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domingo, 26 de mayo de 2024

QUIRÓN Y PROMETEO CAMBIAN SUS DOLORES



 

Por Carlos Valdés Martín

 

En un brillante artículo, Irene Vallejo[1] recuerda el intercambio entre dos protagónicos de la mitología. Según el argumento entre ellos permutan sus padecimientos, de tal manera que ambos resuelven sus tormentos sin salida y surge un final doblemente feliz. El rebelde Prometeo había sido encadenado a una montaña del Cáucaso, con cadenas irrompibles y atormentado a diario por un águila que devoraba su hígado. El órgano hepático se regeneraba cada noche y el tormento volvía. El castigo, desde la perspectiva humana, resultaba de lo más injusto, pues Prometeo había obtenido o restituido el fuego para los humanos.

El centauro Quirón era apreciado como ser noble y sabio, un auténtico educador en las artes de la curación y ejemplo de virtudes. Las leyendas lo estiman como el educador de Aquiles, el protagonista de la Ilíada, y otras narraciones como el mentor de Asclepio (o Esculapio el médico divino).  Habrá que explicar que la narración considera a Quirón como un ser mitad humano y caballo, con un don de inmortalidad, pero era vulnerable. Durante una pelea en la que no está involucrado, Quirón recibe una flecha envenenada e incurable, por provenir de la mítica Hidra. A partir, de esa herida el centauro padece un dolor insufrible, por lo que suplica piedad para dejar su condición de ser inmortal.

La solución para el dolor de Quirón y el castigo de Prometeo fue un mágico intercambio, donde Prometeo recibe la inmortalidad del centauro y éste se desprende. Bajo el argumento mítico Quirón se convierte en la constelación de Sagitario[2], donde permanece como guía de los visionarios.

Esta narración abre espacio para preguntarse ¿qué es un intercambio liberador?[3] Mientras el dolor resulta algo tan individual y aferrado al cuerpo de quien lo padece, el efecto paliativo que lo disipa o el anestésico que lo anula representa una maravilla. La especialidad de “algología” de tan extraño nombre, bendice con la anulación del dolor. Y quien se libera del dolor, restablece esa sensación de dominio de sí y tranquilidad que le ha robado el dolor.

En la narración, un intercambio de dolores disipa el conflicto permitiendo que el centauro cumpla un designio místico, para quedar con cuajado de estrellas y el benefactor Prometeo sobreviva a su castigo y termine siendo liberado[4]. La versión más popular indica que Hércules liberó a Prometeo de su castigo y que los antiguos dolores fueron olvidados.

¿Qué sucede con los dolores colectivos que marcan a una nación entera? El ingenioso Adam Smith funcionó como un moderno Prometeo, quien, revelando las bondades inherentes al intercambio mercantil, comenzó a cauterizar la herida de las “miserias del pueblo”[5]. Con el ingenioso desarrollo del mercado ha liberado a los pueblos miserables y de las regiones más inhóspitas de milenario yugo de la miseria. El mercado representa ese mítico intercambio de dolores entre el sabio Quirón y el audaz Prometeo, al desplazar dos carencias mediante un desplazamiento afortunado. En una aritmética virtuosa dos dolores terribles se convierten en dos resoluciones felices.

NOTAS:

[1] Irene Vallejo, Eclipse del dolor. Enfocado en elogiar los cuidados médicos, incluso sean paliativos. En periódico Milenio de 2024.

[2] Curioso que el instrumento de castigo regresa como atributo, pues Sagitario es un centauro flechador.

[3] El intercambio es un proceso muy general, por tanto, implica desde sus variaciones más virtuosas, neutrales o negativas; por lo mismo, resulta sencillo atribuir al comercio las mayores bendiciones o un pecado capital. Compárese al propio Manifiesto comunista, que señala del capitalismo mercantil tanto las ventajas revolucionarias como su enferma injusticia.

[4] Claro que el destino de Prometeo no resulta tan definido en la mitología griega, pues representaba al heraldo de un orden posterior al de Zeus.

[5] Adam Smith, La riqueza de las naciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es sorprendente la mitología griega, su contenido ayuda a entender la naturaleza del hombre y, como en el caso, la de la sociedad, siempre y cuando haya una mano q guíe, gracias Carlos por tan interesante explicacion