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jueves, 4 de marzo de 2010

EL CULTO AL ROBLE Y EL ÁRBOL SAGRADO COMO EJE DE LA EXPERIENCIA PRIMERA


Por Carlos Valdés Martín

Entre la gama de las culturas de raíz lingüística “aria”, como romanos y eslavos, el roble es el árbol central, y a su vez el culto del árbol siempre es importante en esa y otras tradiciones religiosas. El roble se asocia con el dios supremo como el latino Júpiter y el escandinavo Thor, dioses del rayo y la lluvia, elementos naturales vinculados con la vegetación y las copas más altas de los bosques.

Resulta extraño que en un área geográfica tan extensa, la longitud completa de Europa (desde Italia hasta Lituana o más allá), y durante un periodo histórico tan largo (desde los albores históricos griegos hasta las últimas manifestaciones del paganismo nórdico europeo) dentro de los cultos populares el roble haya conservado un papel tan significativo. La combinación de un área extensa y diversa (Europa) y un periodo tan prolongado y significativo (desde la Antigüedad hasta la modernidad) justamente debe llamar la atención al historiador para nombrar esto como un “hecho contundente”. La combinación de enorme extensión de espacio y tiempo debe titularse como una “evidencia incuestionable”.

A la distancia, desde las gafas de las civilizaciones urbanas, no parece que se distinga claramente un árbol central, como el árbol entre los árboles, el árbol sabio o el rey de los árboles. Podemos aceptar ciertas cualidades materiales de tamaño, longevidad y dureza pero no se nos representan tan distintivas. Efectivamente el roble pudo ser más alto, longevo y duro, pero es difícil que eso quede perfectamente asentado en la conciencia práctica de las personas de perfil urbano.

Lo único evidente resulta de la vista y es el tamaño del roble. Por tamaño se podría aceptar que un árbol mayor fuera superior al resto. Pero no siempre lo grande merece el culto y la veneración. Pero su mero tamaño no parece tan extraordinario frente a otras especies de árboles grandes como los altos y espigados pinos. La dureza de la madera es apreciada, pero será un tema de especialistas, un secreto propio de los carpinteros, quienes recurren a diversas maderas, y no siempre la dureza suprema es mejor y más conveniente, porque se dificultan los trabajos. Finalmente, la longevidad tampoco es algo demasiado evidente para la vida de un individuo. Una gran variedad de árboles ya eran viejos antes que cada persona naciera y seguirán de pié al morir la persona.

Existieron razones suficientes para seleccionar al roble, y debemos notar que se le selecciona dentro de un culto, por lo tanto, estos árboles representaban, incluso, dioses vivientes. Quizá el término “dioses” excede y no representa la visión de todos los pueblos. En algunos pueblos, sí los consideran como dioses, y en los demás, al menos, significaban espíritus, entidades intermedias entre lo sagrado absoluto y el reino terrenal, a los cuales respetar y venerar, temer y aplacar.

Dentro del conjunto “robles” además destacaban a ciertos árboles, como el árbol totémico o el sagrado, el de comunión con el más allá, el árbol shamánico. Reiteradamente el bosque con robles era un lugar apropiado para ritos religiosos. Pero seleccionaban comúnmente a un árbol como protagonista, como interlocutor, ahí se concentraba el poder de lo sagrado del ser arbóreo o boscoso. Al macizo sagrado elegido como interlocutor debe respetársele, jamás lastimarlo y hasta le entregaban ofrendas. Resulta central en los cultos ese árbol que se ha convertido en “individuo” completamente aparatado de lo natural, para destacarse como la encarnación de lo sobre-natural.

En especial, al árbol se le asocia con la lluvia, y se sigue afirmando hasta nuestros días, aunque sin la tonalidad religiosa, que de la forestación depende la precipitación fluvial en las campiñas. Las zonas desforestadas peligran convertirse en desiertos. En el culto de los arios, el roble era el intermediario para conceder las lluvias.

En la etapa primitiva, los reyes fungían como magos y los magos ascendían a reyes. Para los pueblos agrícolas la necesidad de la lluvia resultaba vital y el árbol era el interlocutor para atraerla. Ante el roble el pueblo acudía a pedir la lluvia y comúnmente los reyes locales se encargaban de esta labor. El rey debía traer la lluvia mediante la oración ante el roble sagrado, destacado individuo en el bosque.

La antigua corona del rey romano era una guirnalda de robles (no de laureles) y el cetro una vara de roble . El símbolo del atributo real venía del roble. El roble era el rey entre los árboles y confería los atributos de realeza. Incluso conviene sospechar que existe relación etimológica latina entre “noble” y “roble”, al menos el roble resultaba el árbol noble.

El otro polo de la situación del árbol es el rayo, por constituir el pararrayo natural. Las descargas eléctricas de los rayos confirmaban una vinculación del árbol con el dios del rayo. Este es otro polo de la relación, donde la vida se manifiesta como fuerza extrema. Ignoro si en particular los robles sobrevivan a las descargas de rayos, porque esa peculiaridad del sobreviviente ha sido deificada por los pueblos; pues quien sobrevive al rayo se considera como “tocado por dios” y se integra en el ámbito mágico.

Del rayo proviene el fuego, y al principio el rayo debió ser la fuente única del fuego, porque transcurrió un periodo extremadamente primitivo cuando se ignoraba la manufactura artificial del fuego. Cuando se encontró la forma de hacer flama artificial, la fuente principal consistió en la mera fricción de maderas. En este caso, el culto del fuego es sostenido por el árbol y de ahí se establece una relación de sacralidad incrementada. Siendo el fuego tan importante para las regiones nórdicas, durante milenios fue la madera su materia prima ideal y principal.

Se afirma correctamente que las herramientas definen el registro del avance de la historia humana. Las “épocas” humanas se han determinado por el material del que se fabricaron los instrumentos, así se inició la producción con la piedra. Pero si nos detenemos un poco encontramos, que la herramienta primera es “piedra con madera” y después cuando aparecen los metales, en gran medida siguen siendo “metal con madera”, y pasarán milenios hasta que la madera deje de cumplir ese papel indispensable y complementario del metal para la confección de las herramientas (palas, picos, hachas, macanas, palancas, ruedas, trabes, poleas, etc.) y los enseres (tablas para muebles, barcos, carretas y casas). En ese sentido, la madera “dura” resultaba esencial para la calidad de las primeras herramientas humanas y lo siguió siendo durante milenios. En ese sentido, la calidad de la madera resultaba un principio evidente y práctico que abarcaba la vida cotidiana completa y no se restringía al especialista de su producción.

Entonces nos encontramos que alrededor del árbol aparecían los extremos de la vida, en diversas fases. Eran extremos diferentes y también, evidentemente entrelazado para quien podía darse cuenta completa de su operación. En torno al roble sagrado y al árbol profano descubrimos extremos tan diversos:
• de lo sagrado (el asunto de los dioses) y lo utilitario (la fabricación de las herramientas);
• de la conservación del material (madera dura para herramientas y enseres resistentes) y de su aniquilación (el fuego);
• de lo espacialmente alejado (los santuarios de los bosques lejanos en valles y montañas) y lo central, integrado al seno de la tribu (el fuego como eje del hogar y el mango del palo al centro de la mano);
• de la fuente de poder (el árbol de roble como atributo de la realeza) y de lo fútil del mundo (la ceniza de la madera después del fuego);
• la conexión con lo inalcanzable (la relación con el cielo en la lluvia) y su naturaleza alcanzable (el tronco a la mano porque está inmóvil enraizado en la tierra);
• la dirección del cielo (la copa del árbol) y la dirección de la tierra (la raíz del árbol);
• capacidad de la empatía con lo natural (asumir al árbol como ente “pensante”) y facultad de enajenación para mirar como simple ser inerte (reducción a mera madera, puro material de elaboración);
• aceptación de lo inmóvil (el tronco como el extremo inmovilista del ser vivo) como vehículo de movimiento (al ser interlocutor de la naturaleza con el más allá);
• fusión de los cuatro elementos primigenios enlazando el ciclo de agua, tierra, viento y fuego.

Este conjunto de extremos además indica un complejo y rico movimiento, respecto de los cuales el ente arbóreo pareciera jugar el papel de eje, permitiendo o patentizando las transformaciones que transitan hacia los extremos de la vida. En ese sentido ofrece la imagen viva de lo que forma un “eje”, el centro de todas las direcciones.

Esta idea del árbol especial concentrando el eje del mundo aparece revelada por aquéllas religiones que veneran un enorme roble pues constituye el vínculo entre la tierra y el cielo . Y la otra manera de afirmar esta visión aparece cuando un árbol sagrado sostiene el mundo.
Entonces aparecen como benditos los árboles que nos muestran la dinámica completa del mundo en su simple material y bendito el roble como estandarte del mundo arbóreo todavía a nuestro alcance.

viernes, 17 de octubre de 2008

LAS CINCO FASES DE LA ENERGÍA SEGÚN EL TAOÍSMO


Por Carlos Valdés Martín

Este es un sistema de compuesto de cinco elementos o fases de la energía universal, denominada “Chi”. La energía general se divide en dos polos, la yin y yang, pero la característica concreta de cualquier objeto se establece con base en los “elementos”. Aquí elemento no significa lo mismo que en la ciencia moderna, que sirve para designar al producto químico que no es divisible y posee una configuración atómica específica. Más bien, corresponde con una antigua clasificación que tuvo su similar en Occidente, ejemplificada en la clasificación aristotélica de los que él llamó “elementos”, como cuatro elementos constitutivos del mundo material (a saber: tierra, agua, aire y fuego). En su acepción general más precisa en términos modernos se deberían considerar como las cinco fases o tipos de la energía (y materia) universal, por lo cual establecen un cuadro de correspondencias generales para cada “elemento”.

En China los cinco elementos o fases de la energía se designan con su emblema natural como: Madera, Fuego, Tierra, Metal, Agua. Sin embargo, establecen una muy larga y completa relación de correspondencia en grupos de cinco, con base en los cuales se establecen las relaciones de la medicina tradicional, por las vinculaciones con los órganos de cuerpo humano, que a su vez se relacionan con una serie de sabores, colores, gustos, etc.

Madera: El tipo de energía que crece, evoluciona, cálida, húmeda y fértil. Su órgano es el hígado/vesícula biliar. Responsable de la circulación suave y libre de la sangre y la energía Chí hacia todas las partes del cuerpo. Asociado a la primavera. La cualidad emocional positiva es la generosidad templada con la inteligencia, de tal modo que el carácter tiende a ser sereno, prudente, tranquilo, inteligente, creativo, constructivo, progresista, conciliador y dispuesto al trabajo en equipo. Las cualidades emocionales negativas son la ira, la violencia, los celos y la ambición desequilibrada. Centralmente la emoción negativa es la ira.

Fuego: El tipo de energía corresponde a la expansión más noble de todos los órganos. El corazón gobierna cuerpo/mente/espíritu. Sus emociones positivas son amor, dicha, compasión, valor, justicia, ternura, alegría y generosidad. El corazón es el órgano favorito de todas las culturas. En la medicina china se le designa como el Emperador de los Cinco Órganos Vitales. La energía Chi del Fuego es madura y vital simultáneamente, por lo que no conoce límites de edad. Es efusiva y vigorosa. Estimula el arte, la creación y alimenta la voluntad. Sus cualidades emocionales positivas son amor, alegría, felicidad, espiritualidad, cariño, virtuosidad, cordialidad, calidez, paciencia, respeto, cortesía, refinamiento, inteligencia e interés. En sus emociones negativas surgen frialdad, crueldad, perverso, desconsiderado, servil, impulsivo, vulgar, impaciente, torpe, sin humor y odioso. Centralmente la emoción negativa es la crueldad.

Tierra: Este es el tipo de energía completamente madura y adulta, caracterizándose como energía estabilizadora. Esta fuerza “refracta” (esto en el sentido de resistirse al calor sin fundirse) las otras energías cuando pasan de una fase a otra, de ese modo induce un factor mediador, que ayuda a mezclar y equilibrarlas. Controla el pensamiento y proporciona claridad mental. Da la fuerza para evaluar la vida propia y hacer los ajustes. Funciona mediante los órganos de estómago, páncreas y bazo. Su función es absorber, producir y transportar la energía de los alimentos. Corresponde a la estación del fin del verano (veranillo de indias) y a la época de cosechas. Las emociones positivas son espontaneidad, justicia, receptividad, sinceridad, armonía, prudencia, arraigo, deseos equilibrados, puntualidad, coherencia, sociabilidad y hospitalidad. Las emociones negativas son exceso de afectación (no ser espontáneo) y la ansiedad o preocupación, faltando la oportunidad siempre se llega demasiado temprano o demasiado tarde. La persona sin energía de la tierra tiende a ser artificial, falsa, torpe, incoherente y desequilibrada. El deseo se convierte en envidia. En inglés la palabra “splenetic” indica la relación de esa emoción negativa con el bazo “spleen”. Centralmente la emoción negativa es la preocupación angustiada.

Metal: Esta fase energética se relaciona con el pulmón/intestino grueso. Vinculado con el Este, el planeta Venus, y su hora de energía más eficaz es entre las tres y cinco de la madrugada. Es la energía de los pulmones. La palabra china “oro” designa a esta energía. Esto implica que los pulmones son como una fragua. Nota: además implica la identificación del elemento occidental aristotélico de “aire” con el chino de “metal”, que son lo mismo. En cantidades abundantes calientan pies y manos, humedece la piel y hace crecer el cabello abundantemente. Los pulmones controlan la piel, los poros y la transpiración y movilizan la energía Chi defensora. A la piel se le conoce como tercer pulmón porque ayuda a eliminar dióxido de carbono y además puede aspirar energía Chi por los poros de la piel. Como el aire otoñal ayuda a experimentar sensaciones y estados de ánimo definidos y frescos. Es la energía seria y sobria que permite la mirada fija y la determinación heroica. Esta energía es la que sirve para tomar decisiones. La energía del metal colma de valor, pureza, rectitud, firmeza, deseos de compartir generosidad, capacidad de aceptar, el sentido positivo del vacío y perdón. Las emociones negativas del metal son la hipocresía, la pena, la tristeza, la irresponsabilidad, la mezquindad, los celos y el resentimiento. Centralmente la emoción negativa es la tristeza.

Agua: Esta fase energética se relaciona con el riñón/vejiga. Es la energía esencial del cuerpo que proporciona energía a todos los órganos. Esta es la energía más vital, la producida por los riñones, en ese sentido son los órganos más poderosos. Se asocia con el planeta Mercurio, dirección norte y estación de invierno. El invierno es momento de recoger y conservar, es la hibernación natural. El agua implica vida, es el elemento del nacimiento, el crecimiento y la purificación, el aseo, la regeneración y la renovación. Los riñones almacenan la energía transmitida por antepasados y padres. Rigen funciones vitales cruciales como nacimiento, crecimiento, reproducción, sexualidad y envejecimiento. Se afirma que los riñones almacenan la energía que establece la duración de la vida. El miedo puede afectar a riñones y vejiga. La calvicie no hereditaria se debe a problemas de riñones. Los riñones determinan la fuerza de los huesos, la médula, la materia cerebral determinando el coeficiente de inteligencia. Controlan la audición, la uretra, vejiga, semen y orina. El agua rige la voluntad, la firmeza de voluntad depende del elemento agua, de tal modo que se falla implica que se pierda el control de lo que sucederá en el futuro. Las emociones positivas correspondientes son la agudeza mental, prudencia, estado de alerta, sensitivo, fuerza de voluntad y tenacidad. Cuando es poderosa crea personalidades serenas y sin temores. La apacibilidad es la cualidad positiva asociada al Agua. El miedo es la emoción negativa esencial del agua, pero se debe nombrar también la lujuria, paranoia, inestabilidad, frialdad, intolerancia, dispersión, estancamiento y moverse en círculos.

Ley de la creación de los Elementos. Es la que establece la relación positiva entre estos elementos. Es la relación como madre-hijo. En esta vinculación cada energía se considera la madre de la siguiente, estableciendo un círculo. Para reconocerse con facilidad se puede seguir el orden de las estaciones del año asociadas, iniciando con la primavera, aunque recordemos que esto es un círculo.
La Madera/Primavera/Hígado alimentan a su hijo que es Fuego/Verano/Corazón
Fuego/Verano/Corazón alimentan a su hijo que es Tierra/Veranillo/Bazo
Tierra/Veranillo/Bazo alimentan a su hijo que es Metal/Otoño/Pulmón
Metal/Otoño/Pulmón alimentan a su hijo que es Agua/Invierno/Riñón
Y redondeando el círculo
Agua/Invierno/Riñón alimentan a su hijo que es Madera/Primavera/Hígado

En este ciclo, el exceso de energía del órgano madre en parte irá hacia el órgano hijo, de tal manera que los exceso irán en el siguiente sentido:
Hígado> Corazón> Bazo> Pulmón> Riñón
Pero como aquí estamos interpretando con base en la fase de energía, no nos referimos únicamente al órgano principal como emisor o receptor, sino también a su asociado, esto significa que desde el
Hígado/Vesícula biliar alimenta > Corazón/Intestino delgado alimenta > Bazo, Estómago, Páncreas alimenta> Pulmón/Intestino Grueso alimenta> Riñón/Vejiga.
Y además también hacia las demás partes del cuerpo asociadas en este proceso generativo, como son huesos, músculos, piel, etc.

Ley del Control de los Elementos. La ley de creación de las fases de energía se complementa con la Ley de control, que nos indica que los elementos también se oponen entre ellos, de tal modo que mitigan sus potencias. En esta ley el orden es el siguiente:
El Hígado/Primavera/Madera controla al Bazo/Tierra/Veranillo
El Bazo/Tierra/Veranillo controla al Riñón/Invierno/Agua (falta en la explicación pero viene en la lámina)
El Corazón/Primavera/Fuego controla a los Pulmones/Otoño/Metal
Los Pulmones/Otoño/Metal controlan al Hígado/Primavera/Madera
Los Riñones/Invierno/Agua controla al Corazón/Verano/Fuego