Música


Vistas de página en total

domingo, 14 de febrero de 2010

EL MUNDO FELIZ DE ALDOUS HUXLEY COMO UNA ANTIUTOPÍA FUSIONANDO LA SOCIEDAD DE MASAS



Por Carlos Valdés Martín


Temas de promesa de felicidad convertidos en paradoja: la felicidad misma, la riqueza, el sexo, el control social, la ciencia, la civilización…
Concebido como un enorme tablero de cuestionamiento literario para enfrentar diversas tendencias sociales cambiantes, así como anticipación de varias tendencias culturales y emotivas puestas en juego desde ese periodo. Ante la presencia de un mundo cambiante, el escritor juega a la anticipación, pero también juega al cuestionamiento, al convertir cada moneda corrientemente aceptada en su posible contrario de valor. Ese juego de espejos literarios, astutamente trazado, permite sucesivos interrogantes implícitos y explícitos, para generar una obra enormemente crítica, con un filo que ha perdurado durante décadas. Un cuestionamiento de fondo surge a lo largo de la obra y por momentos se hace explícito ¿qué precio la humanidad está dispuesta a pagar por erradicar a sus recurrentes fantasmas de la miseria, la tristeza, la enfermedad…? La respuesta es un equivalente a Fausto con Mefisto, la humanidad acepta entregar su alma e individualidad a cambio de una felicidad artificial y eliminar sus dolores.

Cada uno de los faros mediante los cuales la civilización sigue en su loca carrera, Huxley nos los muestra bajo una óptica contrapuesta. Si la ciencia es adorada por su promesa de éxito y de control sobre la naturaleza rebelde, muestra su contra-cara cuando se aplica a la procreación misma, y entonces aparece como una manipulación de fetos en proceso. Si el placer sexual es ansiado como promesa de amor, una reeducación de costumbres genera una superficialidad y hasta efecto placebo de cada deseo. Si la diversión es exaltada entonces aparece una programación de imágenes prediseñadas para embobar a los productos humanos. Si se ha admirado el crecimiento de la producción mediante métodos masivos, el ser humano mismo se aparece como una cosa producida en serie. Si se alaban mejores métodos educativos, se nos revela una nueva fórmula de conductismo, hipnotizando y tratando como animalitos a los bebés. En fin, la felicidad misma se convierte en el resultado final de una suma de manipulaciones mecánicas, vistas como actividades burdas, las cuales alteran la mente de hombres-producto programados para ser felices, mediante una suma de técnicas operativas.

La previsión tecnológica y el ambiente semi-realista: efectos de una ciencia ficción con intenciones sociológicas. Una desconcertante fusión de opuestos capitalistas y comunistas.
Si bien, la previsión tecnológica no es el aspecto específicamente fuerte de esta obra literaria, también incluye sus elementos de previsión significativa, ya sea con helicópteros, fábricas genéticas, videos tridimensionales, drogas psicotrópicas, etc. Más importante resulta la combinación de la técnica futura con la futura existencia social e individual; justamente a ese nivel es donde adquiere toda la fuerza su argumento crítico. Huxley imagina el triunfo definitivo de una mezcla de las tendencias capitalistas y comunistas, hermanadas de un modo original, porque en su época las concepciones de Ford y Lenin parecían conformar el antagonismo más estricto, y por una brillante prestidigitación se inventa esa fusión. La unidad resulta tan estricta que hasta los nombres de los personajes recurrentemente integran los elementos opuestos. En el papel central novelado coloca a Ford, señalándolo y anatematizándolo como el eje de la masificación, la pieza clave de un proyecto de sumisión del humano bajo los principios de homogenización industrial. Aparece el “estilo” industrialista concentrado y decantado, arrollando a la humanidad entera, para crear una síntesis bizarra entre capitalismo y comunismo, retomando los aspectos superficiales y escalofriantes de ambas tendencias.

El descorazonador espectáculo de la concepción convertida en fabricación: risas sobre la imagen de “mamá”.
La narración empieza con la descripción de un laboratorio para la fabricación de humanos, y nos presenta una fusión de una fábrica industrial, un laboratorio biológico y un canto al concepto conductista. La concepción se ha convertido en una fabricación de fetos, que además son modificados bioquímicamente, para genera creaturas iguales y clasificadas. Ahí empieza el machacón canto sobre la igualación insoportable, pues un método consigue la duplicación de óvulos fecundados, hasta alcanzar generaciones de gemelos idénticos de hasta miles de “ejemplares”. El paso del individuo al ejemplar maquinizado se muestra como un espectáculo frío de industria nutrida por la ciencia. En ese proceso, ya plásticamente aparece una encrucijada de cuestionamientos: si el individuo es un ser social ¿la sociedad lo habrá de fabricar como las otras cosas sociales? Nos muestra un paroxismo de cosificación, las personas convertidas en cosas, desde su diseño corporal, hasta su educación.
Según la narración además esa cosificación de las personas convertidas en las criaturas de la fábrica se ha imbuido tan hondamente, que las palabras “mamá” resultan una broma insensata para los habitantes de ese nuevo mundo.

La trivialidad química de las emociones: el soma.
La existencia completa de las personas se ha trivializado, convertido en una especie de tuerca intercambiable, sin fisonomía singular ninguna. Uno de los terrenos más importante de esa trivializacion, por su dificultad presente, parece ser las emociones. Varios medios concurren para esterilizar las emociones y quitarles su cáscara individual, hasta convertirlas en un producto estandarizado, sin diferencias. La aniquilación de emociones antisociales empieza desde la cuna, con un adoctrinamiento mediante una “hipnopedia”, generada mediante repeticiones incesantes durante el sueño y la vigilia; la repetición se convierte en la fuente de un reflejo condicionado; el concepto educativo es reducido a una repetición incesante y un conductismo propio para el manejo de animales. Esta re-educación no-sentimental se complemente con otros mecanismos, ya sea como espectáculos sensoriales (películas erótico sensoriales) y cantos colectivos. Uno de los elementos más notables para ese re-encausa emotivo es el producto químico denominado “soma”, el cual es una sustancia de efecto neuronal directo, causante de confort y placer inmediatos; entonces mediante una simple porción de píldora química se logra abatir casi cualquier emoción adversa, colocando a las personas en una placidez perfecta. Este producto “soma” resulta tan recordado por ser una especie de panacea emocional, mezcla de las ofertas de los calmantes y estimulantes lícitos, con una especie de magia de las drogas ilícitas; finalmente es como el “non plus ultra” de los medicamentos psiquiátricos. Lo inquietante es que este “soma” sintetiza en un único producto-concepto el conjunto de la búsqueda de los diversos medicamentos para lograr la “salud” psíquica, en ese sentido, es el “sueño de los psiquiatras”; por tanto, esa pareciera una lógica final de la tendencia hacia la medicina psico-química.

El culto a la ciencia cuestionado: su deshumanización y hasta freno intencionado.
El casi universal culto moderno a la ciencia resulta duramente cuestionado por Huxley, en cuanto nos la presenta como un engranaje de un ente social monstruoso pero casi-racional, donde las personas son engranajes ordenados y dóciles de una sociedad mecánica, donde son moldeados bajo un principio de adaptación casi absoluto. Si el individuo ya no significa nada, la ciencia entera trabajo para beneficio de la sociedad y el sometimiento dócil del individuo, así la ciencia también es un engranaje dentro del conjunto de engranajes. Según interpretaciones más precisas del dirigente de esa sociedad, la misma ciencia es modulada para no moverse ni demasiado rápido, pues la aplicación de nuevos inventos resulta hasta un tanto excesiva, y por tanto no sirve a los intereses del conjunto.

La crisis de identidad: la programación conductista del individuo, la hipnopedia. Adaptaciones ideológicas extremas: la insensibilización ante la muerte.
Algunos pocos individuos genética y educativamente programados no logran el objetivo de una absoluta conformidad con su destino programado. Unos pocos entran en constante conflicto, representados por Bernard Marx y su amigo. Ellos son una excepción, pero su anomalía ya está prevista por el propio sistema maduro, y para sus casos se han creado islas de confort, para que no estorben la marcha perfecta del conjunto.
¿Cuál es el motivo de esta inadaptación al conjunto y por tanto la conservación de la individualidad? Aparentemente, existen dos causas. Primero, puede existir un error operativo de las mismas fábricas de embriones y su ulterior manejo. Segundo, también se presentan casos de individuos superiores, ya dentro de la clase social superior de los llamados “Alfa más”, quienes por su superioridad diseñada rebasan el ámbito del conformismo social, y se exigen una respuesta individualizada ante su condicionamiento previo, y rompen el círculo de la programación e incluso se convierten en dirigentes de esa sociedad. Tercero, los salvajes de la periferia sin condicionamiento alguno manifiestan una individualidad, aunque sin ningún refinamiento previo y luchan por manifestar un espíritu individual ante un mundo desconcertante para ellos.
Todas estas formas de individualidad, en el contexto de esa sociedad futurista están destinadas a la desaparición, marginación en islas o a su readaptación en la élite social. En cualquier caso, la individualidad pura y orgullosa de su diferencia respecto de la sociedad resulta un escándalo destinado a desaparecer. El trágico destino del salvaje, finalmente muerto por su resistencia ante la curiosidad del mundo, es un emblema de la inutilidad del individualismo en ese mundo.

El espejo del civilizado: salvajes reciclados, y las clases bajas animalizadas.
Esa sociedad imaginada como paroxismo de la fabricación industrial de los individuos, mantiene su contra-espejo de grupo en una reserva de salvajes no civilizados, los cuales se conservan aislados y separados, como si agruparan un enorme bote de basura humano representando todo aquello que la sociedad industrializada futurista no representa. Una parte de la reserva está nutrida por nativos y por descendientes de personas incapaces de ser absorbidas por la sociedad industrializada, pero también aparecen accidentes de procreaciones (evento antisocial por excelencia) que deben ser depositadas en la reserva, como muestra la narración de la madre del Salvaje.
Siguiendo, una operación típica de los imaginarios colectivos, la reserva de salvajes sirve como magnífico espejo sobre los antagonismos de esa sociedad futura. Entonces la función de la reserva de salvajes sirve para recordarnos una gran parte de la sociedad actual con las miserias, familias, religiones, desorganización, etc., de tal modo la reserva también somos nosotros, la sociedad presente del lector de la novela. Entonces la reserva sirve como mecanismo de reencuadre de la lectura y como espacio para una toma de conciencia velada del lector. El confinamiento de ese grupo a un espacio cerrado también nos trae una fuerte evocación del racismo y segregación de los indígenas y las clases bajas, ante las metrópolis. El efecto confinamiento permite mostrar la visión de una animalización hacia las personas de clases bajas, una ironía ante las actitudes imperialistas, que ha reducido la humanidad de muchos pueblos.

La literatura como un excremento del sistema social: la sobra de Shakespeare.
Como parte integrante de la queja sobre la antiutopía futurista se incluye la exclusión social sobre la literatura, la cual es sustituida por placebos publicitarios y fórmulas cinematográficas. El eje de la exclusión literaria es la obra de Shakespeare, la cual es adorada por el salvaje, quien la aprende y disfruta, pero como una extravagancia en mitad de un mundo alienado. Asimismo, el gran funcionario también reconoce la literatura, solamente para marginarla como un producto demasiado fuerte para el habitante promedio incapaz de obtener individualidad. Ese arte literario se relaciona con la individualidad, con la tendencia hacia la separación del grupo y con el sufrimiento que acompaña al aislamiento.

Mantenimiento de una ultra élite: el Director como adaptado consciente, el exilio hacia una isla.
En el contexto de la novela, por encima de la sociedad fabricada se coloca una élite de la clase Alfa, y sobre esa pirámide se crea todavía una reducción de Alfa-más y en la mera cumbre un puñado de directores supremos. Por su grado de jerarquización esa imagen nos hace pensar en la pirámide egipcia y su sociedad jerárquica. Ahora bien, dentro de esa élite se mantienen algunos casos de conciencia lúcida, reveladora de la condición humana desaparecida, además se mantiene un escape hacia los inadaptados superiores en la modalidad de unas islas como de exiliados. El contenido efectivo de esas islas queda como en suspenso, como dejando a la imaginación esa vía de escape o reservando otro desenlace decepcionarte.

Hacia un erotismo desbordado y vacío; el atractivo de la nueva sexualidad con ausencia de pareja y placebos mediáticos.
De manera repetida es una novela saturada de intereses sexuales del más variado estilo, digamos que acontece un caleidoscopio de situaciones con sus posibles respuestas. Empezamos por una procreación masificada, donde el sexo está sustituido por la maquinaria; sigamos con una promoción intencionada de una casi poligamia convencional, mediante uniones temporales sin sufrimientos con interrupciones marcadas por soma; apasionamientos por mujeres inalcanzables; sentimiento de celos antes desprecios; utilización del sexo para procreaciones prohibidas; imaginería cinematográfica sobre cópulas entre razas; maquinaria sensorial proporcionadora de placer; una sustancia de sustituye el sexo; posibles sustancias para compensar las pasiones violentas; el atractivo de entes salvajes; una pasión casi incestuosa por una madre; el regodeo por una popularidad sexual tramposamente adquirida; intercambio de amantes; un rechazo irracional ante una entrega voluptuosa; etc. La variedad en sí misma, ya resulta sorpresiva y sorprendente, indicativo de una densidad del deseo presente y sublimado; en ese sentido, el futuro parece una máquina del caleidoscopio de los deseos. También resulta interesante notar, que la posición narrativa se coloca preferentemente como de una alarma en contra del deseo desenfrenado, Huxley pareciera situar al lector preferentemente en la postura de quien se escandaliza ante el exceso del deseo convertido en trivialidad, así parece más solidario con el salvaje convertido en asceta que con Lenina Crown quien convierte el sexo en antisepsia, simple desfogue de un impulso sin pretensiones mayores. En las diversas percepciones de situaciones pareciéramos más colocados entre la nostalgia ante un amor románico, que ante el interés (diría casi antropológico) ante la diversidad de situaciones de una Sociedad hipotética.

La conciencia arrinconada: los personajes desadaptados, y los reductos de individualidad.
En esta novela la conciencia (alma, individualidad) escapando del arrinconamiento provocado por una sociedad aparentemente perfecta es uno de los temas notables. En base a un diseño desde las alturas, planteado desde una idea social atribuida a Ford, pero sin que esta vinculación personal resulte una causa efecto forzosa (pues la persona Ford podría no tener una visión a futuro para una sociedad, simplemente es un emblema como parecería ser un Karl Marx sirviendo de emblema para la Unión Soviética, nación contemporánea a la obra de Huxley). Esto significa que la Sociedad entera se convierte en un protagonista, de ahí el título en español (Un Mundo Feliz), que se ha mantenido tanto a pesar de cierta divergencia de traducción ante el inglés (A Brave New World). De cualquier manera la Sociedad aparece como un sujeto colectivo, donde el individuo casi ha desaparecido por completo, representa una versión del sueño colectivista, un resultado hipotético de la sociedad de masas, donde los principios de la producción en masas (homogeneidad, aplicación técnica, manipulación, diseño del producto, caducidad del producto, control de variables, satisfacción del consumidor, etc.) se han revertido hacia la producción de personas. Resulta impresionante la aplicación de una idea de producción (de cosas) aplicada a la producción de personas, donde la barrera final de la maternidad resulta fuente de risa, una excentricidad inconcebible. La fecundación no solamente es en medio artificial, sino que el método de duplicación de gemelos hasta alcanzar la cifra de miles; transitando del individuo hasta un concepto de colección de animales iguales; en efecto, esta nueva generación de clases biológicas es un medio camino entre la animalidad y la mercancía. Entonces el cuestionamiento queda en el campo de la individualidad, pues ¿puede sobrevivir la individualidad en el contexto de tal sociedad homogeneizada? La posibilidad resulta remotísima, una casualidad anómala, que está indefensa y debe ser aplastada por el mecanismo adaptativo de tal Sociedad-colmena-mercancía.

El final trágico: la muerte de la anomalía salvaje.
El curso de la narración indica un final trágico, con la aniquilación de la individualidad por las diversas vías. Gran parte de la trama se ocupa del drama interior de Bernard Marx, quien anómalamente se siente una individualidad frente a una sociedad de seguidores, sin embargo, su tentativa de una rebelión resulta cobarde y sumisa ante los beneficios de una posición superior. La imposibilidad de integración se representa perfectamente en el salvaje traído desde la reservación. En ese caso, su amor resulta contrario a cualquier representación del deseo (explicado por la promiscuidad burda de su madre), por tanto se convierte en un asceta antisocial, únicamente redimido por su pasión ante un arte literario casi imposible de comprender en ese contexto futurista. Acosado por los turistas ingenuos de la Sociedad futurista, su individualidad deviene en una curiosidad al estilo de un zoológico, y ya acorralado su salida única conlleva el suicidio. De hecho, la manera de mostrar el suicidio Huxley la presenta con una excelsa discreción, indicando un movimiento oscilante del cuerpo colgado y sin siquiera mencionar la muerte.

No hay comentarios: