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sábado, 24 de febrero de 2024

AGRADECER ES EL MEJOR BÁLSAMO

 



 

Cicerón: “la gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás.“

 

Por Carlos Valdés Martín

 

Para Platón es el momento cuando escapas de una oscura caverna en la que viviste desde siempre. Habitaste en la oscura caverna durante tu existencia anterior o durante unos minutos de angustia, que son tan largos como una vida entera. En la caverna las oscuras sombras invadían cada segundo de tu existencia. La caverna metafórica fue, en tu realidad cotidiana, un mal día con regaños del patrón, rechazo del cliente o reproches de tu pareja. Y atrás de ese mal momento necesitas salir y respirar sin angustias, sin reproches ni regaños, porque en esa tranquilidad espiritual está el auténtico Sol.

El agradecimiento, al principio no lo ves, porque es transparente como la luz, aunque pesado como una roca. Y lo más común es confundir el auténtico agradecimiento con el gesto automático de la cortesía. Que la cortesía automática de responder “gracias” en sí ya es una fuente cotidiana de buenos momentos.

Hasta aquí no resulta claro el porqué colocar al “agradecer” como una condición de “máxima bendición”, y un poco adelante quedará tan claro. Acabo de señalar que hay una especie de agradecimientos automáticos, por ejemplo, en México somo dados a dar un breve “gracias” ante cada servicio de un mesero. En otros países solamente dicen gracias al final de tales servicios, incluso hay donde no se acostumbra eso, sino únicamente saludar de llegada y despedirse al salir. En el extremo hay regiones donde no se acostumbran tales cortesías.  Hago notar que el hecho de que en una región no se acostumbre decir palabras de agradecimiento, eso no implica que las personas no sientan los efectos dulces del agradecimiento. ¿Pero cómo percibir lo que no se escucha ni se mira? Por eso es mejor decir gracias, saludar o sonreír cuanto queremos transmitir esos pensamientos y emociones agradecidos.

¿Para qué agradecer? Hay un conocido motivo y que es el egoísta-saludable, pues la estadística señala que las personas agradecidas y que sonríen viven más años y son más sanas. Que los agradecidos vivan más tiempo y más sanos se debe a profundas causas en la bioquímica neuronal, que produce sustancias de mejor calidad, confirmado hasta por la ONU[1]La ventaja enorme de agradecer —en este sentido— repercute en una regla estadística, como decir que las personas que utilizan el cinturón de seguridad son menos propensas a sufrir lesiones.

El agradecimiento es un acto derivado de la conciencia sobre lo recibido de cualquier naturaleza, que se convierte en un bien. Entonces es un acto posterior a un algo interpretado como positivo, aunque la situación inicial no fuera positiva. Ese acto derivado de gratitud convierte lo bueno pasado en un mejor presente; lo neutro del pasado en lo bueno presente y lo malo pasado en lo bueno presente. Imagina que hay una máquina virtuosa que recibe oro y genera más oro; recibe otros metales y genera más oro y recibe basura y genera el más puro oro. Con esto no me refiero al oro físico, sino a las emociones y pensamientos que son benéficos para la persona. ¿No quisieras tener un escudo ante las adversidades que te ampara ante cualquier tormenta y hasta que defienda cuando caiga un espantoso rayo? Pues un potente agradecimiento como práctica usual sirve como ese escudo, y, mejor aún, como esa máquina que trueca los males recibidos en bendiciones.

Se entiende que el agradecimiento es una “máquina de interpretaciones”, que sirve para transformar lo recibido en algo mejor. En ese sentido es una “máquina mental” que genera un gusto constante[2].

El agradecimiento a nivel humano forma parte del corazón de las éticas optimistas y, refiriéndose a una metafísica, es núcleo de tantos códigos religiosos, incluso de su poesía mística[3]. Aquí, únicamente comento el agradecimiento terrenal.

Cuando se expresa agradecimiento hacia otras personas se manifiesta una especie de reconocimiento, el cual cimenta amistades y fraternidades, así como circuitos de lealtad social. Los gobiernos anhelan el agradecimiento de sus ciudadanos por lo que dedican mucho de su actividad para hacer muy patentes los beneficios de su administración.

El hecho de que los gobiernos y las iglesias institucionales busquen tanto la gratitud de sus pueblos nos indica que una “gratitud mal informada” podría no resultar benéfica, como en cualquier exceso, al estilo del criterio de Aristóteles que recomienda el “justo medio”[4].

El agradecimiento predomina como una relación hacia el pasado, por tratarse de un gesto derivado, aunque se incluye hacia el presente o el futuro con expectativas optimistas por lo que vendrá.  

El agradecimiento puede servir como un bálsamo para curar las heridas del corazón o también el tanque de oxígeno ante la adversidad presente.

Visto todo lo anterior, ya no resulta tan curioso que las personas más agradecidas sean las más sanas y vivan más que las demás.

NOTAS:

[1] “Una mentalidad optimista libera neuroquímicos del bienestar como la dopamina, la oxitocina y la serotonina.” Revista de la ONU sobre adicciones, tomado de https://www.unodc.org/unodc/es/listen-first/super-skills/gratitude.html

[2] Para Deleuze y Guattari el ser humano es una “máquina deseante”, donde las interpretaciones desatan series con muchas características; en ese sentido, la gratitud, desata una serie de visiones, interpretaciones, emotividades y signos que generan satisfacciones. El extraño ideal del “Cuerpo sin Órganos” se cumple con una explosión de gratitud, como placer irredento ante cualquier situación. Deleuze y Guattari, Mil mesetas, capítulo 6.

[3] La noche oscura del alma de San Juan de la Cruz, implica una gratitud metafísica, al extremo amorosa. Cántico espiritual, Noche oscura del alma, Llama de amor viva y Subida al Monte Carmelo.

[4] Ética nicomáquea, Aristóteles. Hay que cuidar de no confundir la gratitud con bobería, de quien es indiferente o no comprende las actitudes o situaciones negativas.

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