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viernes, 11 de octubre de 2024

LA CIENCIA EXPLICA TODO MENOS LO IMPORTANTE: POR LO QUE VALE LA PENA VIVIR

 



 

Por Carlos Valdés Martín

 

En este tiempo, sin la ciencia y sus frutos de técnica no podríamos sobrevivir, pues ya se perdió la habilidad para salir adelante sin un techo que te proteja, una tienda donde comprar alimentos o adquirir ropa y zapatos. Siendo tan importante y digna de admiración, la ciencia nos explica casi todo, pero deja un gran hueco. Un hueco en el corazón, pues ella explica casi todo, menos lo más importante por lo que vale mucho la pena vivir.

Estamos tan acostumbrados a los grandes servicios de las ciencias, que quizá no creerás que ella tiene tan enorme deficiencia, tan grande como el cielo estrellado. La ciencia sigue indecisa ante las experiencias más sencillas de la vida, incluso las experiencias de los sentidos no son explicadas con precisión. ¿Cómo? ¿A caso las longitudes de onda no explican los colores y las células de la retina la captación de la luz? Ciertas longitudes de onda del espectro electromagnético dan la base de los colores, pero no dan la sensación de ningún color. La descripción de los bastones y conos fotosensibles de la retina dan el mecanismo para captar la luminosidad, pero no dan la visión.

Esto se explica en la paradoja del “Cuarto de Mary”[1] donde se relata que una científica encerrada en un cuarto en blanco y negro se la pasa investigando el color rojo. Cuando por primera vez vea ese color rojo esa experiencia no está resuelta en todas sus investigaciones, la percepción directa aporta algo completamente nuevo. Esto que se comenta para el color rojo, aplica a lo más importante de la vida. Todo lo que más importa para vivir no está dentro del campo de la ciencia y queda fuera todo lo que importa tanto como el amor, el entusiasmo, la ilusión, el anhelo, la valentía, la felicidad, etc. Esos temas quedan en asuntos filosóficos, éticos, existenciales, vivenciales, religiosos, ideológicos y cotidianos. Cualquier ser humano por más carente de educación está capacitado para alcanzar lo que más importa en la vida. Cualquiera puede ser el “pobre de espíritu” del sermón de la montaña, en cambio, cuando tantas personas bien educadas o ricas permanecen frustradas. Con el avance científico tenemos serias dudas de que la humanidad sea realmente más feliz, por más que ya se aproxima la manera de conjurar la miseria y el desempleo, se reducen los problemas de salud y se alarga la vida; pero el sentido de la vida sigue entre interrogantes.

En fin, quizá estés de acuerdo que la ciencia lo explica casi todo, menos lo más importante, por lo que vale la pena vivir. Por poner un ejemplo, las antiguas ideas de los masones daban fuertes respuestas sobre qué nos motiva y por qué vale tanto la pena vivir. En este tiempo tan moderno y cambiante para ti ¿dónde están tus respuestas sobre lo que más vale la pena para vivir?

NOTAS:

[1] Ideada por el filósofo Frank Jackson en el Epiphenomenal Qualia de 1982, y extendido en What Mary Didn't Know. Esto se denomina técnicamente “qualia” para señalar la experiencia subjetiva cualitativa, que no es reductible; versión nueva de un viejo problema filosófico sobre lo cualitativo, presente desde la “cosa en sí” de Kant.

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