Música


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jueves, 7 de mayo de 2009

EL DESTINO LLAMA A LA PUERTA Fragmento de Las puertas y lo vasto



Por Carlos Valdés Martín

"El Destino llama a la puerta"...

Con esa frase se ha titulado, muy afortunadamente, a la apertura de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Y con una breve expresión ya sabemos que el Destino viene desde afuera, en el exterior de la habitación, y que estamos colocados adentro, en intimidad y quizá en calma, pero siempre acurrucados dentro de centro habitable. Ese Destino es algo enorme y externo, que nos sacará definitivamente del remanso para entregarnos al mundo. Este Destino es grandioso, como un Sol de amanecer que nos invita a las grandes acciones, es el tránsito desde la pasividad hasta la acción. La puerta separa la pasividad de la acción, y esa llamada anuncia la acción, como el despertar del mundo con el Sol de amanecer.
Pero si la puerta permanecía cerrada era por una causa. La intimidad nutría al sujeto hasta alistarlo para un Destino, quizá no existía un desenlace, porque el sujeto era todavía un menor, una semilla o una forma sin espíritu. En la intimidad ha crecido la semilla y el Destino sabe de ese engrandecer silencioso. Tras los muros se gestó silente y llegó el momento de la madurez. Como un dios antiguo, el Destino adivina lo que ocurre dentro de cada casa, cómo la semilla se convirtió en potencia y en esperanza, por eso acude a tiempo, para hacer su imperiosa llamada.
Imaginamos que la relación es única, porque dentro de la puerta aguarda el pre-destinado y el Destino reclama únicamente para él. Si existieran otros habitantes detrás de esa puerta ninguno escucharía el enérgico llamado. Y por ser esta relación tan única y específica, el sonido en la puerta no es cualquiera, es un verdadero llamado. Este lenguaje es tan claro que no requiere de palabras, los sonidos son suficientes, y el simple golpeteo, como provoca el viento contra la madera, se convierte en música.
El Destino es un excelente nombre para lo vasto, para la naturaleza aérea del mundo que nos transporta muy lejos. El Destino, como enorme potencia, arrastra a los hombres más allá de su ser centrado, los lanza fuera de su eje cotidiano y los conduce hacia los confines lejanos. El viento cumple la misma obra sobre las nubes, cuando son arrastradas. De hecho, cierta creencia azteca asocia a los vientos con el Destino en el momento del nacimiento, y de acuerdo al viento dominante desde una dirección, es que el niño obtendrá características. Porque el Destino es tan suave como irresistible, a la manera de los grandes alisios que arrastran a las embarcaciones de vela. Y el viento nos parece que corre sin ser jamás detenido, así revela que el movimiento es vasto, y tan vasto que nunca será apaciguado. Entonces si el Destino llama a la puerta la abrirá para arrastrarnos hacia lo vasto, hacia la aventura del ancho mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

expresivo y sencible. Al entrar en el escrito, sintiendo , escuchando la puerta abrirse, solo para mi, el pre-destinado , en la circunstancia y acción, a la vez conjugandose , hace sentir realmente , la escencia.