Por
Carlos Valdés Martín
Este
libro, “La tierra de Canaán”, es un
clásico por su integración de largo plazo sobre la historia clave para el
desarrollo de la humanidad, unificando tanto las líneas de investigación sobre
los pueblos que ocuparon la región, destacando los judíos y fenicios.
El autor llama Canaán a “«la parte occidental de la Media Luna Fértil»”,[1]
la cual es una frase pesada y demasiado larga para usarla con mucha frecuencia”
Hoy esa región se divide “entre Siria, Líbano, Israel y Jordania, de modo que no
podemos usar ningún nombre moderno determinado.” Y “También en el pasado estuvo
dividida en naciones diferentes: Moab, Edom, Amón, Judá, Aram, etc.”,
incluyendo a los notables reinos de Tiro progenitores del reino de Cartago y
sus colonias, los pequeños Filisteos descendientes de una notable invasión
helénica temprana, los Sarmaritanos dominantes en algún periodo bíblico. La
unidad conceptual de esta región dividida está justificada por las intensas
interacciones entre sus pequeños reinos y los efectos unificadores de las
invasiones de los grandes reinos vecinos.
El otro aspecto de enorme
relevancia es la importancia de la aportación regional, pues en opinión
documentada de Asimov “en proporción a su tamaño,
ha contribuido más a la moderna civilización occidental que todos los poderosos
imperios del valle del Nilo y del Tigris y el Eufrates… fue… donde se inventó
el alfabeto moderno. Y fue también allí donde se elaboró una religión que…
domina Europa, las Américas …”[2]
Quizá
la misma palabra Canaán se debió a que estos pueblos “se hicieron comerciantes.
El nombre mismo de Canaán quizá provenga de una palabra de la lengua de ese
antiguo pueblo que significa «comerciante».”[3]
1. Antes de Abraham
Aquí
se dan las justificaciones generales de la importancia de Canaán y se comienza
el estudio histórico desde los más remotos orígenes, consideran la Edad de
Piedra, con sus primeros asentamientos, la de Bronce y las primeras invasiones
de los grandes reinos vecinos. Los pueblos agricultores tendieron a agruparse y
formar ciudades, donde resultaba más fácil abastecerse y defenderse, en
especial si el sitio contaba con fuentes de agua y alguna característica que
facilitara su defensa, como una elevación natural o la construcción de
murallas. La primer ciudad de la región que se menciona es Jericó, la cual
estaba amurallada ya desde el año 7000 a. C.
Analiza
con detenimiento la relevancia de los inventos y creaciones que modifican la
cotidianeidad —como el cocimiento de ollas y la tejeduría, el transporte de los
grandes troncos, las innovaciones de la metalurgia, etc.— para explicar la
evolución de los pueblos. De interés resulta la conexión entre el
abastecimiento de los grandes troncos del cedro (del actual Líbano) hacia
Egipto, viable abastecedor de papiro (antecedente del papel), vía la ancestral
ciudad portuaria de Biblos, cuya etimología sigue siendo evidente.
La
región de Canaán tuvo sus propios asentamientos con datos muy antiguos según lo
señalado con Jericó. En cuanto Egipto formó su reino tuvo capacidad para
incursionar en esa región, y en fechas tan remotas como 2615 a. C. alcanzó esa
región y la sometió a tributo. Hacia 2300 a. C. hay registros de que ciudades
cananeas se desentendieron de sus obligaciones tributarias, por lo que el
imperio egipcio mandó un ejército punitivo que derrotó, castigó y obligó a los
vencidos al vasallaje. Pero la tentación de los cananeos ante la debilidad real
o supuesta de los grandes vecinos (Egipto, Mesopotamia o Roma) será una
constante.
Las invasiones fueron claves para
entender la región “Así, los ghasulianos habían
entrado en Canaán desde el Sur por el 4000 a. C. Más tarde, alrededor del 3000
antes de Cristo, otro grupo de pueblos llamados fenicios por los griegos
ocuparon las ciudades costeras”[4]
Antes
del 2000 a.C. los pueblos amorreos (que significa occidentales) invaden y
colonizan Canaán, que son los pueblos que habitaban en los primeros relatos
bíblicos. Los amorreos eran semitas y su lengua el antecedente del hebreo.
2. Después de Abraham
El tema del pacto con Dios comienza
con Abraham, a quien se atribuye origen en Ur, ciudad sumeria, y atraviesa la
región para asentarse en Canaán. Luego sus descendientes clave se relacionan
con ciudades cananeas identificables: “Ellas eran, de Norte a Sur:
Siquem, Betel, Salem, Hebrón y Beersheba”[5]
La originalmente pequeña Salem se convierte después en Jerusalén. Como sea la
región se formó con un conjunto de pequeñas ciudades y reinos amorreos.
Hacia
el 1900 a.C. se estableció el Imperio Medio Egipcio y en los siguientes años
lanzó una campaña de conquista hacia Canaán.
Más
hacia el occidente se formó otro Imperio de origen amorreo, reconocido por
Hamurabi, que estableció una impresionante capital, Babilonia que fue el
referente de la cultura y riqueza durante los siguientes 1400 años; aunque no
siempre tuvo predominio militar, como se muestra de inmediato.
Sin
embargo, las tribus entre la región del Cáucaso y Turquía actual lograron
rápidas ventajas militares mediante los caballos y el carro militar. Ese pueblo
atravesó Canaán en su hambre conquistadora y alcanzó a derrumbar al Imperio
Egipcio, conquistándolo hacia 1680 a.C., siendo llamados primero hurritas y por
los egipcios los “hicsos”. Pusieron su capital en Tanis, aunque el “corazón” de
este reino estaba en Canaán. Hacia 1570 a.C. los hicsos fueron derribados por
los egipcios desde el Sur, para restablecer su reino.
Desde
el norte otro pueblo guerrero, los hititas adquirió notoriedad también por su
lengua, que es la raíz de los lenguajes “arios” o “indoeuropeos”, raíz de
muchos idiomas que han perdurado desde la India hasta Europa.
Paralelo
a la caída de los hicsos, se conserva un fuerte reino al Nororiente de Canaán,
conocido como Mitanni, que se involucró en los territorios cananeos. Se mantuvo
como el rival de Egipto por el control de la zona en si siglo XVI a.C. Aquí
surge con claridad un problema estratégico para las ciudades y reinos de Canaán
de ¿cómo comportarse ante dos enemigos más poderosos que ellos que se disputan
su propio territorio? La respuesta cananea de apoyarse en Mitanni resultó un
fracaso y los egipcios establecieron su imperio un par de siglos, alcanzando la
frontera del Éufrates.
Vino el desarrollo de la
escritura fonética, respecto de la cual Asimov hace un análisis interesante,
donde explica que en el inicio las palabras eran imágenes simplificadas de un
objeto, así una vaca se representaba por una cara triangular con cuernos, al
modo de una “A” invertida.[6] Con el tiempo se fueron
simplificando, de tal manera que quien no tenía el referente inicial no establecía
esa conexión. Luego hubo una especie de abstracción o de ampliación del símbolo
gráfico para aplicarse a otras situaciones, así un caballo representaba la
velocidad y una boca significaba el hambre. Las arcillas sumerias donde las
cuñas se aplicaban implicaban cierto nivel de abstracción, mientras que los
papiros egipcios permitían una pintura a pincel más expresiva o exacta al
modelo inicial. Cuando se unían dos símbolos resultaba viable generar una
representación que no se relacionaba con ninguno de los dos originales, sino
con el sonido resultante de la unión de ambos, así se comenzó a perfilar una
escritura por sonidos. Los egipcios de modo parcial hicieron un uso fonético de
símbolos aplicados a sílabas y combinaciones con imágenes jeroglíficas. En
opinión de Asimov la escritura egipcia siguió ligada al sacerdocio, por eso les
llamamos jeroglíficos[7] y ellos preferían un
sistema complicado que mantuviera marginados a los legos. Pero los comerciantes
cananeos tenían más necesidad de comunicar entre pueblos distantes y hasta con
variaciones de lenguaje, por lo que se inclinaron por un sistema más sencillo y
fácil de aprender. “Algún comerciante cananeo,
un genio anónimo, decidió aplicar la idea de hacer que
los
símbolos representasen el sonido inicial, como hacían a veces los egipcios, y
usarlos
con exclusividad. Así, la palabra cananea para «buey» era «'aleph»”[8]
Y descubrieron que bastaban 22 signos para representar todos los sonidos útiles
de su idioma. Además en la lengua semítica bastaban ternos de consonantes para
identificar una palabra y por el contexto se deducía qué vocales
emplear.[9]
Al parecer la invención del alfabeto fue única, y los rastros más antiguos
están en Ugarit un poco antes del 1400 a.C., en la región fenicia, por tanto se
considera que ese pueblo cananeo fue su creador.
El
alfabeto fonético se expandió en la periferia, tal como demuestra la aceptación
entre los griegos que la escritura provenía de los fenicios, atribuida al
personaje legendario Cadmo.[10] Hubo una diferencia: los griegos
no podían prescindir de los sonidos vocales, por lo que emplearon algunos de
los signos recibido para usarlos en vocales.[11]
Tras
la muerte de Akenaton sucedió un periodo de anarquía interior en Egipto y el
Canaán recuperó su independencia. Luego vino una larga guerra entre egipcios y
la nueva potencia hitita que terminó dividiendo el territorio después de muchas
guerras, pactando una pacificación hacia el año 1283. La ciudad de Cadesh se
convierte en baluarte hitita y establece la frontera que contiene el dominio
egipcio.
Y
en el periodo posterior corresponde a la llegada de los judíos legendarios,
como tribu de Jacob. A este grupo de les llama "hijos de Israel",
pero Asimov señala que no hay indicios históricos que correspondan a su
procedencia de Egipto, aunque podría haber relación con la derrota y expulsión
del reino de los hicsos en el Delta del Nilo.[12] Algunos pueblos se
consideraban parientes por el lado de Abraham aunque no parte de las 12 tribus,
como los Edomitas considerados descendientes de Essaú, hermano de Jacob, y los
de Amón y Moab, de Lot sobrino de Abraham. Pero de esos otros pueblos hebreos no
hay un testimonio directo para saber cómo se consideraban ellos mismos.
Los nuevos hebreos en la zona,
llamados israelitas: “Alrededor del 1240 a. C., a
fines del reinado de Ramsés II, los israelitas forzaron el paso del Jordán.
Según sus leyendas, lo hicieron bajo la conducción de Josué”[13]
Para Asimov, la descripción está idealizada, al convertir la narración en una
serie de victorias israelitas sin interrupción (en las ciudades de Jericó,
Hati, Gabaón, etc.) lo cual pone en duda. Establece un tropiezo provocado por
una última invasión de Egipto para controlar Canaán hacia 1232 a.C., que
pareció victoriosa, pero se detuvo por una invasión externa hacia el propio
imperio del Nilo.
Las tribus griegas se expandieron
hacia el Sur, cruzaron en dos sentidos; una rama por mar desembarcó en Libia y
se unió con ese reino para una lucha frontal en el norte de África. Otra parte
de los griegos se expandió por la península de Anatolia, llamados frigios, que
derrotaron al imperio hitita y se expandieron desde el Norte.
Los egipcios llamaron a los
invasores “los pueblos del Mar” y la defensa en el Norte de África resultó tan
costosa que sus fuerzas militares se retiraron de Canaán. Para Asimov ese fue
el periodo preciso que permitió la conquista de los israelitas en Canaán como
una última oleada de pueblos de la misma raíz hebrea.
Muy pronto otra rama de invasores
griegos tomó la isla de Chipre y desembarcó en Canaán, pero con la mira puesta
en Egipto; donde el nuevo faraón Ramsés III, los terminó rechazando con gran
costo, hacia 1185 a.C. A partir de ese periodo, el reino egipcio dejó de
aspirar a la expansión. Una parte de los pueblos griegos, aunque son repelidos
por Egipto, establecen ciudades en la costa al Norte del Sinaí, en la región de
Canaán; siendo llamados filisteos (philishti)
que es la raíz etimológica de “palestino”.[14] Para los israelitas
recién asentados en Canaán los filisteos se convirtieron en su frontera Sur,
con cinco ciudades principales, mientras los fenicios se convirtieron en su
frontera Norte, liderada por Tiro.
Tras el asentamiento de los hijos
de Israel en Canaán se definen las 12 tribus, que para Asimov, puede contener
un componente simbólico (por el número), señalando que la mayoría al Norte sí forman
una confederación, pero que al Sur queda Judá con Simón (asimilado por la
primera) y “Judá era un caso especial.
Ocupaba la parte más meridional de Canaán, la zona más árida y menos desarrollada del territorio.
Los de la tribu de Judá se mezclaron con las familias cananeas de la región, y
aunque Judá y Simeón figuran entre los hijos de Jacob en la Biblia, esas tribus nunca formaron parte realmente de la
confederación israelita.”[15]
De nuevo opera de la preponderancia en base a una geografía adversa, formando
un carácter más combativo.
3. Israel
Este periodo Asimov lo comienza
con la llegada de las tribus, que en la Biblia
corresponde al periodo de Jueces, que era el título para los líderes antes de
los “reyes”. La opinión sobre la interpretación bíblica es como de 1450 a.C.,
pero Asimov la considera exagerada y propone que comenzó hacia el 1200 a.C. y
que el periodo tribal duró menos de siglo y medio. Los invasores israelitas
contaban con costumbres más rústicas y sencillas que desconfiaban del ritual
cananeo local, que sofisticado en las ciudades, a los rurales les pareció
sospechoso. Hubo división religiosa entre los grupos previos cananeos
politeístas y los israelitas monoteístas.
Sobre el nombre del dios único
cito completo: “El nombre del dios israelita se escribía con cuatro
consonantes: YHVH. Las vocales no se indicaban, y como los israelitas
posteriores preferían no usar el nombre por razones supersticiosas, no se sabe
con certidumbre cuáles eran las vocales. Posteriormente se usó el nombre
«Jehová», que —casi ciertamente— es erróneo, y los sabios modernos prefieren el
nombre «Yahvéh».”[16]
“Durante el primitivo
período tribal, la tribu más fuerte era Efraim y su centro de culto más venerado
estaba en la ciudad de Siló, situada a unos 30 kilómetros al norte de
Jerusalén.”[17]
El periodo del asentamiento
tribal coincidió con la difusión de la tecnología del hierro, que hizo armas
más fuertes, dando ventajas estratégicas a quienes las poseyeron primero.
Los llamados Jueces es un periodo de la
historia de Israel marcado por un liderazgo más horizontal, precede al periodo
de Reyes. Entre los primeros
llamados reyes de las tribus de Israel están Gedeon y Jefte, y éste último es
el del relato de “schibbolet”.
Los filisteos poseían armas
de hierra y lograron ciertas conquistas sobre las tierras de las tribus
israelitas. Incluso les arrebataron el Arca de la Alianza cuando estaba en
Siló. Luego Saúl encabezó al grupo judío que, con el tiempo, logró sacar a los
amonitas o filisteos de sus zonas, y fue proclamado rey hacia el 1020 a.C. Con
él la zona de Judá quedó bajo dominio israelita, aunque al final de su vida fue
derrotado por los filisteos y terminó suicidándose.[18]
4. Israel-Judá.
El hábil militar y con talento
diplomático, David convenció a los ancianos de Judá para que lo proclamaran
rey, aunque no era el legítimo sucesor de Saúl. Él se fortificó en la pequeña
ciudad de Hebrón; siendo su posesión territorial pequeña, rodeada de los
filisteos. Al parecer la fortuna sonreía a este pretendiente, pues “dos
funcionarios de Isbóset asesinaron al rey israelita y llevaron su cabeza a
David.”[19]
Y luego de gobernar Judá sonrió más la fortuna, “En 991 antes de Cristo, además
de rey de Judá, se convirtió en rey de Israel.” Esto no era bien aceptado por
los israelitas, pues era darle a uno de Judá la jefatura. Una decisión
importante de David fue cambiar la capital a Jerusalén, donde ya había un
asentamiento jebuseo antiguo. Explica motivos tácticos para trasladar la
capital al Jerusalén: la dificultad para que los de Israel fueran gobernados
por una nueva dinastía proveniente de Judá se facilitaba cambiando de sede del
Poder, y la ciudad elegida poseía ventajas para su defensa, como murallas y
fuentes seguras de agua. Los originarios de la ciudad, los jebuseos fueron
conquistados por David y para Asimov, las fuentes bíblicas callaron el asunto. [20]
Como sea, la elección de Jerusalén resultó crucial por milenios, convertida en
centro religioso clave para 3 de los principales credos monoteístas del
planeta. Las decisiones de David para ubicar el culto yahvista en la nueva
capital Asimov las mira como una táctica: mover el Arca, símbolo de la
religión, junto a la sede del gobierno. [21]
David unió Poder y Religión bajo su mando, aunque el jefe sacerdotal era otro
personaje, leal a sus designios.
Desde su nueva posición,
David se lanzó a sucesivas campañas militares para opacar a los Filisteos y
también para conquistar a los vecinos: Amón, Moab y Edom. Con los fenicios no
peleó y, en cambio, promovió acuerdos comerciales. Este reino logró una máxima
expansión para un reino israelita del periodo, lindando con Egipto y con el
Éufrates. La extensión y fortaleza del reino davídico parecieron un periodo
dorado e inigualable a las generaciones sucesivas; su expansión corresponde con
las palabras bíblicas, por lo que a Asimov le parecen retrospectivas.[22]
Mientras Tiro había adquirido
gran preponderancia en la región, basándose en su fortaleza comercial y se
mantuvo como líder de los fenicios durante siglos.
Explica la usual política
palaciega de sucesiones y lo que aconteció con David, cuando un hijo se
adelantó en sus ambiciones, Absalón que intentó dar un golpe de Estado, que
terminó muerto por el lugarteniente Joab.
Siendo derrotadas sublevaciones e
intrigas palaciegas, Salomón sucede a David y es recordado como el reino de la
sabiduría. Fue un rey que privilegió la diplomacia y mantuvo las extensas
posesiones territoriales que conquistó su padre, por lo cual también fue recordado
como la época dorada del reino. Salomón hizo un enorme esfuerzo por lograr la
magnificencia del reino en su obra monumental y su boato monárquico (la llamada
“majestad” del gobernante) que también era ruinoso en lo económico, base de los
problemas posteriores del reino.[23]
Explica la función política de
establecer un harén enorme para un gran rey, lo cual fue puesto en práctica por
Salomón, y en ello convenía contar con una “hija del Faraón”. Relata de un
débil reino egipcio al norte del Nilo que requería del apoyo de Salomón, “fue Psusennes II quien buscó y recibió la ayuda de
Salomón y no a la inversa”[24].
Esto significa que el matrimonio de la hija del Faraón podría ser un hecho
histórico.
El rey Salomón empleó grandes
recursos en los recintos monumentales, siendo el más famoso el Templo para
adorar a Yahveh. “La realización del proyecto
tardó siete años, y fue terminado y consagrado en 954 a. C. Iba a ser el centro
del culto yahvista durante casi cuatro siglos.”[25]
Al parecer, gastó más recursos en sus propios palacios y, por si fuera poco,
también edificó para los dioses locales de los reinos aliados, con antiguos
cultos cananeos (Astarté, etc.)
El
mismo periodo fue de gran prosperidad para el reino de Tiro, donde se entronizó
Hiram II. Relata los importantes avances de la navegación de los fenicios y su
actividad en fundar nuevas ciudades en el Mediterráneo, donde luego surgiría la
fama de Cartago y otras.
Salomón
centralizó la administración y venció el tribalismo de Israel, que con el
tiempo condujo hacia la llamada “desaparición” de 10 tribus, que más bien sería
su fusión en un único pueblo, aunque su reinado causó descontento por los
impuestos a las tribus, lo cual estalló después de su reinado, cuando lo
sucedió Roboam.
5. Israel y Judá
Los pueblos de ascendencia
israelita estallaron en descontento contra Roboam por los altos impuestos, y
esto lo aprovechó un nuevo faraón egipcio, Sheshonk I, llamado Sisoc en la
Biblia, que los derrotó con facilidad y saqueó las riquezas del Templo. El
otrora gran reino se fragmentó y quedó reducido a Judá y un anexo.
Explica las diferencias
religiosas después de esa decadencia del reino y cómo se fue consolidando el
culto yahvista, así como la recopilación bíblica, que estaba dividida entre
región norte israelita y sur de Judea, investigada por la paleografía como
Documento E y el Documento J, como dos fuentes de la Biblia, base del relato
final; donde la denominación E puede derivarse del empleo de “Elohim” o bien
por la tribu Efraim y el llamarlo manuscrito J por “jehova” o por Judá.[26]
Por el conflicto con el norte de
Israel, el reino davídico se redujo a Judá, donde la población se mantuvo fiel
a esa línea.[27]
La línea dinástica duró 300 años y el pasado esplendor así como el apego
religioso al Templo se mantuvieron inalterados.
El reino del norte, entró en
guerras y conflictos con Judá; pero no tenía una buena centralización, ni
siquiera un centro religioso importante ni una capital de respeto. En el
siguiente periodo fundaron Samaria, que funcionó como su capital, pero no tenía
las ventajas de Jerusalén. El conflicto norte-sur duró siglo y medio con
episodios variables. Al parecer durante el reinado de Ajab (casa de Omri), el
reino norte alcanzó a fortalecerse, aunque la biblia los repudia por establecer
los cultos religiosos de Tiro a Baal y Astarté. La esposa era Jezabel, quien
obtuvo una posición de sucesión dinástica para sus hijos, como herederos en
Israel y Judá, lo cual empujaba a derribar la religión de Yehováh; sin embargo,
triunfó una violenta rebelión de Jehú, quien masacró a la sucesión en Israel
norte y se adueñó del poder. Una hija de Jezable, sobrevivió y gobernó sola
Jerusalén unos pocos años, fue Atalía que no era de la casa de David ni hombre lo
cual es en sí mismo notable. [28]
En 836 a.C. una conspiración
presentó a un bebé argumentando que era un sucesor legítimo de David, en base a
lo cual el jefe militar Joyada logró derrocar a Atalia y restablecer la línea
davídica.
El reino Israel norte predominó
sobre Judá, pero no logró estabilidad en las sucesiones dinásticas. Hay una
sucesión de interés en Judá, pues el rey de Judá “Amasías, cayó víctima de un golpe del ejército,
como su padre, y en 769 a. C. fue asesinado. Le sucedió en el trono su hijo
Azarías, más conocido por otra versión de su nombre: Ozías.”[29]
Al parecer, en ese reinado se
consolidó la independencia del sacerdocio del Templo, representado por la
leyenda de la lepra sufrida por el rey a causa de una usurpación en el ritual.[30]
6. Judá
La
sucesión de Israel norte trajo un reinado débil y cometió el despropósito de
invocar la ayuda de los Asirios, que se volvieron intervencionistas y
predominantes. Los Asirios derrotaron al reino de Siria, que perdió su
independencia, y además introdujeron un método de deportaciones masivas, en
especial de las noblezas locales. Las deportaciones masivas involuntariamente
contribuyeron a que el arameo se convirtiera en un idioma internacional para
esos pueblos.[31]
Tras
la intervención directa de Asiria, los opositores convocaron a Egipto, que no
pasaba por su mejor periodo, pero sí comenzó una política de intervención
mediante diplomacia y reparto de dinero, para fortalecer la oposición judía
contra los asirios. Una rebelión del reino de Israel desafió a los asirios,
quienes sitiaron a la capital Samaria durante tres años, hasta que la
doblegaron en 722 a.C. bajo el mando de Sargón II; así, desapareció el reino de
Israel (norte) para siempre y deportó a unos 27,000 distinguidos rumbo a la
región de Kerbar, la capital Asiria. Quizá eso dio pie a la leyenda de las 10
tribus perdidas, pues desapareció el reino sin recuperarse ya jamás.[32]
En
715 a.C. subió al trono Ezequías, periodo en que los libros de la Biblia comenzaron a tomar la forma
presente. Durante su reinado Asiria se expandió y emprendió campañas de conquista;
Judá se rebeló y sus fuerzas quedaron aisladas en Jerusalén, entonces el rey
judío ofreció tributo y doblegarse; más preocupados por otros desafíos los
gobernantes asirios aceptaron la humillación, pero dejaron sobrevivir a
Jerusalén y al débil reino de Judá. La sobrevivencia del pequeño reino y su
Templo sería enorme por la referencia que se mantuvo por los siglos.
Los
siguientes gobernantes de Judá se mantuvieron fieles a los asirios que
triunfaban sobre Egipto y otros grandes reinos, pero hacia 627 a.C. con la
muerte de Asurbanipal, comenzó la decadencia y los dominios se fueron liberando
el reino asirio. Cuando el reino egipcio se aventuró hacia el Norte, para
adquirir nuevos territorios el rey de Judá se interpuso, dio batalla en Meggido
y perdió. El faraón Nekao sometió al reino de Judá a tributo, pero pronto
Nabucodonosor del reino caldeo sucesor de Asiria, retomó la iniciativa para
someter a la tierra de Canaán. Los reyes de Judá, como Joaquím y su hijo
Joaquín evaluaron mal aliándose a Egipto, por lo que Nabucodonosor los derrotó
con facilidad y sitió la capital.
“Jerusalén
fue tomada por segunda vez, pero ahora Nabucodonosor... Saqueó Jerusalén y
destruyó el Templo hasta los cimientos, 367 años después de que fuera
consagrado por Salomón. Más aún, cuando Sedecías fue capturado… lo hizo cegar e
hizo ejecutar a sus hijos. Sedecías fue el vigésimo primer rey de la dinastía
davídica… y el último. La dinastía llegó a su fin 427 años después del ascenso
de David al trono.”[33]
7. El judaísmo
Tras la derrota de Jerusalén, la
destrucción del Templo y el exilio babilonio se podría suponer que el pueblo
judío y su religión se disolverían, como sucedió con tantos pueblos antiguos,
pero no sucedió así. Ese fue el “milagro”, la conservación de una identidad y
su religión a pesar del exilio; ayudados porque Nabucodonosor fue un rey
ilustrado, que no los obligó a abjurar y les dio facilidades para prosperar en
las nuevas tierras. Para tal propósito sirvió la nueva Biblia conservada “un número considerable de los exiliados siguió
siendo tenazmente yahvista. El
hecho
de que pudieran hacerlo en el exilio y aún después de la destrucción del Templo
obedeció, en parte, a que
tenían ejemplares del Libro de la Ley”[34]
Para Asimov durante ese periodo se integraron muchas leyendas babilónicas como
el Paraíso, el Diluvio y la Torre de Babel.[35]
Mediante la narración de Abraham los judíos vincularon de manera explícita su
pasado y el de los babilonios al remitir a Ur esos orígenes. A partir de ese
periodo Asimov considera que ya hay propiamente.[36]
Nabucodonosor
intentó conquistar Tiro, pero la ciudad se defendió con fiereza y eficiencia
durante 13 años, hasta que el desgaste mutuo llevó a un acuerdo, que se
pactó en 574 a.C. La sangría de la larga guerra implicó que Tiro dejó de ser
una potencia, siendo que su relevo quedó pronto en Cartago como principal
ciudadela fenicia.
Al
imperio caldeo lo remplazó el persa al mando de Ciro el Grande, un personaje
muy elogiado en la tradición judía porque permitió el regreso del exilio y a
partir de esto se marca la construcción del Segundo Templo. En ese mismo
periodo surge un cambio de concepto religioso entre los judíos, destaca que se
enfatiza que Yahveh es un dios universal, ya no solamente de los judíos o mejor
que otros dioses, sino el único, el auténtico llamado al monoteísmo estricto.
Señala
los diferentes grupos que divergían de los judíos que regresaron, como las
contraposiciones con los samaritanos, nabateos, edomitas, filisteos… los cuales
resentían un “imperialismo judío”[37]. Los nabateos, una tribu
árabe, fundaron Petra y prosperaron. Los edomitas se desplazaron y fueron
recordados como Idumea.
El
Segundo Templo fue impulsado, por grupos judíos pero no todos estaban de
acuerdo. Un profeta, Zacarías apoyaba a Zorobabel, incluso como sucesor de la
casa David (a lo que aplica el término mesías).[38] Pero el personaje
desapareció de la Biblia, incluso pudo ser reprimido por los persas. Después
Darío terminó permitiendo la construcción del Segundo Templo y se concluyó en
el año 519 a.C. Comparado con el
original y las expectativas este Templo de Zorobabel resultaba “muy pobre” y
sin esplendor.[39]
Tras
el retorno a Judea, se personifica en Esdras la radicalización de las
costumbres judías y su fervor religioso, cuando la observancia del sabbath
adquirió valor, los judíos se separaron racialmente y quedó enfatizada la
circuncisión como una diferencia. La tendencia fanática de Esdras integró un
discurso que sobrevivió como ortodoxia judía, incluyendo una intolerancia
religiosa que fue “heredada por el cristianismo y el islam”,[40] la cual resultó en
tragedias, de las cuales las víctimas fueron también los judíos.
Nehemías
obtuvo el trono de Judea, entonces un reino empequeñecido y sometido a los
persas. Nehemías había sido parte de la corte persa, con cargo de “copero” del
rey Artajerjes I, quien le consintió fortificar Jerusalén. Las murallas de la
ciudad fueron levantadas de nuevo y se permitió una fortaleza interior, para
disgusto y temor de sus vecinos, tarea completada en 437 a.C.
La
religión persa es dualista y con un atractivo dinámico por la lucha de dos
polos, a partir de ella se deriva el concepto de Satán como personificación del
mal. Este personaje Satán como el adversario aparece por primera vez en los
libros bíblicos escritos durante la dominación persa, que son Crónicas y Job.[41]
8. Canaán contra Grecia
El rey persa Cambises logró la conquista de Egipto
hacia el 530 a.C. Su hijo puso los ojos en dirección de Europa, enfilándose a
enfrentar a los griegos, para lo cual contó con la colaboración de clave de los
fenicios y sus colonias descendientes. Aximov llama movimiento tipo
“cascanueces” a la coincidencia de eventos de la lucha de persas y cananeos (en
especial cartagineses) contra los griegos. Este conflicto comenzó con Darío I
terminó con sus sucesores. El relato comienza con la rebelión de Mileto,
colonias griegas en Asia, y luego vienen las invasiones persas de las Guerras
Médicas. Las ciudades griegas en Asia fueron derrotadas con facilidad, pero las
invasiones a la Península Griega tropezaron con una vigorosa resistencia. La
primera invasión fracasó, con la batalla de Maratón. El sucesor persa fue
Jerjes I, quien armó una invasión más robusta. Los sucesos del año 480 a.C. los
mira Asimov como un doble enfrentamiento entre fenicios y griegos en movimiento
de cascanueces. “se iba a librar una decisiva batalla terrestre en Himera y,
casi al mismo tiempo, una decisiva batalla naval en Salamina. Según leyendas
posteriores de los griegos, ambas batallas se libraron el mismo día: el 20 de
septiembre de 480 a. C. “[42]
En Salamina el contingente marítimo de Persas y Fenicios era numéricamente
superior, pero no en técnicas militares y bravura; incluso la superioridad
numérica en el mar se volvió una dificultad para maniobrar y dar un frente
eficaz, al final, la flota persa-fenicia fue destrozada, frustrando la invasión
terrestre que se quedó sin flanco marítimo. Por su parte, los griegos en Himera
comenzaron ganando con una treta de su típica astucia, pues sorprendieron
disfrazados al general Amilcar (el primero) de los cartagineses y lo mataron al
engañarlo cuando preparaba un sacrificio para los dioses griegos.[43]
Luego la batalla terrestre de Himera, en la isla de Sicilia, también fue otra
victoria aplastante para los griegos.
Las guerras que siguieron entre cartagineses y griegos
de Sicilia fueron notables por sus técnicas, aunque confusas por el antecedente
de nombre de los generales Amilcar y Anibal (los primeros antecediendo a los
legendarios de apellido Barca, que desafiaron a Roma). Por parte de los griegos
fueron notables los avances en la técnica bélica, por ejemplo, la catapulta[44].
Además hay un notable caso del líder Timoleón que fue un antecedente de los
personajes del tipo libertador nacionalista, quien agrupó y apasionó a los griegos
sicilianos para vencer a los cartagineses, vistos como invasores extranjeros.[45]
En ese periodo surge la nueva potencia griega
materializada en Macedonia. Mientras Persia seguía siendo el gran imperio,
Filipo II fortaleció a su país e introdujo una nueva técnica militar mediante el
perfeccionamiento de la falange. Hacia 338 a.C. Filipo II fue reconocido como
el líder de Grecia, con excepción de la orgullosa Esparta, antes la ciudad
dominante, aunque en 336 murió asesinado y le sucedió Alejandro, quien pronto
adquirió la fama del mejor general de todos los tiempos y su adjetivo de “Grande”.
En 334 Alejandro penetró a Asia Menor y en brillantes
batallas derrotó a los ejércitos persas que se retiraron hacia la región del
actual Irak, abandonando las zonas de Anatolia y Canaán. Las ciudades
terrestres de origen fenicio se sometieron sin chistar a Alejandro, pero Tiro
se le resistió y en 333 a.C. fue sitiada, pero entonces se ubicaba como una
isla próxima a la costa, por lo que el conquistador debió construir un malecón
durante ocho meses para dar alcance a las murallas. En 332 a.C., después de
nueve meses cayó la orgullosa Tiro, por primera vez en su historia; hubo una
gran destrucción y jamás recuperó el antiguo esplendor. De manera brevísima Asimov resume la
conquista siguiente y la muerte de Alejandro, pues le interesa la sucesión para
los fines del texto.
9. Grecia triunfante
Alejandro Magno con su muerte temprana dejó a varios
generales muy capaces que se disputaron el inmenso imperio que conquistó y se estableció
un larguísimo conflicto de intereses, con guerras y estrategias según soplaban
las ambiciones y oportunidades. La primera gran división que se estabilizó fue
con Egipto para Tolomeo, Babilonia para Seleuco, Casandro para Macedonia y
Lisímaco para Tracia (Turquía).
Para la materia del libro, adquiere relevancia el
triunfo cultural de Grecia con su implantación en Asia y Egipto durante siglos.
En especial, el imperio Seléucida se estableció en la mitad de la antigua
Mesopotamia y mantuvo ocupaciones sobre Canaán, zona que eventualmente recibió
incursiones de los Tolomeos y de Tracia. Los Seléucidas adquirieron una
importancia a varios niveles. Fundaron nuevas capitales, de importancia
regional fue Antioquía en Siria, que se volvió su segunda capital, por lo que a
veces se le llama “imperio de Siria”. Por ejemplo, en el calendario “Seleuco
fechó sus leyes a partir de 312 a. C., el año en que tomó Babilonia. Los judíos
de Babilonia, naturalmente, adoptaron esta cronología, llamada la «Era
Seléucida».”[46]
A su vez, la joven dinastía de Tolomeo se quedó con la
parte media de Canaán, adquiriendo Judea; además los griegos reinando en Egipto
se sirvieron de la población judía para equilibrar a sus élites, permitiendo un
florecimiento hebraico, incluso dentro del territorio tradicional egipcio, como
en la Isla Elefantina y en Alejandría.
Los judíos establecidos en Alejandría eran una
importante comunidad que impulsaron la traducción de la Biblia al griego, según el relato por 70 sabios judíos “por lo que
la traducción fue llamada posteriormente la Septuaginta, de una
palabra latina que significa «setenta».”[47]
En una leyenda de traductores, por un milagro, cada sabio tradujo con total
separación e independencia, pero los resultados fueron idénticos, por lo que se
atribuyó (o inventó) intervención directa de YHVH. Esta versión Septuaginta era la Biblia usada en la antigüedad, aunque las versiones modernas han
acudido al hebreo para enmendar algunos errores.
Narra las audaces aventuras militares del griego
siciliano Agatocles[48]
quien derrotó a fuerzas cartaginesas superiores, mediante audaces maniobras,
incluso invadiendo el territorio africano con una expedición inferior en
número. Después de su reinado, Roma se había convertido en la nueva potencia
dominante al conquistar su península y comenzar su embate contra Cartago; si
bien el siciliano Pirro resistió a los romanos, ya Herón de Siracusa reconoció
a la nueva potencia.
10. Canaán contra Roma
Expone con detalle la larga lucha entre las dos
potencias mediterráneas, fundamentando las razones del predominio final de los
romanos, quienes basaron su milicia en ciudadanos, mientras los cartagineses se
engrosaban con mercenarios. El conflicto fue portentoso, largo y sangriento,
dando brillo al talento del más brillante de los generales antiguos, Aníbal
Barca. En un inicio del conflicto Cartago contaba con cerca de 700,000
habitantes y un predominio marítimo inigualable; pero los romanos se
fortalecieron, asimilaron a los griegos con sus técnicas y construyeron su
propia flota que terminó sobrepasando a la de origen fenicio.
La narrativa comienza con el ascenso de Amílcar Barca,
después se centra en las hazañas de Aníbal Barca. Resulta notable que la fuerza
de Aníbal se basó en un proyecto de largo plazo, desde fortalecer una plaza en
Hispania, reclutar masivamente y financiar su expedición, contando con
elementos militares sorpresivos, como sus elefantes, para con audacia atacar a
los romanos desde el Norte, cruzando los Alpes, en una maniobra sorprendente e
inesperada. A pesar de las victorias dentro de la Península Itálica, Aníbal no
doblegó a Roma y el balance militar terminó quedando en el bando latino. La
batalla de Zama, en territorio cartaginés definió los términos de la victoria
final,[49]
y Cartago se hundió para siempre, primero reducido su territorio y desmantelado
su poderío. En una venganza posterior, los romanos arrasaron a la orgullosa
Cartado, siendo después desmantelada y su población muerta o dispersa.
11. Los Macabeos
Este periodo transcurre entre la conquista de Canaán
por los reinos sucesores de Alejandro (entre Tolomeos desde Egipto y Seléucidas
desde Asia) atravesando por la rebelión de los Macabeos, hasta terminar en la
irrupción de Roma como la nueva potencia dominante. La región central de Canaán
estaba ocupada entre judíos, samaritanos e idumeos que se profesaban hostilidad
abierta. Para ese momento el judaísmo ya estaba bien estructurado conforme se
ha conservado su cultura, incluyendo el Antiguo Testamento y sus principales
creencias; sin embargo, llegó la oleada de la helenización de esa región
asiática que también impactó. De manera entretenida relata sobre Josué-Jasón
impuesto como Sumo Sacerdote judío, pero comprometido con la helenización de la
región, por ejemplo, la creación del gimnasio y el uso de prepucios
artificiales para negar la circuncisión.[50]
El rey Antíoco IV había ocupado Egipto y estaba
sitiando Alejandría, pero los Tolomeo pidieron auxilio a los romanos, y luego
éstos lo presionaron para abandonar, y hay un relato humillante del embajador
romano colocando un el círculo sobre los pies del rey.[51]
La narración señala que Antíoco IV decidió desquitarse convirtiendo en helenos
a los judíos, por ejemplo, volviendo al Segundo Templo en un adoratorio de Zeus
y destruir las escrituras judías, comenzando una persecución religiosa. Siguió
una persecución y el primer martirologio religioso, por ejemplo, eran
torturados por negarse a comer carne de cerdo. Se sublevaron y el líder más
conocido fue Judas Macabeo o Judah Makkabi, supone que el sobrenombre significa
“el Martillador”, siendo su familia y líderes conocidos como macabeos, y
reflejados en los libros bíblicos.[52]
La rebelión logró victorias importantes, como recuperar Jerusalén y su templo,
lo cual marcó fechas del calendario judío como Hanuká.[53]
Los gobernantes seléucidas pactan respetando el culto religioso judío, mientras
terminan arrasando la resistencia independentista de los macabeos, sin embargo,
surgió la oportunidad y aprovechando coyunturas, se formó un reino macabeo de
Juan Hircano. Se le considera un reino macabeo que se expandió a costa de sus
vecinos y para Asimov resulta importante la división religiosa en ese periodo
entre los saduceos, los fariseos y hasta los separados esenios.[54]
A partir del 76 a.C. por sucesión dinástica al reino judío
lo gobernó una mujer Alejandra Salomé, y quien al morir en 67, dejó hijos que
se trabaron en una lucha de sucesión, para lo cual invitaron a las potencias
extranjeras a intervenir: los decadentes seléucidas y los ascendentes romanos.
Pronto los romanos se apoderaron de la región, en 64 a.C. tomaron Siria, la
capital regional de los seléucidas, y después se apoderaron de Jerusalén, y
Judea se convirtió en provincia de Roma, terminando con 81 años del reino
macabeo.
12. Roma triunfante
La región quedó envuelta en un nuevo conflicto, pues
el Reino Parto se había fortalecido y desafiaba a Roma, y tras triunfos
iniciales alcanzó Canaán, lo cual repercutió en una lucha interna de Judea,
donde partidarios de los partos tomaron el poder local. Herodes el Grande regresó
a Judea apoyándose en los romanos para expulsar a sus enemigos, en el año 39
a.C. y logró su objetivo dos años después, siendo llamado Herodes el Grande;
sin embargo, sus enemigos fueron numerosos y los veían como parte de un dominio
extranjero, por lo que siempre tuvo problemas y al envejecer tuvo rasgos de
tiranía y hasta de paranoia, asesinando a su esposa e hijos. Murió el rey en el
año 4 a.C. y para confusión este rey tuvo varios hijos y nietos con distintas
participaciones del reino siendo todos llamados Herodes, que se deben
distinguir por su segundo nombre.
El sucesor Herodes Antipas fue cuestionado por el
predicador Juan Bautista, quien fue ejecutado, sobre el cual hay una leyenda
bíblica.
Un discípulo del Bautista, llamado Josue, Jesua o en
su modalidad griega Jesús, predicó el amor y evitó conflictos con la autoridad,
pero no notabilidad religiosa lo llevó al martirio. Muchos judíos lo consideraron como un mesías,
digno heredero del rey David, “Por ello, Jesús recibió el trato habitual que
recibían los traidores según la ley romana, y fue crucificado, tal vez en el
año 29.”[55]
Para Asimov sus seguidores no creyeron en su muerte y dejaron sus testimonios,
pero ellos eran una mínima minoría dentro de los judíos, que no pretendían
llevar un mensaje fuera de su pueblo.
Sucedió Herodes Agripa, favorecido por Calígula, quien
gobernó poco tiempo, muriendo en el año 44.
Como nota importante señala a Filón como el primer
filósofo (en el sentido griego del término) de origen judío, que murió en el
año 40.
Fue un periodo de transformaciones en las creencias,
donde destaca la intervención de Saulo o Pablo de Tarso como clave para
desplazar la nueva creencia hacia su difusión entre los gentiles, quienes las
recibieron y volvieron un culto de arrastre. En el Concilio de Jerusalén del
año 48 se discutió la interpretación de la religión sólo para judíos encabezada
por Santiago, hermano de Jesús, y ganó Pablo con su interpretación
gentil-cristiana.[56]
Bajo el gobierno de Herodes Agripa II, el grupo
conocido como celotes se rebeló contra Roma y tomó las posiciones de Judea,
logrando un triunfo inicial contra la legión local. La reconquista por el
general Vespaciano resulta afamada por la anécdota de Flavio Josefo, que había
sido parte de la revuelta, sobrevivió a un asedio suicida y se pasó con
fidelidad al bando romano,[57]
reconociéndosele como principal historiador de las “antigüedades judías”. En el
año 70 Vespaciano detuvo la conquista de Judea para acudir a ganar la disputa
por el trono imperial de Roma, vaticinado por Flavio Josefo. El hijo era Tito,
quien permaneció para terminar la conquista y tras la toma de Jerusalén, sus
soldados destruyeron el Segundo Templo.[58]
En el año 71 se levantó en Roma el Arco Triunfal de Tito recordando su victoria
sobre Judea, donde hay referencias históricas interesantes como la Menorah.
La ciudad de Masada quedó como un bastión anti-romano
y hasta el año 73 fue tomada y masacrada. Tras la rebelión desapareció el
cristianismo judío y el cristianismo se volvió por completo gentil.
En Alejandría estalló la hostilidad y los judíos
fueron perseguidos, su templo local destruido y ellos dispersados.
En ese periodo, los sabios judíos produjeron la
versión definitiva de su Biblia, que
es llamada el “texto masorético”, que proviene de una voz hebrea que significa
maestro.
En el año 130 el emperador Adriano visitó Judea y se
alarmó por la devoción local, por lo que se propuso romanizar Jerusalén,
construyendo templos paganos. El resultado de la iniciativa romana fue una
última rebelión judía, liderada por Simón
Bas Koziba que fue catastrófica y el desenlace fue que en el año 134 los
judíos perdieron el control de Jerusalén durante los siguientes 18 siglos.
NOTAS
[1] Asimov, La Tierra de Canaán, p. 8. Concepto de
geografía histórica elaborado por el historiador y arqueólogo norteamericano
James Henry Breasted hacia 1905. En otras fuentes se usa también el término
“Creciente fértil” para agrupar esa región.
[6] La escritura se
inventó unos 1,500 años antes del alfabeto. Hasta que éste se inventó pudo
gente no especializada aprender a leer y escribir con más amplitud. P.
[7]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 24.
Traducidas como “incisiones sagradas”, pues “glifo” significó en orígenes el
grabar tallando o haciendo incisiones.
[9]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 24 “Pero ocurre que las
lenguas semíticas se basan en ternos de consonantes. Cada conjunto de
tres consonantes representa una idea básica y, cuando se agregan vocales, se
obtienen variaciones sobre este tema básico. Las tres consonantes bastan (si se habla una lengua
semítica) para captar la idea,
y por el sentido de la frase, puede saberse cuáles son las vocales adecuadas.”
[11]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 26. “Esto
puede ser un oscuro recuerdo de la época en que los hicsos fueron expulsados de
Egipto, tres siglos antes. Algunas de las tribus israelitas quizá hayan estado
entre los semitas que permanecieron en Egipto después de la partida de los
hicsos y que fueron esclavizados por los vengativos egipcios. Pero es difícil
saber qué hay de verdad.”
[20] “Cómo exactamente, no
lo sabemos, pues sobre este punto las fuentes bíblicas parecen haber sido
mutiladas”, Asimov, La Tierra de Canaán,
p. 46.
[21] “pensó en el paso siguiente
para unir a su doble reino. Debía haber un culto centralizado en la capital” Asimov,
La Tierra de Canaán, p. 47.
[22] La promesa está formulada del siguiente modo:
«A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto
hasta el gran río, el Eufrates» (Génesis, 15, 18); pero sólo en tiempos de
David y su hijo se cumplió realmente esa promesa” p. 48.
[23] Asimov, La Tierra de Canaán, p.50, “el precio de un transitorio esplendor fue la
posterior ruina del reino.” Un tema donde se observa la dificultad de la
Tributación y el problema de la ruina sin base económica.
[27]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 57. La
región de Judea “permaneció bajo la dinastía
davídica y, con Asa, era la cuarta
vez que el hijo sucedía al
padre.”
[28]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 62. La
reina Atalía “Durante un período de seis años, de 842 a 836 a. C., gobernó
sola, y éste fue el único período de toda la historia del Reino de Judá en que
no ocupó el trono un miembro de la dinastía de David.”
[30]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 67. El
yahvismo se mantuvo independiente del rey, mediante el sacerdocio, desde
entonces.
[31]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 70. “los
sirios fueron dispersados por el Imperio, llevando su lengua con ellos… Desde
el siglo VIII a. C., el arameo se convirtió en una especie de idioma
internacional del Asia occidental e iba a seguir siéndolo durante trece siglos.”
[33]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 79. Aquí
es donde Capt retoma la leyenda de la piedra Scota, como parte del legado de la
hija de Sedecías que huye, siendo que terminaría la piedra del trono en Irlanda
o Escocia. Capt, El templo de Salomón.
[36]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 82. “A partir de ahora, pues, hablaré del
«judaísmo» para referirme a la creencia yahvista dominante”.
[37]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 86 “Amón y Moab estaban al
este del río Jordán y el mar Muerto y en la proyectada reconstrucción del
Templo sólo vieron un recrudecimiento del imperialismo judío.”
[45]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 98. “Astutamente,
se convirtió en el centro del patriotismo griego” Resulta de gran interés para
el estudio de los nacionalismos primitivos o protonacionalismos.
[49]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 126. “Esta
vez era Escipión contra Aníbal, y la batalla final se libró el 19 de octubre de
202 a. C. en Zama, ciudad situada a unos 160 kilómetros al sudoeste de Cartago.”
[51]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 133. “Atónito,
Antíoco pidió tiempo para considerar la cuestión. El romano trazó un círculo
alrededor del rey y dijo: «Decídelo antes de atravesar este círculo.» Antíoco
no osó enfrentarse con Roma.”
[52]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 134. “se
trate de pura historia como en el caso de I Macabeos, de historia dramatizada
como en II Macabeos o de ficción como en III Macabeos, recibieron todos este
nombre.”
[53]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 136. “Todavía
hoy los judíos celebran el aniversario de la consagración del Templo en 165 a.
C.: es la fiesta de ocho días de la Hanuká («dedicación»).”
[54]Asimov, La
Tierra de Canaán, p. 141. “había
pequeñas sectas ascéticas, la más conocida de las cuales era la de los esenios.
(El origen de la palabra es incierto, pero puede provenir de una voz que significaba
«curador», quizá porque algunos de ellos eran considerados tan santos que curaban
las enfermedades por el tacto)”
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