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sábado, 19 de abril de 2014

GILBERTO BOSQUES A RIESGO DE SU VIDA


                                   Por Carlos Valdés Martín

En lo que sigue transcribo el pasaje que dediqué al librepensador y diplomático mexicano Gilberto Bosques, quien rebasando los límites de su deber como embajador arriesgó su vida, la de su familia y del personal de su embajada para salvar de una muerte segura a decenas de miles de personas, perseguidas tras la derrota del bando republicano español y el principio de la Segunda Guerra mundial. La acción de este personaje (cada vez más reconocido y comparado ventajosamente con Schindler, el empresario que salvó cientos de judíos) merece grandes elogios y reconocimientos, pues sin utilizar armas y en condiciones extremadamente peligrosas, salvó a decenas de miles de las garras del franquismo y del nazismo. El escrito está en el libro El poder de la masonería en México, el símbolo del liderazgo de Editorial Romel, siendo una obra colectiva donde participamos 29 escritores y librepensadores. 

El fragmento pertenece al artículo: "Líderes en la edificación de la nación." 

El texto es el siguiente: 

"Al comenzar la Guerra Civil en España, una parte de la opinión pública mexicana sigue con mucho interés la situación y da muestras de solidaridad con el bando republicano. El bando fascista, apoyado militarmente por sus afines de Alemania e Italia derrota al republicanismo. Hacia el final de esa Guerra Civil el bando franquista se cubre de oprobio al perseguir despiadadamente a todos quienes tuvieran relación con los republicanos derrotados. En ese trance la actividad solidaria del gobierno y muchos mexicanos destaca para buscar alternativas humanitarias para el sector derrotado.

"El político Gilberto Bosques expresa de la mejor manera y en las situaciones más adversas, cómo el ideal de respeto a las naciones se convierte en visión humanista, ajena a falsos nacionalismos, donde se reconoce a cualquier persona como a un igual, digno y merecedor de las máximas consideraciones. En 1939 cuando 
España había caído bajo la dictadura del franquismo es enviado como jefe de la delegación diplomática mexicana en Francia con la misión principal de atender el delicado problema de los refugiados, que escapaban por miles en la frontera franco-española.

"El diplomático se encuentra en la situación adversa y desesperada, pues pronto Francia es gobernada por Vichy, con un régimen hostil y sometido a los militares nazis alemanes que ocupaban el país. Inducido por los fascistas españoles y alemanes, el régimen francés hostiliza a los refugiados y la riesgosa tarea de Gilberto Bosques es lograr la protección temporal y la pronta salida de la mayor cantidad de refugiados posible. En mitad de un ambiente cargado por el avance de la Segunda Guerra Mundial, esta tarea es una carrera contra el tiempo. La delegación diplomática cumple con un deber de humanidad, mostrando decisión y arrojo ante el peligro inminente. Entre 1939 y 1944 esta delegación mexicana logra sacar de Francia a decenas de miles de refugiados, incluidos centenares de españoles huérfanos, libaneses, judíos, franceses y de otras nacionalidades. Algunas de las acciones necesarias para defender refugiados eran consideradas ilegales por el régimen pro fascista de Francia y un desafío para los nazis. A esas alturas el mundo estaba en guerra y México participaba en el bando contrario de Alemania. Los nazis deciden apresar al cónsul general Gilberto Bosques junto con su familia y toda la delegación diplomática, de tal modo que terminan siendo deportados a Alemania en calidad de prisioneros. Esta detención era violatoria de las normas de legalidad diplomática y de los más elementales derechos, lo cual refleja la hostilidad y peligrosidad de ese periodo. Ellos no son los únicos, otros diplomáticos también quedan confinados en un pequeño pueblo alemán en un hotelito habilitado como prisión. Durante un año quedan incomunicados y sometidos a la vigilancia militar alemana, y luego de ese periodo, son canjeados por prisioneros alemanes mediante una negociación internacional.

"Este ejemplo de Gilberto Bosques, por su fraternidad sin restricciones hacia los europeos en desgracia muestra que el idealismo de la masonería en la práctica no conoce fronteras, y sí reconoce a las personas sin detenerse ante los rótulos nacionales." (Fin del Texto)





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