coloca a una “comunidad ideal” en el sentido de separada
radicalmente de lo real, a modo de idea kantiana; al mismo tiempo, que posee la
fuerza absoluta de lo social, a la manera de Marx. Es tan irreal y tan fuerte
que produce la realidad de la soberanía, base legal de todas las repúblicas
modernas, lo cual es paradójico.
[36]
LYOTARD, Jean-Francoise, La posmodernidad
(explicada a los niños). P. 62. Este modo de exponer la tragedia, posee
algo de parodia, por cuanto, hace mímesis con el modo de expresión de una
tribu, que repite en el texto.
[37]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
63, asimismo, implica la compleja superposición de niveles existentes en el
tema nacional que en su modalidad moderna unifica una comunidad presente y una
leyenda de orígenes. Cf. VALDÉS MARTÍN, Carlos, Las aguas reflejantes, el espejo de la nación, y BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía.
[38]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
63.
[39]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
67.
[40]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
65.
[41]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
68. Notable la oposición entre la cruda culpa de los alemanes post-nazis y la
patética inocencia de los rusos post-estalinistas, y todavía más de la
izquierda de otras latitudes, que todavía no capta ninguna relación de
causa-culpa entre el marxismo-leninismo-estalinismo y los crímenes masivos
cometidos por los rojos.
[42]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
75. Domina el criterio pragmático de la ciencia que aceptó Engels en el siglo
XIX, pero que éste y el positivismo no observaron una oposición entre verdad y
praxis científica, al contrario.
[43]
“Si lo admitiéramos, aún habría que
aceptar que el oficio de conocer no tendría hoy en día tanta legitimidad, razón
y fin de sí mismo, como el de fabricar tejidos sintéticos.” P. 76.
[44]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
77.
[45]
“Conviene desintrincar estas dos ecuaciones: discurso especulativo =
totalitarismo; filosofía de lo sublime = Terror”, p. 81.
[46]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
82-83.
[47]
“la criminal impaciencia que experimenta la ética universalista enfrentada a
ese irrisorio obstáculo que son los datos singulares.” Op. cit., P. 82. Quizá desvía el argumento, según anoto es la
libertad absoluta y aquí Lyotard enfatiza un tema de ética.
[48]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
82.
[49]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
84.
[50]
“Pero la afección sublime que experimenta el público por el drama no lo es.
Habría que elaborar Ja afinidad de la Revolución y del teatro” Op. cit., p. 85.
[51]
“La decadencia de los ideales modernos, analizada por Adorno en su Negative Dialektik, conlleva una
vacancia de los intelectuales (al estilo de Zola). Ten en cuenta los errores
trágicos en que cayeron quienes sucumbieron a no querer reconocer la
profundidad de la crisis: Sartre, Chomsky, Negri, Foucault.” P. 86.
[52]
“asociaba el proyecto arquitectónico moderno con la idea de una realización
progresiva de la emancipación social e individual en la escala de la humanidad”
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., p.
89.
[53]
Lo traducen como “proceso de complexificación” LYOTARD, Jean-Francoise, Op.
cit., p. 92.
[54]
“hoy en día se ha terminado el gran movimiento de las vanguardias” LYOTARD,
Jean-Francoise, Op. cit., p. 93.
[55]
“también se puede considerar el trabajo de Cézanne, Picasso, Delaunay,
Kandinsky, Klee, Mondrian, Malevitch y, finalmente, Duchamp, como una
“translaboración” (durchabeiten)
efectuada por la modernidad sobre su propio sentido.” LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P. 93.
[56]
“el “post-” de “posmoderno” (…) un proceso a manera de ana-, un proceso de
análisis, de anamnesis, de ana- gogía y de anamorfosis, que elabora un “olvido
inicial”. LYOTARD, Jean-Francoise, Op.
cit., P. 93.
[57]
P. 99 “Esta tarea implica como mínimo la resistencia al simplismo, a los
slogans simplificadores”
[58]
“Último golpe al narcisismo de la humanidad: la humanidad está al servicio de
la complexificación. Este decorado está dispuesto en el inconsciente de los
jóvenes, desde ahora. En el tuyo.” P. 100. El golpe al narcisismo significa que
servimos a otra cosa, ya no a Dios, sino a la “complejidad” creciente, otra
insinuación a una metafísica materialista como la “materia eterna” de Engels en
Anti-Düring.
[59]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
104.
[60]
“revela que la dominación no se ejerce en su totalidad sino cuando entra en
simbiosis con las pasiones singulares de aquellos sobre los cuales pesa” LYOTARD,
Jean-Francoise, Op. cit., p. 104.
[61]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
105-106.
[62]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
106, “La iniciación no inicia en nada; comienza, tan sólo.” Nótese el sentido
especial de este término “iniciación”, de apertura absoluta, rayando en el
esoterismo o en la nostalgia de los románticos por los ritos eleusinos.
[63]
“Ha abierto una herida en la sensibilidad” LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., p. 106.
[64]
“las pequeñas prosas que componen Sentido único e Infancia berlinesa de Walter
Benjamín” LYOTARD, Jean-Francoise, Op.
cit., P. 106.
[65]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
107.
[66]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
110.
[67]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
112.
[68]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
116. Primeras observaciones sobre el círculo vicioso al proponer una educación
radical, plasmadas en la República de
Platón.
[69]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
121.
[70]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
119-120.
[71]
LYOTARD, Jean-Francoise, Op. cit., P.
121.
[72]
Refiriéndose en específico al arte, pero aplicable al horizonte entero “el
“post-” de “posmodemo” no significa un movimiento de come back, de flash back,
de feed back. es decir, de
repetición, sino un proceso a manera de ana-, un proceso de análisis, de
anamnesis, de ana- gogía y de anamorfosis, que elabora un “olvido inicial”.” LYOTARD,
Jean-Francoise, Op. cit., P. 89.
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