Por Carlos Valdés Martín
El personaje
es Horacio Cocles, un valeroso romano, quien defendió heroicamente a la ciudad frente
a un ataque de los reyes etruscos sobre el puente Sublicio, en la entrada de
Roma. La crónica ubica este acontecimiento en el año 508 a. de C. reflejado en
las historias de Tito Livio,[1] Plinio el Viejo[2], Dionisio de Halicarnaso[3] y de Polibio.[4]
Nombre y linaje
Comencemos el
abordaje por el nombre del personaje. Su apellido es “Horacio” que corresponde
a un linaje, considerado dentro de los patricios, es decir, las familias
originarias de la ciudad. Esas familias “patricias”, rápidamente se
ennoblecieron, pues los ciudadanos libres contaban con el privilegio de obtener posesiones
por vía de las guerras. Ese apellido lo recibían los varones de la “Gens Horatia”, que se creyó provenía de las
divinidades llamadas “Horas”, consideradas el numen de esa familia. Esto
significa que eran nobles guerreros que participaban personalmente en las
batalles y adquirían puestos. Según las crónicas un hermano de Horacio
Cocles llamado Marco Horacio Pulvilo adquirió la máxima distinción de Cónsul, en
ese mismo periodo. El apelativo Cocles fue un apodo que significa “tuerto”, al
parecer consecuencia de su misma profesión militar.
La joven Roma
Recién fundada
la ciudad los romanos se distinguieron por ser guerreros hábiles y disciplinados,
que alrededor de las siete colinas originarias fundaron su ciudad en el año
correspondiente al 753 a.C. La ciudad comenzó como una urbanización modesta opacada
ante sus los vecinos reyes de Alba Longa y, con el paso de los años, lograron
independizarse, pasando ellos a convertirse en factor dominante de la comarca.
El primer
periodo de esta legendaria ciudad se relaciona con siete reyes, que aunque eran
electos, poseían un mando único. Los últimos tres fueron de ascendencia
etrusca, no eran romanos, y finalizó el último en 534 a.C. Después comenzó el periodo
de la República Romana, con el predominio de la representación de los
ciudadanos, ya fueran patricios o plebeyos (pueblo sin una línea gentilicia
propia de la ciudad). En lugar de reyes se eligieron cónsules, que eran dos y duraban dos años, con funciones ejecutivas
y de mando militar.
Constructores romanos
Una de las
actividades principales que también distinguió a los romanos fue su dedicación
a la construcción. La leyenda de la fundación de Roma se relaciona con la
edificación de una pequeña muralla alrededor del nuevo asentamiento,
pues Rómulo la acaba de fundar y, en son de burla, su hermano Remo la brincó
para desacreditar su efectividad, cuando el vaticinio había predicho que serían
imbatibles. Enfurecido o celoso del vaticino, Rómulo estableció que las
murallas sí eran imbatibles al matar a su hermano, ofrendándolo a la defensa de
la nueva ciudad.
Una aportación
específica de los constructores romanos fue dominar el arco con clave, lo cual permitió mejores bóvedas, techos, puentes,
etc. En especial, a ellos se debe que se revolucionara la construcción de
puentes mediante el ingenio de sus arcos. Como la ciudad se edificó en colinas
junto al río Tíber resultaba crucial contar con puentes y la narración señala
que el primero de todo fue el llamado Sublicio, el cual comenzó siendo una
sólida armazón de madera.
Ubicación temporal de la narración
Según cuentan
la amenaza a Roma ocurrió en el año 508 a.C., por lo que la instauración de la
República contaba con unas décadas y el recuerdo de la monarquía era reciente.
En otras ciudades de la península itálica seguían gobernando pueblos etruscos o
latinos separados, pero Roma estaba progresando en plan de conquistar vecinos. El
pueblo etrusco había sido preponderante durante siglos en la Península Itálica,
pero estaba declinando, situación expresada en que dejaron de ser reyes en
Roma.
La desigual batalla
Los reyes etruscos
de Roma cuando fueron expulsados se refugiaron en Clusium, una ciudad cercana donde
reinaba Lars Porsenna. Los reyes destronados se quejaron: «Nosotros somos
de sangre real, hemos vivido en la abundancia de todas las cosas y ahora
estamos abocados a vivir en la pobreza y en el exilio. Este hecho, nunca visto,
no debe quedar impune. Si los reyes de Roma han sido expulsados de sus tronos,
los demás tendrán que pensar que, tal vez, les pueda ocurrir lo mismo». «Ha
sido un cambio de todos los valores conocidos hasta ahora. ¿Dónde se ha
visto que todos, los de alta cuna, llamados a dirigir a los ciudadanos, y los
de ínfima condición, sean iguales? Además es la misma institución de la realeza
la que está en peligro. Es importante para la sociedad que exista un rey
que es el intermediario entre los dioses y los hombres.»
Y los etruscos
liderados por Porsenna[5] con un ejército marcharon
contra Roma para devolver la monarquía. Al parecer, la mayor parte del ejército
romano estaba lejos de la ciudad. Los etruscos avanzaron del otro lado del
Tíber y la ciudad estaba amurallada, pero contaba con un único punto débil por
el puente Sublicio.
Horacio dirigía
la guardia en la entrada del puente, cuando vio que el enemigo había conseguido
ocupar la colina del Janículo con un ataque inesperado y contaba con la
facilidad de avanzar sobre el puente Sublicio. En aquel momento todos los
que formaban la guarnición del puente, abandonaron sus puestos. Horacio se
colocó en medio de la entrada, con tanta resolución que los atacantes se
quedaron estupefactos pensando que poseía alguna superioridad. Inicialmente
combatieron a su lado Espurio Larcio y Tito Herminio, conteniendo a una fuerza
muy superior en número, pero cuando el puente estaba prácticamente destruido, Horacio
Cocles ordenó a éstos ponerse a salvo en la ciudad mientras él seguía
combatiendo en solitario. Los que se habían retirado recibieron orden de terminar
de cortar el puente para proteger la ciudad. Se enfrentó con los etruscos
paseando su mirada por todos ellos y les dijo: "Estáis a gusto bajo la
esclavitud de unos reyes llenos de soberbia que no se acuerdan de su propia
libertad y atentan contra la libertad de otros".
Al término de
la demolición, Horacio Cocles se arrojó al Tíber con su armadura y, según informa
Polibio, se ahogó. En cambio, según Tito Livio, el heroico soldado consiguió
atravesar el río nadando y regresó tras los muros de la ciudad. Con su heroica hazaña,
manteniendo a raya a los etruscos sobre el puente, mientras era demolido, salvó
a la capital romana.
Acto ejemplar
El desmedido
heroísmo de Horacio Colces para los romanos evidenciaba la superioridad de los
ciudadanos libres de su República, entonces opuestos a los reyes etruscos.
Esta narración
contiene una crítica contra la realeza hereditaria y la esclavitud que ésta
implica, asimismo manifiesta una exaltación de la libertad y de la igualdad,
que predominaba en la joven República. La Leyenda señala que, en conmemoración
de esta batalla tan abnegada, se integró un “colegio” de ciudadanos quienes de modo simultáneo oficiaban como carpinteros
y soldados. A este grupo selecto le fue dada la defensa y conservación de los
puentes, entonces recibieron un nombre especial, que para ellos resultaba un
honor, dándoles el título de Pontífices.
Recordemos que
el puente también era un centro ceremonial entre los romanos, donde se
realizaban fiestas y sacrificios de la religión local, por tanto la cabeza de
esa organización se convirtió en un sacerdocio. Siglos después, durante el
periodo del Imperio romano, el propio emperador tomó para sí el atributo de encabezarlos, tomando el título de Pontífice Máximo o Sumo. Con los
siglos, la religión oficial romana siguió bajo tal denominación y, cuando el
cristianismo predominó entre ellos entonces los títulos se transfirieron. El
jefe de la iglesia se denomina desde entonces Sumo Pontífice.
Puente Sublicio y sus
rituales
Precisamente el puente destruido durante el sacrificio de Horacio Cocles, fue el primero de Roma sobre el Tíber: “según… Plutarco, el rey Anco Marcio (641-617 a. C.) construyó el puente Sublicio, el primer puente que tuvo Roma sobre el río Tíber… Fue construido con madera, sin hierro ni bronce alguno, por estricta prohibición religiosa ya que fue un puente sagrado vinculado a la vida religiosa de los romanos y al Collegium Pontifices, institución religiosa encabezada por el Pontifex Maximus”[6] El ceremonial romano sobre el sitio era así: “El puente era escenario … Llevada a cabo en los idus de mayo (día 15 de ese mes) en la cual una comitiva de pontífices, vestales, vírgenes y pretores que previamente habían recogido en 24 lugares … de la ciudad … unas máscaras de ancianos confeccionadas con juncos, las arrojaban al río Tíber, probablemente … (las máscaras figuraban a) antiguos personajes vinculados a los Fabios que habrían llegado, según la tradición, acompañando a Hércules y que mediante ese rito regresarían a su lugar de origen.”[7]
Precisamente el puente destruido durante el sacrificio de Horacio Cocles, fue el primero de Roma sobre el Tíber: “según… Plutarco, el rey Anco Marcio (641-617 a. C.) construyó el puente Sublicio, el primer puente que tuvo Roma sobre el río Tíber… Fue construido con madera, sin hierro ni bronce alguno, por estricta prohibición religiosa ya que fue un puente sagrado vinculado a la vida religiosa de los romanos y al Collegium Pontifices, institución religiosa encabezada por el Pontifex Maximus”[6] El ceremonial romano sobre el sitio era así: “El puente era escenario … Llevada a cabo en los idus de mayo (día 15 de ese mes) en la cual una comitiva de pontífices, vestales, vírgenes y pretores que previamente habían recogido en 24 lugares … de la ciudad … unas máscaras de ancianos confeccionadas con juncos, las arrojaban al río Tíber, probablemente … (las máscaras figuraban a) antiguos personajes vinculados a los Fabios que habrían llegado, según la tradición, acompañando a Hércules y que mediante ese rito regresarían a su lugar de origen.”[7]
Consecuencias
Un poema de Thomas
B. Macaulay recuerda la hazaña del sacrificio sobre el puente con esta pregunta
“¿Qué mejor manera de morir puede tener un hombre, que la de enfrentarse a su
terrible destino, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus
dioses?” Esta cita del poema clásico apareció en más de una película reciente[8]
Hay dos
versiones de esa narración, en una de ellas muerte Horacio Cocles y en otra se
salva. Unos años después se erigió una estatua en honor al acto heroico, por lo
que resulta más plausible suponer que falleció. Su hermano fue nombrado cónsul
de Roma, obteniendo el puesto más alto dentro de la República. El ejemplo mereció
ser recordado, fundándose una orden de carpinteros y soldados que llamaron
pontífices, un modelo que ha sido recordado por siglos. La palabra pontífice en
sí adquirió un prestigio especial y, transformándose en un término religioso,
sobrevive hasta nuestros días, a la cabeza de la iglesia.
NOTAS
[1] Tito Livio, Ab urbe condita, 2.10.
[2] Plinio el Viejo. «XXXIV.11». Historia
Natural. «Fue por muy diferentes y muy importantes razones que se erigió la
estatua de Horacio Cocles; su defensa en solitario evitó que el enemigo cruzase
el importante puente Sublicio.»
[3] Dionisio de Halicarnaso, Arqueología
romana, v. 24, 25.
[8] Elaborado por Thomas B. Macaulay se titula “Horacio” en su
volumen "Lays of Ancient Rome" (1842). Recordado en películas una sobre Churchill Los días más oscuros y otra Oblivion protagonizado por Tom Cruice.
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