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miércoles, 29 de noviembre de 2023

LA CARNE ASADA FUE OFENDIDA



 

Por Carlos Valdés Martín

 

La anécdota se hizo famosa, aunque el autor la negó cuando hizo escándalo. Fue una frase polémica del personaje, indicando que donde: “empieza a comerse la carne asada, comienza la barbarie”.[1] Resulta una ofensa culinaria para una magnífica región.

¿Despreciar una carnita asada? Para mi inconcebible, para un vegano lo más consecuente. Esa frase llegó y se quedó en la leyenda por varios motivos.

El motivo más fuerte es que el personaje fue un candidato a la Presidencia de la República y ante los ojos de muchos compatriotas, él fue despojado por los acaparadores del Gobierno. El personaje estuvo a un tris de lanzar una insurrección alegando el horrendo fraude electoral cometido.[2] De hecho, muchos de sus jóvenes partidarios ya habían caído bajo balas asesinas.

El personaje se exilió al retractarse de llamar a una revuelta que sería el camino hacia una tragedia. Se alejó de país seguido por un puñado de fieles, entre los que se contaba una devota y platónica enamorada. Ella en un exilio de amargura y desesperación, se pegó un tiro, en un sitio tan icónico como la catedral de Notre Dame de París.

¿Por qué tal enojo contra ese tipo de alimentación? Hubo una motivación fuerte, porque el grupo gobernante del país se identificaba con una región norteña, famosa por sus exquisitas reses. En ese tiempo, a un grupo de militares emanados de la Revolución eran conocidos como grupo Sonora, aunque se instalaron en la capital del país para controlar los hilos del Poder.

En su juventud logró aportaciones destacadas a la cultura del país, incluso su huella quedó marcada en la Universidad Nacional. El personaje recibió el apodo del “Ulises criollo”, por el título de su autobiografía, narrada desde el exilio.

Pasados los años, el personaje se eclipsó en vida. Dejó de poseer ese relumbre y dejó de ser relevante en el escenario de su país. Regresó a México con semblante solitario y amargado, ocupando una posición más marcada de recuerdos y viejas glorias. Se reconcilió con la religión de sus padres y adoptó retóricas conservadoras. Se desdijo de su pasado, mientras escribía historias y remembranzas tristes.

A todo esto, él se llamaba José Vasconcelos y dejó diversas anécdotas, así como visiones entusiastas durante sus mejores días. La ocurrencia de asociar la “carnita asada” con la barbarie no se amplificó ni formaba parte de ninguna teoría, pero sí encajó perfectamente en el contexto de los conflictos de México; por eso se volvió tan notable.

 

 

 NOTAS:



[1] En una parte siguiente de su autobiografía, La tormenta, Vasconcelos escribió: “Entramos una tarde al Valle de Tolimán, todo verde con cebada tierna. A la orilla de la senda las casas de los rancheros son de mampostería, espaciosas y sólidas… Tolimán, bello nombre y panorama riente. Allí nos hospedó la maestra: mató pollos y los sirvió en buena salsa. Nos sentimos en tierra civilizada. Donde termina el guiso y empieza la carne asada, comienza la barbarie”.

[2] Blanco, Se llamaba Vasconcelos, Ed. FCE.



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