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martes, 27 de enero de 2015

DEFINICIÓN DE COGNITARIADO



Por Carlos Valdés Martín

Lo que sigue es la primera parte del libro "Ensayo sobre el cognitariado o disertación herética sobre el sujeto revolucionario". Ahí está la definición del cognirariado y su papel para la teoría social, proporcionando las permisas para comprender la política del siglo XXI.

EL CONCEPTO DE COGNITARIADO

0) El círculo vicioso y el círculo virtuoso. La importancia de la función intelectual en el curso de la historia concreta y su trascendencia para el movimiento político general, me llevó a resaltar la figura del “intelectual orgánico”[1] al final de la década del 1970 y ahora, al concepto de cognitariado. La relación externa con una colectividad positiva, que sea la encarnación de las bondades es una tendencia tanto histórica como sociológica, pero no resulta finalmente viable sino desgastante sociológicamente y perversa políticamente (mera filantropía o un equivoco sobre el altruismo). Por desgracia la historia del socialismo, el movimiento de emancipación mejor intencionado desde el siglo XIX, se monta sobre una alianza equívoca entre las masas semiproletarias, principalmente campesinas, y una intelectualidad dinámica, pero marcada por una negatividad originaria, pues para esa intelectualidad revolucionaria el “otro” es la fuente de la libertad, pero como otro radical y no como concreción humana. Cuando la ideología socialista era directamente encarnada por el sujeto proletario mismo, entonces ocurría el circulo virtuoso, de una idea de que alimenta un sujeto colectivo que alimenta su idea materializada (ideología de clase) tal como lo señala Anderson en Tras las huellas del materialismo histórico[2]; además este mismo circulo virtuoso entre un sujeto colectivo y la ideología que lo afirma está diáfanamente presente también en el feminismo y otros movimientos sociales. Por círculo virtuoso entiendo esta relación entre una ideología avanzada que busca ser la forma consciente de un sujeto colectivo y ese sujeto colectivo que se fortalece o mueve conforme a esa misma ideología; el sujeto colectivo al moverse refuerza esa ideología y la vitaliza. El círculo virtuoso es un ciclo de identidad afirmada, en que las ideas encarnan en personas y las personas se alimentan de esas ideas. La virtud de esta circularidad no solamente está en la fuerza constitutiva sino en la claridad de la relación entre la teoría y la práctica, y por desgracia en la historia del socialismo marxista existe una tensión perpetua entre teoría y práctica. Esta tensión la demuestra Lukács en Historia y conciencia de clase[3], porque él siempre señala que debe de estar indisolublemente unida la teoría con la práctica, pero evidentemente, cuando surge el deber es porque no existe una realidad (kantismo), hasta (paradoja de paradojas) señala que con el marxismo no debe haber la separación entre realidad y deber ser, entre acción y moralidad, tal como le parece ocurría en la comunidad precapitalista).
Pero particularmente la relación histórica entre la intelectualidad revolucionaria y el proletariado en la acción política revolucionaria ha sido conflictiva, de tal modo que esa tensión se ha elevado hasta los tonos de la tragedia histórica: ausencia absoluta de dirección revolucionaria. Esta cuestión también está muy presente en los debates teóricos en torno a la teoría del partido político, desde antes de Lenin y fuertemente en los setentas, la solución leninista de que el partido es una conciencia externa que se integra al proletariado, además de contener sus problemas teóricos, también expresó su problema práctico[4]. En su esquema la conciencia externa de los intelectuales inyectándoles saber revolucionario al proletariado es una forma de círculo vicioso, porque si un sujeto colectivo está impermeable a ciertas ideas, los portadores de estas ideas tendrán que forzarlas para justificar permanentemente su no aplicación práctica.
No es que me moleste hablar en nombre de otros o que la maldición de la pequeña burguesía me pese moralmente, sino que la acción más auténtica es la que se hace por cuenta propia y no por terceros proletarios a los que se tiene que decir constantemente lo que ellos deben ser y pensar. Incluso existe algo sicológicamente turbio en la reiteración de revelarles (los intelectuales) a “otros” (los proletarios) lo que deben hacer, ser y pensar.

0.1) Primer concepto de cognitariado. El cognitariado es la síntesis entre la intelectualidad y el proletariado, los conceptos de los grupos de avanzada del siglo XVIII y XIX, con un término que devela Alvin Toffler en El cambio del poder, aunque en esta interpretación existen diferencias respecto del concepto inaugural[5]. La revelación del cognitariado como el corazón del proletariado, puede entenderse como un baño de pureza, sobre un concepto que antes estuviera desprestigiado injustamente, pero también contiene su verdad en el sentido de práctica: con lo que hago me identifico, el círculo de la acción afirmativa, que parece ser el único camino del trabajo que nos conduce hacia el bienestar de la vida. Cognitariado integra la unidad de la condición del trabajador y el intelectual, de tal modo que la parte dominante es el conocimiento, porque ahí está la fuerza productiva más poderosa, mientras que la parte trabajo material es la más tangible. Si se toma a la ligera, podría parecer una idea ómnibus que solamente ha pescado dos partes sin integrarlas a manera de un ornitorrinco conceptual, pero no me parece así, creo que la realidad de las fuerzas productivas ya nos ha indicado contundentemente que su vanguardia radica en el conocimiento que se aplica. El trabajo es la base de la vida, y en el sentido general el conocimiento también es un trabajo, precisamente forma el trabajo intelectual, sin embargo, en Marx lo dominante en el desarrollo de la historia es el trabajo acumulativo, su mera cantidad, su masa convertida en productos. En el fondo contuvo un acierto, pero al seguir el tiempo histórico el acento varió en un cambio de calidad, cada vez menos cantidad y más calidad, cada vez más conocimiento puro (o como calificación del trabajo) y menos cantidad de trabajo; ya no debemos pensar en la herrería y la manufactura como el eje del desarrollo sino en la escuela y el laboratorio de investigaciones. Podemos decir, que las fuerzas productivas pensadas por Marx indican a la gran industria como su máxima expresión[6], mientras ahora debemos enfocar el laboratorio de computación como la máxima expresión de potencias productivas materiales más que en las manualidades industriales. El técnico en computación no debe parecernos un héroe dispuesto a romper sus cadenas radicales tal como nos pareció un prospecto de héroe el proletariado industrial, pero el técnico en computación cristaliza la punta de lanza del cambio material. El curso de la historia ya no depende de laboriosas manos, y la liberación no viene de la fuerza de las masas, de una acumulación de concentración y de sudores, enojados y enajenados.
Resulta esperanzador sobremanera que el vértice del cambio, de las posibilidades y de la historia esté centrado en el conocimiento, porque esto abre un horizonte de posibilidades inmensas para humanidad entera.
El cognitariado solamente indica donde está la vanguardia del cambio objetivo de las fuerzas productivas, todavía no resuelve el tema de las cadenas radicales de los sujetos. De hecho la política sigue marcada ahora por el tema de las alianzas entre las clases que son aptas para continuar con el cambio de las fuerzas productivas.
Esto no implica dejar de lado la preocupación por la miseria de las masas proletarias y semiproletarias, pero implica un cambio importante de prioridades. La miseria misma se convierte en un tema más de justicia y no tanto de la estructura interna de la revolución en curso y por venir.

0.2) La tripolaridad de las clases fundamentales. La interpretación del cognitariado implica también que el antagonismo básico no es la relación entre capital y trabajo asalariado, de tal modo que la polaridad queda sesgada, aunque sí hay polaridades. La imagen de la oposición entre capital y proletariado dibuja una pareja dual, es una polaridad sistemática, que marca una dinámica totalizadora, que implica que el conjunto de la totalidad social está ya marcada por esa polaridad, de hecho fuera de las dos clases fundamentales de Marx las demás son intermedias, restos de estructuras agrícolas en proceso de proletarización, una pequeña burguesía condenada a caer en una de las dos clases fundamentales, clases subalternas condenadas a someterse a la lógica implacable de las clases fundamentales, etc. Es decir que la polaridad entre dos clases retotaliza a todas las clases, lo demás le resulta no esencial para la contradicción fundamental. La contradicción fundamental está primero y también al último, para que los demás grupos humanos sean peones dentro del juego esencial. La observación de la existencia de clases sociales ya la encontraron los historiadores previos a Marx, y en ese sentido, no implica un hecho específico de su concepción, sino que la historiografía materialista previa ya aceptaba la existencia de la determinación de los grupos humanos por sus intereses materiales y por su posición en la producción, con antecedentes tales como Condorcet, Michelet, etc.). En ese sentido la interpretación por clases sociales es universal y lo comparte mucho de la sociología posterior también, incluso lo comparte hasta el sentido inmediato de la realidad.
Ahora bien, la interpretación del cognitariado implica que esta definición no está basada en un antagonismo esencial como el eje de la interpretación completa de la sociedad humana, sino que se basa en la especificidad de los grupos humanos respecto de la producción. Hay un proceso de cambio esencial en curso, que es positivo pero contradictorio, ya que el incremento de trabajo intelectual en el proceso de trabajo lo altera constantemente, tanto en la naturaleza del trabajador social, sus diferenciaciones internas y en el capital social. Las fuerzas productivas mismas no son pensadas bajo el eje polar de trabajo acumulado y convertido en capital contra trabajo vivo siendo explotado, sino que se basan en su productividad inherente y su desarrollo cualitativo positivo (a mayor conocimiento menos uso de recursos, incluyendo el tiempo). Las fuerzas productivas no son pensadas como una masa de tiempo creada por una masa de sujetos sino una cualidad única y novedosa, que ha manado del trabajo en general, pero del cual solamente una parte puede hacer el milagro: el conocimiento y su aplicación. La conexión entre el trabajo en general y el conocimiento es directa, su relación con el capital es indirecta, porque el capital es una forma histórica de acumulación de trabajo, es la forma de la propiedad privada mercantil. En ese sentido, la acumulación (en el sentido de calidad y no cantidad) de conocimiento social es la premisa de la productividad general del trabajo y por tanto es la condición material que puede hacer obsoleta cierta forma social, que es la gestión de la producción por medio del mercado y del capital.
Bajo la interpretación del cognitariado, lo que está presentándose no es la variación bipolar de capital-trabajo, sino una tripolaridad, en donde el curso del desarrollo de las fuerzas productivas está marcando el curso de los acontecimientos, de tal modo que la relación es trilateral. El cognitariado se tiene que identificar con el avance del conocimiento, con la vanguardia de las fuerzas productivas, de tal manera que puede tener algunas contradicciones con el proletariado y con el capital, con ambas polaridades del contexto social, esto es claro en Toffler en El cambio... Sin embargo, la contradicción que pueda tener el cognitariado con el proletariado es dentro de un campo de continuidad, simplemente son las contradicciones entre el trabajo intelectual y el manual. Esta tripolarización es compleja, pero ¿acaso la realidad no es compleja?

0.3) El cognitariado no es clase media ni intelectualidad. El cognitariado no es una reconfiguración de las clases medias, sujeto y objeto del liberalismo clásico del siglo XIX. Para la ideología liberal la meta de la sociedad era el fortalecimiento del justo medio, de la población ni rica ni pobre, pero independiente y emprendedora, tal como podían serlo los granjeros, los profesionistas independientes o los pequeños empresarios. El objetivo de mi interpretación no es el regreso al pasado, no es el regreso a la pequeña propiedad y sus sueños de independencia. El cognitariado no es pequeña burguesía porque su eje no es la relación de independencia respecto del mercado o las relaciones patriarcales originarias. El eje está en la doble relación de cierto sector social respecto de dos vertientes: conocimiento y producción. La definición no corresponde con el ideal de proletariado porque no se basa en la realidad (ni el romanticismo de la plena desposesión humana), sino en la unidad de producción y conocimiento. La definición no es la intersección entre saber y condición fatal proletaria (como en Mandel y su escrito La proletarización del trabajo intelectual[7]). La definición es la intersección sumatoria entre saber y producción, entre conocimiento y desarrollo de las fuerzas productivas; sin embargo, esta intersección es sumatoria porque es una fórmula extraña, que reconoce que la producción no es evento individual, sino resultado del trabajador global. Por lo mismo, quienes personalmente detentan conocimiento solamente lo hacen integrándose al trabajador colectivo, al proletariado simple y al resto de cognitariado. Al mismo, tiempo, el trabajador simple se integra con el conocimiento, porque ya no hay asalariados recluidos en la era de las cavernas, su productividad depende de su ligazón con el conocimiento previo.
El cognitariado no corresponde con la antes llamada intelectualidad, porque esa fue una visión de una capa social de calidad, era interpretada como una excepción o una cualidad extraordinaria ajena al desarrollo social mismo. Tampoco es la teoría de Gramsci sobre los intelectuales como la capa social básica que intermedia entre las clases fundamentales, y que tiene funciones específicas en la constitución de la cultura y el Estado. Aquí la recomposición es más radical, porque la importancia de los intelectuales no es accesoria sino esencial: la materia misma del desarrollo de las fuerzas productivas  y también catalizador de ese desarrollo. Cuando se hable de intelectuales atendiendo a su calidad mental como algo intrínseco y significativo, es porque se está llegando a una comprensión intuitiva de que esa cualidad (que también puede ser bastante ilusoria) es parte esencial del desarrollo de la historia, porque produce historia.

0.4) Los intelectuales como traidores de la revolución. El trabajo intelectual, los intelectuales directamente, o bajo figuras trasmutadas de pequeña burguesía se pueden considerar equivocadamente una maldición o el elemento de traición de los movimientos puramente proletarios, revolucionarios, etc. Al respecto es urgente y políticamente esencial considerar una paradoja de las luchas políticas, por medio de las cuales, el Estado como encarnación general del trabajo intelectual para concentrar el poder actúa reprimiendo a los disidentes. En la historia de los regímenes estalinistas persiguiendo a los disidentes es crucial considerar que la lucha, por ejemplo del maoísmo contra las desviaciones intelectuales o contra de las desviaciones pequeñoburguesas, implica una persecución de un grupo de intelectuales encumbrados en el Estado contra sus posibles contendientes, que también son intelectuales. Bajo la mascarada de defensa del trabajador manual o campesino, se esconde una lucha entre sectores del cognitariado, que se alían con el capital o con el Estado, representan la escasez general y la antidemocracia, la persecución y la parálisis de las fuerzas productivas.
0.4.1) La base del Estado. Bajo una versión más sofisticada se considera al trabajo intelectual el lado malo porque se convierte en la burocracia, en el Estado que ha significado la terminación de los procesos políticos revolucionarios en muchos lugares del mundo. En su teorización sobre la naturaleza del Estado, Ernest Mandel llega a la conclusión de que esta institución es la representante del trabajo intelectual que se ha enajenado de las masas que solamente son el trabajo manual. Efectivamente el Estado, siguiendo a Gramsci es una función intelectual, cierto conocimiento aplicado a la política, pero su emanación no es conocimiento puro sino el manejo de las contradicciones sociales: el Estado es confesión de antagonismos sociales, clases y grupos antagónicos. Este rasgo del Estado como corporación basada en conocimiento, que sus miembros son una estructura de códigos sociales no se debe negar, pero no podemos esperar a obtener un certificado de  bondad para reconocer que muchos de los sectores sociales son obra del trabajo intelectual, incluso la fabricación material es obra de esa misma combinación, y el Estado también lo es. Ahora bien, la existencia de Estados de desigualdad o garantes de la desigualdad social, no depende de que los funcionarios sean intelectuales sino de la condición social de fondo: administración de la escasez entre grupos sociales antagónicos. El que una escuela sea dedicada a institución militar no se basa en la naturaleza perversa de la enseñanza, el hecho de que el Estado sea una institución forjada por el trabajo intelectual y que sus integrantes sean funcionarios no es la explicación de la perversidad de muchos Estados y de la negatividad general del Estado.

0.5) El cognitariado también es el corazón de las fuerzas productivas. El cognitariado no es un ángel de la historia, que está irradiando bondad todo el tiempo, sino que es la encarnación de la mayor positividad potencial en la producción de historia: conocimiento y producción.
El cognitariado es el corazón cualitativo de las fuerzas productivas y se está convirtiendo en la masa, también en el sentido de que el proceso de trabajo cada vez necesita de más condiciones intelectuales para su desempeño, tanto en medios de producción como de calificación del trabajador. En el curso del aumento de la composición orgánica del capital el paso del cognitariado específico al proletariado puede ser constante, pero también viceversa. Mientras que ciertos procesos se recalifican otros se descalifican, pero la descalificación de ciertos procesos no es una desgracia absoluta porque el trabajo de habilidad individual es sustituido por medios de producción con contenido intelectual. Sin embargo, en esta oscilación el espacio social para el trabajo manual puro (el proletariado tradicional) se va haciendo cada vez menor y no por eso deja de ser una masa fundamental de la humanidad. En el sentido cuantitativo y cualitativo, cada vez más el proletariado se está convirtiendo en cognitariado.
Para ser más cáusticos y críticos, una parte del cognitariado está dedicándose a labores negras y antihumanas, igual que los proletarios que trabajan en la industria militar; algunos se dedican a crear fuerzas productivas  específicamente antihumanas, netamente destructivas. Sin embargo, reconocemos que el desarrollo acelerado de las fuerzas productivas  tiene sus frenos que se manifiestan desde diferentes lados, como sectores capitalistas, ciertos intereses conservadores proletarios, fanatismos religiosos, intereses nacionales, sistemas de comunicación enajenantes, etc.

0.6) Pareciera que el cognitariado es una mascarada del proletariado, pero no es así. La definición del proletariado, por oposición esencial y única con el capital, implica que el destino de ambos conceptos es una pareja sin derecho al divorcio ni religioso ni civil. La relación conocimiento y trabajo supuesta en la idea del cognitariado implica que la situación del capital es secundaria y que la dialéctica histórica se puede escapar del carril del capital, porque esa forma histórica puede quedarle pequeña a la pareja fundamental que es conocimiento y trabajo. La visión de Marx es que el proletariado está encerrado en un círculo de hierro del que no podrá salir sin una explosión, la condición de paria absoluto del proletario está muy clara, aunque en honor a la verdad, Marx no dibujó la ley de hierro del salario, pues eso lo hizo Lasalle, aunque su teoría de la “ley general de la población capitalista” está muy cerca de tal visión de una pobreza creciente y sin límite, porque la existencia de un ejército industrial de reserva para mantener bajos los salarios es esencial y la masa depauperada deberá siempre de crecer como población amenazada por la extinción[8]. El crecimiento de los salarios metropolitanos y la integración del simple proletariado a los circuitos de consumo son los elementos esenciales indicando que sectores enormes del proletariado entran dentro de un círculo de confort, de tal manera que no van a estallar por la radicalidad de sus cadenas.
El concepto de proletariado se liga a la idea de cadenas radicales, bajo una visión de que la creciente enajenación lleva por un camino de reversión histórica. Mi opinión es que la teoría del resorte de la reversión absoluta de la enajenación histórica es, quizá el mayor desatino de Marx, porque es algo así como una visión mágica de que el camino del empobrecimiento absoluto lleva hasta la riqueza infinita, o el crecimiento de la enfermedad es la condición de la salud perfecta. Aquí me parece que Marx no se basó en procesos históricos, sino en ciertos procesos sicológicos y biológicos, que efectivamente sí ofrecen una reversibilidad absoluta, como por ejemplo el paso de una depresión a una euforia en ciertas personas, el paso del cansancio (ejercicio) al vigor, etc. Estos saltos dialécticos que sí se presentan están restringidos en su nivel de operación a ciertas polaridades, pero no se pueden convertir en una regla general, de cambios mecánicos. En fin, esto implica que la ley dialéctica de la transformación en los contrarios tiene una validez relativa, y no permite sacar conclusiones para todo, principalmente, si no existe antecedente alguno de ese tipo de operación histórica; esto implica que no existían antecedentes de revoluciones de clases oprimidas que partiendo de su desposesión radical saltaran a su forma de comunidad absoluta, sino que lo indicado por la historia son procesos de reapropiación parcial, que aligeran las cadenas de las clases oprimidas en base a las condiciones de producción reinantes, como es el paso de las esclavitud al feudalismo y del feudalismo al capitalismo. En ese sentido la interpretación de Marx es una hipótesis, un a priori, de la operación de la historia futura, porque si antes toda la historia se manejó por una oscilación entre enajenaciones parciales y apropiaciones parciales, resulta mera suposición el tránsito desde la cúspide de todas las enajenaciones (la hiper radical del capital) para su salto hacia la cumbre íntegra de las apropiaciones (la comunidad armoniosa y libre de comunismo por venir). De hecho la hipótesis fracasó durante la prueba de las revoluciones refuncionalizadas o convertidas estalinistamente, o en el trayecto de los proyectos sociales disfrazados de marxismo y en realidad protagonistas de un estatismo feroz.
Tomando en cuenta lo anterior el cognitariado no contiene cadenas radicales, que lo hagan el ángel de llamado del final de la historia, sino que posee cadenas parciales, porque su enajenación no llega al pozo más profundo de la historia habida. La enajenación del cognitariado es real, pero resulta menor a la sufrida por el proletariado, de hecho su condición muy productiva le puede redituar beneficios y hasta convertirse en capitalista en casos destacados, hasta alcanza a convertirse en asquerosamente capitalista, como se podría ejemplificar en la biografía de Billy Gates. En ese sentido, si el cognitariado es demasiado productivo entonces termina siendo refuncionalizado y se convierte directamente en capital, simple y llanamente traspasa del lado de los ganadores, pierde su condición de negado por el mundo y se dedica a disfrutar de sus dividendos ganados, incluso los beneficios logrados en la lucha social, como creo que nos lo recuerda la historia del marxismo y el movimiento de la socialdemocracia europea.

0.7) Las contradicciones del cognitariado con el capital. En base a la lógica anterior, tampoco el cognitariado es el némesis de la burguesía, pero sí es un antagonista que puede intervenir en un modo sistemático. La contradicción entre el capital y el cognitariado es sesgada, porque mientras en ciertos puntos sí puede ser completa en otros no hay tal. El criterio básico depende de que la burguesía se mantenga desarrollando las fuerzas productivas  acordes al cognitariado en la suficiente medida y no choque directamente con los intereses materiales del cognitariado (empleo, salarios, honorarios, sistema educativo, etc.) o de sus aliados proletarios. El capital puede chocar muy fuertemente con el cognitariado cuando trata de monopolizar el trabajo intelectual y de someterlo a los designios específicos del capital: acumular ganancias. Evidentemente el cognitariado tiene intereses materiales por un nivel de vida y de ingresos específicos respecto de su herramienta privilegiada: el conocimiento. Sin embargo, en una sociedad mercantil el cognitariado manifiesta comportamientos contradictorios, porque el saber se puede convertir en una mercancía monopolizable y se buscará algún tipo de propiedad intelectual y parcelas monopólicas al respecto, en vez de libre difusión del saber; pero como consumidor del saber se quiere liberar el acceso a las demás regiones del saber.
Evidentemente cada empresa capitalista refuncionaliza en su estructura al cognitariado y el mejor tipo de empresas es el que absorbe mejor nivel de cognitarios. Para la empresa el cognitariado varía en sus posiciones, presentándose como un simple proletariado, pero en algunos casos puede tener un nivel superior y compartirle de la plusvalía, incluso el cognitariado puede ser parte de la propiedad, también los dueños participarían de esa definición, de tal manera que el cognitariado se integra en una figura híbrida del capital y el saber. La figura híbrida de capital y cognitariado no implica una contradicción la cual se debe destruir a la brevedad, como analizaba Marx al pequeño patrono que es capital y trabajador directo, su propio proletario; porque el conocimiento es necesario a la producción general por lo que este híbrido no resultará atípico.

0.8) El conocimiento en las fuerzas productivas habrá de superar, en una dialéctica de reapropiación histórica, al capital mismo. El capital ha sido necesario como fermento de las fuerzas productivas, pero no sabemos hasta qué punto le empezará a salir demasiado caro a la humanidad, y a las clases emergentes (las fuerzas productivas  sustentadas en sujetos reales). En el sentido anterior es que el cognitariado indica una tendencia a la superación de la figura económica del capital, pero no implica que vaya a efectuar una específica revolución política como suponía Marx con el proletariado. El problema es que la relación entre cognitariado y capital es sesgada, por lo que los estallidos antagónicos serán más episodios aislados que la regla de operación. El cognitariado es la encarnación actual de esta promesa de la historia de cambiar la forma social actual dominante, de la superación del capital en la figura hasta ahora conocida, de tal manera que llegará una nueva forma social dominante más adecuada a las fuerzas productivas  avanzadas. Para que eso ocurra el capital deberá de ser incapaz de sostener las fuerzas productivas  avanzadas gestadas en su seno, y los sujetos reales deberán tener la fuerza política para convertir su fuerza económica en una fuerza completa (unidad de economía, política y cultura). En general, la historia indica que el paso de un sistema social al siguiente es complejo, por lo que no es un episodio el que lleva a un salto dramático, sino que la fuerza económica de la clase emergente es la punta de lanza de su fuerza política y cultural. Por lo anterior, sería más probable que el fortalecimiento del cognitariado llevara a un cambio del poder social a favor de la inteligencia y de la solidaridad proletaria (la solidaridad con el ser humano desnudo, la persona sin más condición), de tal manera que el tema del mercado y capital dejara de tener la prioridad que tiene en el capitalismo, para ser una forma subordinada en una sociedad más rica de lo que imaginamos en nuestros días.
En base a lo anterior, la superación histórica del capitalismo no es la tarea urgente e ineludible del cognitariado (esa tarea es probable basada en la necesidad del curso histórico a partir del momento en que el capital se convierta en el obstáculo absoluto para el desarrollo de las fuerzas productivas), sino el desarrollo de las fuerzas productivas  y una compleja lucha política y cultural de sostenimiento de la humanidad (contra la deshumanización capitalista) en preparación de un futuro mejor.

0.9) Ahondamiento en las fuerzas productivas y complejización de las relaciones de producción. Efectivamente, como indican los ortodoxos, basta con cambiar un concepto fundamental para revolucionar un sistema. En este caso, simplemente hice un calibramiento teórico del edificio marxista en base a la nueva conceptualización de la clase que representa a las fuerzas productivas. Conservo la idea central del desarrollo de la producción como base del sistema social y que su avance es la condición misma del avance de la humanidad porque no existe posibilidad alguna de liberación sin reino de la abundancia material. En cierto sentido radicalizo el papel de las fuerzas productivas, porque se conservan en la centralidad, pero recalifico su cualidad interna, de tal modo que el trabajo intelectual se convierte en cognitariado, el eje mismo de la potencia de las fuerzas productivas. De manera empírica esto ha sido evidente en el siglo XX y lo será más en el siguiente, por lo que retomo una idea de que la clase revolucionaria puede ser solamente la que está en el corazón de la producción, pero el proletariado manual esta saliendo de ese terreno, casi como cumpliendo un símil con el ejército industrial de reserva, que no gravita en la esencia del curso histórico por más que sea una masa importantísima empíricamente. Resulta claro, que este orden de ideas tiene afinidad con Toffler pero él se interesa más en un sistema que ya emergió revolucionando el pasado, el sistema de la tercera ola, las nuevas industrias con mayor componente de saber que de mano de obra, capital o materias primas. En cambio, yo me centro más en el proceso y en el tipo de sujeto colectivo que está brotando en este curso de la historia moderna.
Si cambia el acento dentro de las fuerzas productivas  también cambia el acento dentro de las relaciones de producción, de tal manera que la importancia total, absoluta y unidimensional de la relación capital-trabajo queda relativizada por el contenido positivo del incremento de las fuerzas productivas. Esto es una herejía productivista frente a la suposición de la importancia unidimensional de la relación de explotación entre el capital-trabajo, porque en la visión de la economía de Marx la explicación integral está en las aventuras de la plusvalía, la relación de explotación misma como el secreto crucial de todo el sistema, y la explicación completa del movimiento está basado en la configuración del capital social, su acumulación, etc. En fin, para Marx la explicación completa se sustenta en una sola relación, porque la forma secundaria que sería la renta de la tierra es ya un residuo que está en decadencia, que está perdiendo importancia y no deja de ser una forma trasmutada del plusvalor, porque todo es valor económico y solamente tiene importancia el secreto de la plusvalía. La relación de producción fundamental ahora es doble porque no es simplemente el trabajo inmediato y su emanación de valor (con el tiempo de trabajo socialmente necesario como la medida del valor) sino que el proceso positivo de relación entre trabajo y conocimiento está a un nivel superior (o más profundo como se quiera ver) respecto de la relación capital-trabajo. Así, el análisis básico de la sociedad moderna es la unidad de la relación fuerzas productivas (conocimiento) con trabajo (de ahí el cognitariado) y secundariamente la relación de fuerzas productivas  (conocimiento) con capital, al tiempo que se estudia la relación de capital-trabajo. Yo sé que esto implica una dificultad adicional porque que tema del conocimiento conlleva consideraciones cualitativas, mientras que la reducción de Marx del análisis económico al valor trabajo, permitía una cuantitivización completa porque el valor trabajo es mera cantidad del tiempo de trabajo socialmente necesario; de tal manera que más conocimiento no siempre es una cantidad sino una calidad de mejor conocimiento, profundización en la verdad de las cosas, descubrimientos de la legalidad natural, saltos cualitativos en los paradigmas científicos, etc. Sin embargo, también debo recordar que la cantidad en Marx tiene una dificultad absoluta porque no se trata de una cantidad empírica sino de una hipótesis histórico filosófico acertada porque el tiempo de trabajo socialmente necesario no se mide directamente, sino que se estima su conversión en cosas, pero el valor tampoco coincide con el precio, por lo que la medición del valor nunca es empíricamente comprobable, sino una aproximación infinita (a la que nunca vamos a llegar empíricamente, por lo que la llamada “transformación de los valores en precios” es más una delicadeza metodológica que una operación fáctica). En ese sentido la cuantitivización completa de Marx es etérea, no se puede tocar y no presenta menores dificultades que un análisis cualitativo (que tiene sus propias medidas). Esta combinación de la cantidad y calidad que pretendo está ya incluido en el ejemplo del estudio de las formas de las fuerzas productivas  por Marx, de tal manera que la clasificación de la manufactura a la gran industria está indicando que las unidades de producción también unifican el conocimiento con la producción, tanto como las unifican con el proceso de producción de valor trabajo.

NOTAS:

[1] Basado en interpretaciones diversas de la obra de Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel. Cf. PORTELLI, Huges, Los usos de Gramsci y ANDERSON, Perry, Las antinomias de Antonio Gramsci.
[2] ANDERSON, Perry, Tras las huellas del materialismo histórico.
[3] LUKACS, George, Historia y consciencia de clase. Esta tesis la mantiene en el resto de su obra, no la abandona con sus ulteriores cambios.
[4] Cf. Las diferentes discusiones sobre el partido leninista. Por ejemplo, MANDEL, Ernest, Teoría leninista de la organización, y la colección Pasado y Presente al respecto.
[5] En general, la obra de Toffler con su reflexión sobre las fuerzas motrices del cambio incluye importantes aspectos a tomarse en cuenta. Cf. El shock del futuro, La tercera ola y El cambio del poder.
[6] Cf. KARL, Marx, El capital, t. I. Su interpretación sobre la gran industria capitalista, corazón de las fuerzas productivas propias del modo de producción capitalista.
[7] MANDEL, Ernest, La proletarización del trabajo intelectual.
[8] Cf. KARL, Marx, El capital, t. I.


2 comentarios:

rodrigo dijo...

la palabra cognitariado no existe en la RAE, favor de aclarar su etimología, gracias

Carlos Valdés dijo...

Rodrigo: Según la nota 5, el término se remonta a una interpretación de Alvin Toffler presente desde su ensayo La tercera ola, donde advierte la fusión de proletariado y sector productivo basado en conocimientos. Debido a la mayor intervención de la ciencia y tecnología dentro del proceso productivo, entonces se fusiona "proletariado" (carente de propiedad, que solamente posee su prole) con "cognoscere", el saber. Es un proceso que ocurre en la realidad económica y social. Para formar la palabra se remplazó el término original "proletariado" conservando la raíz latina "prole" para sustituirla con la correspondiente al conocimiento "cogni", y se mantiene "tariado". Resulta "cogni-trariado". La palabra COGNITARIADO paulatinamente ha adquirido ciudadanía en la teoría social y algunos autores europeos utilizan la misma palabra, para señalar a la nueva clase dominada emergente.