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jueves, 10 de julio de 2008

ESTIMACIONES SOBRE LA “DIALECTICA DE LO CONCRETO” DE KOSIK. 1a Parte







Por Carlos Valdés Martín


1) Representa un Descartes dentro del marxismo pero de un concepto evolucionado, generador de la evidencia del discurso.
El discurso de Kosik parece nuevo, como un infante recién nacido, por su frescura y sus apelaciones directas al saber, empezando por el tema de la “cosa misma”, pues el conocer trata de la cosa misma, que escapa y exige un rodeo. Sin embargo, es un discurso levantado sobre una plataforma teórica, pretende manifestar al marxismo, en su mejor ortodoxia (no la dogmática sino la filosófica-dialéctica). Retengamos este punto, resulta un discurso de segundo nivel, que pareciera ser la identidad de su plataforma (marxismo). Y esto es un problema reiterado del marxismo, su evolución pareciera interrumpida, ya que los creadores-vástagos y su novedad se identifican a tal grado con el fundador-padre, que ellos creen configurar su espejo y también nosotros los creemos su espejo, así no pareciera transcurrir una evolución intelectual sino la eternidad del perpetuo presente del discurso repetido. Ahora bien, esa falta de distancia de su propia tradición, se puede explicar por un entorno político enrarecido (el “acto de fe” estaliniano cuando obligaba a jurar por la ortodoxia), pero en este caso sí creemos en la sinceridad de Kosik, su discurso se identifica plenamente con la verdad de Marx. Y por la forma tersa de exponer los temas su Dialéctica de lo concreto no parece un manual de repeticiones, sino la ocurrencia espontánea de quien acuerda desde la fibra más íntima del pensar, en ese sentido resulta original Kosik, pues emana de su centro de origen. Como ya debe ser evidente, me contradigo o la situación es contradictoria: repensar con plena aprobación es repetir, y recordamos al bailarín que sigue una coreografía a la perfección, incluso bailando mejor de lo que pudiera hacer el coreógrafo o el creador del baile, así mirando al bailarín creemos que él ha creado entero ese baile perfecto y acontece una ilusión. Aquí, acontece la ilusión de que Kosik es Marx resucitado, la palabra encarnada repitiéndose en su eco inmemorial. Estas palabras no son de crítica, sino de sorpresa: de alguna manera todos creemos en la repetición perfecta, en el eco del “Maestro”, pero los antiguos resultaban ingenuos en su repetición, y los modernos lo hacemos por “caminos misteriosos”.
Aunque sea sobre su plataforma previa, Kosik posee el mérito de crear una plataforma pulida y clara, tan clara como la operación de Descartes, donde la razón se desliza sin tropiezo, encontrando argumentos razonables uno tras otro, sin descanso, hasta mostrar un cuadro de filosofía con apariencia de verdad. Ahora pienso en los arquitectos de pirámides aztecas, quienes creaban una nueva pirámide sobre la base de la anterior, simplemente la hacían mayor, volviéndola más grande y renovada. La obra de Kosik parece una pirámide mayor elevada sobre la creación marxista original en el campo de la filosofía.
Conviene hacer un paréntesis previo sobre la reticencia de Marx para establecer claramente un texto de su filosofía, tarea sobre la cual Engels llenó esa laguna, pretendiendo que no se trataba estrictamente de filosofía sino de ciertas conclusiones dialécticas del materialismo histórico, para luego convertirse en la perspectiva del materialismo dialéctico. Con frescura y naturalidad Kosik se propone aclarar el campo de acción filosófica del marxismo, proponiéndose establecer clara y distintamente el método utilizado por el marxismo, con el mérito de evitar una serie de deformaciones ha abundaban en su tiempo (el dogmatismo estalinista y su utilitarismo en defensa de regímenes políticos dictatoriales).





2) Kosik desarrolla un paso (no evidente) hacia el discurso del segundo nivel (comparable al estructuralismo), tendencia del marxismo y posmarxismo.

De manera insospechada, el marxismo se deslizó hacia un discurso de segundo nivel. Rebasando a la exégesis directa, se inició un proceso de interpretación dominante, que lo debemos ubicar en torno al poder estatal estalinista y maoísta. Estalinismo es el término genérico para estas dictaduras sobre el proletariado en nombre del marxismo. Estas dictaduras, por diversos motivos, debían acaparar el “saber marxista” en un nuevo discurso oficial. El marxismo se convierte en ideología del Estado y se debe reformar para tal propósito, entonces adquiere la faz de un discurso de segundo nivel, y con importantes novedades. El marxismo fue concebido como una ciencia revolucionaria adecuada como conciencia teórica del proletariado. Y con su aparente triunfo cambia completamente su función, y por tanto se genera un nuevo “discurso” pero vestido de marxismo. El estalinismo disfrazado de marxismo en el fondo es un engendro, destinado a convertirse en un”útil del poder” y no servir para liberar al proletariado.
Este segundo discurso adquiere el rótulo de marxismo el casi el mundo entero creía en tal afirmación.
Debemos anotar un mérito de Kosik que aparente seguir la misma línea, pero torpedea la línea de flotación de tal “seudo-marxismo” del discurso oficial. Lo hace pero no lo dice, evita la polémica, por el alto costo de su opinión. Pero contra la fase de “manuales marxistas” solamente se descubre el camino de hacer una especie de contra-manual, que supera los manuales estalinistas y deja bien parado el marxismo. Debemos anotar que el entorno de la sociedad estalinista es sumamente riesgoso, la disidencia teórica se paga con la cárcel o la muerte. En ese sentido, dialéctica de los concreto, es un contra-manual maestro, que desarmaría el fundamento final de los manuales de seudo marxismo. Sin embargo, como seudo marxismo era seudo razón, además no escuchaba razones. Por lo mismo, finalmente su obra resultó una herejía dentro de su país (entonces colocado bajo la órbita de Moscú) y motivo de persecución política por los estalinistas de su país.
Un discurso de segundo nivel implica una situación bastante universal del pensamiento, el cual corrientemente toma otra cosa para forjarse, su materia prima usual. Sin embargo, en cuanto empezamos con el doblez, avanzando por el camino de la interpretación aparecen riesgos potenciales de que el “rodeo” inevitable de cualquier pensamiento se convierta en un rodeo del rodeo, y así aparezca un sistema de curvas infinitas que solamente se regodea en las referencias y olvida la “cosa misma”, tiene amnesia de su materia prima usual. De este punto, parece poseer una claridad meridiana el propio Kosik, ya que creció en un ambiente de referencias de segundo nivel (los manuales dogmáticos sobre el marxismo que proliferaban dentro del ambiente soviético), incluso este es el tema inicial de su obra. En su inicio Kosik nos indica “La dialéctica trata de la ‘cosa misma’. Pero la ‘cosa misma’ no se manifiesta inmediatamente al hombre. Para captarla se requiere no sólo hacer un esfuerzo sino también dar un rodeo”[1] Entonces la obra del filósofo checoeslovaco (ahora hasta este país desapareció bajo la bandera de la división en bloques nacionales), parece tener muy claro, que el rodeo es un discurso de segundo nivel, luego el desplegarse intelectual debe ofrecer ni poco ni demasiado, sino justo lo suficiente para facilitar la tarea de investigación. Esta mediación de rodeo del conocimiento, corresponde perfectamente con la idea general del método, respecto de la cual su precursor resulta bien conocido, el “filósofo bajo la máscara”, Renatus Descartes. Entonces la obra de Kosik nos proporciona un “discurso del método” del marxismo, buscando deshacerse de armaduras inesenciales, de falsos recursos (recordemos dominantes en la Manuales marxistas de su periodo) y rescatar una identidad primigenia (entre este filósofo actual, Kosik, y el pensador originario, Marx, que realmente busca ser trinitaria, pues incluye al “lector” del texto cuando bien comprenda el sentido del escrito).
Si se compara a Kosik con los textos de Manuales marxistas del periodo, sin duda representa un afortunado retorno a los orígenes, sin embargo, debo objetar que en materia de esta filosofía social no existe un estricto “retorno a los orígenes” como posibilidad real. Precisamente la brillantez de Kosik consiste en su capacidad para crear un discurso general y generoso, que capta en un nivel filosófico la realidad, ofreciendo una interpretación afín a Marx, pero (el eterno “pero”) debe reestructurar el pensamiento y ofrecer sus propios conceptos de solución. Así, uno de los temas más memorables de Kosik aparece como título de su primer sub-capítulo que indica “El mundo de la pseudoconcresión y su destrucción”. ¡Cuanta novedad y desafío con una sola palabra! La “pseudoconcresión” es una aportación memorable de Kosik, la cual ignoro si él la creó o la retomó de algún brillante pero desconocido teórico. El blanco del ataque de tal concepto se refiere a que la vida utilitaria parece perfectamente concreta y para manejarla se elaboran representaciones, las cuales son creídas por las personas, incluso parecen funcionar, sin embargo esa aparente concreción de la cotidianeidad, para el filósofo resulta una ilusión, de fondo una nulidad, simple material prima se debe superar con una elaboración. Las claras representaciones de la vida cotidiana, en su solidez de hechos y su carácter concreto le parecen a Kosik una pseudo realidad, una falsificación que parece concreta, y entonces es resulta una “pseudo-concreción”, entonces esta situación también representa un mundo, una entidad completa, que resulta obligatorio superar para alcanzar el saber filosófico de corte marxista.
Ahora bien, Kosik con su neologismo de “pseudoconcresión” se reclama serenamente dentro de la corte de la ortodoxia marxista, por más que el politburó (órgano supremo de Partido Comunista) de su país lo condene. Podemos compararlo con otro (a final de cuantas) menos ortodoxo, Louis Althusser, quien proclama como la línea directriz recién descubierta un eficaz concepto (menos llamativo por no contener un neologismo) de la “estructura”, el cual define como la “eficacia de la estructura sobre sus partes”[2], y lo lanza como eje salvador para rescatar una verdadera ciencia social y revivir al marxismo. A la postre, quedó claro que el proyecto de Althusser sí venía a modificar de manera importante el legado de Marx, pero primero solamente apareció como un método más afilado para ir a las fuentes (al propio Marx), liberándose de una pesada carga de dogmatismo estalinista teórico y político. Y no me interesa resaltar el aspecto de cambiar respecto de la fuente original, sino que el autor crea un nuevo discurso teórico, un meta-discurso de segundo nivel que supera (me parece) en significado (no porque su contribución teórica sea mejor, sino porque es otro significado) al primer discurso, entonces se genera un fenómeno notable al cual yo llamaría escolástica (recordando esta tendencia dominante en la filosofía medieval), un regodeo del discurso (donde la dedicación al discurso originario crea una novedad camuflageada), y se termina olvidando el concepto central; concreto al cual Kosik denomina “la cosa misma”, el tema del saber dirigiéndose rectamente hacia la realidad[3] para sustituirlo por el tema de los “saberes” (o bien discursos fragmentarios sin una cosa misma de referencia) encadenados en red, así unos “saberes” remitiéndose a otros, alterando sutilmente o hasta desfigurando la situación básica de que cualquier pensamiento se levanta sobre los hombros de sus predecesores, pero debe mantenerse atado a “la cosa misma”, enraizado en la realidad de la “cosa misma”.

NOTAS: 
[1] KOSIK, Karel, Dialéctica de lo concreto, p. 25.
[2] ALTHUSSER, Louis, Para leer El capital.
[3] Y en este aspecto se mantiene estrictamente coherente, ya que el final de su obra principal Kosik lo cierra con la consideración final de la “cosa misma”, indicando: “La dialéctica trata de la ‘cosa misma’. Pero la ‘cosa misma’ no es una cosa cualquiera o, dicho in rodeos, ni siquiera es una cosa: la ‘cosa misma’ de que se ocupa la filosofía es el hombre y su puesto en el universo, o bien (lo que, con otras palabras, expresa lo mismo): la totalidad del mundo que se revela en la historia por el hombre, y el hombre existente en la totalidad del mundo.” P. 269

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