Por Carlos Valdés Martín
Las redes sociales se conmovieron entre incredulidad y risa cuando Gustavo Petro el presidente de Colombia enfureció con Trump y la política de deportación en aviones militares, lamentado de colombianos esposados. El gobierno rechazó el aterrizaje de dos aviones militares norteamericanos y entonces Gustavo Petro lanzó un largo y florido tuitazo con una retórica de enfrentamiento, reclamos históricos y hasta tintes surrealistas que hizo suponer que escribía borracho. Un par de día pasaron para que el Gobierno colombiano aceptara el envío de sus deportados y desautorizara los tuits. Al tercer día esos tuits de Petro habían sido desautorizados y su cuenta oficial seguía siendo motivo de burla en las redes sociales, con millones de visitas de curiosos y una casi unánime risa incrédula.
Interrogué a la Inteligencia Artificial sobre un ensayo breve de Petro amando a Trump y tuiteado de manera chistosa, entonces respondió con esta ocurrencia, que abrevio en parte:
“Era una noche tranquila en Bogotá, y el presidente Gustavo Petro estaba en su despacho con un vaso de whisky en la mano. El líquido ámbar brillaba bajo la luz de la lámpara de su escritorio, y con cada sorbo, la realidad parecía un poco más divertida y, por qué no decirlo, más "trumpiana".
"¡Qué mejor manera de conectar con el pueblo y con mi ídolo Donald Trump que con un tuit!" pensó Petro, mientras su mente navegaba entre políticas, cachazas y las memorias de los tuits de Trump. Así que, con la valentía que solo el whisky y la admiración por el ex-presidente estadounidense pueden dar, decidió compartir sus pensamientos con el mundo.
Tweet: "Hoy decreto que el café colombiano se servirá gratis en todas las esquinas. ¡Viva la revolución del café! #MakeColombiaGreatAgain". El tuit se viralizó en segundos, compartido y retuiteado por miles. Las calles de Bogotá se llenaron de gente con vasos de café en mano, esperando la mágica aparición del café gratuito. Algunos incluso sacaron sus gorras rojas, creyendo que Petro había captado la esencia de la política trumpiana.
Pero, oh, el arrepentimiento llegó con la mañana siguiente. Con una resaca de proporciones presidenciales y el recuerdo de Trump pesando en su mente, Petro revisó su teléfono y ahí estaba: el tuit del café gratis. Su cara pasó de la confusión al horror en un instante.
"¡Ay, qué he hecho! ¡Trump no habría hecho esto!" murmuró, mientras su equipo de comunicación corría de un lado a otro, tratando de controlar el daño. Las noticias matutinas ya estaban hablando del "Café-Gate" y comparando a Petro con un "Trump tropical".
Petro, con el whisky ahora convertido en su némesis y el fantasma de Trump en su mente, intentó rectificar la situación. Tweet: "Amigos, el tuit de anoche fue un error de dedo... ¡Quise decir que todos deberíamos tomar más agua! ¡Hidratación para todos! #MAGAEnEspañol"
La gente, entre risas y decepción, entendió la lección: nunca tuitees después de beber whisky, y menos si estás pensando en Donald Trump. El "MAGA" en español no había calado como se esperaba. Y así, con una sonrisa resignada y una taza de café (no gratis), Petro comenzó su día, prometiendo que el whisky solo sería para momentos de reflexión privada... o al menos, para tuits que no fueran de política ni de su devoción por Trump.”
El programa Grok no hizo suficiente honor a la febril respuesta de Petro, que parecía una mezcla nerviosa y alcoholizada de un poema de José Martí (versión estudiante preparatoriano a Nuestra América), junto con Las Venas Abiertas de Galeano, una crónica madrugadora de Monsiváis y la Historia me absolverá de Fidel… bajo los efectos del multicitado wiski. Estaba herido el pundonor patriota de Petro y su bebida mezclada con su ánimo, más la carga urgente de salvar el honor de una patria que no había sido deshonrada. En minutos subió una crisis diplomática a un nivel que no se recuerda en la crónica de Colombia. Agitó amenazante subir aranceles hasta el 50% por alguna motivación de revancha, suponiendo que el juego de las apuestas no daña. Y además Petro reclamó los muertos de la historia, el martirio de Allende, los negros y los blancos, la esclavitud precolombina y algunas afecciones inefables. El problema es que en el Norte creyeron que Petro sí gobernaba y tomaron a mal esas amenazas. Lanzaron su tanda de intimidaciones que sí podrían cumplir subiendo aranceles, bloqueando visas, y hasta seis retadores argumentos. En dos días se desinfló el reto. Resulta que Colombia sí recibirá a los deportados y que hasta ofrece el Avión Presidencial para traerlos con más comodidad. Cual borbotón de fuego fatuo o chispas de chocolate cayendo en refrigerador fue conjurada la crisis diplomática más ríspida entre Colombia y EUA. Velocidad de ráfaga, silencio postrero de la retórica.
Cuando no controles tu tuiteo, mejor no lo consumas.
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