Música


Vistas de página en total

martes, 5 de mayo de 2015

SIETE ERRORES Y ACIERTOS DE MARX O LA CULMINACIÓN DEL SISTEMA





                                                                                              Por Carlos Valdés Martín

Para la mayoría es un desconocido, para los contrarios es un criador de tiranos rojos, para los seguidores es el científico infalible y defensor del proletariado... ¿Para el siglo XXI qué representará? Un esfuerzo de objetividad exige anotar los puntos de fondo donde su teoría ofrece errores y aciertos, casi emparejados, por lo que ser verá.

0) Debemos recordar los principios básicos de la dialéctica radical, entre ellos, el principio de “todo está en movimiento”, pues la fijeza resulta una ilusión. Hasta la sólida piedra esconde un movimiento y el más frío hielo permanece en transformación. El pensamiento dialéctico utilizado por Marx se distingue del formalismo reflexivo porque al moverse se reconoce transformándose; cada vez que el pensar dialéctico observa relaciones aparentemente fijas busca bajo su suelo superficial el desplazamiento y la transformación[1]. En cambio ese otro pensamiento (más cotidiano, menos agudo, más perezoso) también aparece (ordinaria y familiarmente) como fijo, coagularse y detenerse. El descubrimiento inicial de una idea filosófica o científica posteriormente se puede convertir (o contra-verter) en dogma, la innovación agotada decae en la rutina. La innovación del cambio (una concepción abiertamente dialéctica) a veces se esconde como rutina de la apariencia de movimiento. En su génesis el pensamiento de Marx levantó como su bandera la innovación del movimiento, asimismo mostró el pensamiento que enérgicamente tiende hacia la realidad social, se materializa en vida social y existencia política, e invita a las masas proletarias a tomar sus armas desde la filosofía[2] (las cuales hasta entonces no habían encontrado). Pero un matiz prevalece durante la génesis y otro con la exégesis, uno manifiesta la creación y otro la apología. En lo siguiente se revelan siete puntos esenciales donde la virtud y la rutina se entrelazan en el legado del marxismo dialéctico, un pensamiento que contribuyó a revolucionar su momento histórico, pero después de nacido se engarza dentro de múltiples tendencias postreras con un sentido contrario y entreteje varias ironías de la historia.

1) Presentación: en la ciencia todo acierto es error y toda verdad también es no verdad. Cualquier acierto incluye un fragmento de error (porque lo contrario supondría la perfección absoluta, o sea, ¡pensamiento divino!) y el gran pensador crítico nos exige él también quedar criticado (porque la estricta crítica no se detiene nunca, o como decía Hegel, este pensamiento en sí es “sujeto”, opera con el automovimiento[3]) para que podamos empezar a criticarnos —y esto último significa que los responsables somos nosotros y Marx ahora nos mantiene sin preocupación (ni nosotros los preocupamos ¡faltaba más!, pero tampoco lo des-cuidamos). Incluso los grandes aciertos del saber, como la teoría gravitacional de Newton, contienen su semilla de error, así sea porque no resultan aplicables en otro contexto (en los límites del “hoyo negro” o del Big-Bang, fenómenos desconocidos para la física del siglo XVII, donde no aplica la ecuación de la gravitación clásica). Pero nuestro pensamiento, cada vez que encuentra la figura de la verdad entonces permanece enamorado de esa belleza, y así solamente asimilamos el acierto de cada acierto, y exclusivamente captamos la verdad de cada verdad, dejando de lado el error contenido en el acierto y dejando fuera la no-verdad contenida en cada parcela de verdad. Y quizá, en principio, tenemos razón al detenernos gustosos para contemplar esa verdad a nosotros revelada, porque incluir una reflexión sobre la no-verdad ya nos alejaría de ese gusto, y nos lanzaría por zonas inciertas para andar por las sendas de lo intranquilo, entre la inquietud causada por el pensamiento crítico.

1.1) Pensamiento crítico ya debe saber que su verdad contiene no-verdad. Un pensamiento pobre o ingenuo porque no es crítico (o que no ha pasado por la negra noche de la duda, o no ha transitado por el desierto de la  negación, que es función de la crítica) descansa para quedarse a abrevar en su verdad como el oasis último y el final de su travesía. El pensamiento crítico ya sabe que su verdad abreva en un oasis transitorio, queda obligado a avanzar luego de cada “victoria pírrica”. El pensamiento no-crítico por su ingenuidad propia puede creer en el “final de la historia”, pero el pensamiento crítico no resulta tan incauto para pretender el “final de la historia”. El pensamiento no-crítico puede creer con una fe ingenua que nada cambia y el sonido del mundo siempre repite lo mismo; pero el pensamiento crítico arranca desde la premisa de “todo cambia y nada permanece inalterado”, según una imagen casi poética: los pequeños puentes fabricados durante el invierno son destruidos cuando la primavera trae el deshielo[4].

1.2.) La paradoja del dogmatismo a-crítico injertado en el pensamiento crítico. El dogmatismo como premisa supone inexistente al cambio y cree que su (o mi) verdad levanta la última frontera posible del saber, entonces el dogmatismo resulta un injerto extraño en el pensamiento crítico. El dogmatismo escribe un acta de defunción para el pensamiento crítico y también construye el mausoleo para el dogmatismo mismo, pues quedando petrificado ya no aspira a mantenerse como pensamiento vivo. Porque solamente merece designarse como pensamiento vivo aquel que continua el camino del descubrimiento. Benditos los descubridores de un ayer cuando en el ahora sostienen su mausoleo para esas verdades pasadas, pero los benditos de hoy deben continuar encontrando la no-verdad en la verdad de ayer, y perfeccionando el conocimiento. Porque encontrar la no-verdad del día de hoy abre los campos para descubrir la sí-verdad del mañana. Cuando la verdad de hoy demuestra su no-verdad muestra su lado fructífero, invita a perfeccionarse y a levantar el pedestal de la verdad del mañana. El dogmatismo de la interpretación no merece achacarse personalmente a Marx, sino a sus continuadores, quienes convierten algunas verdades develadas por el fundador en una frontera final, para permanecer abrevando en el oasis. Claro, el abrevar entre las verdades pasadas refresca y afila a la mente, y reconociendo los aciertos del pasado nos evitamos re-inventar el hilo negro. Partiendo desde los descubrimientos generales pretéritos tenemos herramientas para laborar las parcelas particulares del conocimiento. Sin embargo, difiere la labor de exégesis frente a la dogmática, y esta última atrae una parálisis del pensamiento, detención de la labor crítica y constructiva del saber.

2) El sujeto desde el cual se habla. El sujeto desde el cual habla Marx ofrece una novedad radical frente a la interpretación precedente desde la Ilustración, la cual había encontrado en la Razón la fuente del sujeto humano pensante, pues desde la racionalidad universal buscaba analizar. Incluso si nos desplazamos más atrás, la filosofía griega se inicia afirmando que cada humano contiene la potencia pensante y no existe una posición no-pensante. Aunque el contexto fue una sociedad esclavista, por inicio Sócrates define que la potencia del pensar existe hasta en el esclavo[5] (seguramente un concepto demasiado escandaloso o adelantado para su época). Pero Marx ofrece este otro peculiar principio: la conciencia está determinada por su condición social material, por lo tanto el acceso a la conciencia queda determinado por la posición social de los sujetos[6]. Así Marx plantea una tesis epistemológico-revolucionaria de que solamente la posición del proletariado le permite una comprensión científica de una sociedad capitalista destinada a desaparecer rápidamente. La solidaridad del pensador burgués con su sociedad destinada a desaparecer le haría incapaz de comprender el curso correcto de la historia, le haría incapaz de comprender las exactas leyes del movimiento social[7]. Esta es la pretensión de Marx como pensador proletario, acotando el campo de lo “verdadero”. Ya que cada sujeto no existe en el aire y que el pensamiento teórico está casi monopolizado por clases dominantes o intermedias ilustradas viene una dificultad (por principio enorme) para conquistar un punto de vista científico, dificultad indicada en el lema de la “conquista del punto vista proletario revolucionario” o comunista.

2.1.) Solidaridad radical entre pensamiento y trabajo pero... La estructura histórica y teórica del marxismo configura una solidaridad radical entre el pensador y el trabajador. En los hechos a lo largo de la historia humana ha ocurrido muchas veces el desencuentro y el encuentro entre pensador y trabajador manual. La historia de la política, las religiones y la filosofía nos muestra esta oscilación. Me parece que en el curso de la historia humana predomina la oposición entre pensamiento y trabajo manual, pero con Marx la oposición entre el pensador y el trabajador desposeído deviene en solidaridad radical.

Sin embargo, la conciencia para resultar completa debe ser autoconciencia, pero (en este esquema) también ausencia total de conciencia personal del pensador. En buena medida, el mismo Marx se analizó y estableció la condiciones de posibilidad de su pensamiento en la maduración del capitalismo y la condiciones de desarrollo confluyentes entre Inglaterra (Economía Política derivada de la industrialización), Francia (Historia derivada de la lucha política de clases) y Alemania (Filosofía derivada del relativo atraso alemán). Una vez hecha esta reflexión y forjada la estructura de la teoría como materialismo histórico y dialéctico y crítica de la economía política, quedará siempre pendiente una tarea de autorreflexión. El pensador mismo se ha identificado con el proletario, se ha integrado a su punto de vista, pero entonces sale del cuadro y se vuelve una entidad pura (no una personalidad concreta). La problemática existente en el pensador mismo (como sujeto objeto de esta participación en teoría y práctica) se dibujó muy débilmente y se dejó en suspenso[8]. La participación del pensamiento como un intelectual parecía identificarse (o reducirse) con la auto-constitución del proletariado y así se interpretó en la teoría del partido político de Lenin y después se enmascaró bajo la problemática del poder del Estado socialista. En parte, el partido político y el Estado integran dos de las principales configuraciones de la actividad intelectual concreta (si se quiere, son las esenciales divisiones del trabajo intelectual cualitativo). La reflexión sobre estos temas quedaría como en suspenso, pero mientras la historia se adelantaría dando tremendos sustos, y moviéndose sobre los “agujeros negros” de la teoría de Marx. En efecto, ya habían triunfado varias revoluciones en su nombre y todavía no aparecía una teoría (que mereciera el nombre de teoría) marxista del Estado ni de la relación entre trabajo y pensamiento. Los errores y horrores de la historia siguiente son evidentes. Aquí no pretendo establecer un error ni una responsabilidad de Marx hacia el socialismo de Estado y sus vertientes estalinistas. Pero resulta claro que existía un enorme hueco en la reflexión y los movimientos de corte socialista no contaron con herramientas intelectuales (previsiones certeras, alternativas, medios de acción...) para el proletariado y campesinado ascendente, cuando derribaban gobiernos en nombre del socialismo marxista y levantaban enormes maquinarias de Estado, operando un extraordinario experimento social que terminaría en un fracaso. Cuando menciono el error dentro de tan formidables movimientos sociales no es porque espere obtener una bola de cristal para guiar tales movimientos, sino enfatizar que permanecía inexistente el campo de reflexión sobre el Estado a construir, más allá de la inocencia (de los grupos sociales participantes) que ha permitido la instauración de dictaduras conduciendo hacia un callejón sin salida de la historia. Entonces no existe el campo de reflexión en base a una fusión entre intelecto y proletario, que es esencial al punto de vista. Es decir, la teoría del punto de vista proletario[9] no permitió “ver el punto de vista mismo” y no abre campo a la explicación para la autoconciencia (ese asunto tan difícil) en el curso de la acción histórica, que también se resignifica con la expansión de la educación y la tansformación del gran parte del proletariado en un estricto cognitariado[10].

2.2.) Suposición de la perfección del punto de vista proletario. La teoría del punto de vista se convierte en suposición de perfección y por tanto castración de la crítica. El discurso del punto de vista proletario (marx-ismo ya después de Marx se acentúa esto profundamente) se convierte fácilmente (aunque no hubiera tal intención) en un “no-pensamiento” o en una jaula del pensamiento. Una vez que se acepta existe una perfección científica de base en el punto de vista proletario, el paso siguiente es acorazarse contra los voces en contra (ya sea la voz interna, la voz de un contrincante teórico y la “voz de lo hechos”), y entonces la virtudes reales y potenciales de un punto vista proletario (impugnador radical de la sociedad presente, representación de intereses de las mayorías, etc.) se convierten también en ataduras.

La perfección social-material no fue ganada por el proletariado, simplemente se acepta como su axioma de potencia (su potencia liberadora radical, su esencia comunista). El engolosinamiento sobre el punto de vista del proletariado contiene su correlato práctico en una interpretación que demostró conducir al desastre. Marx argumenta, y más bien implícitamente, que dentro del proletariado existen las virtudes humanas suficientes (una relación social socialista o comunista) para hacer irrumpir una nueva sociedad superior. Esto significa que el hecho de constituir fuerza productiva material y relación social cooperativa bastaría para reconfigurar a la sociedad futura. La breve experiencia histórica del siglo XX indicó otra tendencia, indicó que no bastaba esa doble característica para desencadenar la potencia positiva de la masa proletaria y reconfigurar una sociedad superior al capitalismo. Me parece que todavía el proletariado (o el sujeto colectivo que se guste como la nueva “multitud”[11] o el anterior concepto de “pueblo” o, con mayor precisión de términos, el novedoso concepto de “cognitariado” que los sustituye como realidad efectiva) queda obligado a pasar por un proceso de constitución interna, por una regeneración, educación o configuración para perfilar una nueva sociedad superadora. La idea equivoca fue que bastaba romper el cascarón (las cadenas sociales) para que nazca el polluelo liberado (poseyendo el ADN del futuro socialista). Pero la estructura de la historia nos obliga a profetizar procesos de auto-constitución social en los diversos órdenes, y por lo tanto el proceso de reconstitución social sería mucho más complejo que una breve (o acelerada) auto-constitución durante una revolución político-social. Los revolucionarios prácticos como Lenin y Mao sí consideraron la autogestión revolucionaria de las masas, pero muy concentrada (o reducida) a un breve periodo de educación revolucionaria durante la revolución misma. Los motivos de la perfección del proletariado generaron la ilusión de una perfección no ganada, conteniendo la idea de que las cadenas radicales bastan para reconfigurar el mundo, ofreciendo la idea de Marx sobre una revolución socialista demasiado sencilla y a la mano, que trajera el bienestar a la humanidad.

3) La producción del ser humano y la teoría como producción. Un acierto esencial de Marx es su concepto de la historia como la producción del ser humano, este es el concepto de la auto-constitución desde la práctica (en su sentido total), por tanto ofrece una gran aportación. Este concepto de la historia ya se venía perfilando y solamente se podría precisar en cierta época de mayor densidad de la producción humana. Este concepto de producción humana como la historia propia se venía perfilando desde el Renacimiento con Vico y otros, pero habría de acentuarse con la Ilustración. Esta producción de la Historia ya emerge muy perfilada en Hegel. Aquí Marx implica conservación de Hegel y no ruptura, digamos que predomina la inversión teórica, al invertir el fundamento del antecesor, pasando desde el Espíritu en auto-constitución de Hegel a la práctica productiva total de la Sociedad.

3.1.) La diosa Atenas nació con armadura de la cabeza de Zeus, de igual forma la Teoría de la Revolución nació completa de la cabeza de Marx (y de Engels para reconocer al compañero comunista). Aunque claramente integrado en la Historia, el concepto del teorizar de Marx no me parece quede tan claramente operando como auto-constitución (a la manera del joven Hegel). En Marx la teorización oscila entre la exterioridad al Ser (la clase social con el punto de vista privilegiado) y formación instantánea como esta Obra (cuestión que también se le puede y debe reprochar a Hegel y a casi cualquier filósofo, que se asume la tarea de la humanidad entera sobre sus hombros, como si fabricase una única obra individual). Y esta presencia de la Obra Teórica en Marx como un solo evento no es su discurso, sino su práctica, materializada en el titánico esfuerzo personal por comprender (¡aquí y ahora!) al totalidad el Sistema (la Historia humana en su fase Capitalista). Me parece que, de nuevo, estamos en el movedizo terreno donde el acierto implica un error. Si una teoría pondría en juego la obra humana como acto colectivo sería la del mismo Marx, pero el nacer de la teoría se presenta como el parto individual. Una teoría típica liberal (exaltando la enorme potencia de un solitario individuo) no tendría ningún problema con este modo de argumentar, pero una teoría “radicalmente comunista” sí debería manifestar muchos y enormes reparos en aceptar a un “padre fundador”, y que el padre fundador sean dos personas (Marx más Engels) no cambia en esencia la cuestión. De hecho, la siguiente crónica del marxismo empezó a generar una especie de colección de “padres fundadores”, bajo la sucesión de perfiles en la bandera roja de las revoluciones triunfantes, aunque con enormes variaciones de país en país, tendríamos a Marx-Engels-Lenin-Stalin para la URSS, y se agregó Mao para China, y se agregaría otro prócer menor según fuera el país comunista de referencia. 

En esto último nos sumamos a la ya muy conocida crítica contra el culto de la personalidad, fenómeno histórico-político-cultural expresándose en los íconos arriba indicados. Pero no estoy señalando el problema de que un individuo y un grupo exaltan a un pensador muerto, sino el problema de la necesaria conciencia de la auto-constitución de la conciencia. Para una visión comunista al estilo de Marx la creación de la teoría tendría que resultar más colectiva y social, no delimitándose como el privilegio de cuatro o cinco individuos-íconos. Los primeros marxistas y algunos sucesores se devanaron ligeramente el cerebro en esta paradoja y creyeron que esto solamente había ocurrido en el principio, pues el saber estaba semimonopolizado en la burguesía y los intelectuales, pero que pronto las cosas tomarían el cause de un proceso más socializado y veían que “la clase obrera demostraría su capacidad teórica”, por ejemplo estimaba Engels que la clase obrera alemana ya estaba leyendo El capital[12]. El caso práctico de que los obreros industriales (como conjunto social) sean lectores y comprendan más o menos bien El capital me parece que ya contiene un claro ingrediente de ilusión. Aunque no ocurriera una lectura de textos teóricos, la historia sucesiva más bien demuestra, que grandes sectores del proletariado se convirtieron en partidarios activos del marxismo y así iniciaron el proceso de auto-constitución de la conciencia, pero (paradójicamente) la teoría originaria se convirtió en un cuerpo de identidad perfecto (discurso ideológico), que mientras los conceptos (de Marx) eran escamoteados (alterados, triturados, torcidos) en la práctica mientras por las organizaciones políticas comunistas se reivindicaba la ortodoxia (de Marx). En general, me parecería que la auto-constitución de la práctica teórica de proletariado quedó completamente trunca (hubo un principio pero desconocemos si alcanzar el final resultaba viable). La práctica teórica también es auto-constitutiva, el momento activo de la teoría, queda oculto en su eficacia, y el movimiento político y social socialista y comunista se pretendió como una mera continuidad, aunque más bien predominó la ruptura (con conceptos alterados, triturados, torcidos), generando la discontinuidad del socialismo práctico (de partido, de sindicato y de Estado) respecto de la estricta teoría de Marx.

3.2.) La teoría de la producción de la humanidad también debe ser teoría de la producción de la libertad. Como crítica de la sociedad, la obra de Marx revela la tragedia de la explotación y la enajenación global desde la producción. La teoría de Marx comienza desde la producción de la enajenación, pero no revela la producción de la des-enajenación, sino ofrece un “cambio de plano” (el salto dialéctico de la revolución). La teoría marxista no ofrece una producción de des-enajenación consecuente como camino de salida, sino que ofrece un salto cualitativo (la Revolución social desde el poder del Estado), un salto generando una re-apropiación global. Pero la reapropiación no implica producción, sino que arranca desde la propiedad y no desde la actividad misma. La revolución por vía del Estado (interpretación generalizada de los marxistas al estilo de Lenin, Mao, Guevara, etc.) se propone reapropiar la propiedad, pero lo que originalmente se desapropió fueron las fuerzas productivas (colocadas en los sujetos, en sus potencias productivas y en su capacidad de gestión, de coordinación, de auto-conducción desde el individuo hasta la sociedad mundial).  Para lograr la Liberación Social se requiere de reapropiar las fuerzas productivas (capacidad de los sujetos para apropiarse de los medios de producción, pero no solamente locales sino de la gestión total de la Sociedad) y no simplemente reapropiar la propiedad, porque la experiencia demuestra que esto se convierte en una Ilusión, donde la propiedad queda concentradísima en manos del Estado, simple cambio de forma de enajenación dispersa (los muchos grandes capitales donde la suma de sus grandes fragmentos domina la economía) al gran patrono (que al estar integrado como entidad política, además deviene en dictadura tiránica), aunque inicialmente bajo la Ilusión de que es el Proletariado (con “P” mayúscula, como sujeto único) quien gobierna al Estado, cuando ocurre lo contrario, pues gobierna el aparato de Estado, personificado en su Dictador. Entonces, redondeando esta tesis, la teoría de la producción social requiere de incluir el concepto mismo de Revolución, la cual no tiene significado esencial como “aceleración” o “salto cualitativo” sino cuando se descubre la novedad de una producción (por producir la relación social deseada) desde abajo, entonces resultan casi idénticas Reforma y Revolución. Entonces la praxis o práctica acorde a una teoría social de la producción de la des-enajenación en un sentido liberador implica la gestión revolucionaria, por tanto el acto inmediato ya contiene una nueva relación social de práctica (un vínculo de libertad-igualdad-fraternidad) o resulta una ilusión. Por tanto, el mayor interés resultará para la práctica transformadora el enfocarse en las parcelas donde efectivamente se genera la des-enajenación, sin descuidar los efectos globales (la estructura del capital global, el Estado como red de poder, el sistema de comunicación Global, etc.). La des-enajenación se genera especialmente en la educación de los sujetos (y el educador debe ser educado[13]) y las opciones de gestión social (cooperativismo, etc.) y el creciente control del sistema político (derechos políticos, participación democrática, soberanía nacional, etc.). Es decir, resulta completamente afín a un conjunto de prácticas cumplidas por el movimiento socialista, comunista, pero también con las prácticas corrientes entre los liberales demócratas. El argumento resulta importante, por la trampa en que se cae cuando se espera una redefinición social global[14] como premisa de la des-enajenación, o de la libertad-igualdad-fraternidad.

4) Marx mira toda la negatividad de aquí y ahora, pero deja en la sombra la negatividad después de la Revolución. Aunque Marx no pretende ser ingenuo, el Estado post-revolucionario lo supone entrado en el cambio cuántico, y la desaparición progresiva de la fuente de la negatividad. Al Estado post-revolucionario lo llama “dictadura del proletariado” para mostrar su “mancha de tigre” con el término dictadura. Pero la pervivencia de la negatividad fue mucho más allá en las situaciones post-revolucionarias. La fuente de la negatividad social pervivió en todos los regímenes post-revolucionarios y tuvo su vigencia desde Rusia hasta China, desde Vietnam hasta Cuba. Esta negatividad no la podemos reducir ni dejar tan fácilmente de lado. Incluso suponiendo que se iniciara el proceso post-revolucionario socialista desde una sociedad más bien rica, como lo exigían algunos grupos revolucionarios que vieron en el territorio precario (pobre en fuerzas productivas) de los países revolucionarios el caldo de cultivo de las burocracias represivas. Incluso suponiendo que la clase obrera se ha preparado y superado sus limitaciones iniciales, se ha educado y auto-constituido. Incluso con los supuestos más optimistas todavía tenemos que tomar en cuenta una negatividad presente en la sociedad humana, una fuente de antagonismo. De lo contrario, caeríamos en el salto ilógico consistente en que hasta hoy creíamos en la negatividad como motor del movimiento pero desde mañana impera la armonía y se detienen las contradicciones, así desaparece la negatividad como motor. ¿Como continúa la contradicción? ¿Cómo se gestiona más humanamente una verdadera negatividad social? Porque cuando la negatividad social permanece oculta entonces es una garantía de que la negatividad domine de manera sorda, porque la falta de conciencia nunca ha sido una ventaja para la constitución social. Y esto de la negatividad oculta que domina no marca una simple hipótesis, baste observar el comportamiento político social de los muchos Estados de corte estalinista, donde se decretaba la felicidad universal mientras se establecía una censura universal y se enviaba a los disidentes a cárceles y campos de exterminio. Ciertamente, Marx jamás afirmó ingenua y llanamente que luego del capitalismo desaparecieran las contradicciones, pero sí pretende un cambio de época, en un sentido cualitativo tan radical terminando con la explotación (la contradicción social principal) que sus sucesores se embarcan sobre tal hipótesis de un socialismo sin negatividad y en dado caso para aplicarla contra sus detractores (como “purga” o persecución).

4.1) El supuesto de la negatividad social base de las garantías democráticas. Bajo el supuesto de una negatividad de fondo se han levantado las barreras institucionales de las democracias constitucionales contra el abuso. Bajo un supuesto pesimista de fuentes de negatividad social entonces se han formulado los postulados de los derechos humanos, de las garantías individuales, de los derechos sociales garantizados por ley, la separación de poderes legales, etc. Las diversas garantías legales del ciudadano se han levantado bajo supuestos pesimistas, entonces ignorar este pesimismo y creer que la virtud intrínseca del proletariado garantiza el más humano de los regímenes ya demostró erigir un error colosal y de graves consecuencias. Y curiosamente esa falta de previsión de “garantías contra la negatividad” también está en contra de una definición del pensamiento crítico, definido como una disposición a detectar lo negativo y entonces alistarse a combatirlo. Una vez observada la experiencia histórica, donde entre la fuerza sísmica de los fenómenos revolucionarios las masas proletarias quedan indefensas ante el Estado (el cual supuestamente los defiende) implica redoblar esfuerzos para establecer garantismos (leyes de defensa, mecanismos de protección) a favor de los ciudadanos durante las fases post-revolucionarias.

5) La conciencia sustituye al espíritu. Marx ofreció entender la conciencia ignorando el espíritu, mientras Hegel ofreció entender la conciencia fundándola en el espíritu. Parece que Marx invierte a Hegel pero avanza más allá. Enfrascado en el horizonte de la ciencia natural de su época, Marx se limita a identificar a la realidad igual a materialidad, y lo demás le parece epifenómeno de la ideología. Le parece que no hay espíritu más allá de la conciencia, la cual es un fenómeno natural-social, que inicia en la percepción y termina en el pensamiento. En esto se engarza con la filosofía materialista y con las versiones objetivistas del idealismo. Y este enfoque es importante para hacer avanzar el estudio de lo concreto, corresponde con el “espíritu científico”. Lo cual tampoco encierra una demostración a fondo de la inexistencia del espíritu. Hasta donde se encontraba el saber de su tiempo parecía estar en un acierto y sin problemas. Sin embargo, la continuidad de la investigación física señala hacia el espíritu, hacia un más allá de la bi-dimensionalidad de lo que Marx entendía por materia, como esa entidad externa, preexistente e inmutable[15].

Casi toda la filosofía previa a Marx estaba dominada por la dualidad materia-espíritu. Esa dualidad (que se puede presentar bajo la forma de una trinidad mediada por el ánima o “psiqué”) está marcada y se mantiene en casi todo el patrón cultural de la humanidad. Pero la investigación objetiva, casi siempre, se deshace de los andamios para continuar haciendo sus obras, por eso la “hipótesis de un espíritu” no resulta relevante para estudiar un evento histórico, porque serviría mejor ignorar al “espíritu” de Napoleón cuando perfectamente tomo en cuenta las palabras y los actos del individuo Bonaparte en su narrativa. 

5.1.) Sin embargo, la urgencia de Ser y el Cierre de posibilidades van de la mano con una conciencia material finita como corazón del proceso social. Una diferencia entre la conciencia material y la concepción donde la conciencia implica un espíritu, radica en la captación de la trascendencia del espíritu donde resulta más amplia y hasta generosa. Para un espíritu eterno envuelto en un cuerpo y conciencia material, su única perspectiva es un infinito de más allá, porque hasta los supuestos martirios de la caída en el Infierno son un premio de tras-vida eterna, comparados contra temporalidad acotada entre dos vacíos, concebida como la mortalidad estricta de la conciencia[16]. Así, la trascendencia de la vida para un espíritu se proyecta cual eternidad infinita, pletórica de satisfacciones que son imposibles de imaginar por la “estrechez” de calendario para una sola conciencia. La conciencia material significa tiempo finito mientras el espíritu implica eternidad. Por eso la conciencia material solamente posee este tiempo para trascender y convertirse en una única entidad con su obra material. Esto conduciría (o debería llevar) a la conciencia material a una urgencia de trascendencia y de permanencia mediante sus obras. Esto debería implicar urgencia de Ser pleno y Cierre de posibilidades como la opción consecuente para la conciencia material. Urgencia de Ser: ya que el calendario de la conciencia material está terminando irremisiblemente, y cada segundo cuenta un paso más en dirección de la tumba, entonces ya debería urgir la plenitud del Ser. Para la conciencia material esta plenitud del Ser puede adquirir diversas formas, pero debería de buscar afanosamente algunas como el Placer, el Amor, la Riqueza, la Fama, el Honor... Y todo lo escribo con mayúscula para indicar la perfección y grandeza de Ser o Plenitud para conquistar durante el breve lapso de esta única vida. Además, para la conciencia material, una vez lograda la realización de su Ser, entonces tendría que acudir una detención, una consolidación en el presente para ya no escapar, exigiéndole al momento presente que se quedara, y ya no escapara jamás, y así la conciencia material debería de exigirle al momento presente su consolidación y que ya no se fugara en un flujo continuo de posibilidades. Esto significaría, una llegada a la Plenitud como permanencia y que el momento presente (logrado como Ser) se convertirá en un Legado y Herencia (con mayúsculas para indicar la trascendencia e importancia de su conservación). Usando el juego de palabras de inglés de la palabra “will”: cada Voluntad se convertiría en Testamento. Esto parecería definir una especulación sobre la conciencia individual, pero no lo es propiamente, más bien apunta al tipo de Trascendencia Congelada que operó en los regimenes de Estado llamados socialistas, donde un notorio conservadurismo se apoderó de régimen político, el cual se “osificó” expresando terribles rasgos conservadores, perfectamente mostrados en la costumbre de “momificar al máximo dirigente”. La anécdota de la momificación de Lenin muestra una operación de la conciencia material, que al afirmarse se convierte en conservadora, aferrada a su presente como si fuera su Testamento. Esto produce una extraña operación anti-Dialéctica, porque la cuna de la conciencia material nos transporta hacia la anti-Dialéctica, la oposición férrea ante cualquier cambio. Aquí una crítica inicial de Marx a Hegel (indicando que su antecesor optó por congelar el curso de la Historia) se convierte en una autocrítica general a la sucesión de los marxistas, la cual tendía a cristalizar el Presente Completo (incluso el Futuro lo convierte en un semi-Presente, porque lo declara ya conocido, ya revelado en su Estructura Histórica, bajo la palabra de la Misión Histórica del Proletariado, que forja una Sociedad tendiente a la perfección).

6) El Sistema parece no erigir Sistema, por eso resulta más intenso. Hegel es llanamente explícito como Sistema y Marx aparece sofisticado al esconderlo. Marx ofrece un lenguaje, que transporta conceptos[17], cuando a las palabras corrientes de proletario y explotación les otorga un nuevo contenido, más profundo y las convierte en conceptos verdaderos. Marx procura inventar muy pocas palabras, y más bien utiliza las existentes dándoles un nuevo sentido, más esclarecido y esclarecedor, como ocurre con “plusvalía”. Incluso las palabras que antes ofrecían meras descripciones empiezan a tomar esa dimensión de conceptos trascendentes, como ocurre con “gran industria”. Pero los conceptos encerrados en las palabras remiten al Sistema. Cuando las palabras encerrando conceptos se toman como hojas sueltas pareciera no existir un verdadero sistema de pensamiento. Pero exactamente “pareciera” no haberlo, cuando sí existe.
El Sistema de Marx está explícito en sus diversas obras y esa parte emerge como la faz evidente. Pero las palabras remitiendo a conceptos también inducen a creer en un sistema encerrado y oculto, y esto lo mostró a todas luces la obra (tan justamente criticada) de Louis Althusser, quien se esfuerza en demostrar un “Sistema dentro del Sistema” mediante la aparición del concepto de “la eficacia de la estructura sobre sus momentos”[18]. Si bien la visión de Althusser cayó estrepitosamente, no así la concepción de varios exegetas importantes, quienes han mostrado un trasfondo metódico en Marx[19]. La abundancia de estudios metodológicos sobre Marx, entre otras cosas, demuestra la importancia del Sistema, así como su forma abierta y no completamente explícita.
Entonces, el Sistema de Marx contiene al menos tres momentos esenciales: 1) su presencia atómica en las palabras que remiten a sus conceptos, 2) su presencia explícita como Sistema de pensamiento, y 3) su meta-presencia como método interno (el sistema del sistema).

De forma explícita el Sistema de Marx es abierto, pero su sistematicidad (redondeando casi la totalidad del horizonte social de su época y su perspectiva) aunado a un “emerger de una sola cabeza” como Atenas naciendo desde la cabeza de Zeus predispone a que Marx sea interpretado como un Sistema cerrado. En la actividad teórica el Sistema de Marx ha predominado como Sistema Cerrado a pesar de sus pretensiones explícitas. La larguísima aventura de sus discípulos y continuadores, entre los que predominó en dogmatismo, debe indicarnos que el legado de Marx casi solamente puede resultar dogmático, porque cualquier autor cuando se aparta de uno solo de los conceptos de Marx puede caerse completamente fuera del Sistema. Un estudio somero de la sucesión de los marxistas nos muestra que desde una simple variación hasta la herejía y el cisma entero se arriba sin puntos intermedios. Entonces, por inercia la interpretación de Marx hace que éste se convierta en pensador de Sistema Cerrado, incluso un icono seudo-religioso utilizado de mala manera.

6.1) El Sistema de pensamiento Abierto y Cerrado en la ciencia social de Marx  A mi parecer existe el Sistema de pensamiento Abierto de tres maneras. A) En vida del autor-sujeto como pensamiento evolucionando en un Sistema (en lo que ejemplificamos la propia evolución de Marx o de cualquier otro). B) Como delimitación del campo de conocimiento (especialización de la ciencia) que implica una lucha de ideas en las fronteras de ese Sistema, como le acontece a la psicología individual constantemente asediada y asediando a la ciencia social de los grupos humanos. Sin embargo, esta delimitación del campo del Sistema resulta tanto motivo de Cierre como Apertura. Por ejemplo, la geometría euclidiana al delimitarse a las relaciones espaciales puede cerrarse funcionando como un Sistema de Axiomas y Demostraciones, pero luego esta geometría se revelaría dependiente de la matemática (mejorada por las coordenadas cartesianas) y también resulta acosada desde otra geometría con más de tres dimensiones. C) Como delimitación de “conceptos firmes” (leyes fundamentes, axiomas básicos, teoremas principales, etc.) en oposición a un mar de hechos empíricos y correlaciones por comprobar. En ese caso ocurriría una dualidad entre zona sólida y zona movediza, justamente como ha operado la ciencia natural, poseyendo ciertas legalidades firmemente establecidas y al lado de esas legalidades una amplia variedad de temas en proceso de investigación. Bajo una óptica optimista, el pensamiento de Marx entraría perfectamente en la posibilidad de aunar la zona sólida y la zona movediza, mientras la investigación opera cerrando la brecha constantemente. Sin embargo, la investigación personal de Marx fue tan amplia y totalizante, que su aportación no se redujo a ciertos principios[20], sino a una interpretación de la totalidad del sistema capitalista (crítica de la Economía Política) junto con las líneas del desarrollo histórico (Materialismo Histórico) y la filosofía (Materialismo Dialéctico) y por lo tanto hacia la interpretación de la realidad social y humana como un Todo. Por lo mismo, y debido a que Marx fue un autor muy coherente dentro de su pensamiento, resulta sencillo que al enmendarle la plana (corregir o actualizar cualquier detalle, colocar la novedad del presente) se rompa la unidad del Sistema de Marx, como lo muestra la crónica de uno de sus primeros albaceas, en la persona de Eduard Bernstein quien inauguró el término de “revisionismo” para indicar una revisión del fundador que se convertía en una transformación enorme del pensamiento resultante.
Como es evidente la sobrevivencia del Sistema Abierto fundado en Marx tropieza con enormes dificultades. A) El autor original ya no permanece con nosotros y no puede “abrir temas por sí mismo” o desestimar una interpretación dogmática de sus propias obras. B) La investigación de Marx abarcó casi la ciencia social entera (en su periodo de vida), por eso las áreas de transformación Abierta (en automático) se delimitan a territorios novedosos, como aparece con la lingüística o semiótica, o bien abordando el territorio intocado como la ciencia natural. Sin embargo, algunos “herederos” de Marx trataron de encerrar hasta la ciencia natural dentro del Sistema al declarar una frontera teorizada entre “Ciencia Burguesa y Ciencia Proletaria”, de tal forma que hasta la investigación de ciencia natural debería recaer dentro de una ortodoxia marxista, es decir, para esa visión la ciencia natural quedaba dominada por la corrección emanada desde el punto de vista marxista. C) Esta debería ser la forma típica de operación de cualquier ciencia sana, pero —una vez dada la coherencia y la amplitud de la interpretación inicial— el terreno para la verdadera innovación de conceptos quedó bastante limitada. La misma crónica del pensamiento post marxista aparece muy reveladora: han sido pocas las grandes mentes innovadoras que verdaderamente tomaban al Sistema de Marx en un sentido Abierto y se dedicaron a aportar sin dogmatizar. Pero hasta esas mentes privilegiadas, reprochaban a los demás que se salieron del Sistema[21], aun cuando la frontera del Sistema no debería existir en un sentido estricto.

6.2) Para el Saber importa que el Sistema esté Abierto y para la Política, Cerrado. El saber científico se detiene, se paraliza ante la forma de sistema cerrado en la ciencia social, y quizá eso ocurrirá (dado nuestro nivel teórico actual) durante mucho tiempo. Por eso para el Saber es conveniente que la investigación mantenga como una “hipótesis provisional” hasta al conocimiento aparentemente más firme y se preocupe más por comprobar y no se preocupe por creer. En cambio la necesidad política resulta distinta a la necesidad del Saber. Para el poder político (incluso en su nivel embrionario) importa más la voluntad firme y ésta se afirma mejor acorazándose mediante la certeza dura que le proporciona un Sistema cerrado, y por este lado la ciencia social utilizada en política emparienta con la religión o cualquier “sistema de creencias”. Afirmar como Lenin que “el marxismo es todopoderoso porque es exacto[22] corresponde más a un arma de convicción política que a una verdad en estricto sentido. Ese tipo de afirmaciones-convicciones son más apropiadas para el terreno de la voluntad y la emoción, pero contraproducentes para el terreno del Saber. Y en el curso sucesosrio al empezar el siglo XX pronto el aspecto de poder predominó entre los marxistas y no su fase de saber. El alcance y la interpretación de la teoría del valor-trabajo es importante como fondo para la ciencia económica y su interpretación, pero si predomina el problema ético de que únicamente la explotación explica a las sociedades y exige revolucionarlas, entonces pisamos sobre otro terreno. Y en este ejemplo emerge la ética como sustento de la política, la ética está gravitando, porque desaparecer la teoría del valor-trabajo haría volátil el sólido concepto de explotación presente en Marx, y enfrascados en interpretaciones más de detalle económico, algún sucesor marxista puede deshacerse de la teoría del valor-trabajo (por ejemplo, discutiendo la transformación de los valores en precios[23]) sin fijarse que están dejando sin sustento a la teoría de la explotación. Pero sin la convicción de la explotación del proletariado la política marxista sufriría una conmoción interna absoluta, un desplazamiento completo de su ente político.
Alcanzado este argumento, aquí debemos jugar con un recurso del propio esquema de la Historia de Marx. El pensamiento verdadero implica una fuerza productiva y el sentido del avance de la historia encausa hacia el crecimiento de las fuerzas productivas. Pero un pensamiento (Sistema) cuando se cierra dejará de avanzar, así ha cesado de crecer el conocimiento y entonces retrocede en oposición al avance de las fuerzas productivas intelectuales. Ese pensamiento cerrado (Sistema) en cuanto se vuelve rígido y no es capaz de avanzar más hacia la captación de la realidad y se convierte relativamente en una fuerza productiva obsoleta, perdiendo su posición y pretensión de elevarse como la fuerza productiva de vanguardia. Repitiendo una metáfora atractiva: una fuerza productiva de vanguardia es aquella que funciona como la locomotora del tren, mientas las demás fuerzas productivas siguen operando pero como vagones arrastrados por la fuerza vanguardista. Pero aún, si ese pensamiento se convierte en un Sistema que aprisiona y obstaculiza el avance de los demás Conocimientos, en ese caso se convierte en un freno a las fuerzas productivas, un vagón con peso inerte que se resiste al arrastre de la locomotora del cambio. Precisamente, entronizado en gobiernos supuestamente socialistas, el poder de Estado utilizó al Sistema de Marx (en una versión reducida y dogmatizada, digamos caricaturizada) como dispositivo de freno para el Saber, y así como freno a las fuerzas productivas en muchos otros niveles[24] (la opresión contra el proletariado, el desperdicio de proyectos económicos guiados irracionalmente, etc.). Esta ironía resulta fascinante: un vehículo de pensamiento revolucionario convertido en freno y en su opuesto. Y más allá de cierta medida, el freno deviene en obstáculo para ser rebasado.

7) El materialista Marx mantiene una faz ocultista donde contiene el supremo objetivo ético. El ocultismo (como concepto) se coloca más allá del acierto y más allá del error: ofrece un nuevo plano de expresión. Marx ofrece un relevante análisis de la economía, historia, política, etc., invitando a colocarse en el plano de una ciencia social materialista pero aquí lo descubrimos como efecto de divulgación/ocultismo, entonces jugamos más al Sistema que al Conocimiento particular. Por lo expuesto en 6, y como memorizar por entero lo planteado explícitamente por Marx resulta imposible, entonces la única vía del discípulo marxista es encontrar el método como Sistema oculto del maestro. Los discípulos aplicados (en efecto formado por enormes legiones de seguidores de los más diversos niveles durante los siglos XIX, XX y XXI) se esforzarían en develar al Marx oculto y metódico, para alcanzar el Everest del fundador y ya nunca abandonar el maravilloso punto de vista revolucionario-proletario-científico. Para sus sucesores, entonces Marx ha representado el papel de un ocultista (teórico científico) a plena luz del día, donde no existe conciencia alguna de ocultismo sino la intención de ofrecer una ciencia social estricta, y el camino más amplio es generar una enorme exégesis, pero sin interesarse por los hechos cuando contradigan (frecuentemente) a la teoría.

El gran objetivo social de la humanidad ofrece un más allá del acierto y más allá del error: ofrece un nuevo plano. El objetivo del Sistema, ya sea su lado diáfano o su lado oscuro, exige la elevación de la humanidad, la sublimación hacia un estado superior, donde las potencialidades florezcan y se termine la cadena de los innecesarios sufrimientos humanos. Este objetivo socialista de Marx evoca al Buda del discurso de Benarés cuando anunció el final del sufrimiento, pero aplicado a la Sociedad y como resultado Objetivo del devenir social, no como intención Ética fundada en una revelación mística o principio ético. El objetivo de la ciencia social marxista representa un gran espacio de los más elevados anhelos de la humanidad en el plano social, entonces plantea el “más allá” y exige el “nuevo plano”. Por “más allá” entendamos la trascendencia social y por “nuevo plano” comprendamos un salto cualitativo social; entonces dibuja un salto cualitativo y nueva sociedad. Y la nobleza de tales objetivos propios de Marx queda indemne más allá de las evaluaciones puntuales de acierto y error. 

NOTAS:


[1] KOSIK, Karel, Dialéctica de lo concreto. ENGELS, Friedrich, El anti-Dühring.
[2] MARX, Karl y Friedrich ENGELS, La ideología alemana.
[3] HEGEL, G.W.F., Fenomenología del Espíritu.
[4] NIETZSCHE, Friedrich, Así habló Zarathustra.
[5] PLATON, Diálogos.
[6] MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, La ideología alemana.
[7] MARX, Karl, El capital.
[8] Este espacio de vacío teórico se observa en las reflexiones de los primeros freudo-marxistas como W. Reich, cuando procurar cubrir este vacío, lo cual conduce hacia creaciones originales. Asimismo, la moda de estudios sobre Gramsci indicaba la importancia de llenar este vacío.
[9] Una de las mejores apologías de tal “punto de vista” pertenece a Lukacs, quien no la sostuvo posteriormente, y se retomó en forma parcial por otros autores.
[10] Para más detalle, véase de este autor Ensayo sobre el cognitariado o disertación herética sobre el sujeto revolucionario.
[11] NEGRI y HARDT, Imperio. Estos autores reconfiguran los conceptos de Marx, manteniendo la estructura de una teoría revolucionaria, donde la función social trascendente de desplaza del proletariado hacia la “multitud” como la nueva subjetividad plural poseedora del potencial revolucionario.
[12] Engels lo comenta respecto de las sucesivas ediciones del El capital de Marx.
[13] Por tanto, el proletariado se educa y convierte en el nuevo cognitariado, que es la base para una reapropiación social, ya que obtiene el corazón de las fuerzas productivas que es el saber.
[14] Por ejemplo, para Negry y Hardt en Imperio resulta esta falla como una apelación a la trascendencia (saltar lo inmanente) como la fuente desde donde proviene la malignidad asociada con el comunismo estatizado y donde Marx compartiría una especie de culpa, al contribuir al efecto trascendente constante.
[15] El observador de la física cuántica de la microfísica, es una conciencia a nivel de espíritu, por la divergencia tajante con el campo continuo de la física; en ese sentido, el dualismo regresa al campo del pensamiento, con otra escisión entre materia y espíritu. Cf. GRIBBIN, John, En busca del gato de Schrödinger.
[16] Cf. UNAMUNO, Miguel, El sentimiento trágico de la vida, en su interpretación existencial de la cadena vital.
[17]LEFEVBRE, Henri, Hegel, Marx, Nietzsche, Ed. Siglo XXI, 7a ed., 1986.
[18]ALTHUSSER, Louis, Para leer El capital.
[19] Donde desfila una ilustre sucesión como GRAMSCI, LABRIOLA, LUKACS, LENIN, TROTSKY, ROSDOLSKY, LUXEMBURGO, SARTRE, MANDEL, MARCUSE, ECHEVERRIA, etc. Quienes han mostrado diversas interpretaciones para un trasfondo metódico del sistema de Marx.
[20]Aunque él mismo en un arranque de modestia delimitara sus aportaciones en Economía Política a unos pocos principios, como la doble naturaleza del trabajo y el secreto del plusvalor.
[21] Tal como aparece en los debates clásicos de Bernstein, Kautsky, Luxemburgo, Lenin, etc. y otros posteriores de Mandel, Mattick, Marcuse, etc.
[22]Esta frase tomada literalmente dice mucho sobre la cerrazón del sistema de pensamiento en los principales sucesores de Marx. La correlación entre todo-poderoso y exacto significa que lo exacto aplica siempre. Así, para Lenin el marxismo tendría todas las aplicaciones en exactitud, no contendría grieta de conocimiento. Bajo esta ecuación donde saber es igual a poder, la cualidad todo-poderosa depende de la cualidad todo-sapiente. Y cuando todo se sabe no hay margen de error ninguno ni terreno para la investigación de fondo.
[23] No resulta casual que haya provocado tanto revuelo esta discusión entre los marxistas y los neo-ricardianos debido a sus consecuencias. Cf. MOSELEY, Fred “El método lógico y el "problema de la transformación"”
[24] Por tanto, la caída del sistema soviético resultaba previsible, por su freno a las fuerzas productivas, relativamente más avanzadas en Occidente. Cf. TOFFLER, Alvin, Avances y perspectivas.

No hay comentarios: